8-9-2013 SANTINA DE COVADONGA (C)
Cant. 2, 10-14; Lc. 1, 46-55; Ap. 11,
19a; 12, 1.3-6a.10ab; Lc. 1, 39-47
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
Nos
relata el evangelio de hoy que el encuentro de María y su prima Isabel. Las
palabras de ésta se añadieron posteriormente a la oración del Ave María: “¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre!” Pero las primeras palabras de esta
bella oración proceden de lo que el arcángel Gabriel le dijo a María en la
Anunciación. En efecto, “el ángel, entrando en su presencia (en
la de María), dijo: ‘Alégrate, llena de
gracia, el Señor esta contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres’”. Vamos
a tratar de acercarnos en el día de hoy, día de la Santina de Covadonga, a una
de estas afirmaciones que el ángel le hizo a María: “El Señor está contigo”.
Vamos a
pensar, para mejor situarnos en lo que os quiero decir, que estamos sentados en
un invierno frío a lado de la Virgen María. Ésta ya es una anciana y,
recordando su vida pasada, podría haberse preguntado si realmente el Señor
había estado con ella a lo largo de todos aquellos años, tal y como el ángel le
había indicado. Veamos sus preguntas por las diferentes etapas que pasó su vida
(por supuesto está un poco novelado, aunque basado mayormente en los datos
evangélicos):
* ‘Cuando quedé embarazada de mi Hijo Jesús por obra del
Espíritu Santo, yo ya estaba desposada con José. Y él podía haberme denunciado
por haberlo traicionado, ya que aquel niño no era suyo. A los ojos de José (antes
de la aclaración que tuvo en sueños) es como si María hubiese cometido
adulterio y el castigo por ello era el apedreamiento o la lapidación. ¿El Señor
estuvo realmente conmigo?’ María estuvo en un tris de morir lapidada por haber
dicho que sí al Señor.
* ‘Cuando tenía el embarazo muy adelantado, tuve que marchar
por esos mundos de Dios, desde Nazaret a Belén (había unos 150 km. de
distancia), para hacer el empadronamiento ordenado por el emperador romano. Fue
un largo viaje y muy incómodo porque ya estaba próxima a dar a luz y, además,
con peligros de las fieras o los salteadores de caminos. ¿El Señor estuvo realmente
conmigo?’
* ‘Cuando, finalmente, llegamos a Belén, esperaba poder
alojarme en alguna de las casas de los parientes de José, mi marido, pero todas
estaban llenas a rebosar. Nos dirigimos a algunas posadas y pasaba lo mismo. Yo
estaba muy angustiada, pues veía que se me acercaba el tiempo de dar a luz y no
teníamos dónde estar. Al final, apareció un establo, medio al aire libre. Era
un lugar insano, pero, al menos, estaba un poco bajo techo. ¿El Señor estuvo
realmente conmigo?’
* ‘Cuando nació mi Hijo, casi me lo mata Herodes y
tuvimos que escapar rápidamente de Belén. ¿El Señor estuvo realmente conmigo?’
* ‘Nos marchamos a Egipto[1], un país
desconocido y extranjero, con una lengua extraña y malviviendo en medio de
muchas dificultades. ¿El Señor estuvo realmente conmigo?’
* ‘Al regresar a Nazaret, cuando Jesús tenía 12 años, nos
dio un susto de muerte cuando se nos escapó en Jerusalén. ¡Vaya angustia la
nuestra durante los tres días que pasamos antes de encontrarlo! Podían haberle
hecho cualquier cosa. ¿El Señor estuvo realmente conmigo?’
* ‘Cuando estábamos en Nazaret, Jesús se comportaba de un
modo raro, ya que no quería casarse como hacían todos los chicos a la edad de
18 años. Rechazaba a todas las chicas que nosotros le apuntábamos. Todos los
vecinos y la familia murmuraban de nosotros, como si Jesús pensara que ninguna
era lo bastante buena para Él. ¿El Señor estuvo realmente conmigo?’
* ‘Para colmo de males en medio de tantas estrecheces
como pasábamos, se murió mi querido marido José, dejándome sola con Jesús. Y yo
seguía sin ver nada de lo que me había anunciado aquel ángel misterioso unos
25 años antes. ¿El Señor estuvo realmente conmigo?’
* ‘Además, cuando Jesús cumplió los 30 años, me dejó sola
y se marchó a predicar. Muerta de vergüenza tuve que irme con mi familia,
porque yo no tenía medios de subsistencia y tuve que escucharles a todas horas
que Jesús no tenía cabeza al abandonarme y no darme nietos, como hacían todos
los buenos hijos. Me decían que era primero la obligación y luego la devoción.
¿El Señor estuvo realmente conmigo?’
