6-12-2009 DOMINGO II DE ADVIENTO (C)
Baruc 5, 1-9; Slm 125; Flp. 1, 4-6.8-11; Lc. 3, 1-6
Homilía en audio de MP3
Homilía en audio de WAV
Queridos hermanos:
- Fijaros cómo empieza el evangelio de hoy: “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”. La primera vez que escuché este trozo pensé para mí: ‘Pero, ¿para que sirven todos estos datos que nos da san Lucas?’ Con decir que Dios habló a Juan Bautista y la misión que le dio… hubiera bastado. Pero el evangelista nos da nombres y más nombres de gente importante, y de gente que gobiernas imperios, reinos y provincias. La razón –creo yo- de todos estos datos es que Lucas nos sitúa en el espacio y en el tiempo el mensaje de Dios a los hombres. En efecto, el evangelio no es algo atemporal o que sucede en un lugar muy lejano o en ningún sitio concreto. No.
* ¿Cuándo habla Dios? Lucas nos da detalles muy precisos de cuándo Dios habla, y para probarlo apunta emperadores, gobernadores y reyes, los cuales confluyen en un determinado momento de la historia. También nos dice Lucas que la Palabra de Dios la oye Juan Bautista, y no esos emperadores, gobernadores y reyes.
* ¿Dónde habla Dios? Tampoco se escucha la Palabra de Dios en los palacios, en las ciudades, en las aglomeraciones de gentes, sino que la voz de Dios es proclamada en un desierto.
Pues bien, igualmente podemos decir ahora nosotros que Dios nos habla en este justo instante, siendo Obama presidente de USA, Calderón de México, Lula de Brasil, Merkel primera ministra de Alemania, Juan Carlos I rey de España, y que Dios nos habla en la Catedral de Oviedo, o en cualquier otro lugar en donde nos encontremos. En efecto, Dios habla aquí y ahora.
- Pero, si importante es saber que Dios nos habla, más importante aún es saber qué nos dice Dios. ¿Cuál es la Palabra de Dios que Dios mismo transmitió a Juan el Bautista? Pues esa Palabra es la misma que se nos entrega hoy día: 1) Que todos estamos llamados a ver la salvación de Dios en nuestras vidas. “Dios guiará a su pueblo con alegría a la luz de su gloria”, nos dice la primera lectura. Y la salvación de Dios es algo que se nos da aquí y ahora. 2) Mas para ver la salvación de Dios hemos de preparar el camino por el que Cristo Jesús vendrá. En este punto es donde entra el plan de Adviento que os proponía el domingo pasado y que os propongo cada año por este tiempo.
- El salmo 125 que acabamos de escuchar es un salmo precioso. Escuchadlo una vez más:
“Cuando el Señor cambió la suerte de Sión , nos parecía soñar; la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando, llevando la semilla, al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas”.
Como sacerdote en varias ocasiones he tenido que atender y escuchar a personas con grandes sufrimientos y que piden una explicación o justificación a Dios y a su fe, o también la piden desde Dios y desde la fe, de su realidad doliente. Es difícil entender tantas veces lo que nos pasa, sobre todo lo malo y negativo, o mejor aún, por qué nos pasa, es decir, conocer el sentido de lo que acontece en nuestra vida. Me han entregado poco antes de la Misa de 11 una poesía de José María Pemán (poeta español del siglo XX), el cual escribió una poesía a su esposa, Resignación. El buscó entender desde Dios la falta de su mujer y compuso este poema, del cual entresaco las siguientes palabras:
“¡Qué triste es mi caminar!,/ llevo en mi pecho escondido/ un gemido de pesar,/ y en mis labios un cantar/ para esconder mi gemido…
No hay como saber sufrir/ con entereza el dolor/ para saber combatir,/ que el dolor es la mejor/ enseñanza de vivir./Él (Dios) nos enseña a tener/ siempre al alma apercibida,/ y a esperar y a no temer,/ y a dar su justo valor/ a las cosas de la vida./”
Nuestro mundo actual y occidental está hecho a las medidas, a saber y a entender. Enseguida queremos saber el por qué, el para qué, el cuándo, el hasta cuándo, el dónde, el cómo… Estamos tan preocupados por esas preguntas y por hallar respuestas que nos cuesta mucho esfuerzo el vivir y experimentar en toda su plenitud lo que sucede en nosotros. Recuerdo que, siendo seminarista, supe del siguiente hecho: una religiosa muy moderna y bastante joven, de unos 40 años, padeció un cáncer fulminante y muy doloroso. La vida se le escurría entre los dedos y ella se veía morir de día en día. Ella protestaba y renegaba por su situación. No aceptaba la muerte; no la aceptaba ni por el mal que padecía ni por la edad que tenía. Finalmente, faltando unos tres días para el desenlace final, aceptó su situación, su muerte inmediata y decía que, desde que había hecho eso, había sentido cómo la paz la inundaba en todo su ser: en su cuerpo, en su mente, en su espíritu. ¿Qué quiero decir con esto? 1) Que el dolor y el sufrimiento no proceden de Dios. El no quiere nuestra muerte . 2) Que el dolor y el sufrimiento nos va a alcanzar a todos, antes o después: seamos creyentes o no, tontos o listos, ricos o pobres, jóvenes o viejos, hombres o mujeres. 3) Que el ser humano puede aprender de todo sufrimiento, pues éste nos hace más humildes y nos permite percatarnos de lo que verdad es importante. Algunas personas con odios de años son capaces ante la muerte o enfermedad del enemigo de acercarse a la persona sufriente, y logran una reconciliación.
