sábado, 29 de diciembre de 2012

Santa María, Madre de Dios (C)



1-1-2013                                SANTA MARIA, MADRE DE DIOS (C)

Santa María, Madre de Dios from gerardoperezdiaz on GodTube.

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            En el día de hoy, primero del año civil, confluyen varias celebraciones: Santa María, Madre de Dios y la Jornada Mundial por la Paz.
            - En cuanto al primer punto (Santa María, Madre de Dios) recuerdo haber visto en diversas iglesias y libros imágenes de la Virgen María dando el pecho a su Hijo Jesús. Es la imagen de María lactante. En efecto, en los primeros días, tras el nacimiento del bebé, las madres desnudan sus senos y los acercan a las bocas de sus hijos para alimentarlos. Esta leche materna es muy nutritiva y preserva a los niños de enfermedades y les aporta muchos nutrientes e ingredientes que otros alimentos no tienen. ¡Qué sabia es la naturaleza y qué mal hacen aquellas madres que, sin problemas por su parte, rechazan amamantar a sus hijos!
            ¿Conocéis la historia de la Virgen de la Leche? ¿No? Pues yo tampoco la conocía hasta hace pocos días. Viene muy bien que la conozcamos en un día como el de hoy. Estas palabras las he sacado de una parroquia de Chile:
Cuando María ya había dado a luz en el pesebre que encontraron en Belén, sabiendo lo que se les venía encima, por el aviso del ángel ante la persecución que Herodes iba a emprender contra el Niño Jesús, decidieron José y María marcharse con el Niño. Al poco de partir de Belén, el niño lloró de hambre y fue entonces cuando se bajó María de la mula, se acomodó en una roca y comenzó a amamantar a su Hijo. De repente, unas gotas de la leche, con las que María alimentaba a Jesús, salpicaron sobre la piedra en la que se encontraba sentada. Una vez terminado el quehacer, recogieron José y María sus cosas y se marcharon, quedando aun intactas las gotas de leche derramadas por María. Luego de un tiempo, en ese lugar, la roca en la que se había apoyado María comenzó a ponerse blanca, pero blanca como la leche.
Pasados los años, mujeres de diversas religiones: cristianas, judías, musulmanas, se empezaron a acercar a la que hoy es una gruta de oración y súplica para lograr la fecundidad y poder tener así hijos y para formar una familia junto con sus maridos. Esta oración es la que los futuros padres ponen en manos de ‘La Virgen de La Leche’. Desde entonces y hasta hoy, aquellos matrimonios que quieren ser madres y padres, le oran a la Virgen, como hija, como mujer, esposa y, finalmente, como madre; para que ella como tal, interceda ante Dios por ellos para poder recibir la gracia de ser padres.
Son muchos, miles, las parejas de todas edades que van a Belén a esa gruta a orar. Ahora no es necesario ir a Israel para poder rezarle y pedirle que ella interceda ante Dios, nuestro Señor, para ser madres; orar, frente a la tierna imagen de la Virgen María amamantando a su hijo, y poniendo en ella todos los temores, las rabias, la impotencia, dolores, enfrentamientos, ser juzgadas, sentirse poco mujer e incluso sentir que uno le estando fallando a su cónyuge”.

