12-12-2010 DOMINGO III ADVIENTO (A)
Is. 35, 1-6a.10; Slm. 145; Sant. 5, 7-10; Mt. 11, 2-11
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
Estamos ya en el tercer domingo de Adviento. A esta celebración se le denomina “el domingo de la alegría”. La alegría es un signo de felicidad, pero ¿de dónde procede la felicidad? ¿Quién es feliz? ¿Cómo podemos ser felices?
- Hace un tiempo recibí un correo electrónico con un archivo adjunto. Dicho archivo decía así: “En cierta ocasión, durante un seminario para matrimonios, le preguntaron a una mujer: -'¿Te hace feliz tu esposo? ¿Verdaderamente te hace feliz?’ En ese momento el esposo levantó ligeramente el cuello en señal de seguridad; sabía que su esposa diría que sí, pues ella jamás se había quejado durante su matrimonio. Sin embargo, la esposa respondió con un rotundo: - 'No, no me hace feliz'. Y ante el asombro del marido continuó: - 'Él no me hace feliz. ¡Yo soy feliz! El que yo sea feliz o no, eso no depende de él, sino de mí. Yo soy la única persona de quien depende mi felicidad. Yo determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida, pues, si mi felicidad dependiera de alguna persona, cosa o circunstancia sobre la faz de esta tierra, yo estaría en serios problemas. Todo lo que existe en esta vida cambia continuamente: el ser humano, las riquezas, mi cuerpo, el clima, los placeres, etc. Y así podría decir una lista interminable. A través de toda mi vida he aprendido algo: he decido ser feliz y lo demás lo llamo 'experiencias': amar, perdonar, ayudar, comprender, aceptar, escuchar, consolar. Hay gente que dice: - No puedo ser feliz, porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque hace mucho calor, porque alguien me insultó, porque alguien ha dejado de amarme, porque alguien no me valoró. Pero lo que no sabes es que PUEDES SER FELIZ, aunque estés enfermo, aunque haga calor, aunque no tengas dinero, aunque alguien te haya insultado, aunque alguien no te amó, o no te haya valorado. ¡¡¡SER FELIZ ES UNA ACTITUD ANTE
- En una sola homilía no se puede tratar con detenimiento
Cuando en el evangelio de hoy Jesús responde a los mensajeros de Juan Bautista, les dice así: “los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia
Celebramos en estas semanas el Adviento, es decir, el Señor que viene a salvarnos. No esperamos que nos salve y que nos dé la felicidad ni la alegría un hombre, o unas ideas, o unos bienes materiales, ni siquiera yo mismo. Sino que todo esto lo esperamos únicamente de Dios y de su Hijo Jesucristo, cuyo nacimiento esperamos y anunciamos.
- Siendo seminarista escuché por primera vez un dicho, que entonces no descubrí en toda su profundidad, pero hoy, pasados ya unos cuantos años, veo más claro cada día. Le decía yo a un sacerdote que me aburría en la oración, que no la hacía bien, que perdía el tiempo. Y decía todo esto, porque no sentía nada en la oración. A estas palabras mías el sacerdote me contestó con el siguiente dicho: “Hay que buscar al Jesús del caramelo y no el caramelo de Jesús”. ¿Por qué digo esto ahora? Muy sencillo: porque, aunque siga ciego, inválido, sordo, pobre, preso, hambriento… he de saber que lo más importante no es que me sea quitado todo esto, sino que lo más importante es el mismo Jesús. Y aquí sí que estoy totalmente de acuerdo con esta parte del texto leído al principio de la homilía: “Hay gente que dice: - No puedo ser feliz, porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque hace mucho calor, porque alguien me insultó, porque alguien ha dejado de amarme, porque alguien no me valoró. Pero lo que no sabes es que PUEDES SER FELIZ, aunque estés enfermo, aunque haga calor, aunque no tengas dinero, aunque alguien te haya insultado, aunque alguien no te amó, o no te haya valorado”. Sí, puedo ser feliz, porque es Dios mi felicidad, mi alegría, mis ojos, mis piernas, mis oídos, mi riqueza, mi libertad, mi pan…
¡Qué pena tan grande sería que lucháramos toda nuestra vida por tener los “caramelos” de Jesús o de quien sea, y no por tener al Jesús de todos los “caramelos”!
¡Ven, Señor Jesús!
