Is. 42, 1-4.6-7; Sal. 28; Hch. 10, 34-38; Mc. 1, 7-11
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Queridos hermanos:
Un año más celebramos el Bautismo del Señor, y en su Bautismo recordamos el nuestro. En todos estos años os he predicado sobre este tema desde diversos aspectos, y hoy quisiera hacerlo profundizando en los efectos que produce el Bautismo.
El día de nuestro Bautismo ha sido para nosotros el más importante de nuestra vida, al menos desde la perspectiva de Dios. Todos celebramos o sabemos el día de nuestro cumpleaños. ¿Quiénes, de los que estamos aquí, sabemos el día de nuestro Bautismo? Hace años un chico que descubrió la importancia de este sacramento fue a su parroquia y pidió al sacerdote una partida de Bautismo. El cura se la dio pensando que se iba a casar, pero lo que hizo el chaval fue enmarcar la partida y la puso a la cabecera de su cama, y desde ese día tiene el cuadro con la partida allí puesta.
Entre otros muchos efectos y frutos (el sacramento nos convierte en sacerdotes, profetas, reyes), el Bautismo produce en cada persona que lo recibe estos frutos:
1) El Bautismo nos quita el pecado original, es decir, aquel que tenemos todos los seres humanos al ser concebidos en el seno de nuestras madres. Yo me preguntaba cómo era posible que un niño que no había dicho “ni esta boca es mía” pudiera tener ya un pecado, el pecado original. Y para comprender esto me ayudó la siguiente reflexión: a) una mujer que tiene el SIDA, o que es drogadicta, o que es alcohólica, o que fuma, al quedar embarazada, su situación física y de enfermedad afecta a la criatura que lleva en su seno. Si fuma, el niño va a nacer con menos peso. Si tiene el SIDA, su hijo va a tener el SIDA. Si es alcohólica, su hijo va a necesitar alcohol en sus tomas de alimentos. ¿Qué culpa tiene el niño de las enfermedades de la madre? Y, sin embargo, la situación de la madre afectará al hijo. b) También supe que la situación anímica de la madre (depresión, euforia, sosiego, ansiedad, terror, etc.) afecta de manera muy especial al hijo en el vientre materno. Por ejemplo, un niño no deseado se sabe no deseado y, después de nacido, crea comportamientos –según dicen los expertos- conscientes o inconscientes de baja autoestima o de desamor hacia su madre o de otros problemas graves psíquicos. Recuerdo que, siendo yo seminarista, oí a un pediatra decir que una madre embarazada debe escuchar música clásica o suave y no rock duro o música muy estridente, pues la clase de música afecta positiva o negativamente al niño. c) Pues bien, si está demostrado científicamente que las enfermedades físicas, y las situaciones psíquicas de las madres afectan a los hijos, como no puedo yo aceptar que la situación de pecado de los padres, de todos nosotros no afectarán a los niños que nacen. Todos somos pecadores y este pecado “contagia” a los niños que vienen a este mundo.
Por estas razones Dios quiere purificar del pecado original a sus hijos nada más nacer a este mundo, y esta purificación la hace mediante el Bautismo. Además, este sacramento perdona, no sólo el pecado original, sino también todos los pecados personales cometidos a partir de los 7 años, que es cuando tenemos uso de razón. Cada vez más está habiendo bautizos de adultos, por ejemplo, con 30 años, y a estos se les perdonan el pecado original y los pecados personales cometidos desde los 7 años hasta los 30 años.
2) El Bautismo nos incorpora a la vida trinitaria , es decir, nos hace hijos de Dios Padre. ¿En qué sentido? En el sentido de que somos adoptados por Dios Padre (Ga. 4, 5-7). En la sociedad civil la adopción consiste en que el niño pasa a tener los apellidos de los padres, pasa a entrar en la casa y el hogar como uno más, pasa a ser heredero de los bienes materiales, pasa a disfrutar de la comida, ropa, educación, acceso al seguro médico. Es uno más de la familia. Pues del mismo modo, cuando Dios nos adopta como hijos pasamos a entrar en su casa; Dios ve en nosotros mejor esa imagen y semejanza con la que hemos sido creados (Gen. 1, 27). Pasamos a ser herederos del Reino de los Cielos. Podemos gustar y recibir los dones y gracias que Dios nos ha entregado, como los sacramentos y un largo etcétera. Y esta adopción es para siempre, por eso se dice que el Bautismo imprime carácter. ¿Qué quiere decir esto? Que uno puede casarse y luego, cuando se acaba el amor, lo deja y se separa. Quiere decir que uno puede “hacerse cura” y luego dejarlo. Quiere decir que una madre puede abandonar a su hijo. Pero Dios jamás nos dejará, ni nos abandonará, ni se separará de nosotros. Si El dice que ama al hombre, si El adopta al ser humano como hijo, todo esto lo realiza para siempre. Es lo mismo que se comporte bien o mal, es para siempre. Yo seré sacerdote hasta en el infierno, si es que mi destino final fuera éste; vosotros llevaréis la marca del bautismo hasta en el infierno, si es que vuestro destino final fuera éste. (Ejemplo de Dalí su padre).
