miércoles, 31 de marzo de 2021

Homilías semanales EN AUDIO: Semana Santa

Isaías 42, 1-7; Salmo 26; Juan 12, 1-11

Homilía del Lunes Santo

 

 

Isaías 49, 1-6; Salmo 70; Juan 13, 21-33.36-38

Homilía del Martes Santo

 

 

Isaías 50, 4-9a; Salmo 68; Mateo 26, 14-25

Homilía del Miércoles Santo

Viernes Santo (B)

2-4-2021                                 VIERNES SANTO (B)

 Is.52,13–53,12; Slm. 30; Hb. 4,14-16;5,7-9; Jn. 18,1–19,42

Homilía en vídeo. 

Homilía de audio.

Queridos hermanos:

            El día de hoy, Viernes Santo, no es para predicarlo. Es más bien un día para contemplarlo y meditarlo. Yo simplemente voy a daros algunas pistas:

            - Jesús murió para salvarnos a todos nosotros. No solo murió Jesús por los judíos de su tiempo, sino que también murió por todos nosotros: los que ahora estamos aquí en el templo de san Lázaro, y también por aquellos que no han podido venir o no han querido. Jesús murió para perdonar todos los pecados que hemos cometido los hombres y los que cometeremos hasta el día de nuestra muerte. “El soportó nuestros dolores... nuestro castigo vino sobre él... Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron”. Esto lo sabía muy bien S. Pedro, del que se dice que tenía profundos surcos debajo de los ojos de tanto llorar por haberle negado.

            - Otro aspecto que se resalta en el evangelio de hoy es la realeza de Jesús. Pero no es un rey cual­quiera: Él no vivía en un palacio, no tenía criados, ni soldados; Jesús era pobre, y hacía y decía cosas raras: por ejemplo, se ponía a lavar los pies a los apóstoles como si Él fuera un esclavo y decía que había que amar a los enemigos. Su reinado tiene dos características que desconciertan a Pilatos y a nosotros: 1) su Reino no es de aquí, está en otro sitio, y 2) para Él, ser rey es decir la verdad. Pilato, en la política en la que estaba metido y en su vida personal, estaba lleno de intrigas y de mentiras. Pilato no sabía lo que era la verdad y, por eso, se lo pregunta.

Las consecuencias para los cristianos son claras, si queremos seguir a Jesús hemos de ser testigos de la verdad, aunque nos duela, aunque se burlen. Podéis preguntar qué es la verdad. La verdad es la que construye aquel joven, que confiesa su fe en Jesús ante sus compañeros y eso le sirve de burla; la verdad es no robar en el negocio o empleo, aunque se gane menos; la verdad es cuidar con amor a esa persona mayor que tenemos en casa, aunque nos dé mucha guerra y sea impertinente. En definitiva, la verdad consiste en vivir nuestra vida de cada día de acuerdo con lo que Jesús nos dice en el evangelio.

            - Jesús nos lo dio todo:

1) Su dignidad, Jesús fue tenido por un bandido, lo ataron; Jesús fue tenido por un loco y se burlaron de Él. Como signo de que no aceptaron su reinado, le pusieron una corona de espinas en vez de oro, le hacían reverencias por burla y no por respeto y veneración; finalmente, con un palo le golpearon la cabeza hasta que las espinas penetraron en su cuero cabelludo. Jesús fue insultado, golpeado, y se mofaron de Él.

            2) Jesús nos dio sus pertenencias: la ropa que tenía, y que era lo único que poseía. Ni siquiera se lo pidieron, Él lo hubiera dado. Simplemente se la arrancaron y lo dejaron desnudo. Desnudo había venido de Dios y nacido del vientre de María, y desnudo moría y volvía a Dios.

            3) Jesús nos dio a su Madre, hasta entonces había sido sólo su madre, desde entonces es nuestra madre: madre de los judíos que condena­ron a Jesús, madre de los romanos que se burlaron y mataron a Jesús, madre de los pecadores que ahora, aquí, con nuestros pecados seguimos matando a Jesús.

            4) Jesús nos dio su vida. Él que, durante su estancia en la tierra, se había preocupado de nosotros, nos había amado…, al final, da su vida por nosotros en un acto violento. ¿Qué más le podemos pedir?