Sí, las crisis o momentos de sufrimiento (otros dirán de crecimiento) por las que pasa el ser humano, nos ayudan mucho. Por eso, el salmista canta: “Al ir, iban llorando, llevando la semilla, al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas”. En un primer momento pensamos que vivimos una auténtica desgracia, pero, vivida desde la experiencia de Dios y una vez superada, nos damos cuenta que el fruto, la ganancia, la madurez y la fe conseguidas superan con mucho a todo el mal que hemos pasado. Y entonces reconocemos que ha sido Dios quien nos ha acompañado en todo momento y, por eso, seguimos cantando: “El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares”.
Termino con una cita de un periódico. Es de marzo de 2008: “La gente que cree en Dios es más feliz que los agnósticos o los ateos, según un estudio realizado por el profesor Andrés Clark y la Doctora Orsolya Lelkes y presentado en la conferencia anual de la Sociedad Real Económica. La gente religiosa está más capacitada para enfrentarse a decepciones como el paro, el divorcio o la muerte de un amigo. Además, esta capacidad aumenta en el momento en que los religiosos van a la iglesia y rezan. Los investigadores del estudio dijeron que: ‘la religión hace que las personas puedan soportar mejor los momentos difíciles de la vida’”. Por eso, hemos de confesar una vez más que la Palabra dirigida a Juan Bautista entonces y a nosotros ahora, en este tiempo de Adviento, se cumple: “verán la salvación de Dios”.
Baruc 5, 1-9; Slm 125; Flp. 1, 4-6.8-11; Lc. 3, 1-6
Homilía en audio de MP3
Homilía en audio de WAV
Queridos hermanos:
- Fijaros cómo empieza el evangelio de hoy: “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”. La primera vez que escuché este trozo pensé para mí: ‘Pero, ¿para que sirven todos estos datos que nos da san Lucas?’ Con decir que Dios habló a Juan Bautista y la misión que le dio… hubiera bastado. Pero el evangelista nos da nombres y más nombres de gente importante, y de gente que gobiernas imperios, reinos y provincias. La razón –creo yo- de todos estos datos es que Lucas nos sitúa en el espacio y en el tiempo el mensaje de Dios a los hombres. En efecto, el evangelio no es algo atemporal o que sucede en un lugar muy lejano o en ningún sitio concreto. No.
* ¿Cuándo habla Dios? Lucas nos da detalles muy precisos de cuándo Dios habla, y para probarlo apunta emperadores, gobernadores y reyes, los cuales confluyen en un determinado momento de la historia. También nos dice Lucas que la Palabra de Dios la oye Juan Bautista, y no esos emperadores, gobernadores y reyes.
* ¿Dónde habla Dios? Tampoco se escucha la Palabra de Dios en los palacios, en las ciudades, en las aglomeraciones de gentes, sino que la voz de Dios es proclamada en un desierto.
Pues bien, igualmente podemos decir ahora nosotros que Dios nos habla en este justo instante, siendo Obama presidente de USA, Calderón de México, Lula de Brasil, Merkel primera ministra de Alemania, Juan Carlos I rey de España, y que Dios nos habla en la Catedral de Oviedo, o en cualquier otro lugar en donde nos encontremos. En efecto, Dios habla aquí y ahora.
