jueves, 27 de junio de 2013

Domingo XIII del Tiempo Ordinario (C)



30-6-2013                               DOMINGO XIII TIEMPO ORDINARIO (C)
                             1 Re. 19, 16b.19-21; Slm. 15; Gal. 5, 1. 13-18; Lc. 9, 51-62
Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:
En el salmo de hoy nos dice cosas preciosas, por ejemplo: “El Señor es el lote de mi heredad”. Se percibe claramente que el salmo está compuesto por una persona a la que Dios ha enamorado y ha colmado de su ternura y atenciones[1]. Y esto sólo puede haber tenido lugar porque el mismo salmista ha permitido la acción de Dios en él. Ya lo decía en la homilía del domingo pasado: “Decir que todo procede de Dios y que el hombre es un puro sujeto pasivo, no es cristiano. Decir que todo procede del hombre y que Dios es un puro espectador del esfuerzo humano, no es cristiano”. Dios ama; sí. Dios es el origen del Amor; sí. Pero el hombre creyente responde (ha de responder) a ese amor. Si no respondiera, entonces ese amor se quedaría improductivo. ¿Qué es lo que nota uno en su ser más íntimo ante la respuesta a ese amor divino? Nos lo dice también el salmista: “Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena”.
            Pero, ¿puede alguien alegrarse ‘con la que está cayendo’?
            - El martes por la mañana leía esta noticia: “Desesperanzada vuelta a la mina. Los mineros de Cerredo (Asturias) regresan al tajo tras seis meses, con la moral baja por la incertidumbre sobre el cobro de sus salarios y sobre el futuro de la empresa. ‘Ilusión ninguna’ […] Estas declaraciones reflejan bien el sentir de los trabajadores de la explotación, que ayer volvieron al tajo tras más de seis meses de inactividad y sin percibir sus salarios”.
            - El lunes celebraba el funeral de Apolinar en Baiña. Él estaba rodeado de su familia, la cual lloraba desconsoladamente su pérdida.
            - En estos días a un compañero mío le han diagnosticado que su cáncer, del que se había operado con éxito hace poco tiempo, ha reaparecido más fuerte y destructivo que nunca.
            - Y tanta gente que sufre y llora por sus desgracias personales y familiares: una chica abandonada por su novio, al que amaba y en el que confiaba con todo su ser; el niño ovetense que se marchó descalzo y con un pantalón corto de casa por las malas notas y estuvo más de 24 horas desaparecido; etc.
            Sí, en medio ‘de la que está cayendo’ un cristiano sabe que no puede llenarse de rabia y amargura (contra los bancos y contra los políticos); un cristiano no puede mirar sólo para sí y para los suyos y rezar para que no les toque alguna desgracia; un cristiano no puede conformarse con mirar para el suelo y para lo que le rodea. Un cristiano mira para más allá y dice, como el salmo de hoy: “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti […] El Señor es el lote de mi heredad”. Esto no significa una huida de la triste realidad que tenemos a nuestro alrededor. La fe en Dios no es un refugio de bola de cristal; ni lo tiene que ser nunca. La fe en Dios no es una huida; ni lo tiene que ser nunca.
            Cuando un creyente afirma que el Señor es el lote de su heredad, lo que quiere decir es que prefiere esa herencia (a Dios como herencia) a cualquier otra herencia material y/o familiar que le pudiera  venir. Sé que es muy duro lo que digo aquí. Sobre todo es duro para la gente que no tiene medios económicos o los tiene muy limitados. Ejemplos: 1) Hace un tiempo me vino una persona con una gran angustia porque la pensión de jubilación que le quedaba era muy escasa: ‘Toda la vida cotizando y ahora, lo que me queda, no me da para vivir’. 2) Hace también un tiempo una mujer se me quejaba de que no estaba a gusto en la casa que tenía (era un piso húmedo y viejo). Cuando veía en las revistas algunas casas con jardín, con flores, se decía. ‘¿Por  qué yo no puedo tener una casa así?’ Igualmente esta mujer me preguntaba por qué tenía siempre que estar con la angustia de llegar a final de mes y no poder pagar las facturas que le llegaban inexorablemente… Tanto se me quejaba que le dije: ‘Mira, yo soy sacerdote. Tengo el poder de Dios. Ahora mismo quiero cambiar todo eso que me dices. En cuanto toque mi dedo tu brazo, tendrás esa casa preciosa con jardín, te vendrá un dinero suficiente para pagar todas tus deudas y para que vivas con desahogo por el resto de tus días. Pero, a cambio de todo ello, a cambio de todos esos dones materiales, te retiraré y te quitaré la fe en Dios’. Entonces avancé un poco mi dedo hasta su brazo y ella rápidamente retiró su brazo, y dijo sorprendida y rotunda: ‘¡¡¡NO!!! Prefiero más mi fe en pobreza y necesidades antes que cosas materiales sin la fe en Dios’. ¿Por qué dijo esto? Pues porque ella también, como el salmista, vivía y decía: “El Señor es el lote de mi heredad”.
            Las últimas palabras de Jesús en el evangelio de hoy van en este mismo sentido. Dicen así: “A otro le dijo: ‘Sígueme’. Él respondió: ‘Déjame primero ir a enterrar a mi padre’. Le contestó: ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios’. Otro le dijo: ‘Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia’. Jesús le contestó: ‘El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios’”.
            ¿Por qué dice Jesús: “Deja que los muertos entierren a sus muertos”? ¿No dice el cuarto mandamiento de la Ley de Dios “honrarás a tu padre y a tu madre” (Ex. 20, 12)? ¿No es una obra de caridad enterrar a los difuntos, y cuánto más al propio padre? ¿No puso Tobit su vida en peligro por enterrar a sus compatriotas asesinados por el rey de Nínive-Asiria (Tob 1, 17-20; 2, 3-8)? Si todo esto es así, entonces -repito- ¿por qué dice Jesús: “Deja que los muertos entierren a sus muertos”?
            Interpretar este texto no es fácil y se han dado varias explicaciones. Por otra parte, las interpretaciones que se den no podrán agotar nunca todo su significado. Voy a intentar decir alguna cosa:
            - Por supuesto, Jesús no quiere decir que no se haya de honrar a padre y a madre, y que esté mal atender a los padres y darles sepultura habiendo fallecido. De hecho, hay textos evangélicos que hablan del amor y atención que hay que tener hacia los padres (Mt. 15, 3-6).
            - Asimismo todo se de poner de manifiesto que en esta frase, aunque se usa dos veces la misma palabra: ‘muertos’, el significado es diferente. El primer ‘muertos’ hace referencia a aquellas personas que respirando, comiendo, hablando, trabajando, llorando, riendo, bailando… están vivos por fuera, pero por dentro están muertos, pues sólo viven por y para lo material, por y para sí mismos. Estas personas no ven más allá de sus narices. Con el segundo ‘muertos’ se indica (ya sí) a aquellos que han fallecido físicamente. Por lo tanto, el sentido literal de la frase sería ésta: ‘Deja que aquellos que sólo viven para las cosas materiales, para el aquí y ahora, se ocupen de las cosas urgentes, pero no de las cosas que de verdad importan y que dan vida para sí mismos y para los que les rodean’.
            -  Lo que Jesús quiere subrayar –entiendo yo- es la urgencia de seguir a Jesús; que es más importante Dios que las cosas del mundo. Escribe un autor cristiano sobre este texto: ‘A la Iglesia en general le exige el coraje y la clarividencia para liberarse del servicio a tantas estructuras o realidades «muertas», por muy venerables que hayan sido históricamente, y entregarse al anuncio de la siempre buena y nueva noticia del Reino. ¡Cuántas energías utilizadas y perdidas, a veces, en el mantenimiento de realidades carentes de vida y, consecuentemente, de fuerza vitalizadora (ritos, tradiciones, devociones...)! Para el creyente, para cada uno en particular, el dicho de Jesús es una invitación a desenmascarar las razones sin vida, y sin razón, que le llevan a aplazar el seguimiento de Jesús y el anuncio de su mensaje. El dicho de Jesús es una llamada urgente a priorizar a quién queremos servir y seguir. El mismo Jesús tuvo que definirse personalmente en su vida. A la pregunta angustiada de María y José, tras la penosa búsqueda de tres días, Jesús respondió: “¿No sabías que yo debo estar en las cosas de mi Padre?” (Lc 2, 49)’.