Esta imagen se venera en la parroquia de Ntra. Sra. de la Divina Providencia (Chile).
         - Mas lo mismo que la Virgen María alimenta a su Hijo con el alimento de sus pechos, Éste nutre también a su Madre con los maravillosos acontecimientos que suceden a su alrededor. Por ejemplo, hoy se nos narran en el evangelio las maravillas que los pastores escucharon y vieron aquel día de Nochebuena, y cómo se las contaron a María y a José. Y el evangelio nos dice: María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
         En el verano de 2011 asistí en un pueblo asturiano a una estupenda charla del científico afincado en Asturias y de fama mundial López Otín: Especialista en el estudio del genoma. López Otín nos dio una conferencia ante un auditorio entregado totalmente y en un local abarrotado. Él se declaró no creyente, pero hubo una cosa (entre otras muchas) que me llamó poderosamente la atención: Dijo que él dedicaba una hora diaria –creo que desde las 5 hasta las 6 de la mañana– a pensar. Nos dijo que era muy productivo y nos recomendó a todos vivamente que lo hiciéramos. Yo pensé: ‘Fíjate, los cristianos dedicamos un tiempo a la oración personal, a la escucha de Dios, y un ateo o agnóstico dedica un tiempo prolongado de su día a pensar. Eso está bien’. Pues también María dedicaba un tiempo de su jornada a meditar en su corazón lo que veía, lo que oía y lo que Dios mismo ponía ante sí y en su corazón. Os recomiendo para este año 2013 que empezamos dedicar un tiempo diario a meditar en nuestro corazón las cosas de Dios y de nuestra vida. No hace falta que lo hagamos a las 5 de la mañana, ni que sea una hora completa, como López Otín, pero empecemos por poco tiempo, al menos. Si lo hacemos así, en nosotros crecerá la fe, el amor a Dios, el amor a los demás, la paciencia, la mansedumbre, la fortaleza, la luz, la esperanza…, la paz.
           - “El Señor se fije en ti y te conceda la paz”. Ya para terminar esta homilía quisiera hablar algo sobre la paz. Para ello quiero proponeros este cuento, que bien puede ser una realidad, a fin de que lo meditemos en nuestro corazón al modo de María y, si algún ateo o agnóstico leyera este cuento, le propongo que lo piense un poco como haría López Otín. El cuento dice así: Una chica en China se casó y fue a vivir a casa de su marido. No le iban bien las cosas con la suegra. No aguantando más fue a ver a un sabio y le pidió algo para deshacerse de la suegra. Este sabio le dio unas hierbas y le dijo que fuera echando 2 ó 3 cada día en su comida para que muriera envenenada al cabo de unos meses. Pero, para que no sospecharan de ella, tenía que procurar portarse bien con la suegra; así pasaría la cosa como una muerte natural o algo parecido. La chica siguió las instrucciones del sabio y resultó que, al ver la suegra que su nuera era mejor con ella, también esta mujer dulcificó su carácter y fue habiendo un mayor entendimiento entre las dos y esto aumentaba de día en día. Al cabo de dos o tres meses la chica fue a ver al sabio para decirle que ahora amaba a la suegra, que ésta había cambiado y que no quería envenenarla. El sabio respondió que la suegra no había cambiado, que había cambiado ella y esto había hecho cambiar a la suegra. También le dijo que las hierbas que le había dado no eran venenosas, sino un reconstituyente”.
Necesitamos la paz con las personas que nos rodean, en nuestros ambientes familiares, sociales, laborales, de vecinos. Alguien tiene que dar el primer paso. Y este primer paso puede ser el dejar de alimentar los rencores, las murmuraciones, los juicios en nuestro interior contra los otros. Hemos de “quemar” la agenda que todos tenemos en nuestro corazón de los agravios que los demás han cometido contra nosotros a lo largo de la vida. Hemos de salir de la espiral de odio, de resentimientos, de malas interpretaciones, y entonces puede que nos suceda como a la nuera del cuento.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Sagrada Familia (C)



