sábado, 8 de marzo de 2014

Formación para los laicos



            El jueves 20 de marzo, a las 20 horas, en el salón parroquial de Tapia de Casariego comenzará la ‘Formación para los laicos’. Estas charlas tendrá lugar todos los jueves a esa misma hora y sólo se interrumpirá en los tiempos vacacionales o cuando coincida con alguna fiesta.
            Las charlas las tengo escritas y las grabaré, además, en audio. Por lo tanto, quienes lo deseen, pueden pedírmelas y, una vez que las tengan en su poder, pueden compartirlas con otras personas sin falta de pedirme permiso. Ya lo decía Jesús: “Lo que gratis habéis recibido, dadlo gratis” (Mt. 10, 8).


¡Estáis todos invitados!





            Como vengo diciendo repetidas veces en estos últimos meses, percibo claramente una serie de necesidades en nuestra Iglesia asturiana (y ello puede ser extrapolado a otras Iglesias): existe un progresivo envejecimiento del clero y, por ello, una desaparición de importante del mismo. En pocos años preveo que en la parte noroccidental de Asturias habrá un párroco en Vegadeo, otro en Tapia de Casariego, otro en Navia y otro en Luarca y tendrán que atender también parroquias situadas en Grandas de Salime, en Boal y hasta cerca de Tineo. Ante esta situación, ¿qué va a ser de los fieles de tantas parroquias, ya que les va a faltar una asistencia espiritual cercana y constante por parte de los sacerdotes? Es decir, no tendrán sacerdotes para enterrar a sus difuntos, para celebrar las fiestas patronales, para visitar e impartir los sacramentos a los enfermos y ancianos, para celebrarles la Misa dominical en los fines de semana, para organizar los catecismos de 1ª Comunión e impartirla a los niños…; en definitiva, para acompañarlos en su fe.
            Ante esta situación, ¿qué podemos y debemos hacer? ‘Nada, cruzarnos de brazos y esperar a que vengan tiempos mejores’. Yo me niego a esto. Por eso, he elaborado este temario, que titulo así: “Formación para los laicos”, a fin de preparar a cristianos como catequistas, coordinadores y presidentes de sus parroquias y de las celebraciones litúrgicas, las cuales son totalmente necesarias para que la vida de la Iglesia perviva y crezca en los pueblos y aldeas de Asturias.
            Sin embargo, ¿qué pasaría si, de repente, hubiera sacerdotes a cientos para cubrir tantas parroquias sin pastor? Pues sigo pensando lo mismo: que es totalmente necesaria esta formación de laicos. Tenemos que ir pasando de una Iglesia clerical, en donde el párroco es todo, a una Iglesia Pueblo de Dios, en donde laicos y párroco caminamos juntos hacia Dios y en donde cada uno tiene una misión y unos carismas, que no son mejores ni peores; simplemente esos carismas son regalo del Espíritu del Señor para todos los cristianos a fin de caminar en su Iglesia y ser testimonio ante el mundo.




2 comentarios:

  1. ¿A qué esperamos nosotros?

    Francisco alienta a los laicos a ser protagonistas de la evangelización
    120. En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros». Si no nos convencemos, miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos: «¡Hemos encontrado al Mesías!» (Jn 1,41). La samaritana, apenas salió de su diálogo con Jesús, se convirtió en misionera, y muchos samaritanos creyeron en Jesús «por la palabra de la mujer» (Jn 4,39). También san Pablo, a partir de su encuentro con Jesucristo, «enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios» (Hch 9,20). ¿A qué esperamos nosotros? (EVANGELII GAUDIUM 120)

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  2. Querido Andrés,

    En la fila cero estaremos muchas personas sedientas de esta formación y hambrientas de palabras alentadoras. Así que si percibes una gran fuerza en la sala seremos los de la fila cero, apelotonados, pero escuchándote.

    Ahí estaré todos los jueves a esa hora con mi pensamiento.

    Nuevamente, gracias Andrés por todo tu trabajo.

    Un abrazo grande grane.

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