viernes, 25 de junio de 2010

Domingo XIII del Tiempo Ordinario (C)

27-6-2010 DOMINGO XIII TIEMPO ORDINARIO (C)

1 Re. 19, 16b.19-21; Slm. 15; Gal. 5, 1. 13-18; Lc. 9, 51-62



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

El domingo pasado ponía Jesús una serie de condiciones a quienes deseaban seguir sus pasos y estar con Él: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará”. En el evangelio de hoy Jesús continúa especificando algunas condiciones que han de cumplir sus seguidores: “Mientras iban de camino, le dijo uno: ‘Te seguiré a donde vayas’. Jesús le respondió: Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza’. A otro le dijo: ‘Sígueme’. El respondió: ‘Déjame primero ir a enterrar a mi padre’. Le contestó: ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios’. Otro le dijo: ‘Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia’. Jesús le contestó: ‘El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios’”.

- Como veis, se mencionan tres exigencias radicales de Jesús para todos aquellos que deseen seguir sus pasos. Con esto Jesús quiere advertir a los discípulos la seriedad y los riesgos del camino que van a emprender con Él:

1) Efectivamente, cuando alguien se encuentra con Jesús, lo escucha y quiere seguir sus pasos, Jesús no quiere engañar a nadie y le muestra la realidad que le espera a su lado: casi todos los hombres tienen un techo donde cobijarse, incluso los animales, pero Él, el Hijo de Dios, “no tiene dónde reclinar la cabeza”. Hace poco tiempo me decía un hombre creyente que él creía en Dios, pero que pensaba que Éste no se ocupaba de las cosas ordinarias de la tierra y de la vida de cada día. Sin embargo, aquellos que quieran seguir de verdad a Jesús deben saber que… no saben nada, que es Jesús quien marca el rumbo y los tiempos de la vida. Nada hay seguro con Jesús más que el mismo Jesús (nada más y nada menos). Quien quiere seguir a Dios tiene que estar dispuesto a acoger como venido de las manos de Dios o permitido por Él lo que acontezca en su vida. Por lo tanto, entiendo que esa expresión de Jesús, que Él “no tiene dónde reclinar la cabeza”, no se puede entender sólo en un sentido material (no tiene vivienda alguna), sino también en un sentido alegórico: el discípulo de Jesús no puede exigir seguridades.

2) En otras ocasiones es el mismo Jesús quien invita a alguien a seguirlo, pero se ponen excusas, las cuales parecen perfectamente justificadas (“Déjame primero ir a enterrar a mi padre […] Déjame primero despedirme de mi familia”). Pero la reacción de Jesús es extrema (“Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios […] El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios”). De hecho, con frecuencia alguna gente me pregunta por qué Jesús tiene estas respuestas tan faltas de sensibilidad para la familia y para acciones normales, fruto del amor filial (enterrar a un padre recién fallecido). Mi respuesta va en la línea de subrayar la exigencia de total radicalidad para quienes quieren seguir a Jesús y las miles de justificaciones “razonables” que todos tenemos para no hacer caso de la llamada de Jesús o para posponer la respuesta afirmativa a dicha llamada. Aquí resulta muy esclarecedora la poesía de Lope de Vega (sabéis que él se ordenó sacerdote de bastante mayor) sobre este tema: “¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?/ ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,/ que a mi puerta, cubierto de rocío,/ pasas las noches del invierno oscuras?/ ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,/ pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,/ si de mi ingratitud el hielo frío/ secó las llagas de tus plantas puras!/ ¡Cuántas veces el ángel me decía:/ ‘Alma, asómate ahora a la venta,/ verás con cuánto amor llamar porfía’!/ ¡Y cuántas, hermosura soberana: ‘Mañana le abriremos’, respondía,/ para lo mismo responder mañana!”.