            Yo os pediría a vosotros que reflexionemos esto, aunque solo sean diez minutos, leyendo en casa la pasión de san Juan y meditan­do en ella.

martes, 30 de marzo de 2021

Jueves Santo (B)

1-4-2021                                            JUEVES SANTO (B)

Éx.12.1-8.11-14; Slm. 115; 1ª Cor. 11,23-26; Jn. 13,1-15

Homilía de audio

Queridos hermanos:

            Con la celebración de hoy comenzamos el Triduo Pascual. Nos hemos estado preparando durante 40 días con penitencia, con más oración y con la confesión de nues­tros pecados para asistir y participar en los misterios centrales de nuestra fe cristiana: la muerte y la resurrección de Jesús.

            El día de Jueves Santo tiene varios significados: es el día en que Cristo instituyó el sacramento del Orden, cuando Jesús ordenó como obispos a los apóstoles; es el día de la institución de la Eucaristía; y es el día del amor fraterno.

            Por todo esto podemos pensar que el evangelio que acabamos de escuchar (el lavatorio de los pies) no puede venir mucho a cuento. ¿Por qué, en vez de poner la parte del evangelio en que Cristo instituye la Eucaristía, se pone este texto del lavatorio de los pies?

            Vamos primero a ver qué significaba en tiempo de Jesús lavar los pies. Lavar los pies se hacía antes de cenar y no durante la cena. Era un gesto humillante. Era una tarea de un esclavo y no de un judío; un amo judío no podía pedir a un esclavo judío que le lavara los pies. Sería rebajarlo e insultarlo. El amo judío debía ordenar a un esclavo de otra nacionalidad que le lavara los pies, pero nunca podía ordenárselo a un esclavo judío. Por eso, cuando Jesús se puso a lavar los pies a sus discípulos, quedaron extrañados. Más aún, yo diría que quedaron escandalizados. Por ello, Pedro se negó en redondo: “No me lavarás los pies jamás”. Cómo Jesús, que era el Maestro, el Señor, el Hijo de Dios, iba reba­jarse y hacer un trabajo de esclavo y, además, de esclavo extranjero. Jesús explicó su sentido: “Vosotros me llamáis ‘el Maestro’ y ‘el Señor’, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, también lo hagáis”. Y es que, con Jesús, no vale la lógica del mundo, sino la lógica de Dios.

            Lavar los pies, para Jesús, significa servir, estar al servicio de los demás. Si Dios me llamó para el  sacerdocio, no es para que yo crezca a vuestra costa. No; es para estar a vuestro servicio y facilitaros el camino hacia Dios. Si vosotros sois cristianos, es por lo mismo: para estar al servicio de todos los que nos rodean. Y Jesús no era ningún charlatán: Él decía y hacía lo que decía. Por eso, entregó su divinidad, su Palabra, su evangelio, sus milagros, sus curaciones, su amor… Jesús nos entregó todo lo suyo y, al final, dio lo único que le quedaba: su vida, su ser. Por eso, nos dejó su Cuerpo y su Sangre para que nos alimentemos de Él. Es decir, para San Juan la institución de la Eucaristía y el lavatorio de los pies es lo mismo: es Dios que sirve, Dios mismo que nos alimenta con su Cuerpo y Sangre, Dios mismo que se pone de esclavo del hombre para que este salga del pozo en el que está, para que suba al Reino de Dios.

            Según todo esto, ¿qué enseñanza para nuestra vida podemos sacar hoy? No podemos participar en la Misa sin ‘lavarnos los pies’ mutuamente.

            1) Aquel que viene a Misa y comulga ha de estar al servicio de los demás, y si no comulgaría sacrílegamente.

2) Aquel que está al servicio de los demás, ayudando a las personas con todo su ser, ese necesita también la Eucaristía, necesita de Dios. En caso contrario estaría haciendo el bien con sus solas fuerzas, y eso nos puede llenar de orgullo y de soberbia, o puede llegar un momento en que nos puede cansar y reventar. No podemos solos, sin la ayuda de Dios, hacer el bien a los demás.

