1-1-2013 SANTA MARIA, MADRE DE DIOS (C)
Santa María, Madre de Dios from gerardoperezdiaz on GodTube.
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
En
el día de hoy, primero del año civil, confluyen varias celebraciones: Santa
María, Madre de Dios y la Jornada Mundial por la Paz.
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En cuanto al primer punto (Santa María, Madre de Dios) recuerdo haber visto en
diversas iglesias y libros imágenes de la Virgen María dando el pecho a su Hijo
Jesús. Es la imagen de María lactante.
En efecto, en los primeros días, tras el nacimiento del bebé, las madres
desnudan sus senos y los acercan a las bocas de sus hijos para alimentarlos.
Esta leche materna es muy nutritiva y preserva a los niños de enfermedades y
les aporta muchos nutrientes e ingredientes que otros alimentos no tienen. ¡Qué
sabia es la naturaleza y qué mal hacen aquellas madres que, sin problemas por
su parte, rechazan amamantar a sus hijos!
¿Conocéis
la historia de la Virgen de la Leche? ¿No? Pues yo tampoco la conocía hasta
hace pocos días. Viene muy bien que la conozcamos en un día como el de hoy.
Estas palabras las he sacado de una parroquia de Chile:
“Cuando María ya
había dado a luz en el pesebre que encontraron en Belén, sabiendo lo que se les
venía encima, por el aviso del ángel ante la persecución que Herodes iba a
emprender contra el Niño Jesús, decidieron José y María marcharse con el Niño.
Al poco de partir de Belén, el niño lloró de hambre y fue entonces cuando se
bajó María de la mula, se acomodó en una roca y comenzó a amamantar a su Hijo.
De repente, unas gotas de la leche, con las que María alimentaba a Jesús,
salpicaron sobre la piedra en la que se encontraba sentada. Una vez terminado
el quehacer, recogieron José y María sus cosas y se marcharon, quedando aun
intactas las gotas de leche derramadas por María. Luego de un tiempo, en ese
lugar, la roca en la que se había apoyado María comenzó a ponerse blanca, pero
blanca como la leche.
Pasados
los años, mujeres de diversas religiones: cristianas, judías, musulmanas, se
empezaron a acercar a la que hoy es una gruta de oración y súplica para lograr
la fecundidad y poder tener así hijos y para formar una familia junto con sus
maridos. Esta oración es la que los futuros padres ponen en manos de ‘La Virgen
de La Leche’. Desde entonces y hasta hoy, aquellos matrimonios que quieren ser
madres y padres, le oran a la Virgen, como hija, como mujer, esposa y, finalmente,
como madre; para que ella como tal, interceda ante Dios por ellos para poder
recibir la gracia de ser padres.
Son
muchos, miles, las parejas de todas edades que van a Belén a esa gruta a orar.
Ahora no es necesario ir a Israel para poder rezarle y pedirle que ella
interceda ante Dios, nuestro Señor, para ser madres; orar, frente a la tierna
imagen de la Virgen María amamantando a su hijo, y poniendo en ella todos los
temores, las rabias, la impotencia, dolores, enfrentamientos, ser juzgadas,
sentirse poco mujer e incluso sentir que uno le estando fallando a su cónyuge”.
Esta
imagen se venera en la parroquia de Ntra. Sra. de la Divina Providencia
(Chile).
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Mas lo mismo que la Virgen María alimenta a su Hijo con el alimento de sus
pechos, Éste nutre también a su Madre
con los maravillosos acontecimientos que suceden a su alrededor. Por ejemplo,
hoy se nos narran en el evangelio las maravillas que los pastores escucharon y
vieron aquel día de Nochebuena, y cómo se las contaron a María y a José. Y el
evangelio nos dice: “María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”.
En
el verano de 2011 asistí en un pueblo asturiano a una estupenda charla del
científico afincado en Asturias y de fama mundial López Otín: Especialista en
el estudio del genoma. López Otín nos dio una conferencia ante un auditorio
entregado totalmente y en un local abarrotado. Él se declaró no creyente, pero
hubo una cosa (entre otras muchas) que me llamó poderosamente la atención: Dijo
que él dedicaba una hora diaria –creo que desde las 5 hasta las 6 de la mañana–
a pensar. Nos dijo que era muy productivo y nos recomendó a todos vivamente que
lo hiciéramos. Yo pensé: ‘Fíjate, los cristianos dedicamos un tiempo a la
oración personal, a la escucha de Dios, y un ateo o agnóstico dedica un tiempo
prolongado de su día a pensar. Eso está bien’. Pues también María dedicaba un
tiempo de su jornada a meditar en su corazón lo que veía, lo que oía y lo que
Dios mismo ponía ante sí y en su corazón. Os
recomiendo para este año 2013 que empezamos dedicar un tiempo diario a meditar
en nuestro corazón las cosas de Dios y de nuestra vida. No hace falta que lo
hagamos a las 5 de la mañana, ni que sea una hora completa, como López Otín,
pero empecemos por poco tiempo, al menos. Si lo hacemos así, en nosotros
crecerá la fe, el amor a Dios, el amor a los demás, la paciencia, la
mansedumbre, la fortaleza, la luz, la esperanza…, la paz.
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“El Señor se fije en ti y te conceda la
paz”. Ya para terminar esta homilía
quisiera hablar algo sobre la paz. Para ello quiero proponeros este cuento,
que bien puede ser una realidad, a fin de que lo meditemos en nuestro corazón
al modo de María y, si algún ateo o agnóstico leyera este cuento, le propongo
que lo piense un poco como haría López Otín. El cuento dice así: “Una
chica en China se casó y fue a vivir a casa de su marido. No le iban bien las
cosas con la suegra. No aguantando más fue a ver a un sabio y le pidió algo
para deshacerse de la suegra. Este sabio le dio unas hierbas y le dijo que
fuera echando 2 ó 3 cada día en su comida para que muriera envenenada al cabo
de unos meses. Pero, para que no sospecharan de ella, tenía que procurar
portarse bien con la suegra; así pasaría la cosa como una muerte natural o algo
parecido. La chica siguió las instrucciones del sabio y resultó que, al ver la
suegra que su nuera era mejor con ella, también esta mujer dulcificó su
carácter y fue habiendo un mayor entendimiento entre las dos y esto aumentaba
de día en día. Al cabo de dos o tres meses la chica fue a ver al sabio para
decirle que ahora amaba a la suegra, que ésta había cambiado y que no quería
envenenarla. El sabio respondió que la suegra no había cambiado, que había
cambiado ella y esto había hecho cambiar a la suegra. También le dijo que las
hierbas que le había dado no eran venenosas, sino un reconstituyente”.
Necesitamos la
paz con las personas que nos rodean, en nuestros ambientes familiares,
sociales, laborales, de vecinos. Alguien tiene que dar el primer paso. Y este
primer paso puede ser el dejar de alimentar los rencores, las murmuraciones,
los juicios en nuestro interior contra los otros. Hemos de “quemar” la agenda
que todos tenemos en nuestro corazón de los agravios que los demás han cometido
contra nosotros a lo largo de la vida. Hemos de salir de la espiral de odio, de
resentimientos, de malas interpretaciones, y entonces puede que nos suceda como
a la nuera del cuento.