3) El Bautismo nos hace hermanos de Cristo Jesús. Cuando nos bautizamos, participamos de la muerte y de la resurrección de Cristo, es decir, morimos y resucitamos con él. Esto está si simbolizado en el modo de bautizar en los principios del cristianismo: uno era sumergido en un río o en un estanque por tres veces, y cada vez se hacía en el nombre de una persona de la Santísima Trinidad: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, simbolizando, además, los tres días que Jesús había pasado en el sepulcro hasta su resurrección. Asimismo Cristo en la cruz participa de nuestra suerte humana y asume los pecados de todos los hombres. Al ser bautizados –repito- somos hechos hermanos de Cristo, es decir, participamos de su muerte, de su resurrección y, por tanto, del perdón de todos nuestros pecados. Por eso, el Bautismo en Cristo, nuestro hermano, nos perdona todos los pecados.
4) El Bautismo nos hace templos del Espíritu Santo (1 Co. 6, 19), el cual habita en nosotros comunicándonos sus siete dones: sabiduría (para saber lo que en cada momento tengo que hacer para agradar a Dios), entendimiento (para saber descubrir el sentido de las cosas y acontecimientos de mi vida), consejo (para saber orientar al que duda o se siente perdido), fortaleza (para saber superar los miedos, la cobardía, la rutina y el cansancio), piedad (para saber sentir la cercanía de Dios y vivir en continua relación con El) y temor de Dios (para saber rechazar aquello que rompe la amistad con Dios).
5) El Bautismo nos incorpora a la Iglesia de Dios. El Bautismo no es un rito de adscripción a una sociedad civil, como cuando nace un niño que el padre le hace socio del Oviedo, del Gijón, del Real Madrid o lo asienta en el ayuntamiento. El Bautismo no es una fiesta social para celebrar el naci¬miento de un hijo, ni una ocasión para reunir a la familia. El Bautismo no es un medio para obtener un certificado como en tiempo del emperador Constantino (año 313). El Bautismo no es un tranquilizante de la conciencia de los padres o de la abuela…, por si se muere el niño.
El Bautismo nos incorpora a la Iglesia y ésta no es una mera sociedad humana de los que creen en Cristo y obedecen al Papa. La Iglesia es ante todo el Pueblo Santo de Dios. La fe no puede ni debe ser vivida individualmente, sí personalmente, pero no cada uno por su lado y a su manera. Dios es una comunidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Para ser engendrados se necesitan dos personas; para ser educados de un modo armónico se necesita una familia; etc. Para vivir la fe Dios nos une a una comunidad, a su comunidad, a la Iglesia de Dios.
Por estas razones Dios quiere purificar del pecado original a sus hijos nada más nacer a este mundo, y esta purificación la hace mediante el Bautismo. Además, este sacramento perdona, no sólo el pecado original, sino también todos los pecados personales cometidos a partir de los 7 años, que es cuando tenemos uso de razón. Cada vez más está habiendo bautizos de adultos, por ejemplo, con 30 años, y a estos se les perdonan el pecado original y los pecados personales cometidos desde los 7 años hasta los 30 años.