- Pero, si importante es saber que Dios nos habla, más importante aún es saber qué nos dice Dios. ¿Cuál es la Palabra de Dios que Dios mismo transmitió a Juan el Bautista? Pues esa Palabra es la misma que se nos entrega hoy día: 1) Que todos estamos llamados a ver la salvación de Dios en nuestras vidas. “Dios guiará a su pueblo con alegría a la luz de su gloria”, nos dice la primera lectura. Y la salvación de Dios es algo que se nos da aquí y ahora. 2) Mas para ver la salvación de Dios hemos de preparar el camino por el que Cristo Jesús vendrá. En este punto es donde entra el plan de Adviento que os proponía el domingo pasado y que os propongo cada año por este tiempo.
- El salmo 125 que acabamos de escuchar es un salmo precioso. Escuchadlo una vez más:
“Cuando el Señor cambió la suerte de Sión , nos parecía soñar; la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando, llevando la semilla, al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas”.
Como sacerdote en varias ocasiones he tenido que atender y escuchar a personas con grandes sufrimientos y que piden una explicación o justificación a Dios y a su fe, o también la piden desde Dios y desde la fe, de su realidad doliente. Es difícil entender tantas veces lo que nos pasa, sobre todo lo malo y negativo, o mejor aún, por qué nos pasa, es decir, conocer el sentido de lo que acontece en nuestra vida. Me han entregado poco antes de la Misa de 11 una poesía de José María Pemán (poeta español del siglo XX), el cual escribió una poesía a su esposa, Resignación. El buscó entender desde Dios la falta de su mujer y compuso este poema, del cual entresaco las siguientes palabras:
“¡Qué triste es mi caminar!,/ llevo en mi pecho escondido/ un gemido de pesar,/ y en mis labios un cantar/ para esconder mi gemido…
No hay como saber sufrir/ con entereza el dolor/ para saber combatir,/ que el dolor es la mejor/ enseñanza de vivir./Él (Dios) nos enseña a tener/ siempre al alma apercibida,/ y a esperar y a no temer,/ y a dar su justo valor/ a las cosas de la vida./”
Nuestro mundo actual y occidental está hecho a las medidas, a saber y a entender. Enseguida queremos saber el por qué, el para qué, el cuándo, el hasta cuándo, el dónde, el cómo… Estamos tan preocupados por esas preguntas y por hallar respuestas que nos cuesta mucho esfuerzo el vivir y experimentar en toda su plenitud lo que sucede en nosotros. Recuerdo que, siendo seminarista, supe del siguiente hecho: una religiosa muy moderna y bastante joven, de unos 40 años, padeció un cáncer fulminante y muy doloroso. La vida se le escurría entre los dedos y ella se veía morir de día en día. Ella protestaba y renegaba por su situación. No aceptaba la muerte; no la aceptaba ni por el mal que padecía ni por la edad que tenía. Finalmente, faltando unos tres días para el desenlace final, aceptó su situación, su muerte inmediata y decía que, desde que había hecho eso, había sentido cómo la paz la inundaba en todo su ser: en su cuerpo, en su mente, en su espíritu. ¿Qué quiero decir con esto? 1) Que el dolor y el sufrimiento no proceden de Dios. El no quiere nuestra muerte . 2) Que el dolor y el sufrimiento nos va a alcanzar a todos, antes o después: seamos creyentes o no, tontos o listos, ricos o pobres, jóvenes o viejos, hombres o mujeres. 3) Que el ser humano puede aprender de todo sufrimiento, pues éste nos hace más humildes y nos permite percatarnos de lo que verdad es importante. Algunas personas con odios de años son capaces ante la muerte o enfermedad del enemigo de acercarse a la persona sufriente, y logran una reconciliación.
Sí, las crisis o momentos de sufrimiento (otros dirán de crecimiento) por las que pasa el ser humano, nos ayudan mucho. Por eso, el salmista canta: “Al ir, iban llorando, llevando la semilla, al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas”. En un primer momento pensamos que vivimos una auténtica desgracia, pero, vivida desde la experiencia de Dios y una vez superada, nos damos cuenta que el fruto, la ganancia, la madurez y la fe conseguidas superan con mucho a todo el mal que hemos pasado. Y entonces reconocemos que ha sido Dios quien nos ha acompañado en todo momento y, por eso, seguimos cantando: “El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares”.