            Como mensaje final para el día de hoy, Jueves Santo, puede ser este: Que Dios nos haga valorar la Eucaristía y nos haga servicia­les unos con otros.

jueves, 25 de marzo de 2021

Domingo de Ramos (B)

28-3-2021                              DOMINGO DE RAMOS (B)

Is. 50, 4-7; Sal. 21; Flp. 2,6-11; Mc. 14, 1-15, 47

Homilía en vídeo

Homilía de audio

Queridos hermanos:

            Voy a titular esta homilía de este modo: Desinterés del hombre-interés de Dios.

            - Hace unos días me llegó la siguiente historia en un mensaje al móvil: “Un ratón, mirando por un agujero de la pared, ve al granjero y a su esposa abrir un paquete. ¡Quedó aterrorizado al ver que era una trampa para cazar ratones! Fue corriendo al patio a advertirle a todos: ‘¡Hay una ratonera en casa!, ¡hay una ratonera!’ La gallina, que estaba cacareando y escarbando en la tierra, le dice: ‘Disculpe, señor ratón, yo comprendo que es un grave problema para Vd., pero a mí no me perjudica en nada’. Entonces el ratón fue hasta el cordero y este le dice lo mismo: ‘Disculpe, señor ratón, yo creo no poder hacer algo más que pedir por Vd. en mis oraciones’. El ratón se dirigió a la vaca y ella le dijo: ‘Pero, ¿acaso estoy en peligro? ¡Pienso que no!’ El ratón volvió a la casa, preocupado y abatido para enfrentarse a la ratonera del granjero. Aquella noche se oyó un gran barullo. Parecía que la ratonera había atrapado a su víctima. ¡¡¡La mujer corrió a ver qué había cogido!!! En la oscuridad ella no vio que la ratonera había atrapado la cola de una serpiente venenosa. La serpiente veloz mordió a la mujer, y el granjero la llevó inmediatamente al hospital. Allí la atendieron, le dieron una medicación y la mandaron de vuelta para casa. La mujer volvió con fiebre alta. El granjero para reconfortarla le preparó una nutritiva sopa. Agarró el cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: ¡La gallina! Como la mujer no mejoró, los amigos y vecinos fueron a visitarlos. El granjero mató al cordero para alimentarlos. La mujer no mejoró y murió. Y entonces el esposo vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.

Moraleja: La próxima vez que alguien te cuente su problema y creas que no te afecta, porque no es tuyo y no le prestes atención, piénsalo dos veces. El que no vive para servir, no sirve para vivir. El mundo no anda mal por la maldad de los malos, sino por la apatía de los buenos... Así que, cuando alguien necesite de ti por sus problemas, tiéndele la mano o dale una palabra de aliento...

Recuerdo el episodio de tres vecinos que tenían una serie de fincas colindantes. Resultó que uno de estos tenía una de estas parcelas en el medio de las propiedades de sus vecinos. Y este hombre corrió los lindes de la parte izquierda. Protestó el dueño de la finca perjudicada y, como no se arreglaron, fueron a juicio. El perjudicado pidió al vecino del otro lado que fuera como testigo suyo, no para favorecerlo, sino simplemente para que dijera la verdad: que los lindes habían sido movidos con mala voluntad por el vecino primero. Pero este que fue requerido como testigo no quiso ir. ¿Por qué? Porque no quería enemistarse con el colindante, porque no era su problema, porque sus propiedades no estaban en peligro, porque a él no le perjudicaba aquel corrimiento de lindes… Total, que no fue como testigo ni de una ni de otra parte. Sin embargo, pasados unos meses, el vecino que había corrido los lindes de la parte izquierda, movió también los de la parte derecha, es decir, los que pertenecían a la finca del propuesto como testigo y que no había ido. ¡Ay, amigo, ahora sí que era su problema, ahora sí que sus propiedades estaban en peligro, ahora sí que le perjudicaba la acción del vecino primero…! ¿Ahora este vecino tercero se va a atrever a acudir ante el primer perjudicado para que testifique ante el juez y diga la verdad de los lindes? ¡Manos que no dais qué esperáis!