- El Evangelio de Jesús nos enseña que ser discípulo suyo es seguirlo, y que en eso consiste la vida cristiana. Jesús exigió fundamentalmente el seguimiento, y todo nuestro cristianismo se construye sobre nuestra respuesta a esta llamada (v. gr., Mt 8,18-22; 9,9; 10,38; 17, 24; 19,21.28; Mc 1,17-18; 3,13-14; Lc 14,25-27; Jn 1,43; 8,12;
10,1-ó.27; 21,15-22; etc.). Desde entonces, la esencia de la espiritualidad cristiana es el seguimiento de Cristo bajo la guía de la Iglesia. Seguir a Cristo implica la decisión de someter todo otro seguimiento sobre la tierra al seguimiento de Dios hecho carne. Por eso hablar de seguimiento de Cristo es hablar de conversión, de «venderlo todo», en la expresión evangélica, con tal de adquirir esa perla y ese tesoro escondido que constituye el seguir a Jesús (Mt 13,44-46). Sólo Dios puede exigir un seguimiento así, y es que seguir a Jesús es seguir a Dios, el único absoluto.

Por lo tanto, el seguimiento es la raíz de todas las exigencias cristianas y el único criterio para valorar la espiritualidad de una determinada persona:

* El discípulo de Jesús ama. Ser cristiano es seguir a Cristo por amor. Es Jesús quien nos pregunta si lo amamos, si nosotros respondemos que sí, entonces Él nos invita a seguirlo: “Simón Pedro, ¿me amas?... Sí, Señor... Entonces sígueme...” (Jn 21). Eso es todo. Así de simple. Ignorantes, llenos de defectos, Jesús nos conducirá a la santidad, a condición que comencemos por amarlo y que tengamos el valor de ir en su seguimiento. El cristianismo no consiste sólo en el conocimiento de Jesús y de sus enseñanzas transmitidas por la Iglesia. Consiste en su seguimiento. Sólo ahí se verifica nuestra fidelidad.

* El discípulo de Jesús ora. No existe una «espiritualidad de la oración», sino del seguimiento. El seguimiento nos lleva a incorporarnos a la oración de aquel a quien seguimos.

* El discípulo de Jesús debe ser pobre. No existe una «espiritualidad de la pobreza», sino del seguimiento. Éste nos despojará, si somos fieles en seguir a un Dios empobrecido. Hace años un chico se acercó al obispado enviado por alguien, ya que este chico tenía inquietudes vocacionales y deseaba discernir su vocación. Llegó ante mí y me dijo que quería hacerme varias preguntas sobre el sacerdocio. La primera pregunta que me hizo fue… cuánto ganaba un cura. Con eso estaba dicho todo, y por el resto de preguntas vi que lo que deseaba este chico era tener un modo de vida o profesión como cualquier otra, y no seguir a Jesucristo. Por supuesto, después de contestar a todas sus preguntas, desapareció y no volví a saber más de él.

* El discípulo de Jesús sufre. No existe una «espiritualidad de la cruz», sino del seguimiento; seguimiento que en ciertos momentos nos exigirá la cruz.

* El discípulo de Jesús es comprometido. No existe una «espiritualidad del compromiso», pues todo compromiso o entrega al otro es un fruto de la fidelidad al camino que siguió Jesús.

8 comentarios:

