viernes, 1 de mayo de 2009

Domingo IV de Pascua (B)

3-5-2009 DOMINGO IV DE PASCUA (B)
Hch. 4, 8-12; Sal. 117; 1 Jn. 3, 1-2; Jn. 10, 11-18
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Queridos hermanos:
Celebramos hoy el domingo IV de Pascua y también el domingo del Buen Pastor, es decir, a Jesús como el Pastor bueno, que conoce, ama y busca a sus ovejas. En este domingo quisiera hablaros de este Buen Pastor y de una de sus ovejas: Se llama Tini. De ella os he hablado ya el primer domingo de Adviento, en diciembre de 2007. ¿Os acordáis que os hablé de una mujer de Salinas que estaba muy enferma y le quedaba poco de vida y que de su boca salían unas “perlas preciosas”? Pues bien Tini murió el miércoles y el jueves oficié la Eucaristía de encuentro con su Amado Jesús.
La vida de Tini se prolongó un tiempo más del anunciado por los médicos. A finales de noviembre de 2007 dijeron aquellos que Tini no llegaría hasta las Navidades de ese mismo año. Sin embargo, ella estuvo aún año y medio más entre nosotros. En este tiempo su familia y tanta gente fueron testigos de los que Dios hizo en ella. Al llegar el jueves al templo una señora que la conocía bien dijo: “Tini era una santa”. Ella y yo entramos en contacto hace unos 4 años y desde entonces la acompañaba en dirección espiritual, o sea, cada cierto tiempo hablábamos, se confesaba y la orientaba en su vida espiritual.
Durante toda su vida Tini estuvo acompañada por el Señor. El fue su Pastor y ella quiso ser la oveja dócil y sumisa a su Amado Jesús. Así lo experimenté personalmente, pues la verdad es que siempre que estuve con ella en diversas ocasiones durante ese año y medio rápidamente yo escribía en un papel las palabras que salían de su boca, que para mí eran auténticas perlas de Dios.
- Fui a casa de Tini por primera vez el domingo 25-XI-2007 por la tarde después de avisarme su familia que su situación era muy grave. La más entera de todos los que encontré en su casa era ella. Tenía una paz que no era de este mundo. Las lágrimas se nos saltaban a sus hijos, a su marido, a mí…, pero a ella no. Ahí os van algunas de las perlas que he visto y escuchado en esa tarde del domingo:
* Al quedar a solas con Tini para administrarle los sacramentos me dijo que tenía una gran paz, que el Señor estaba haciendo con ellas cosas grandes y que notaba que la estaba preparando. Ella sentía como si estuviera subiendo una montaña y percibía que estaba ahora muy cerca de la cumbre.
* Una de sus hijas le decía: “Mamá, tú ¿por qué no lloras?” Y Tini le contestó: “Porque a mí no se me va a morir nadie”.
* Decía un yerno: “Es tan injusto esto, que le pase esto a ella”. Pero Tini lo vivía todo con gran paz.
* Algunos de la familia le pedían a Dios poder entender lo que le está pasando a Tini, pero después ya comprendieron que no es cosa de entender, sino de vivir.
* Me decía Tini que tenía que preparar yo la Misa de su fallecimiento: que quería que fuera una Misa de alegría, y no de un funeral de tristeza. Ella pasa a otro lugar en donde estará mejor, me decía.
- La vi otra vez el 10 de diciembre de 2007 por la tarde y éstas son otras perlas que copié de sus labios:
* Me decía Tini que la otra vez (25 de noviembre), cuando recibió la unción de enfermos, no notó el efecto en aquel instante, pero al día siguiente se sentía más fuerte, físicamente hablando, y más animosa. Y esto lo achacaba al sacramento recibido.