* ‘Jesús, mi hijo, era bueno, hacía siempre el bien. Así
me lo decía tanta gente, pero otros lo querían matar y lo odiaban. ¡Qué
angustia! ¿El Señor estuvo realmente conmigo?’
* ‘Al final, mataron a mi hijo
Jesús. Y yo me quedé sola: sin marido, sin hijo, sin nuera, sin nietos. ¿Dónde
están aquellas promesas maravillosas que oí hace tantos años? ¿El Señor estuvo
realmente conmigo?’
Como María podemos
decir también nosotros: ¿El Señor está conmigo con mi hijo drogadicto, con mi
marido en paro, con mi familia o yo enfermos, etc.? Si María hubiera sabido lo que supo al final
de su vida, ¿hubiera dicho el “fiat”
al ángel o se hubiera negado? ¿Mereció la pena el decir que sí para lo que
luego resultó? ¿Merece la pena nuestra fe para lo que resulta en nuestra vida?
María dice hoy y siempre: ‘Sí, el
Señor estuvo siempre conmigo. Yo me fío de Dios, confío en Él. Ha merecido la
pena todo lo sufrido, porque Él me ha dado mucho más de lo que yo nunca pude
esperar’.
[1] En esa huída a Egipto es cuando se narra aquel
conocido cuento que busca instruirnos a todos. Creo que lo conocéis: Resulta
que marcharon José, María y el Niño Jesús. María y Jesús iban sentados en un
burro, mientras José llevaba el ronzal de su mano y caminaba en cabeza. Al cabo
de unos kilómetros unos hombres, que estaban a la vera del camino, vieron
aquella estampa y dijeron en voz alta, hablando entre sí, pero de modo
perfectamente audible para José y para María: ‘¡Qué vergüenza! Esa mujer joven
va bien sentada y descansada en el burro, mientras que ese anciano tiene que ir
el pobre a pie’. María y José escucharon aquello y no dijeron nada, pero, en
cuanto desaparecieron de su vista aquellos hombres, se bajó María del burro y
se subió José. María caminaba delante con el ronzal en su mano y José tenía a
Jesús en sus rodillas. Pocos kilómetros después se encontraron con otros
hombres que, al verlos, dijeron en voz alta: ‘¡Qué vergüenza! Ese hombre va
bien sentado y descansado en el burro, mientras que esa jovencita tiene que ir
la pobre a pie’. María y José escucharon aquello y no dijeron nada, pero, en
cuanto desaparecieron de su vista aquellos hombres, se bajó José del burro y
caminaron los dos llevando uno de ellos a Jesús en brazos. Pocos kilómetros
después se encontraron con otros hombres que, al verlos, dijeron en voz alta:
‘¡Mira ésos qué tontos son! Ellos van a pie, mientras que el burro va bien
descansado’. María y José escucharon aquello y no dijeron nada, pero, en cuanto
desaparecieron de su vista aquellos hombres, se subieron los tres al burro.
Pocos kilómetros después se encontraron con otros hombres que, al verlos,
dijeron en voz alta: ‘¡Qué sinvergüenzas! Van todos sobre el burro, y lo están
reventando’. Moraleja: haga lo que se
haga, siempre van a tener que decir de nosotros y siempre vamos a tener que
decir de alguien.
Gracias por tu fidelidad Pater. En plena mudanza, con sentimientos cruzados, con nervios....pero aquí está tu Comunidad, tu querido Blog al que tanto mimas y amas. y Tú, puntual, cercano,disponible.¡GRACIAS!
ResponderEliminarGracia D. Andrés. Eres de lo que no hay, como persona, como sacerdote. Te seguirm,os en este blog "urbi et orbe".
ResponderEliminarSí,el Señor está conmigo, está contigo, está con todos los que le buscan.
ResponderEliminarSí, merece la pena todo lo sufrido porque el Señor está conmigo, me fío de Él. Fuera de Él no merece la pena nada. Con Él merece la pena todo.
Al igual que Pepitina, yo también te doy las gracias Andrés por estar ahí.
Un abrazo.
Creo que es un regalo para Tapia que la primera misa dominical sea dedicada a la Virgen en la fiesta de su Natividad. D. Andrés les dejará en la homilía el buen sabor de saberse amados por una Madre,esa que nos une a todos sus hijos, esa que nos muestra el camino para ir a Jesús.Y lo hará porque también él la siente como madre que le guía y reconforta en los abatares de la vida. María fue peregrina en la fe, - y no fue una peregrinación fácil la suya a pesar de sus privilegios como Madre de Dios. El mayor de ellos creo que fue el mantenerse en pie junto a la Cruz de su Hijo querido confiando, a pesar de su dolor, en Sus palabras: Yo estaré contigo.
ResponderEliminarTambién con nosotros. También con D. Andrés en esta nueva andadura.