Termino con una cita de un periódico. Es de marzo de 2008: “La gente que cree en Dios es más feliz que los agnósticos o los ateos, según un estudio realizado por el profesor Andrés Clark y la Doctora Orsolya Lelkes y presentado en la conferencia anual de la Sociedad Real Económica. La gente religiosa está más capacitada para enfrentarse a decepciones como el paro, el divorcio o la muerte de un amigo. Además, esta capacidad aumenta en el momento en que los religiosos van a la iglesia y rezan. Los investigadores del estudio dijeron que: ‘la religión hace que las personas puedan soportar mejor los momentos difíciles de la vida’”. Por eso, hemos de confesar una vez más que la Palabra dirigida a Juan Bautista entonces y a nosotros ahora, en este tiempo de Adviento, se cumple: “verán la salvación de Dios”.
Gracias Andrés por tu homilía de hoy.
ResponderEliminarSólo decir que la muerte, la enfermedad y el paso a la otra vida, cuando nos llegue, sólo se puede entender desde la perspectiva de la fé. Tengo más que comprobado que ante las desgracias, las ausencias, el paso de la vida en plenitud a la muerte, la única manera de entenderlo y vivirlo en paz, es la fe y la fuerza que nos da Jesús para entender y sobreponernos a estos momentos tan difíciles en algunas ocasiones. La palabra de Jesús no pasa de moda en los tiempos.
Gracias Andrés por tu homilía de hoy.
ResponderEliminarSólo decir que la muerte, la enfermedad y el paso a la otra vida, cuando nos llegue, sólo se puede entender desde la perspectiva de la fé. Tengo más que comprobado que ante las desgracias, las ausencias, el paso de la vida en plenitud a la muerte, la única manera de entenderlo y vivirlo en paz, es la fe y la fuerza que nos da Jesús para entender y sobreponernos a estos momentos tan difíciles en algunas ocasiones. La palabra de Jesús no pasa de moda en los tiempos. Margarita
Yo siento que cuando voy a Misa los domingos y escucho con atención al padre, salgo más relajada, más en paz conmigo misma. En este momento para mí es una necesidad ir. Gracias por enseñarnos tantas cosas Andrés.
ResponderEliminarQue hermosa tu homilia ¡¡¡ tan llena de verdades.... tan llena de la palabra de Dios .. sabes cuando escucho a Dios .. en el silencio de mi alma .. se que El me habla .. en la tristreza .. en el sufrimiento y tambien en la alegria ... aveces hasta yo mismo me digo vamos mujer ¡¡ como dices eso que tienes a Dios dentro ¡¡ pero es asi asi lo siento dia a dia .. Sin sentir su presencia en mi vida no podria seguir adelante ..pues lo seinto en cada uno de mis actos ...
ResponderEliminarFeliz segundo domingo de adviento hermanos prendere La segunda vela ..sera ofrecere
la luz de mi plegaria ofrecida a ti Señor poruqe Tu me hablas al corazon
Realmente,"el Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres."; ha estado grande conmigo y estoy alegre y agradecida por tanto recibido..El comienzo del evangelio me ha hecho recordar mi vida como en rápida película que ha ido saliendo de mi corazón: mi edad, el matrimonio,los hijos y nietos; situaciones dolorosas vividas y perdonadas, emociones y alegrías humanas y gozos y descanso recibidos del Señor..en todo ello ¡cuánto he sido guardada, guiada y querida bajo la sombra del amor de nuestro Dios.! El se las ha arreglado para poner ante mi Su luz, para que supiese Su Camino: bien por personas, sufrimientos ó acontecimientos que me han elevado a Él, me han hecho crecer, aprender..Y es que, allí donde estuviese,con distintas personas ó situaciones el Señor se hacía presente con esa Novedad única que siempre le acompaña.
ResponderEliminarUltimamente,en estos últimos tres años,es Su Palabra la que me va llevando, siempre que encuentra en mi apertura y docilidad, por eso si confirmo la verdad de la Palabra dirigida a Juan: "Preparad el camino del Señor.", porque soy consciente de la importancia de ir preparando Su Encuentro conmigo en el Hoy,mi presente, que es lo único que puedo ofrecerle, y donde Él es el centro y lo mas importante de mi vida, dándole Su Luz y Su Amor a todo mi entorno, ya sean personas o situaciones diversas.
"Vino la Palabra de Dios sobre Juan", vino la Palabra de Dios sobre Mi; sabeis me emociona el escribirlo, compartirlo, porque es algo tan íntimo, tan "nuestro"..pero sé cuánto bien hacen estos comentarios en los que unos a otros nos edificamos con aquello que el Señor va haciendo en nosotros.
Preparemos el camino del Señor y todos juntos veremos la salvación ahora y un día de manera plena.
¡¡Enhorabuena Chony!! Es importante ser abuela, sobretodo hoy día...una tarea mas que nos da el Señor.
Buena semana amigos.
Buena semana amigos.