* Decía Tini que sí se encontraba algo mejor y que, si finalmente se curaba, sería gracias a Dios. Pero si Dios la llevaba con Él, entonces también era gracias a Dios. “Yo siento paz y, mientras la sienta, quiere decir que Dios me lleva con El”.
* Decía también Tini: “Noto que nada de lo que me hacen o me dicen me parece mal. Sin ningún esfuerzo por mi parte, todo lo disculpo. También es verdad que todos me tratan muy bien y son muy buenos conmigo”.
* “¡Cuánto noto la oración que hacen por mí! ¡Qué poder tiene la oración!”
* “Quiero ir a Miranda del Ebro a estar con Nieves (una hija suya), que está sola este fin de semana que viene” (Tini se preocupaba más de los demás que de sí misma).
* “¡Qué alegría poder recibir otra vez los tres sacramentos (penitencia, unción y comunión)!”, dijo Tini al llegar yo a su casa para darle los sacramentos.
- Otro momento en que la vi fue el 18 de julio de 2008 y también recogí unas cuantas perlas:
* “No puedo pedir nada más a Dios. Sólo darle gracias”.
* “Tenía que estar de rodillas en cada momento. Es una maravilla todo lo que estoy viviendo”.
* “Con esta enfermedad estoy descubriendo cosas que no podría descubrir por mucha oración que hiciera”.
* “El tiempo que Dios me da aquí, lo usa para poner en orden las cosas de mi familia”.
* “Si Dios me da más tiempo para educar a David (su hijo pequeño que entonces tenía unos 9 años), pues bien. Si no es así, me lo educará El”.
* “No puedo expresar todo lo que Dios me está dando en este tiempo”.
- Lo último que tengo recogido de ella es del 18 de octubre de 2008:
* “Lo único que hago es dar gracias a Dios. No me sale otra cosa. Bueno, miento, pido a Dios que me deje acompañar un poco más a David. Pero, por lo demás, doy gracias”.
* “Es una gracia tan grande lo que estoy viviendo que no sé explicarlo. No me salen las palabras”.
* “Cuando viene un sacerdote a verme, y me trae la comunión, o la unción, o me confiesa siento una alegría grande. Incluso me la notan las compañeras de la habitación de la Residencia (de Avilés)”.
¿Qué conclusiones saco yo de todo esto? 1) Tini, como dice S. Pablo, sembró espíritu durante su vida, por eso ahora cosecha y recoge Espíritu. Pero quien siembra en esta vida sólo para la “carne”, únicamente cosechará y recogerá luego “carne”.
2) Una muerte santa no se improvisa y una vida santa tampoco. Durante años Tini quiso vivir al lado del Señor, con muchos pecados y fallos, pero –repito- al lado del Señor. Quiso vivir ella y que viviera su familia y las gentes cercanas a ella de un modo muy próximo al Señor. Tini quiso ser del Señor y para el Señor, y sembró, y ahora está recogiendo los frutos.
3) Estamos en el tiempo Pascual, tiempo de resurrección y de vida. Me enteré del fallecimiento de Tini por un mensaje de móvil de su hija Nieves, quien me escribía que su madre estaba ya viendo el rostro de Dios. Sí, para quien muere y vive en la fe de Cristo resucitado, sabe y sabemos que la muerte no es el fin, sino que es la continuación de todo lo que aquí vivimos, pero de un modo purificado y para siempre.
4) En Tini se cumplen perfectamente las palabras de Jesús en el evangelio de hoy: “Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen”. Y es que Tini aprendió en este tiempo a conocer mucho más a su Amado y eso mismo queremos para nosotros.