[1] DIOS HACE LO MISMO CON TODOS NOSOTROS.

12 comentarios:

  1. ¿Puede alguien alegrarse con la que está cayendo?. Pues si querido Andrés.

    Yo me alegro por muchas cosas que experimento en mi y que veo en los demas, por ejemplo en ti.

    Me alegro porque Dios te quiere mucho, te ha dado capacidad de discernir, de disfrutar, de gustar, de alegrarte, de sufrir, de hablar, de orar, de escuchar, de sentir, de no apegarte.... podría seguir pero ademas de eso ahora te abre las puertas de una oficina para que organices todo tu tiempo en función de los demas.

    ¡Andres qué suerte tienes!

    Te quiero mucho.


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  2. Despues de leer tu palabra solo me quedo decir.. Amen ¡ Gracias Andres por dar luz a mi vida y camino ...

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  3. Sufro al leer la prensa de hoy pensando en la gran conmoción que se está provocando en la Iglesia de Asturias con los cambios que parecen no gustar a nadie de sacerdotes. Qué se persigue?. Premiar, castigar, conmocionar? Os parece que está poco convulsa la sociedad hoy en día como para que les "recorten" también el único soporte moral, espiritual y humano que les queda: sus curas?. Es éste el estilo Pastoral que preconiza el Papa Francisco? Malos tiempos traerán estos cambios si no se explican claramente, no se salen a la luz las motivaciones que tengan... etc.... Dios, desde luego, escribe con renglones toricos; pero nosotros, los humanos, son demasiados borrones que echamos en lo que Dios escribe.

