jueves, 9 de julio de 2015

Domingo XV del Tiempo Ordinario (B)



12-7-2015                               DOMINGO XV TIEMPO ORDINARIO (B)
Homilía en vídeoHAY QUE PINCHAR EN EL ENLACE ANTERIOR PARA VER EL VIDEO.
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            El domingo anterior hablaban las lecturas de lo difícil que resulta predicar el evangelio y la Palabra de Dios. En el día de hoy siguen las lecturas insistiendo en la predicación de la Palabra de Dios. Pero hoy las lecturas tocan el tema de los predicadores y les ponen una serie de condiciones que tienen que cumplir:
            1) En la primera lectura se indica claramente que un predicador no lo es (no lo debe de ser) por decisión propia, por tener cualidades como orador… El origen del predicador debe de ser y es… la llamada de Dios para que realice esta tarea: “El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: ‘Ve y profetiza a mi pueblo de Israel’”.
            ¿Está llamado un sacerdote a predicar la Palabra de Dios? Por supuesto que sí. Un sacerdote entrega a los fieles el Pan de la Eucaristía y de los sacramentos, pero también el Pan de la Palabra. Un sacerdote, que no escucha ni prepara la Palabra para predicarla, está faltando gravemente a una de las misiones fundamentales que Dios le ha encargado.
            ¿Está llamado un seglar católico a predicar la Palabra de Dios? Por supuesto que sí. Ya en el mismo momento de recibir el sacramento del Bautismo cada uno de nosotros recibimos esta misión y tarea. Sobre todo hay dos momentos en el ritual donde esto queda perfectamente establecido: el primero sucede inmediatamente después de haber recibido las aguas bautismales, cuando sacerdote unge nuestra cabeza con el crisma bendecido por el Obispo en la Misa Crismal. Al ungirnos el sacerdote nos dice que formamos parte del pueblo de Dios, que somos miembros del Cuerpo de Cristo y que nos convertimos en sacerdotes, profetas y reyes. Sacerdotes, porque podemos dirigirnos a Dios y entrar en comunión con Él; reyes, porque estamos destinados a su Reino; y profetas, porque estamos llamados a hablar de Él a todos los hombres. El segundo momento acontece casi al final del ritual del Bautismo, cuando se nos hace el rito del ‘effetá’. Se trata de una palabra aramea que significa ‘ábrete’. Jesús la usó al curar a los sordomudos y, tocándoles los oídos y la boca, les decía: ‘effetà’. ‘¡Ábrete oído y escucha! ¡Ábrete boca y habla!’ Así, durante el rito del Bautismo, el sacerdote toca los oídos y la boca del recién bautizado y le dice: “El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, te conceda, a su tiempo, escuchar su Palabra y proclamar la fe, para alabanza y gloria de Dios Padre”. Es decir, se nos da una doble tarea a los cristianos, a todos los cristianos: leer, escuchar y acoger la Palabra de Dios con nuestros oídos, con nuestra mente y con nuestro corazón, y proclamar-predicar la Palabra de Dios con nuestras palabras y con nuestra vida.
            Por todo esto, ningún bautizado puede decir que no esté llamado por Dios a predicar su evangelio. Hacia 1994 hubo las tristemente famosas matanzas de Ruanda. Un millón de personas masacradas por odios tribales. Fue una auténtica orgía de sangre. En Oviedo por aquella época había una señora que regentaba un negocio y fue a cambiar algo de dinero a un bar. En la televisión estaban echando un reportaje sobre los muertos en Ruanda y un señor blasfemaba contra Dios porque permitía esas muertes. La señora supo que no podía permanecer callada, no podía no dar la cara por Dios, ya que Él tantas veces la había dado por ella. Y entonces públicamente en un bar lleno de hombres y roja como un tomate se puso a decir en voz alta que aquello no era culpa de Dios, sino de los hombres que se mataban, que Dios nos quería a todos, etc.
            En efecto, para hablar de Dios no hace falta ser cura o monja. En Asturias tenemos un santo (el proceso de canonización está en Roma), Isaac, que murió en 1970 de cáncer. La enfermedad la llevó sin quejas, sin calmantes; quería estar lúcido cuando llegase la muerte. Hablaba de ella con naturalidad; iban los sacerdotes a su casa para animarlo y salían ellos animados. Isaac estaba casado y con familia. Su mujer escribió este libro y en él se nos cuenta que Isaac siempre estaba dispuesto a hablar de Dios: “Era apóstol las 24 horas del día. El coche de línea que le llevaba un día a una villa asturiana, le deparó un particular compañero de viaje, un minero que había pasado su fin de semana en Oviedo y que, entre fanfarrón y sincero, le contó sus ‘aventuras’ por la capital. Isaac, no de maestro a alumno, no de ‘bueno’ a ‘malo’, sino de igual a igual como era habitual en él, le dijo al minero muchas cosas: la fidelidad a la familia, la honradez, la transcendencia de las acciones… Callaba el minero. Llegado al lugar donde tenía que apearse se despidió de Isaac que continuaba su viaje, sin más, pero ya en la calle se acercó a la ventanilla y le dijo: ‘Oiga, paisano, de lo que usted me habló, nunca se lo oí a nadie, y no lo olvidaré. Gracias’”[1].