Estoy de acuerdo en que la felicidad depende sólo de uno; eso sí, siempre que te abandones en el Señor y aceptes todos los acontecimientos positivos y negativos de la vida y con Él se transforma todo en amor, paz, seguridad, sólo con Él. Para mí es el único que me llena, me da paz, alegría y todo lo que me rodea: hijos, marido, es un regalo de Dios y una misión a seguir con su ayuda. Muchas veces he pensado: ¿quién es más importante para mí, Dios o mis hijos y marido? Sin duda alguna contesto que Dios; Él está en primer lugar, después mis hijos y marido, pues son regalos de Dios. Mi vida gira en torno a Dios y no sé vivir ni quiero vivir de otro modo si no es con Él. ¡Bendito sea Dios!
ResponderEliminarLas lecturas de este domingo ciertamente están revestidas de alegría; no sólo Isaías que reviste de gozo y de vida la naturaleza, sino también a tantos que en ocasiones nos acobardamos ante la lucha de la vida. El salmo nos acerca a un Dios empeñado en salvarnos: quien abre nuestros ojos y oídos ante su presencia y su palabra; quien nos endereza en tantísimas situaciones que nos angustian y agobian, haciéndonos sentir impotentes; un Dios que nos ama y guarda en su corazón. Y el consejo del apóstol Santiago en la segunda lectura, más bonito no puede ser…¡cuánto necesitamos de esa paciencia en nuestro día a día!! Bonito ejemplo el del labrador y la siembra…la paciencia será su mejor compañero de camino. Y también el usar los instrumentos adecuados para conseguirla, como escuchábamos en la homilía de la Fiesta de la Inmaculada. Leía, referente a las lecturas, como Jesús –en el evangelio de hoy- le pide a Juan el Bautista, algo parecido a lo que le pedirá Santiago a su comunidad: que renuncie al deseo de inmediatez y de fecundidad inmediata; que tenga la actitud del labrador respetando pacientemente el ritmo lento con que la tierra hace crecer sus frutos. Esto no sólo con la tierra, por supuesto, sino en nuestras relaciones personales..si renunciáramos a las prisas, a nuestras exigencias a tener las cosas claras y además pronto, a comprobar enseguida los resultados de nuestra actividad, a controlarlo todo desde nuestra razón o desde nuestras fiebres de eficacia…entonces creo que sentiríamos renacer en nosotros ese Reino de Dios que nos invita a fiarnos mas y mas de Él, desde la paciencia – que no es otra cosa que Su Paz- y desde el Gozo, que nos da el sabernos tan amados por un Dios que vino, viene y vendrá a nosotros.
ResponderEliminar¡Feliz y gozosa semana, amigos del Blog!
Querido D. Andrés y demás hermanos:
ResponderEliminarSer feliz en la autosuficiencia, el hombre como único Dios, pues el Altísimo no existe (principios del liberalismo)yo soy feliz por que me da la gana.
Veo desgracias al rededor mío, pero soy feliz por que lo he decidido ¿Y ccomo serlo en esas circunstancias? Pues muy fácil pasando de los demás.
Ayer por la noche le dieron una brutal paliza a un chaval en Oviedo en medio de un gran gentío. Mi hijo decía que que le dieron de patadas en el suelo por todo el cuerpo y en la cabeza y que cada golpe se oía retumbar en toda la calle. "Pero no me importa, nada altera mi estado de felicidad porque nada ni nadie puede alterarlo".
Una vez más de acuerdo con Vd. D.Andrés, reze por él y por sus padres y por los tres desalmados que hicieron esa acción repulsiva. Yo sigo en oración por todos ellos.
Un abrazo a todos y aprovecho para pedir a los lectores del blog se unan en oración.
Bendito sea Dios.
HOLA,quisiera hacer un comentario sobre la homilìa de hoy,la felicidad es un don de Dios al que todos estamos llamados a ser y a vivir.Pero como a las cosas de Dios nos acercamos,con prisas, distraidos o pidiendo algo se nos olvida que Dios es la misma Felicidad y que solo la conseguiremos cuando seamos capaces de escuchar en el silencio.TRINIDAD SANTA UN SOLO DIOS
ResponderEliminarBuenos dias Andres y hermanos del blog .. que lindo todo lo que nos has dicho en esta homilia ¡¡¡¡ saben mi abuela siempre me decia .. es mas facil estar triste que ser feliz pues para ser feliz debes trabajar minuto a minuto .. y no te olvides que ser feliz solo depende de ti .. En este tercer domingo les dese a todos paz en sus corazones ,.armonia en su entorno y que nuestros corazones se esten abriendo .. y preparando para esta nueva Navidad .. para este gran Milagro de amor ¡¡¡¡ Buena semana amigos
ResponderEliminarD. Andrés, de nuevo gracias por la Homilía tan maravillosa que me recuerda que debo ser feliz a pesar de la enfermedad, del cansancio, de la incomprensión, de no sentirme valorada... porque la felicidad me la da saber que tengo a Dios conmigo y te digo gracias por recordarme esto pues lo sé, sé que saber que Dios se ha hecho Hombre para salvarnos y saber que me quiere mucho y que cuenta conmigo en su plan debería bastarme para ser feliz, sin embargo...sueño con tener esa paz y esa felicidad pero no la tengo...me sigo preocupando de las cosas que realmente no tienen importancia y no disfruto de esa felicidad de la que hablas. En fin no se si me habré sabido explicar pero te doy las gracias de nuevo por la Homilía a tí D. Andres y os doy tambien las gracias a todas las personas que escribis en este blog pues con vuestro ejemplo me ayudais mucho. No quisiera ser la oveja negra del grupo que siempre dice que quiere llegar a tener esa paz y esa felicidad (que veo que teneis la mayoría de vosotros) y no hace gran cosa por conseguirlo, os pido a todos que receis por mi para que la consiga.