2) El Bautismo nos incorpora a la vida trinitaria , es decir, nos hace hijos de Dios Padre. ¿En qué sentido? En el sentido de que somos adoptados por Dios Padre (Ga. 4, 5-7). En la sociedad civil la adopción consiste en que el niño pasa a tener los apellidos de los padres, pasa a entrar en la casa y el hogar como uno más, pasa a ser heredero de los bienes materiales, pasa a disfrutar de la comida, ropa, educación, acceso al seguro médico. Es uno más de la familia. Pues del mismo modo, cuando Dios nos adopta como hijos pasamos a entrar en su casa; Dios ve en nosotros mejor esa imagen y semejanza con la que hemos sido creados (Gen. 1, 27). Pasamos a ser herederos del Reino de los Cielos. Podemos gustar y recibir los dones y gracias que Dios nos ha entregado, como los sacramentos y un largo etcétera. Y esta adopción es para siempre, por eso se dice que el Bautismo imprime carácter. ¿Qué quiere decir esto? Que uno puede casarse y luego, cuando se acaba el amor, lo deja y se separa. Quiere decir que uno puede “hacerse cura” y luego dejarlo. Quiere decir que una madre puede abandonar a su hijo. Pero Dios jamás nos dejará, ni nos abandonará, ni se separará de nosotros. Si El dice que ama al hombre, si El adopta al ser humano como hijo, todo esto lo realiza para siempre. Es lo mismo que se comporte bien o mal, es para siempre. Yo seré sacerdote hasta en el infierno, si es que mi destino final fuera éste; vosotros llevaréis la marca del bautismo hasta en el infierno, si es que vuestro destino final fuera éste. (Ejemplo de Dalí su padre).
3) El Bautismo nos hace hermanos de Cristo Jesús. Cuando nos bautizamos, participamos de la muerte y de la resurrección de Cristo, es decir, morimos y resucitamos con él. Esto está si simbolizado en el modo de bautizar en los principios del cristianismo: uno era sumergido en un río o en un estanque por tres veces, y cada vez se hacía en el nombre de una persona de la Santísima Trinidad: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, simbolizando, además, los tres días que Jesús había pasado en el sepulcro hasta su resurrección. Asimismo Cristo en la cruz participa de nuestra suerte humana y asume los pecados de todos los hombres. Al ser bautizados –repito- somos hechos hermanos de Cristo, es decir, participamos de su muerte, de su resurrección y, por tanto, del perdón de todos nuestros pecados. Por eso, el Bautismo en Cristo, nuestro hermano, nos perdona todos los pecados.
4) El Bautismo nos hace templos del Espíritu Santo (1 Co. 6, 19), el cual habita en nosotros comunicándonos sus siete dones: sabiduría (para saber lo que en cada momento tengo que hacer para agradar a Dios), entendimiento (para saber descubrir el sentido de las cosas y acontecimientos de mi vida), consejo (para saber orientar al que duda o se siente perdido), fortaleza (para saber superar los miedos, la cobardía, la rutina y el cansancio), piedad (para saber sentir la cercanía de Dios y vivir en continua relación con El) y temor de Dios (para saber rechazar aquello que rompe la amistad con Dios).
5) El Bautismo nos incorpora a la Iglesia de Dios. El Bautismo no es un rito de adscripción a una sociedad civil, como cuando nace un niño que el padre le hace socio del Oviedo, del Gijón, del Real Madrid o lo asienta en el ayuntamiento. El Bautismo no es una fiesta social para celebrar el naci¬miento de un hijo, ni una ocasión para reunir a la familia. El Bautismo no es un medio para obtener un certificado como en tiempo del emperador Constantino (año 313). El Bautismo no es un tranquilizante de la conciencia de los padres o de la abuela…, por si se muere el niño.
El Bautismo nos incorpora a la Iglesia y ésta no es una mera sociedad humana de los que creen en Cristo y obedecen al Papa. La Iglesia es ante todo el Pueblo Santo de Dios. La fe no puede ni debe ser vivida individualmente, sí personalmente, pero no cada uno por su lado y a su manera. Dios es una comunidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Para ser engendrados se necesitan dos personas; para ser educados de un modo armónico se necesita una familia; etc. Para vivir la fe Dios nos une a una comunidad, a su comunidad, a la Iglesia de Dios.
El Bautismo tiene para mí una gran relevancia, pero no la tenido siempre, es decir, hace años, era un Sacramento más, importante para la incorporación a la Iglesia, y cuanto antes se hiciera mejor por el motivo descrito, y por si había una enfermedad. Ahora, desde hace años, tiene una dimensión diferente para mí, yo le llamo el Sacramento de la alegría, porque nos permite ser admitidos como hijos de Dios, hermanos de Jesús,miembros de la Iglesia, y disfrutar de todos los privilegios que esta filiación nos regala.