9 comentarios:

  1. Dios bendiga a Tini y de a su familia lo que ella deseaba.
    Querido Padre Andrés y hermanos del Bloc, El Señor recompensa a las personas de una manera tan especial, ya que solamente con estar cerca de Él, se siente tanta Paz, a la hora de la penitencia y la comunión (como decía Tini) en las personas que Él te va dando durante la vida en la manera de vivir y de ver las cosas, realmente la Misecordia de Dios no tiene límites. De verdad tengo la impresión de haber conocido a Tini y lo que siento por ella es sin lugar a dudas cosas de Dios.
    Dios os bendiga
    ¡DE COLORES!

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  2. Andrés acabo de leer tu homilía para este domingo y no sabes lo que me emocionó. No conocía a Tini personalmente pero sí a Nieves y Manuel. La pena que tengo es que no llegué a tiempo para acompañarles. Era muy querida y ella era gran amada del Señor. Es, porque sigue siendo, un gran ejemplo para todos, o por lo menos para mí lo es. Cuando leí tu mensaje fui a misa y la encomendé. Poco hice.
    Es que me quedo sin palabras, y feliz dia del Buen Pasto

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  3. Dios bendiga a Trini y a toda su familia..
    También a ti Andrés, Dios te bendiga,por transmitirnos estas perlas de Dios con tanta transparencia y fuerza que nos atraviesa el corazón tan profundamente que nos inunda de Paz.
    Gracias Señor, por haber conocido otra de tus perlas, a Trini.
    Por tener también en este mundo a otra perla entre nosotros,a ti Andrés, que siempre le hablas tan bien de nosotros a nuestro Padre a través de tus oraciones como el buen hermano mayor que siempre defiende a su hermano pequeño delante del padre...Gracias por compartir tu vida con todos nosotros y hacer crecer cada domingo mas nuestra Fe, llenándola con el ejemplo de todos éstos testimonios perlas del Amor de Dios.
    Gracias a los hermanos del bloc por las conversaciones que intercambiamos todos juntos aquí en el bloc de Andrés que nos lo ofrece para que con nuestra participación encontremos el camino que nos lleve a nuestro Pastor.
    Señor, te doy las gracias por ser nuestro Buen Pastor. Por permitir que te sigamos tan líbremente.
    Por recogernos cuando nos caemos por los terraplenes del camino y nos curas con Tu Amor.
    Por aparecer cuando nos desviamos del camino y nos llevas a casa.
    Por estar siempre aunque nos enfademos contigo y te demos la espalda..Por todo eso y todo lo que se me olvida mas por agradecerte,GRACIAS.

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  4. Se que Tini quisiera verme reir aun sin conocerla ..pero es que me ha hecho emocionar ¡¡ Dios mio no son palabras de cualquiera ¡¡¡ las palabras que utilizo Tini muestarn una gran paz .. y un amor que hace duela el corazon ... Aun sin conocerla creo que la recordare por siempre .. un abarzo a su familia ¡¡ Y gracias Tini por tan bella leccion de fe y de amor

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  5. Muchas gracias por compartir esta viviencia con nosotros. Es complicado ver el rostro de Dios en determinados momentos y esa serenidad y paz nos debe iluminar a todos.

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  6. Sea la muerte un acto más de testimonio cristiano, para que otros puedan llegar a conocer la Verdad.

    Tini así lo hizo.

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  7. ¡Impresionante testimonio! Tini, ha dejado una herencia a sus hijos y
    a todos los que a través de D. Andrés, henos conocido su vivencia
    incomparable, un gran tesoro que vale mas que todas las riquezas del
    mundo; su fé y confianza absoluta en el Señor.
    Por lo que nos cuentas, Tini era toda ella una perla, desarrollada en
    el interior del costado de Cristo, por eso sus palabras adornaban su
    vida y la de todos cuantos la conocieron. Desde luego, ahora estará
    viendo el rostro de Dios, como muy bién dijo su hija; los que
    estubieron cerca de ella pueden ser los mejores testigos de su vida.
    El poder vivir la enfermedad de esa forma, es algo maravilloso, es un
    don de Dios, que creo yo, regala a quien se ha esforzado en buscarlo
    cada dia. Poder morir con esa paz, es algo que realmente yo desearía
    para mi, y para todos los seres queridos.
    Gracias Tini por tu testimonio, gracias Andrés por transmitírnoslo, ya
    que esto nos ayuda y fomenta, al menos mi, ese deseo de unión con
    Cristo, cada dia, en la eucaristía y en la oración; que ese buen
    Pastor cambie este corazón de piedra y lo convierta en uno de carne,
    para poder vivir para los demás y por los demás. El vivir egoistamente
    para mi, solo puede proporcionarme hastío, cuando te entregas a tus
    hermanos, recoges las flores en el jardín de tu corazón, para
    entregárselas a Jesucristo.
    Que Tini goce ya, de la visión del Padre. Gracias a ti Andrés. A los
    hermanos del bloc, que el Señor los bendiga, y que todos sepamos
    responder a la llamada de Dios, como lo ha hecho esta mujer.
    BENDITO SEA DIOS.
    chony

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  8. Que envidia de vida. Que envidia de muerte. Hay que tomar buena nota de estas lecciones de vida y muerte que nos dan los que mejor han sabido darlas desde la sencillez de una vida realmente santa. Un abrazo.

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  9. El Señor se prodigó con Tini, para que ella con su testimonio nos hiciera tanto bien.
    Es verdad que el Señor conoce a sus ovejas, y que sus designios son siempre misteriosos y sorprendentes. Tini ha dejado una preciosa herencia a los que hemos escuchado su valiente testimonio, y nos muestra una vez más que el Señor no abandona a los que confían en él. Como bien dice D. Andrés, una muerte santa no se improvisa, es la consecuencia de una vida abandonada a la voluntad de Dios.
    Gracias D. Andrés, por hacernos partícipes de estos testimonios personales, que tanto bien nos hacen.
    Un fuerte abrazo para todos los hermanos del blog.

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