30-12-2012                             SAGRADA FAMILIA (C)
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            Celebramos hoy el día de la Sagrada Familia. ¿Recordáis la historia de Michela? En la primera parte de su relato nos decía: Mi papá y mi mamá me abandonaron en un hospital recién nacida. Viví mis primeros seis años de vida en un orfanato. Yo había conocido todo menos el amor, y cuando un niño no conoce el amor, es difícil que de adulto sepa dar amor”.
- Si a los niños, desde pequeños, nadie les enseña los valores indispensables del la humanidad: amor, paciencia, comprensión, perdón, responsabilidad…, es muy difícil que de adultos puedan vivirlos en su vida ordinaria.
- En efecto, la familia: los padres, hermanos, abuelos, tíos, primos… son una escuela de amor y de humanidad. Las personas que han crecido en familias en donde se respira y en donde se inculcan estos valores… se les nota inmediatamente. Vamos un ejemplo: En este año 2012 se celebró el Encuentro Mundial de las Familias. El Papa Benedicto XVI tuvo varias audiencias con familias de todas las partes del mundo. En una de ellas el Papa dialogó con una chica vietnamita sobre su infancia y ésta le contó lo siguiente: Pasamos “tiempos difíciles, pero el amor entre nosotros era tan grande que todo era superable, y las cosas pequeñas nos proporcionaban grandes alegrías. En nuestra casa la música fue muy importante. El Paraíso debe ser algo parecido a lo que fue mi infancia; así que espero ir como a mi casa cuando me vaya al otro mundo”.
            Pero no siempre se vive así en las familias. Ahí tenemos el caso de Michela y de tantas ‘Michelas’ que hay por el mundo. En muchas familias los gritos, las faltas de respeto, las agresiones físicas o psíquicas forman parte del día a día. Algunos de vosotros recordaréis aún aquel hecho sucedido hace unos años en Oviedo y que ya he contado: una maestra en su clase de niños de unos 8 años dijo a sus alumnos que dibujaran en un papel una escena con las primeras palabras que escuchaban al despertarse. La gran mayoría de los niños se dibujaron a sí mismos en la cama y abriendo a alguno de sus padres la habitación y diciéndoles que era hora de despertarse. Pero hubo un niño que hizo el mismo dibujo, pero puso en labios de su madre las siguientes palabras, las primeras que escuchaba de ella cada día al despertar: ‘O te levantas o te doy una ost…’
- Entonces, cuando no funciona la familia o no hay familia, es cuando Dios siembra por sí solo los valores y virtudes en los hombres necesarias para la convivencia humana y para que el hombre llegue a su plenitud en todos los aspectos de su vida. Veamos un ejemplo sencillo a través de un cuento, que se titula así: ‘La Navidad no es cuento’:
            “Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.
        Acércate –le dijo Jesús– ¿Por qué tienes miedo?
        No me atrevo… no tengo nada para darte.
        Me gustaría que me des un regalo –dijo el recién nacido.
El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:
        De verdad, no tengo nada…, nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira.
Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.
        Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy…
        No –contestó Jesús–, guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos. 
        Con gusto –dijo el muchacho–, pero ¿qué?
        Ofréceme el último de tus dibujos.
El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:
        No puedo…, mi dibujo es muy malo... ¡nadie quiere mirarlo…!
        Justamente, por eso yo lo quiero… Siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.
        Pero… ¡lo rompí esta mañana! –tartamudeó el chico.
        Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo… y ahora –insistió Jesús– repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato.
El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:
        Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enojado y lo tiré con rabia!
        Eso es lo que quería oírte decir –dijo Jesús– Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías, tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa”.
(Ariel David Busso, Caminos de cielo limpio, Ed. Lumen).
Mirad los valores y virtudes que el Niño Jesús inculcó y sembró en el corazón de este chico:
* Dios no se avergüenza nunca de nosotros ni de nuestras pobres obras. Esto hace que nuestra autoestima crezca y que nos aceptamos tal y como somos; sin querer ser los primeros; sin que nos importe ser los últimos, pues Dios nos acepta, como deben hacer nuestros padres, siempre.
* Dios quiere y desea lo que está roto en nosotros, lo que no es valioso para nadie y ante nadie: nuestros fracasos, nuestros suspensos, nuestros errores, nuestros ‘platos rotos’,…
* Dios también quiere nuestras mentiras, nuestras rabias, nuestros pecados. Lo quiere todo… para perdonarnos todo… para aliviarnos de todo… para ser feliz en todos los momentos de nuestra vida.
* Y esto que hace Él con nosotros, quiere que nosotros lo hagamos con los demás. Por eso, en la segunda lectura nos dice: “Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada […] Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente”.
Así es como Él nos educa en su Santa Familia.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Navidad (C)



25-12-2012                                        NAVIDAD (C)
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:


            Si tuviera que poner un título a esta homilía escribiría esto:
Jesús, hombre que aprende, Dios que sabe
             A ver si logro expresar lo que viene a mi mente y a mi espíritu:
            - El 18 de diciembre de 2010 bauticé en Soto Iruz (Cantabria) a un niño: Miguel. Sus padres nos entregaron a los asistentes a la ceremonia sacramental un ‘marca páginas’ en donde, por una cara, estaba la foto de Miguel con una serie de palabras y frases: ‘hablar en público, conducir, amor, inglés, trigonometría, Miguel, jugar al rol, escribir, cantar, leer, música, comer langostinos con tenedor, programar, misericordia, cocinar, atarse los cordones, contar chistes, anudarse el nudo de la corbata, escuchar, fotos, fe, nadar, correr, levantar una ceja, cambiar una rueda, bricolaje, fútbol, patinar, templanza, masajes, zurcir, tocar la batería, cazar renacuajos, karate, silbar, rectitud, arreglar un enchufe, sonarse los mocos, caridad, guiñar un ojo, bailar…’ Y había también en esa misma cara algunas palabras sueltas que estaban escritas en negrita y uniéndolas se podía leer lo siguiente: ‘Hay muchas cosas que queremos que Miguel aprenda’. Y, al leer estas palabras en negrita, pudimos entender el resto de palabras y frases sueltas que había en el ‘marca páginas’.
            Por la otra cara del ‘marca páginas’ no estaba la foto de Miguel, pero sí el lugar y la fecha de su bautizo. Igualmente en esta cara estaban escritas la mayoría de las palabras y frases que os he leído más arriba, pero habían desaparecido las palabras en negrita de la cara anterior y en su lugar había otras palabras en negrita, que uniéndolas entre sí y al leerlas ponía esto: ‘Para las más importantes necesitamos vuestra ayuda’. Pero es que, además, de las palabras escritas en la primera cara y repetidas en esta segunda cara había algunas de ellas que estaban escritas y destacadas en color rojo. Eran éstas: amor, misericordia, fe, templanza, rectitud, caridad’