Querido D. Andrés y demás hermanos:
ResponderEliminarEl hombre no quiere entender el verdadero significado del término "cristiano".
Más que nadie sufrió Cristo por nosotros y ni siquiera queremos sufrir para nosotros mismos y la reedificación de nuestra alma.
Un abrazo a todos
No hay nada más ilustrativo de lo cotidinano, de lo actual y de lo extraordinario, que el Mensaje de Jesús. Se le pueden dar todas las vueltas que se quiera, pero no hay ni un ápice de demagogia, ni de un mensaje trasnochado, TODO está vivo, TODO es actual, como la vida misma, sin embargo, qué difícil es percatarse de ello.
ResponderEliminarYo a través de la vida y de los sufrimientos que me han tocado pasar, he comprendido que el Señor me ha querido de verdad, de lo contrario, no hubiese podido caminar ni un solo paso, y además, también ese acompañamiento, me ha servido para crecer como persona, parece quizá cruel por mi parte decir, que de esos sufrimientos, hoy cosecho tranquilidad y esperanza en el Señor, porque he sentido su ayuda, y confío que seguirá a mi lado, a pesar de mi fragilidad, de mis debilidades, de mis pecados, al fin y al cabo, soy hijo, y El es mi Padre.
Muchas gracias D. Andrés por ayudarme a seguir teniendo confianza en el Señor.
Un abrazo para los hermanos del blog.
Es cierto, Dios habla, habla cada día y momento de la historia, lo hace a cada uno en su situación concreta; lo malo es que tantas veces tenemos cerrado el oído y no sabemos escuchar, porque si lo hiciéramos, cuan distinta sería nuestra vida y la actitud que adoptaríamos ante los acontecimientos, tanto positivos como negativos.
ResponderEliminarSu palabra es vida, es bálsamo y consuelo en nuestras tribulaciones, es esperanza "todos verán la salvación de Dios"
El siempre está cercano, y responde siempre que le invocas, que le llamas pidiendo auxilio, somos suyos y no puede ni quiere desentenderse de nosotros. Es por eso necesario escuchar la voz del Bautista "preparad el camino al Señor"
como dice Andrés, una manera puede ser la que él nos indicaba el pasado domingo, ya que cuando nos negamos a nosotros mismos, para hacer aquello que al Señor le agrada, nos ayuda a estar mas atentos a la voz de nuestro Señor.
Preparemos pues el camino, con ilusión , alegría y esperanza, en la certeza de que Dios tomando la carne de la Virgen María, viene a nosotros a sacarnos y liberarnos de nuestras esclavitudes, y esto lo hace cada día de nuestra vida.
Él es quien me ayuda y me hace seguir adelante cada día, es mi fuerza en la debilidad, el descanso en mi cansancio,el bálsamo en mis heridas, el refugio donde me pongo a salvo. Buscarle en la angustia, en la tristeza, en lo incomprensible de mi vida, pegarme mas a Él, es la única forma que encuentro para seguir mi camino.
Andrés, muchas gracias.
Gracias también a ti Pepitina, por tu enhorabuena; ciertamente lo es.
BENDITO SEA DIOS.
Gracias por confirmar mis pensamientos sobre el sufrimiento, "Que el dolor y el sufrimiento no proceden de Dios." Es algo que a mi se me hace facíl entender y me llega como instínto. He escuchado personas diciendo que Dios castiga, de hecho estabamos platicando eso en casa el otro día y me dió lástima. Mi esposa dijo a su mama que "Dios no castiga" y que las personas sufren por sus propios errores, no porque Dios quiere que sufren. Yo creo que aprendemos del sufrimiento y nos hace fuerte para no caer en el mismo error en el futúro.
ResponderEliminarEs nuestra manera de crecer y desarollar como humanos. Yo solo doy gracias a Dios que me da la fortaleza para salir de mis problemas y las miro con positividad, sabiendo que las venceré y que me harán un hombre mejor. Así he aprendido yo en mis dos años como católico.
Gracias por su mensaje de positividad. Me ha llegado en tiempos de "crecimiento" y me da gusto ver un siervo de Dios trabajando por la Iglesia y llevando el Evangelio por medio del internet. Es un paso que nosotros los católicos no han logrado tomar completamente. Que Dios sigue iluminando Su pueblo por medio de tus palabras.
Ricky Jones
www.CristoEnMi.org
Querido Ricky:
ResponderEliminarGracias por tu testimonio y que Dios te siga guíando en medio de tu ambiente. Dios está contigo y con los tuyos.
Andrés