No lo dudamos y a Ella, bajo la advocación de Covadonga se lo encomendamos.
Feliz día a todos, amigos.
Querido P. Andrés
ResponderEliminarHoy, quiero hacerte llegar un saludo lleno de alegría y afecto en este día de cambio de parroquia.
Doy gracias a Dios, por tú sacerdocio, este encuentro contigo, ha cambiado mi vida.
Las personas de las nuevas parroquias a las cuales te destinan son muy afortunadas. Evangelizar significa llevar a los demás la Buena Nueva de la salvación y esta Buena Nueva es una persona " Jesucristo ". Quien se ha acercado a él y ha hecho y ha hecho la experiencia de su amor, quiere compartir en seguida la belleza de este encuentro que nace de la amistad. Cuanto más conocemos a Cristo, más deseamos anunciarlo.
Eres un buen discípulo. Jesús envió a sus discípulos en misión con este encargo. Id al mundo entero a proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará.
Cuanto más hablamos con él, más deseamos hablar con él. Cuanto más nos hemos dejado conquistar, más deseamos llevar a otros hacia él.
Te deseo lo mejor, que nuestra Santina de Covadonga de acompañe siempre.
Amigo es aquel que se fue y siempre añoraremos.
Amigo es el que desde lejos, hace sentir su presencia.
Sonríe siempre, Andrés. !!! porque la sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir y lo mejor que podemos dar.
Tu amistda es un hermoso regalo en mi vida. " Feliz día."
Besos con cariño
El Señor está contigo> Hermosas palabras que escuchó María, y que sin duda en algún momento hemos escuchado todos, has escuchado tú. Quizá hoy te hagas la misma pregunta que se pudo hacer la Virgen: El señor estuvo realmente conmigo? ¿ha merecido la pena, tanto trabajo, tanta entrega, tanto sacrificio, tanta obediencia; las envidias, las persecuciones, los desprecios y humillaciones? Creo que una pequeña muestra de que sí ha merecido la pena, son las muestras de cariño, y la adhesión fiel, de todos los que participamos en este precioso blog, y de tantos que te conocen y escuchan. Digo que es una pequeña muestra porque, la gran respuesta, la conoces tu mejor que nadie.
ResponderEliminar¡Claro que ha merecido la pena tu fíat! gracias a el, tantos nos hemos encontrado con Jesucristo, hemos descubierto el amor de Dios, ha aparecido la Luz en nuestras vidas; y hoy formamos una comunidad ilusionada, que camina con su pastor como guía, hacia esa Meta deseada.
Gracias, mil gracias querido Andrés, gracias por tu entrega y tu "fíat"La Santina y el Señor Jesucristo, siempre siempre estarán contigo.
Nosotros, este rebaño que conoce bien la voz de su pastor, seguiremos caminando tras él, en la certeza de que, nos llevará hacia buenos pastos.
BENDITO SEA DIOS
Buenos dias ... que hermosa ha sido tu palabra en el dia de hoy -.... Cdo murio mi hijo Santiago me pregunte donde estaba Señor ¡¡¡ y sabes fue en ese momento que toda mi piel se erizo y senti su abrazo .. y comprendi que mientras yo sufria y pelelaba por mi vida El estaba abrazandome ¡¡¡ por ello la paz que enseguida encontre ... Al Señor no hay que buscarlo fuera .. sino vive dentro de nuestros corazones .. y siempre esta pendiente de nosotros ....
ResponderEliminarGracias Andres por tan hermosa homilia tan llena de amor ...
Buen fin de semana para todos y a ti un fuerte abrazo ¡¡
Acabo de escuchar el audio de la homilía y me quedé sin palabras, en profundo silencio...esperaba una respuesta a una nube oscura que me cubre en este momento.
ResponderEliminarMe queda fiarme de la Palabra de Dios, de ese "Dios con nosotros",de ese Dios que igual que estuvo con la Virgen está conmigo, aunque no lo vea ni lo sienta. Porque lo sé, porque creo su Palabra, sé que esta conmigo.
El Señor está contigo, Andrés. El Señor esté con todos vosotros amigos.
Gracias don Andrés por esta homilía tan preciosa. El Señor siempre está con nosotros, aún cuando en nuestro egoísmo, cuando nos va bien, nos olvidemos de Él o cuando pensamos que nos ha dejado de lado en momentos dolorosos de nuestra vida.
ResponderEliminarY María, como Madre nuestra, está pendiente de nosotros en todo momento, ayudándonos a acercarnos a su Hijo. A pesar de sus sufrimientos claro que le mereció la pena decir Sí al Señor. Que María nos ayude a decir también Sí a Dios en todas las ocasiones.
Le deseo que esta nueva etapa en Tapia sea buena para usted, aunque en Oviedo le echamos de menos.
Un abrazo