  1. Andrés, esta vez dejaste a un lado las parábolas y fuiste directo al grano, o jicha o jacha.Cuando el Señor creyó que tenia edad(16 años) para entender, se dirigió a mi, a través de esta Bemdita Madre que es la Iglesia y me invitó a dejarlo todo y seguirle, con el ímpetu que me caracteriza acepté, pero aquello duró hasta que un niño de ojos azules se presentó en vida, directa como soy por parte de padre, fui y al muy Ilustre Sr. Magistral,D. Eliseo Gallo, le comuniqué que habia cambiado de opinión, que de lo dicho nada,me contestó: Así quer cambias a Jesús por un mocoso?, si dije, pues vete, vete al mundo pero el mundo te va a dar ( como diria una cuñada finolis que yo tenia),M gorda, no le creí, pero cuanta mierda ( esta soy yo) encontré y tragué! y me dediqué de hoz y coz a caminar a mi aire, como al burrin que sueltan para hacer la carretera, por aquí, por allí, pero yo no sabía, aún, que El iba al lado y me dejaba hacer, qué caía al precipicio, El por los pelos me sacaba y me colocaba en la Verdad, y así años, error tras error, capricho tras capricho, empecé a creer en El,a gustar de sus cosas a fiarme a aceptar su misericordia como bálsamo de mis heridas, El sí me lavó los pies a mi, los enjugó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos, todo envuelto en un perdón permanente,en un ánimo infinito y al lado, como en Caná, su Madre: Haz lo que El te diga, si Andrés, tienes razón, estás en la verdad, mi oración, pequeña, inconstante es la suya, unas veces desde la soledad y el grito de dolor de Getsemaní, a veces en el Tabor con la inconsciencia de quedar allí para siempre, !de cuántas cosas me rescató!, frivolidad, juicios apresurados llevados solo por mi razón que matan y rematan a los demás, ira, pereza infinita,dudas, trapicheos indecentes de cambio rosario por milagrin, tantas cosas, y El la lado, Paz, por la puerta estrecha, paso yo antes, da sin esperar nada a cambio, escucha, llora con el que llora, rie con el que rie, vive en la Luz, es cierto Señor que,como Pedro te contesto: Tú sabes todas las cosas, Tú sabes que te amo, pero también, como San Felipe Neri, te digo " qué no te fies de esta hembra", y Tú me contestas " ya lo sé Paz, pero es que el Amor es ciego".Gracias Andrés por partir el Pan de su palabra, huele a recién hecho.Amy dónde estás? te echo de menos. Un abrazo. Paz

    ResponderEliminar
  2. El Evangelio que hoy se proclamó, me pone delante a un Jesús exigente y radical, un Jesús que me pide todo y desea mi total entrega.
    Me miro a mi misma, y me parece durísimo; aunque desde luego muy claro, Jesús se explica con total nitidez, y me pone delante todo un programa que he de aceptar si quiero seguirle; no me pide nada que Él no me haya dado antes, ya que siempre Él va por delante.
    Precisamente en este mes de junio, hemos estado profundizando en las bienaventuranzas, para ser mas precisa, en la primera: "Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" y escrutando la Palabra, el catecismo de la Iglesia católica, lo que pude descubrir sobre esta Bienaventuranza, es ni mas ni menos lo que hoy nos aclaras en tu homilía.
    Ya sabemos que Jesús es un Dios celoso, que quiere nuestro amor total, no dividido, así como una entrega y confianza en Él, absoluta.
    Repito que esto para mi es imposible, pero para eso está el espíritu Santo, con sus dones, que viene en nuestra ayuda.
    Lo que veo es que, si quiero seguir de verdad a Jesús, he de olvidarme de mi misma para donarme a Él, confiada, y sabiendo que todo lo que permite en mi vida, bien sea cruz o consolación, es lo que ha dispuesto para mi santificación.
    ¿Como respondo yo? pues como el que quiere tener a Jesús, y también las seguridades de este mundo. Es decir, Él me ha "perseguido" y me ha seducido, y yo me dejé seducir, y disfruté lo indecible de su amor, así como pude darme cuenta de que teniéndole a Él todo lo demás es relativo, pasa a segundo plano, y pude experimentar que viviendo así, fui totalmente feliz.
    Mas como el tentador no pierde el tiempo, y no soporta perder, no se como se las arreglo para poner en mi interior, dudas, temores, apegos etc. en una palabra, creo que no me doy por entero a mi Señor; y soy consciente de que los problemas, las dificultades y sufrimientos, muchas veces me absorben y me hacen "olvidar" que a mi lado siempre está ese Jesús que es mi verdadera seguridad, mi amante siempre dispuesto a sostenerme cuando yo vacilo, y cogerme en brazos , si es preciso, para que siga adelante.
    Jesús, nunca me ha engañado, siempre ha sido claro, poniéndome delante su paso por esta vida como ejemplo de lo que ha de ser la mía, si quiero ser discípula suya.
    Consultando las citas que nos pones, sentía envidia de la prontitud en la respuesta de sus apóstoles cuando les dice "Sigueme"
    cuantos "peros" le pongo yo.
    Me parece hermosa la poesía de Lope de Vega, porque la verdad me veo tan reflejada en ella.
    Unja vez mas, muchas gracias Andrés, por estos regalos estupendos de cada domingo.
    Hermanos, que el Señor nos conceda a todos el ponerle a Él en el centro de nuestra vida. Un abrazo.
    BENDITO SEA DIOS.