También es verdad que otras personas actúan de otro modo. Como os contaba en la homilía del domingo pasado, el policía que vigilaba la iglesia en Pakistán no miró para otro lado, sino que paró a aquel terrorista que iba explotar una bomba en el interior de la iglesia. Por no mirar este policía para otro lado murió, pero salvó con su acción a mucha gente de una muerte segura.

- Celebramos hoy el domingo de Ramos y algunos de vosotros podéis estaros preguntando qué tiene que ver esta historia de ratones y ratoneras, de fincas y juicios con el domingo de Ramos. Según se mire, yo creo que mucho. Veréis: Dios oía los gritos desesperados de sufrimiento y dolor de los hombres. Dios podía haber contestado como la gallina, como el cordero o como la vaca a esas súplicas de los hombres dolientes: ‘No es mi problema, a mí no me perjudica en nada, yo no estoy en peligro…’ Sin embargo, Dios nos enseña que Él actuó de otro modo: 1) Dios mandó a los profetas para hablar a los hombres en su nombre y para guiarles por el camino del bien. 2) Estuvo siempre a su lado cuidándolos, según se nos dice en el Antiguo Testamento. 3) Además, mandó a su Hijo a la tierra. 4) Jesús asumió la carne de un hombre, las limitaciones de un hombre, los miedos de un hombre, la pobreza de un hombre… 5) Jesús, como nos dice el evangelio, se preocupó durante su vida de todos los hombres: los enfermos, los hambrientos, los pecadores, los despreciados…, y esperaba siempre a todos los hombres a que volvieran a Dios (como el hijo pródigo). 6) Finalmente, Jesús dio su vida por todos los hombres: por los buenos y por los malos, por los que creían en Él y por los que no creían. Jesús no fue como la gallina ni como el cordero ni como la vaca de la historia, que miraron para otro lado ante el problema del ratón.

Jesús nos ha dado ejemplo a sus discípulos y nos dice que, cuando alguien necesite de nosotros, aunque no estemos en peligro, aunque no sea nuestro problema, aunque no nos perjudique…, nos dice que nos volquemos con esas personas: de palabra y de obra. Solo así seremos verdaderos discípulos de Jesús e hijos de Dios. Cristiano no es aquel que viene a Misa el domingo de Ramos. Cristiano no es aquel que viene a Misa todos los domingos del año. Cristiano es aquel que viene a Misa el domingo de Ramos, el resto de domingos del año y que da la cara por los demás, aunque no sean sus propios problemas los problemas de los demás. ¿Queremos venir a Misa del domingo de Ramos o queremos ser cristianos?

Asistiremos en esta Semana Santa a los últimos momentos de Jesús, un hombre-Dios que no pasó de los problemas de los demás, sino que se metió de lleno y eso le valió la muerte.

En nuestra historia de cada día, ¿nos parecemos más a Jesús o a la gallina, a Jesús o al cordero o a Jesús o a la vaca de la historia; a Jesús o a aquel hombre que no quiso ir a juicio de testigo por los lindes? O quizás, ¿no parecemos más al policía muerto en Pakistán y a Jesús que se preocupan por los problemas y por los sufrimientos de los demás? Si somos del primer grupo, lo que celebramos en Semana Santa será como una especie de cuento que no tiene mucho o nada que ver con nuestra vida. Si somos del segundo grupo, entonces lo que celebramos en esta Semana Santa, no solo es parte de la historia de Jesús, sino también de nuestra propia vida.

miércoles, 17 de marzo de 2021

Domingo V de Cuaresma (B)

21-3-2021                              DOMINGO V CUARESMA (B)

Jr. 31, 31-34; Sal. 50; Hb. 5,7-9; Jn. 12, 20-33

Homilía de vídeo

Homilía de audio

Queridos hermanos:

La homilía de hoy la titularé “de la vida y de la muerte”.