ResponderEliminarSiempre he tenido un especial preocupación por los " no bautizados ", ya sea por deseo de esos padres que dicen " cuando él o ella sean mayores que decidan ", o bien, porque el Mensaje de Jesús no ha llegado a sus vidas, por lejanía geográfica, ignorancia, etc., ¿ Los va a dejar el Señor sin la posibilidad de una vida eterna ? Dios es ante todo Padre, y un Padre diferente, Unico, Misericordioso, todo Amor, por lo que no creo que les deje a merced de una vida sin futuro. Hoy en mis oraciones, les encomendaré, ellos también necesitan de nuestra oración permanente, para que el Señor se manifieste de alguna manera en sus vidas, y si es por medio del Bautismo, ¡ Bendito sea Dios !
El Bautismo es también para mí el Sacramento de la Esperanza, por él, no solo se me perdona el Pecado Original, y me convierto en Hijo de Dios y miembro de su Iglesia, sino que además se me perdonan mis pecados, renazco a la luz de la Vida y a la Salvación. Le doy las gracias a Dios, por iluminar a mis padres, que me llevaron a bautizar cuando tenía tres días, permitiendo con ello mi rápida incorporación a la Iglesia y a la Divina Familia. También recuerdo con cariño y agradecimiento al sacerdote que me bautizó.
Y para terminar, el Evangelio me da una pista maravillosa relativa al Bautismo de Jesús, y es que realmente era el Mesías, lo dijo el mismo Dios " este es mi Hijo muy amado en quien tengo puestas todas mis complacencias ". Jesús, el Hijo de Dios, mi Señor, este pasaje me encanta, me sosiega sobremanera.
Gracias D. Andrés, por esta preciosa Homilía, con un contenido tan esclarecedor, ignoraba lo del perdón de los pecados a partir de los 7 años, otra bendición del Señór que siempre es tan Generoso y Éspléndido con sus Dones. Que Dios le Bendiga a Vd., al igual que a los hermanos del blog, y a todos los hombres de buena voluntad.
Estimado Don Andrés y demás hermanos:
ResponderEliminarDe la importancia del Bautismo nos hablan los evangelios, Cristo mismo se hizo bautizar y antes de su Ascensión a los Cielos mandó bautizar a todas las gentes.
El bautismo como el resto de los demás sacramentos no son creación de la Iglesia sino de Dios y del amor que siente por sus hijos. No son una imposición o algo para su propio beneficio, sino para el nuestro, por que desea que todos estemos un día a su lado y disfrutemos con El de toda la Eternidad.
Un abrazo a todos y también para las hermanas Cristina, Luciola y Olga.
José Manuel
Le doy gracias a Dios, por poder tener acceso a este Blog, todas las semanas espero con mucha ilusión las Homilías del Padre Andrés, primero las leo, pero al poder escucharlas con esa Voz, que significa tanto para mí, y que jamás podré olvidar, ya que me fueron mi comienzo en mis primeros pasos en el conocimiento de Dios, junto a los del Padre Sergio y responsables del Cursillo de Cristiandad que Dios me permitió hacer en Covadonga.
ResponderEliminarLa Homilía de hoy me ha recordado muchas partes adorables de los días de Cursillo, me voy a permitir hacer lo mismo del chaval de Gijón con la partida de Bautismo, ya que son cosas que nunca las hubiera pensado y gracias a la Homilía de hoy, me he dado cuenta de la importancia de tan especial Día. "El Bautismo, imprime carácter, nos quita el pecado original, nos hace hijos de Dios Padre y hermanos de Cristo Jesús, nos hace Templo del Espíritu Santo, estas palabras me hacen llegar imagenes vividas en el Cursillo.
! Cuanto sueño con poder hacer la Confirmación ¡
Sin más le doy Gracias a Dios por hacerme tan feliz y darme a conocer las personas y las cosas buenas de las que estamos rodeados.
!DE COLORES¡
¡¡¡Que bonito, y cuanta esperanza nos transmites!!!
ResponderEliminarAnte todo quiero agradecer a Dios, el que me haya hecho nacer en una familia cristiana, que siempre se preocupó de transmitirtnos la fé; por lo cual me llevó a la iglesia para pedir el bautismo, para la nueva hija.