ResponderEliminarFeliz semana de adviento.
Querido anónimo,(del 13 de diciembre) ¡cuentas con mi oración! y creo que con la de cuántos participamos en el Blog, aún cuando no escriban su comentario, sino simplemente reflexionen desde él, que son muchos hermanos.
ResponderEliminarTen la seguridad de que ese Señor, que abre los ojos al ciego, que endereza a los que ya se doblan; ese Señor que ama a los justos y guarda a los peregrinos, y quien nos pide paciencia en las distintas situaciones que podamos vivir, ese Señor que VIENE, porque YA ESTÁ ENTRE NOSOTROS...no nos dejará nunca. Siempre está contigo porque te ama.
Qué tengas una semana alegré, ¡con Su Alegría!, que es la única que nos llena de gozo.
En este día se nos hace una invitación a la alegría, las palabras que se han proclamado nos hablan de alegría, y este tiempo que estamos viviendo, también es propicio para la alegría.
ResponderEliminarUn santo triste, es un triste santo, me perece que lo decía Stª Teresa; creo que si realmente tengo fe, que Dios me ama, y Él es mi refugio y salvación, es motivo mas que suficiente para sentirnos gozosos; y pienso que realmente esa alegría crece y crece cuanto mas frecuente es mi relación con mi Señor, Él es la fuente de la verdadera alegría, y el único que te puede hacer gustar la auténtica felicidad. Esto no quiere decir que me despreocupe de todo lo que pasa a mi alrededor, mas bien al contrario, me invita a reír con los que ríen, y llorar con los que lloran; es decir, estar siempre pendiente de esa persona que me necesita; claro que tu vida y la de los que te rodean forman parte de tu actitud, pero no es menos cierto que no pueden robarte el gozo interior, porque ese te lo ha regalado el Señor, y no se parece a ningún otro; no es la dicha que te produce una buena noticia, ni un viaje de recreo, ni una vida holgada, etc. etc. es algo distinto que se encuentra dentro de ti, que forma parte de ti, en lo profundo de tu corazón, y que sale al exterior a través de una sonrisa, de una palabra amable, de un gesto de cariño, la paz que transmites; solo hay una cosa que te puede quitar esta alegría, el pecado que es el causante de que en tantas ocasiones estemos tristes, y sin ganas de vivir.
Alegrémonos hermanos, y esperemos espectantes a nuestro Salvador, Él viene a salvarnos, de esas exclavitudes, ceguera, cojera, sordera...etc.que es lo que nos tiene atados, y nos impide ser felices. Y esto ha de ser el testimonio de que el Señor ha llegado a nosotros, ha entrado en nuestra "casa".
Gracias, muchas gracias Andrés.
A vosotros hermanos, alegría y gozo en el Señor.
BENDITO SEA DIOS.
Estoy total mente de acuerdo en todo lo que dice en sú homilía. Como la felicidad dependiera de los que nos rodean, mal nos iría en la mayoria de las veces.
ResponderEliminarLo de los caramelos de Dios, yo lo entendí siempre de otra forma.
Primero son los caramelos de Dios y luego El Dios de los caramelos, que es lo que a mí me suele pasar,
cuando tengo una alegría muy grande, ó me siento muy feliz , me suelo preguntar seguida mente: ¿Qué me estará preparando El Dios de los caramelos? y...no falla.
Pero siempre dá pruebas de que aún en la tribulación, está ahí , y te ayuda, y te saca , y , otra véz vuelve todo a sú sitio y te regala una experiencia más, que si la miramos con los ojos del corazón, descubrimos el significado que tenia, lo que Dios queria enseñarte, ó madurarte, ó curtirte, ó simple mente decirte que sin El, no existe esa felicidad que muchas veces buscamos en cualquier sitio , y que no existe sin El.