Estamos ya cerca de la Semana Santa. Se acerca la hora de la muerte de Jesús. Él mismo nos lo dice en el Evangelio que acabamos de escuchar: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”. Por lo tanto, para que el grano de trigo dé fruto, dé vida, tiene que morir. Porque, si no muere, no puede dar fruto. Jesucristo murió en la cruz, y, muriendo, nos dio vida, porque nos dio el perdón de nuestros pecados. Además, Jesús no murió solamente cuando lo hizo en la cruz. No. Desde que nació Jesús fue muriendo al irse entregando cada día a los hombres, sus hermanos. Cuando comenzó a anunciar el evangelio de su Padre Dios, dejó a su madre en manos de sus tíos y primos. Este abandonar a su madre fue muerte para Él. Así, al morir a lo que más quería, a sus comodidades, a sus seguridades…, iba muriendo a sí mismo, y de este modo su muerte producía vida en nosotros: con sus milagros, con sus curaciones, con sus palabras llenas de Dios. Y esta es la idea central que quiero predicaros en el día de hoy: HAY VIVOS QUE DAN MUERTE Y HAY MUERTOS QUE DAN VIDA.

* Primera parte: HAY VIVOS QUE DAN MUERTE.

Hace unos años en Túnez unos terroristas entraron en un museo y mataron a 18 turistas. Entre estos turistas estaban un matrimonio de españoles que acababan de celebrar el 50 aniversario de sus bodas. A mí se me ocurrió pensar que hacía pocos días que, seguramente, habían celebrado en una parroquia una Misa de agradecimiento, habían renovado las promesas matrimoniales, habían ido después con sus hijos, y nietos, y hermanos, y sobrinos… a un restaurante a comer, habían, a los postres, recibido algunos regalos. Y seguramente a uno de los hijos de este matrimonio se le ocurrió regalarles un viaje en un crucero por el Mediterráneo, ya que sus padres habrían salido poco de casa; además, ellos siempre se habían sacrificado por sus hijos, y nunca habrían tenido esta experiencia de un crucero. Pues ahora merecían disfrutar un poco. Ahora, por causa de ese viaje, este matrimonio está muerto y ese hijo lleno de remordimientos por su maldita idea de regalarles ese estúpido viaje. ‘Por mi mala cabeza, por mi mala ocurrencia, ahora papá y mamá están muertos. Y es culpa mía’.  Por lo tanto, estos  terroristas han logrado matar a este matrimonio, pero también han logrado que ese hijo esté lleno de remordimiento todo lo que le quede de vida. Es verdad que le dirán: ‘Pero quién lo iba a saber’. Es verdad que le dirán: ‘Pero si tú lo hacías con buena intención’. Pero eso no consolará a este hijo. Por lo tanto, hay vivos que dan muerte. Hay vivos que dan muerte, pero no solo con metralletas o cuchillos, sino que también hay vivos que dan muerte de otros modos y maneras.

Asimismo supe hace un tiempo que en Linares (Jaén) la policía arrestó a dos chicas, de unos quince años. A estas chicas se les ocurrió que, para divertirse, era una buena idea meterse con una compañera de su clase: la pegaron, la insultaron. Aquella cría cayó en una depresión tremenda; no quería volver al colegio. Los padres cambiaron a su hija de colegio, pero las dos chicas la volvieron a localizar por las redes sociales y empezaron a acosarla. Finalmente, los padres de la cría acosada denunciaron la situación a la policía. Y esta detuvo a las dos chicas. Al investigar, la policía descubrió que este acoso no lo habían hecho solamente con la cría, sino con otras chicas del colegio. La cría acosada necesitó ayuda psicológica, y esta herida que le han causado le quedará para toda la vida[1]. Sí, podemos matar con metralletas, pero también podemos matar con la lengua, con nuestros actos.

Lo mismo sucede en tantos matrimonios, en los que él o ella machacan a su cónyuge cuando le dicen repetidamente: “Tú no vales, tú no sabes…”. Eso es matar sin metralleta, pero matar… Por eso, hay vivos que, cuando mueren, la gente queda a gusto, cuando desaparecen, la gente queda en paz. Es terrible esto.

* Pero también, como decía al principio, HAY MUERTOS QUE DAN VIDA.

Por ejemplo, Jesucristo. Tantas personas me han dicho que tienen tantos problemas, y que se los cuentan a Jesús y salen confortados y fortalecidos. Jesús, que está muerto (eso dicen algunos) da vida.