Siempre supe, al menos desde hace mucho tiempo, lo que significa el bautismo, sin embargo creo que nunca medité sobre este sacramento tan importante y transcendental.
Pero hoy tras escuchar esta preciosa homilía, con la que tratas de instruirnos, estuve meditando, y ¡ cuanto me sirvió.!
Todos los puntos que has tocado me parecen impresionantes, mas el primero que quiero tocar, es el comprobar que por medio del bautismo, paso a ser hija de Dios, hija adoptiva, pero hija, con todas las prerrogativas de un hijo natural.
Esto como dije ya lo sabía, pero quizás yo veía un padre lejano, con el que me encontraría en la otra vida, pero que aquí, no me servía de mucho.
A los catorce años perdí a mi padre, porque el Señor decidió llevárselo con él, a partir de ahí, la palabra papá, se puede decir que se borró de mi vocabulario.
Esto es muy duro, ya que el padre es una figura clave, para la formación de los hjos. Representa la autoridad, la fortaleza, la seguridad, el refugio donde te pones a salvo; por tanto cuando falta, te sientes desamparado.
Bueno, la cosa es que el comprobar que este sacramento me hace hija de Dios, también me dá la capacidad de poder llamarle "ABBA" padre, papá papaíto, me lo hace cercano, preocupado por mi y por todo lo que necesito.
Cuando me siento angustiada, acudo a Él, Papá (cuanto me agrada el poder pronunciar estas palabras) necesito tu ayuda; y le cuento mis cosas, mis problemas etc. y también le puedo decir Papito te quiero mucho.
Esto es un gran consuelo y ayuda enorme; porque también sé que soy hermana de Jesús, y Este vino a enseñarnos como deben comportarse los hijos de su Padre. Yo compruebo que tantas veces le desobedezco, y no soy una hija modélica, no obstante también sé que tengo otro sacramento en el que me espera mi Señor con los brazos abiertos y sediento de mi arrepentimiento, el sacramento de la reconciliación. Entonces me siento como una niña a quién su Padre coge en brazos, para ayudarme a caminar por ese camino a veces dificil y con espinas, por el cual yo sola me siento incapaz de transitar.
¡¡¡Que seguridad me proporciona este Padre!!! y que agusto me siento con Él.
El pensar que tengo derecho, gacias a Jesús, a su herencia,me colma de ale-gria; porque me hace pensar que hay un lugar para mi en el cielo. Y esto........
ya es lo mas. Realmente Jesús es el SALVADOR.
Por supuesto para mi es un orgullo pertenecer a la iglesia, y a la comunidad cristiana; es mi familia, y la familia es quién te ayuda a crecer como persona.
Queridos hermanos un abrazo a todos.
Gracias una vez mas a tí Andrés que cada día nos sorprendes con nuevas enseñanzas, que nos ayudan a crecer. ¡Que Dios te bendiga!
BENDITO SEA DIOS
Chony
Son recios los tiempos que vive la FE y que por momentos nos pueden hacer perder de vista la Estrella, esa que nos lleva a buén puerto.
ResponderEliminarHoy me ha llegado esta leyenda, que ha sido providencial para mi y espero que os guste, porque además va también de nuestro Bautismo, ese Don inefable que nunca conoceremos suficientemente.
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Quizás habeis oído la leyenda del joven escalador, que aquel fin de semana se echó la mochila a la espalda y se fue a caminar, a caminar lejos... Sube a las alturas..
Llega ya el anochecer, y se encuentra en la cima de una montaña altísima. A sus pies, un abismo inmenso que le detenía los pasos.
¡Bueno! Me quedaré aquí y mañana veremos. Al querer despedirse de las estrellas que van a velar su sueño, contempla en la lejanía una estrella de singular belleza. Nunca había visto una estrella semejante y se dijo: ¡Esa estrella será mía, será mía!...
Pero no podía esperar al día siguiente. El camino de una estrella sólo se puede seguir de noche. Y antes había contemplado el abismo inmenso que tenía a sus pies. ¿Quién lo podía saltar? Era un imposible. Y la estrella seguía allí en el horizonte, donde se juntan casi el cielo y la tierra, llamándole como un desafío: ¡Ven! ¡Acércate hacia aquí!
Ante el imposible, el muchacho empieza a llorar calladito, como si se avergonzara de sus lágrimas. Cuando, de repente, ve a su lado un niño luminoso, que le pregunta:
¿Por qué lloras?