            Ahora ya podemos entender perfectamente lo que los padres de Miguel querían decir y lo que querían mostrarnos y pedirnos: Cara A: ‘Hay muchas cosas que queremos que Miguel aprenda’. Cara B: ‘Para las más importantes necesitamos vuestra ayuda’: amor, misericordia, fe, templanza, rectitud, caridad’.
            - Hemos visto durante todo este Adviento, al leer las lecturas de la Misa, que Dios mismo pedía ayuda a María para que diese permiso al Espíritu Santo para alojar en su seno el esperma divino en el que se contenía la segunda persona de la Santísima Trinidad. Y María dijo que sí. En el evangelio del día de Nochebuena Dios vuelve a pedir a otro ser humano, a San José, que recoja en su casa a María y al Hijo que va a dar a luz: “José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo” (Mt. 1). Y es que Dios Padre también entregó un ‘marca páginas’ a María y a José en el que ponía: ‘Hay muchas cosas que quiero que Jesús aprenda y necesito vuestra ayuda’: ‘Jesús tiene que aprender a sostenerse en pie, a caminar, a hablar, a trabajar como los demás hombres, a comer, a rezar, a obedecer y respetar a sus padres, a ir por agua, a jugar, a cantar, a leer, a correr… y para todo esto necesito vuestra ayuda. Luego, con el tiempo, Él os enseñará a vosotros otras cosas y que son las más importantes: amor, misericordia, fe, templanza, rectitud, caridad…’.
            Esto que os estoy diciendo no es un pensamiento piadoso que se me acabe de ocurrir. Es algo que podemos sacar del mismo evangelio, en donde se lee: “Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres” (Lc. 2, 52). Si Jesús crecía en sabiduría, es que alcanzaba un conocimiento que antes no tenía. Y fueron principalmente María y José los encargados de enseñar a Jesús, el Hijo de Dios, y también fueron principalmente María y José los encargados de ayudar a Dios Padre en esta tarea.
Aquí entramos de lleno en el misterio de Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. En cuanto hombre, Jesús no lo sabía todo y necesitaba aprender; pero, en cuanto Dios, sí que lo sabía todo. En efecto, unos versículos antes del texto citado un poco más arriba escribía San Lucas de Jesús: “El niño […] estaba lleno de sabiduría” (Lc. 2, 40). ¿En qué quedamos, en que Jesús “estaba lleno de sabiduría” o en que “Jesús iba creciendo en sabiduría”? Pues las dos cosas a la vez no podían ni pueden ser. Pero sí, en Jesús sí que pueden ser dos cosas: una y la contraria: que Jesús sea Dios y que, sin embargo, sea hombre a la vez, que Jesús sepa todo y que, sin embargo, necesite aprender, que Jesús sea más grande que el universo entero y que, sin embargo, quepa en el vientre de una mujer, que sea Dios todopoderoso y que, sin embargo, sea un bebé débil, frágil y necesitado de protección. Este es el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y el misterio del Nacimiento del Hijo de Dios hecho carne. Así se nos dice en el evangelio que acabamos de escuchar: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros; y hemos visto su gloria, la gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1, 14).
Termino: En el día de hoy celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, Jesús. En nombre de este Niño os deseo una Santa Navidad. “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama” (Lc. 2, 14). En este Niño se juntan la grandeza y la pequeñez de Dios, y a la vez se juntan el amor y el perdón que Dios mismo ofrece a todos los hombres, de todos los tiempos y de todas las razas y lugares.
¡Que así sea!