O también un policía en Pakistán. En una iglesia católica había amenazas de bomba y por eso pusieron a un policía a la entrada para evitar los atentados islamistas. Pues día este policía vio, mientras se desarrollaba una Misa, que un hombre quería entrar y tenía un abrigo un poco ancho. El policía le paró y el hombre del abrigo, al verse descubierto, accionó la bomba que llevaba adosada al cuerpo. Logró matar a 14 personas, entre ella al policía. Si este, viéndolo venir, se hubiera echado un poco para atrás, a él no lo hubiera matado y se hubiera librado. El terrorista hubiera matado a muchos más dentro del templo, pero a él no. Se hubiera librado de la muerte. Por lo tanto, la muerte de este policía fue vida para otras personas, para muchas personas. Sí, hay gente que da su vida y salva a otros.

Otro ejemplo, ahora mismo en Oviedo hay una mujer que fue diagnosticada con fibromialgia. El médico le ha dicho que tiene que tomar una determinada medicación y que tiene que guarda reposo absoluto. Por ir, no podría ir ni al servicio. Tendría que hacer sus necesidades en la misma cama. Pero es que esta mujer tiene una hija de siete años y esta madre tiene que levantarse todos los días, de lunes a viernes, a las 7 de la mañana para levantar a su hija, asear a su hija, vestir a su hija, dar el desayuno a su hija y llevarla hasta el colegio. Me dice ella que, cuando vuelve del colegio para su casa, tiene que ir sujetándose en las paredes porque ya casi ni se puede sostener de pie. ‘La gente piensa que estoy borracha, y llego como puedo a casa. Las escaleras a veces las subo a gatas y me meto en la cama y estoy allí el resto de la mañana. Cuando un día el médico lo supo, me echó una bronca. ¿Pero qué voy a hacer? ¿Estar metida en casa y que me hija pierda un curso tras otro? No tengo familia aquí en Oviedo, no tengo conocidos. Mi marido sale muy temprano a trabajar’. Esta mujer está perdiendo su salud y su vida por su hija.

 Por eso digo que HAY VIVOS QUE DAN MUERTE Y HAY MUERTOS QUE DAN VIDA. 

- Termino: Los que estamos ahora mismo aquí, en esta iglesia de san Lázaro del Camino, ¿somos de los que damos muerte a los que nos rodean con nuestras vidas? O. ¿somos de los que damos vida a los que nos rodean con nuestro morir diario? O, por decirlo con las palabras de Jesús ¿somos de los que caemos en tierra y quedamos infecundos? O, ¿somos de los que caemos en tierra, morimos y damos fruto? A mí no tenéis que contestarme. Contestad a Ese de ahí, a Jesús, que ha muerto por nosotros y ha dado su vida por nosotros.

Si somos de estos últimos, es decir, si seguimos el ejemplo de Jesús, entonces se cumplirá en nosotros el evangelio de hoy: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”.


[1] Hace poco leía que Paula Usero, actriz de mucho éxito en la actualidad, está recibiendo muchas cartas de mucha gente. Incluso de compañeras de su colegio que buscan ahora un acercamiento, y son aquellas que la acosaron cuando iba a la escuela.  https://www.elconfidencial.com/espana/2021-02-27/entrevista-actriz-paula-usero-acoso-colegio_2970336/: “Imagina entrar en una clase, que todo el mundo se gire para mirarte y luego se rían… pero en segundo de la ESO noté que se superaban los límites, me rayaron la mochila para joderme. Puede parecer absurdo, pero para mí ese detalle fue pura agresividad. Ese día llegué a casa hecha una mierda y le pedí a mi madre no volver, pero me obligó a hacerlo y con la misma mochila. Mis padres no eran conscientes de lo que estaba pasando. Recuerdo a una compañera acercarse a mí con gesto amable y decirme en voz baja: “A las cinco te estarán esperando veinte gitanas para pegarte en la puerta”. Y se iba. ¿Cómo te quedas? Yo bajaba a la portería y no podía llamar a mis padres a que vinieran a por mí porque no tenía dinero. En este entorno crecí”.