Porque quiero llegar hasta aquella estrella y no puedo, no puedo pasar este abismo y acercarme allí.
Si es muy fácil cruzar este abismo! Si quieres, te llevo yo.
¿Tú? ¿Tú, un niño tan pequeño, me llevas hasta aquella estrella? Pues, ¿quién eres tú?
Aquella estrella es Dios, y yo soy la oración ¿Quieres que te lleve yo en un instante?...
.................................
Dios, ese Dios en quien pensamos como término de todas nuestras ilusiones, se nos presenta, igual que al joven escalador, como algo grande y deslumbrador, de hermosura singular y término de todas nuestras aspiraciones. ¡Dios tiene que ser mío! Hasta que descanse en Él, no estaré nunca en paz, nos decimos tantas veces. Pero, ¿está Dios tan lejos que no lo podremos alcanzar nunca?
Es cierto que entre Dios y nosotros existe un abismo insondable, porque Dios está sobre todas las cosas. Y, sin embargo, en nuestras manos tenemos el poder para agarrarlo, para asirnos a Él, para meternos en Él, para no soltarlo nunca.
La oración no es una ciencia misteriosa que necesite de muchas explicaciones. Lo sería, si Dios no la hubiera hecho tan fácil para nosotros. Y digo para nosotros, los cristianos, que desde nuestro Bautismo llevamos dentro el Espíritu Santo, cuya acción dentro del alma se manifiesta precisamente por la oración.
El Espíritu Santo es quien nos enseña a orar, a dirigirnos a Dios nuestro Padre, a clamar continuamente por el Señor Jesús. San Pablo lo dice con palabras que llegan a emocionar, cuando nos asegura que nosotros no sabríamos ciertamente cómo dirigirnos a Dios, pero el Espíritu Santo ora de continuo en lo más secreto del corazón con gemidos inenarrables...
Llevar una vida de oración es llevar una vida escondida en Dios.
Es hacerse con el Dios creador de las estrellas.
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¡¡Gracias por el Don del BAutismo Señor!! ¡Gracias por el Espíritu Santo que ora en mi!! ¡¡Gracias porque eres la ESTRELLA que ilumina mis dias y mis noches!!¡¡Gracias , Señor!!
Hola Padre y hermanos,
ResponderEliminarMe he quedado con la boca abierta por todas las cosas que he aprendido con esta homilía, gracias Padre.
Esta homilía me ha sido muy cercana porque hace menos de 15 días he vivido el bautismo de mi sobrino. Hasta hace poquito, para mi, el bautismo no tenia ningún sentido, era como ha dicho usted en la homilía…una celebración, una acto más como dentro de una rutina, pero hoy en enero de 2009 para mi es un acto muy importante, es la unión a Cristo. Yo he vivido algún que otro bautismo en el que pensaba…”que peñazo cuando terminara el cura para ir a la comilona…que eso si es importante” y como yo creo que mucha gente, pero he descubierto que todos estos años estaba equivocado y que lo verdaderamente importante, en lo que debemos hacer especial hincapié, es que nos convertimos en hijos adoptivos de Cristo y que desde el día del bautismo empezamos una nueva vida sin pecados. Creo que a los padres actuales se les debería dar una especie de charlas o de cursillo para explicarles la importancia del bautismo, porque creo… es más me arriesgo a decir, que muchos padres realizan este acto no por convicción de educar a sus hijos en la fe cristiana, sino porque…”queda bien y como el vecino lo hace….pues yo también…no voy a ser menos que el”.
Aprovecho para hablaros de una experiencia maravillosa, que ha señalado el Padre, el bautizo neocatecumenal. Desde mi conversión al cristianismo he empezado a caminar en una de las múltiples comunidades existentes en Asturias, y si es cierto, los bautizos en la comunidad son por inmersión como se hacia en tiempos de Cristo. . Como ha dicho el Padre se sumergen a los niños por tres veces y se realiza en Pascua y os puedo asegurar que es una experiencia impresionante, es algo que no se puede explicar con palabras.
Me encantaría que todas las personas que pensaban como yo antes, se diesen cuenta de la importancia de ser hijo de Cristo, que se diesen cuenta de la importancia del bautismo. Yo intentare por todos los medios proclamar a los futuros padres de mi entorno la importancia del bautismo.