            2) Cuando Jesús envió a sus discípulos a predicar, les dio estas instrucciones: “Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto”. Sí, les dijo que llevasen bastón y sandalias para CAMINAR, pero que prescindiesen del pan, de alforjas con cosas para el viaje, que no llevasen dinero ni tarjetas para sus necesidades, que no llevasen ropa de repuesto. ¿Por qué? Porque Jesús quería que se fiasen totalmente de Dios. Dios sería su pan para el hambre; Dios sería las cosas necesarias para el viaje; Dios sería su dinero para comprar o para tener seguridad; Dios sería su ropa y su vestido. Cuando un predicador busca quedar bien al hablar de Dios, que se lo reconozcan, tener éxito, que la gente se convierta con sus palabras…, entonces ese predicador se busca a sí mismo y le está robando la gloria a Dios.
            Conclusiones:
- Nadie puede hablar de Dios, si antes no ha escuchado a Dios.
- Nadie puede dar a Dios, si antes no ha recibido a Dios.
- No tengamos miedo a la burla, al ridículo, a la murmuración. No vamos en nombre propio, sino en nombre de Él.
            - Cuando un predicador cumple todo lo que Dios le pidió y dijimos más arriba y tiene éxito, entonces el éxito es de Dios. Cuando un predicador cumple todo lo que Dios le pidió y dijimos más arriba y fracasa, el fracaso es de Dios.
- Un predicador debe de ser un mero instrumento y no debe de apropiarse de nada. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os mande, decid: ‘Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’ (Lc. 17, 10).

[1] CARMENCHU SANCHEZ ALVAREZ, Isaac. Caminante con Cristo, Oviedo 1983, 83s.

6 comentarios:

  1. Creo que esta homilia es de una gran actualidad, una llamada a los que nos confesamos cristianos, para ser obedientes a lo que nos manda Jesucristo. Recordemos que Dios nos paga el ciento por uno, que siempre esta a nuestro lado, por lo que no hemos de tener ningún miedo. Si El dio la vida por nosotros, ¿no vamos a salir en su defensa y a proclamar su evangelio?, pues de esta forma también hacemos felices a nuestros hermanos.

    ResponderEliminar
  2. Hoy en día por desgracia,lo que nos domina la vida es el tener,cuando realmente lo que nos tendría que importar sería el bastón y las sandalias.Tener dinero,poder,trabajo, cuanto más gane mejor,sin importarnos el vecino,el inmigrante,ahora con la crisis,si todos repartiésemos unas horas de nuestro trabajo,para los que no lo tienen,y tantas cosas que podíamos hacer,y que no hacemos,entonces de que hablamos,donde está Jesús,que le decimos a los demás,yo hablo por mí,que mis hijos tengan,mis sobrinos,mis,y yo.Yo quisiera que Jesús fuese mi oído ,mi mente y mi corazón entonces yo no sería Feli,sería santa Feli,y me alimentaría con poco más que con el pan del Señor.Cuando leo,escucho a Jesús me dice casi todo lo contrario de lo que hago,entonces le digo,Dios mío,estás perdido conmigo,pero quiéreme igual y ayudame a seguirte un poquito,te quiero y sé que tu me quieres como soy, alabado seas.

    ResponderEliminar
  3. ¡Cuánto me ha gustado esta homilía!Estos días mi corazón está muy sensible a la Palabra de Dios y a cuánto va hablando a mi corazón, así que estas letras tuyas, pater, han sido el colofón para mí. Gracias.
    Además ese recordatorio sobre nuestra participación de ese ser Reyes, Sacerdotes y Profetas de Jesús, por medio de nuestro Bautismo, me ha emocionado.¡Qué fácil y comprensibles haces estos misterios tan grandes de nuestra Fe! ¡es un Don! Sé lo agradezco a Dios, pues dones que recibes son los que inmediatamente pones al servicio de la iglesia, a nuestro servicio.Él sabe a quien se los concede.
    Buena semana amigos.

    ResponderEliminar
  4. Qué valiente la señora que "salió en defensa d Dios" (Dios tb creo NO necesita d ntra defensa...) pero digo VALIENTE porque yo misma el simple hecho d hacer la señal d la cruz, depende dónde m da apuro, m llamo cobarde , absurda y ridìcula. Los cristianos o los que decimos ser nos falta coherencia y valentía!!!!, pluralizo aunque sé hay gente muy comprometida, rogar por los q no somos tanto al menos por mi, yo que Dios m quiera tanto siendo como soy....me da hasta vergüenza!!!.

    ResponderEliminar
  5. Mi querido cura de Tapia.

    Yo estaba en ese funeral y debo reconocer que mientras te oía predicar y pedir perdón en nombre del difunto estaba que no me llegaba la camisa al cuello, pensaba que te estabas equivocando y que se te iban a echar encima, máxime oyendo los comentarios de la gente que estaba alrededor mío.
    Sin embargo, algo me decía que tus razones tendrías.
    Más tarde lo entendí y soy testigo del agradecimiento y muestras de cariño de su familia.

    Qué razón tienes y qué cobarde soy ante situaciones que merecen una salida en defensa de mis creencias.

    Gracias, como siempre.
    Feliz verano y un abrazo para cada un@

    ResponderEliminar
  6. Yo tambien soy una simple servidora de DIOS, pero, asi como soy, tambien tengo la obligación de hablar de ÉL a mi manera como mejor sé, como ÉL sabe que soy. Tengo que quitar mis complejos al decir que yo no valgo. Hoy martes me ha llamado JESÚS por medio de otras personas, para que vaya a una Residencia de ancianos, para sacarlos fuera y disfruten de este maravilloso dia, y allí estaré dandoles lo mejor de mi. Por eso creo que todos tenemos mucho que decir y que dar. Gracias, PADRE ANDRÉS, por su entrega, compartiendo con todos el DON que DIOS le ha dado. QUE DIOS LE BENDIGA.

    ResponderEliminar