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  4. El fundador de los jesuitas, Ignacio de Loyola, aconsejaba a los nuevos miembros de la Compañía no hacer mudanzas en tiempos de tribulación.
    Es el mejor momento, con las convulsiones sociales que padecemos todos montar una verdero tsunami en la iglesia de Asturias? A qué obedece tanto cambio? A quién interesa, que se persigue?. Como fiel seguidora y creyente, exijo que se nos dé una respuesta. Posiblemente, lo llegue a comprender.

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  5. En tiempos de desolación, no hacer mudanza.
    EStos cambios que se nos plantea a muchos de nosotros, especialmente sacerdotes, y más que difícil, es más bien triste, deabatimiento y, empleando la expresión de san Ignacio de Loyola, de desolación.

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  6. Por fin, D. Andrés, le han urdido el destierro? yo siempre pensé que en la iglesia no se utilizaban estas malas artes; más propias de guerras conventuales!!

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  7. Yo sólo pienso de que se trata de una santa mani-obra. Tengamos confianza en el Señor; al final, se verá cuál es su voluntad. Puede que no sean maniobras, y se trate de un paso previo para nombrarle Obispo, dada su preparación, su fe, su bondad. A mí, cada día más, me recuerda a la actitud y mucga semejanza con el actual Papa.

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  8. ¡Qué alegría saber que las sombras de la torre de la catedral y de la mazmorra arzobispal se alejan de D. Andrés! Es un regalo del Señor ver como este Sacerdote excepcional camina hacia una libertad bien ganada, cuidado y mimado por ese Señor Jesús que el tanto quiere, y que le aleja de los fariseos y levitas de turno, espejo exacto de los que terminaron con el mismo Dios en la Cruz.

    ¡Qué lección de humildad, de entrega al servicio de la Iglesia y de obediencia, en el silencio más absoluto, pero elocuente!
    Estamos orgullosos de Vd., solo las almas grandes y generosas se comportan así.

    Un fuerte abrazo para todos y feliz semana.

    Solideo negro.

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  9. Ánimo Andrés. Los cambios también son muy buenos para la madurez y el crecimiento personal. Gracias por esas palabras tan hermosas en la homilía de este domingo. Le pido a Dios que mi fe crezca cada día más para poder llegar a decir y vivir con mucha sinceridad que "el Señor es el lote de mi heredad". Siempre adelante Andrés, la obediencia nos da libertad.

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  10. Andrés: Juntos demos gracias a Dios por las palabras que pone en tu corazón y en tus labios, para gustar su Palabra. El salmo que nos ayudaste a orar hoy es mi salmo preferido y cuanto bien me hizo hoy en mi oración. Si "El Señor es el LOTE DE MI HEREDAD", me encanta esa HEREDAD; aunque en el camino haya dificultades, la obediencia me cueste y deba vivirla desde la fe.
    Andrés gracias por comunicarnos la nueva obediencia que debes de vivir, a todos nos causa dolor, pero ese dolor llevado en compañía del Crucificado produce la alegría de la Resurrección. Sé que esto lo digo muy fácil, pero no lo vivo así y entiendo que a ti te duela, pero que el Señor sea Tu fortaleza.

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  11. Acabo de escuchar la homilía. ¡Hoy sí que me hiciste llorar!
    No hay mejor enseñanza que el ejemplo.
    ¡BENDITO SEA DIOS EN TI, ANDRÉS!

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  12. Cuando tuve mi primera entrevista contigo, allá por el año 99, motivada por una consulta sobre mi posible nulidad matrimonial, no podía imaginar lo que el Señor tenía preparado para mí. Me ofreció un regalo valiosísimo: tu dirección espiritual y tu amistad. A lo largo de estos años, y pese a vivir en diferentes lugares, hemos seguido viéndonos periódicamente, porque casi desde el primer momento supe que eras fundamental para mi crecimiento interior; yo, que todo eso de la Iglesia me resultaba bastante lejano y desconocido, recibí el discernimiento para ver en tí a un enviado de Dios. Contigo he aprendido a amar a una Iglesia en la que antes no creía. Y a comprender qué pertenece a esa Iglesia y qué a las debilidades humanas.
    Ya sabes mi opinión sobre tu traslado, por lo cual, no insistiré en mi repulsa. Lo que sí quiero que sepas es que admiro tu elegancia: un don con el que Dios te ha bendecido. Y que me sirve de ejemplo, como el salmo al que haces referencia. Si Dios con nosotros, ¿quién contra nosotros? El Señor es mi heredad y mi copa. Andres, darte las gracias es poco. Solo puedo decirte que nunca vas a estar solo. Lo se.

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