La paz con todos vosotros hermanos y con usted Padre.
Hola Padre, quería hacer un nuevo comentario de una experiencia que he vivido hoy y que me alegrado el corazón enormemente.
ResponderEliminarHe ido como otras veces a las Esclavas, a la adoración. Me he sentado como siempre, con la única diferencia que hoy he ido solo. He rezado ante el Santísimo y luego empecé a ordenar pensamientos entre los que estaba usted. Se me ha ocurrido ir a donde se dejan las biblias para coger una y leer un pasaje en la intimidad con Dios, y ahí estaba, un documento impreso del retiro de adoradores de octubre de 2007 (creo que era así el titulo) impartido por usted. Me alegro el corazón enormemente y se me quedo la boca abierta por lo sucedido, acordarme de usted y en ese mismo instante encontrar un documento realizado por usted.
El documento es una maravilla, las lecturas que ha expuesto me han parecido maravillosas sobre todo la de Elías, porque yo también, en ocasiones, me veo en una cueva.
Me encantaría poder hacerme con ese documento, como podría hacer Padre?
Gracias por escucharme y por ayudar a tanta gente como ayuda.
Que Dios le bendiga.
David, te voy a enviar la charla escrita y también grabada en MP3. Un abrazo.
ResponderEliminarPerdona, David. Para que te remita lo que te dije, has de darme tu dirección de correo electrónico. Gracias.
ResponderEliminarMe ha parecido exelente la explicacion de esta homilía y muy oportuna encontrarla en este momento..
ResponderEliminarSoy catequista y el dia de mañana tendré que explicarles a los niños el porqué el bautizmo es tan importante al hacernos parte de esta familia que es la iglesia..
y justamente hoy mi hermano me pidio que fuera madrina de su hijo próximo a bautizarse;
que por cierto quisiera comentarle tambien una inquitud que tengo..
Ellos (mi hermano y mi cuñada) quieren que yo sea la madrina y que el hermano de mi cuñada sea el padrino, mi papa me comentó que él tenia dudas en cuanto si es permitido, y se requiera un matrimonio casado por la iglesia católica o si esto sea posible.. le agradeceria su contestación.
Gracias.
Estimada amiga anónima:
ResponderEliminarPara ser madrina de un bautismo católico, según las normas de la Iglesia católica, se requiere que el que va a ser padrino o madrina tenga capacidad para esta misión e intención de desempeñarla, tenga 16 años cumplidos, sea católico y haya sido confirmado y lleve una vida congruente con la fe católica (es decir, si no estuviera casado por lo católico y conviviera con una mujer, por ejemplo, entonces no podría ser padrino).
Un saludo
Andrés Pérez
Hoy deseo traer al Blog, este comentario que nuestro amigo José de Pesoz compartió con nosotros el año pasado en la fiesta del Bautismo de Jesus. Nuestro recuerdo sea oración por él, que nos hizo partícipes de lo que Dios iba haciendo en él. Descansa en paz, José.
ResponderEliminarJosePesoz dijo...
Le doy gracias a Dios, por poder tener acceso a este Blog, todas las semanas espero con mucha ilusión las Homilías del Padre Andrés, primero las leo, pero al poder escucharlas con esa Voz, que significa tanto para mí, y que jamás podré olvidar, ya que me fueron mi comienzo en mis primeros pasos en el conocimiento de Dios, junto a los del Padre Sergio y responsables del Cursillo de Cristiandad que Dios me permitió hacer en Covadonga.
La Homilía de hoy me ha recordado muchas partes adorables de los días de Cursillo, me voy a permitir hacer lo mismo del chaval de Gijón con la partida de Bautismo, ya que son cosas que nunca las hubiera pensado y gracias a la Homilía de hoy, me he dado cuenta de la importancia de tan especial Día. "El Bautismo, imprime carácter, nos quita el pecado original, nos hace hijos de Dios Padre y hermanos de Cristo Jesús, nos hace Templo del Espíritu Santo, estas palabras me hacen llegar imagenes vividas en el Cursillo.
! Cuanto sueño con poder hacer la Confirmación ¡
Sin más le doy Gracias a Dios por hacerme tan feliz y darme a conocer las personas y las cosas buenas de las que estamos rodeados.
!DE COLORES¡
11 de enero de 2009 23:48