    ResponderEliminar
  3. Buenos días Removedor de Conciencias.

    Sólo unas palabras para que te hagas una idea de como le queda a uno, que conoces bien , su espíritu después de escucharte.
    Antes de decirlo tú ya, a mi lado, oí la expresión "¡ Qué Evangelio más duro!". En el curso de la Homilía tenía la esperanza de oir de tu boca alguna expresión que suavizase un poco las condiciones que pone Jesús para seguirlo. (porque ya sabemos que a veces la Parábola tiene varias interpretaciones). Pero el final llegó y el listón no de movió ni un milímetro, que facilitara cumplir esos requisitos. Mas bien lo contrario: tus palabras no dejaron resquicio a la duda.

    Resignación y seguiremos viendo los toros desde este lado de la barrera.

    Un abrazo
    Un penitente agradecido

    ResponderEliminar
  4. La Homilía de ayer buenísima y me sirvió para orientar la oración en la reunión de Evaluación con los catequistas.

    Feliz día en el Señor.

    ResponderEliminar
  5. En la homilía de hoy,me ha llegado también y me quedo con estas enseñanzas:
    -Hablar de seguimiento de cristo es hablar de conversión.
    -El seguimiento es la raíz de todas las exigencias cristianas.
    -El seguimiento consiste en: orar, pobreza, sufrimiento,compromiso.

    Lo voy a guardar en favoritos para que no se me olvide e intentaré tenerlo en cuenta.
    Gracias por la profundidad que muestran tus homilías y que tanto bien nos hacen.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Querido Andrés y amigos del Blog:
    El seguimiento de Jesús es realmente una aventura de fidelidad, de amor que requiere un compromiso firme de seguirle: negándose a sí mismo y llevando la cruz día a día…Descubriendo en todos los acontecimientos su voluntad, aceptándola con valentía, confiando siempre en su promesa: Yo estaré siempre con vosotros. ¡No temáis!.
    Eso requiere por mi parte unas actitudes, unas exigencias personales, que como bien dice Dº Andrés, empieza por el amor sin límites, viviendo en sinceridad, en coherencia y correspondencia a tanto amor recibido gratuitamente.
    Requiere una consciente y renovada vivencia permanente bajo la presencia amorosa de Dios, que nos llevará a una continua vida de oración, en la que, además de ir purificando nuestra conducta, el Espíritu Santo nos irá moldeando, dándonos la forma que Él desea para cada uno de nosotros. (Si nos dejamos moldear…)
    Nos debemos presentar ante Él con la pobreza de quien todo lo recibió sin mérito propio, dispuestos a compartir, sin apegarnos a las cosas caducas, afianzando nuestra raíces en lo profundo, lo fundamental, confiando en la divina providencia que nunca nos fallará.
    Todo este programa de vida exige ese “tomar la cruz y seguirle”.
    Me encanta y a la vez me cuestiona el que Jesús, siempre que empieza algo importante dice: “EL QUE QUIERA”… Luego me da una libertad absoluta para aceptar la propuesta o rechazarla…, eso me invita a la reflexión, al discernimiento, para hacer luego aquello que descubro como propuesta para mí y entonces debo poner en acto todas las exigencias que conlleva esa decisión, confiando siempre en que Él está a mi lado.
    Perdonad el que haya hecho esta reflexión personal, pero es lo que saqué del Evangelio y la Homilía que nos ofrece Dº Andrés. Roguemos para que los habituales, tanto a la lectura evangélica, como al blog, seamos discípulos fieles, aquellos que le seguimos con nuestras sombras y luces, pero que le seguimos.
    Un saludo cariñoso a todos, junto con mi oración y simpatía.

    ResponderEliminar
  7. Me gustan esas palabras que mencionas en la homilía, Pater. Son como pivotes que van marcando mi camino de Fe,de seguimiento de Jesús. A medida que mi Fe va madurando voy recorriéndolos, dejando dócilmente que el mismo Señor vaya grabándolas en mi corazón y en mi vida. Así ha de ser mi respuesta ante tanto Don y tanto Amor recibido: amando, porque Él mismo me enseña a amar;orando, pues es Su Espíritu quien lo hace en mi y con su luz me lo muestra para que no tenga confusión creyendo que puedo algo por mi misma;despojándome de personas, cosas, actividades y apartándome, como lo ha hecho -y sigue haciéndolo- de todo aquello que no me lleva a Él o intenta alejarme de su camino, como son efectivamente cualquier tipo de seguridad por justificada que sea; dándole sentido a mi sufrimiento y soledad, porque lo que yo pueda pasar, Él ya lo ha pasado, sufrido y resucitado por mi, y para que pueda yo apoyarme en Su Cruz.
    Si que es comprometido el seguirle; la Fe compromete nuestra vida en todas sus dimensiones, pero también al ir recorriendo el camino, somos consciente de estar viviendo una hermosa aventura junto al Señor.
    Buena semana, amigos

    ResponderEliminar
  8. La radicalidad del seguimiento de Jesús. Seguirlo sin mirar atrás..., seguirlo desde el perdón a nuestros semejantes que nos han herido..., seguirlo despojándonos de todo, solo con El. Me parece muy difícil esta opción, y no hay otra de recambio, más fácil..., hecha más de acuerdo con nuestra débil condición humana. Realmente el Señor nos pide mucho, pero siempre es un algo, y El nos da el TODO. El primer radical fue El mismo, y lo hizo dándo su vida. Yo me pregunto cada día ¿Qué quiere el Señor de mí? ¿proezas? No creo que la cosa sea así, estoy con la atención puesta en esos pequeños, a veces insignificantes acontecimientos que surgen a diario en mi vida, y ahí es dónde percibo lo que el Señor me va pidiendo, creo que esa es la tarea que me impone, porque el Señor dice..." mi carga es ligera, y mi yugo llevadero".
    Si, procuro ejercer la radicalidad de pregonar mi fe, allí dónde sea necesario, y eso a veces es objeto de crítica, o quizás de burla, más de una persona me ha dicho..., ¿Cómo permite ese Dios que defiendes que te pase esto o lo otro, sin poner remedio, y no solo a nivel personal, sino a nivel planetario?
    Si, es muy difícil seguir los caminos del Señor, pero una vez que nos animamos a hacerlo, también sentimos su ayuda, su caridad, y su misericordia, incluso cuando pecamos, cuando nos enfrentamos a El, con nuestros pecados, El sigue ahí, a nuestro lado. ¡Merece la pena seguir a Jesús, aunque caiga muchas veces! Tengo la seguridad de que su Mano estará siempre para levantarme.
    Gracias D. Andrés por esta Homilía, fuerte, valiente y comprometedora para todos, trasladar este Mensaje de Jesús, con el acierto que lo hace, merece mi constante agradecimiento y felicitación.
    Un fuerte abrazo para los hermanos del blog.

    ResponderEliminar