3-11-2013 DOMINGO XXXI TIEMPO ORDINARIO (C)
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Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
(En
este domingo voy a repetir la misma homilía que ya dije en 2007. Lo hago
porque estoy en nuevo destino pastoral y veo muy necesario que, lo que hace
años prediqué en otro sitio, hoy se escuche en mis nuevas parroquias. Perdón
por la repetición).
En el evangelio de hoy se nos
presenta el caso de Zaqueo, jefe de publicanos y hombre rico. En tiempos de
Jesús había en Israel diversos grupos sociales: 1) Existían los saduceos. Eran los ricos. Ellos
nada más aceptaban los cinco primeros libros de la Biblia (el Pentateuco) y,
como aquí no se hablaba de la resurrección de los muertos, los saduceos no
creían en ella. Para los saduceos Dios “pagaba” en esta vida el cielo y el
infierno. Así, cuando un hombre estaba enfermo, era pobre o tenía cualquier
desgracia, ello era signo de que había pecado y Dios le castigaba en vida. Al
contrario, cuando un hombre estaba sano, tenía riquezas y todo lo iba bien, era
porque Dios veía que era bueno y santo, y lo premiaba en esta vida. Fueron los
saduceos quienes, para poner a prueba a Jesús, le plantearon aquel caso de una
mujer que se había casado con varios hermanos y de ninguno había tenido hijos.
Luego le preguntaron que, al morir, de cuál de los hermanos sería mujer. Con
ello querían decir que la resurrección era algo ridículo. 2) Un segundo grupo
eran los fariseos. Estos creían en
la resurrección de los muertos. Ellos aplicaban la Ley de Moisés con las normas
que ellos mismos elaboraban; para ellos tenía más importancia la Ley de Moisés, y la
interpretación que ellos daban, que el hombre. Los fariseos eran judíos
fervorosos. En este grupo estaban Pablo, Nicodemo… 3) Un tercer grupo lo
formaban los zelotes. Eran
guerrilleros y soldados, y luchaban con armas contra los romanos, contra los
judíos colaboracionistas (como los publicanos) y contra los judíos permisivos
(como los saduceos). Se dice que dos de los apóstoles eran zelotes: Simón el
menor y Judas Iscariote. ¿No recordáis que, en cierta ocasión en que Jesús
hablaba de enfrentamientos, varios apóstoles sacaron unas espadas que llevaban
escondidas, y también en el huerto de los Olivos? Se ve que algunos iban
preparados para la guerra. 4) También existían otro grupo de judíos denominados
publicanos. Eran judíos que cobraban
impuestos de sus compatriotas por encargo de los romanos quedándose con una
parte. Por ejemplo, los romanos les podían decir que cobrasen a cada
compatriota 10 denarios: 2 eran para ellos y los otros 8 se los entregaban a
los romanos. Pero muchos de estos publicanos cobraban 15 denarios; 8 para los
romanos y 7 para ellos. El negocio era redondo. A la vista de todos, los publicanos
eran la escoria: para los saduceos por advenedizos y por pertenecer a una clase
social más baja; para los fariseos porque trataban con los romanos y se
contagiaban de sus costumbres: estaban empecatados y estaban condenados al
infierno sin remisión posible; para los zelotes por traidores y
colaboracionistas; y para el pueblo llano porque los “sangraban” con los
tributos. El evangelista-apóstol Mateo-Leví era publicano. 5) Finalmente,
estaba el pueblo llano. Eran los más
humildes: labradores, pescadores, artesanos, mendigos, etc. De aquí procedían
la mayoría de los apóstoles y el mismo Jesús.
Es
conveniente saber todas estas cosas para comprender mejor lo que hoy se nos
relata en el evangelio. Zaqueo no sólo era publicano, sino que era jefe de
publicanos y, por lo tanto, muy rico. Zaqueo se enteró que Jesús viene a su
ciudad. Esto era un acontecimiento para todos los lugares por los que Jesús
pasaba. Su fama de hombre santo, de profeta y de taumaturgo (hacedor de
milagros) le precedía. Toda la ciudad y la gente de los alrededores estaban
allí para ver a Jesús. También Zaqueo quería ver a Jesús. Nos dice el evangelio
que Zaqueo era bajo de estatura. El se metía entre la gente y ésta, que lo
reconoció y le tenía ganas, empezó a pellizcarlo, a darle patadas por la
espalda y a darle collejas, a insultarlo…; pero a él no le importaba, porque
quería ver a Jesús. Cuando comprobó que era imposible ver a Jesús, entonces,
previendo el camino que iba a seguir Jesús, se subió a un árbol por donde éste
había de pasar. Y Zaqueo se subió al árbol como si fuese un mozalbete. Estaba
haciendo el ridículo, poniéndose en evidencia, pero no le importaba, porque
quería ver a Jesús. Por ver a Jesús
Zaqueo soportó golpes, insultos, vejaciones. Por ver a Jesús Zaqueo se puso en
ridículo y en evidencia, pero todo lo daba por bien empleado por ver un poco a
Jesús, aunque fuera simplemente de lejos y al pasar. Entonces nos dice el
evangelio: “Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los
ojos y dijo: ‘Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu
casa.’” ¿Por qué Jesús ve a Zaqueo y no ve al resto
de la gente? Muy sencillo, porque los demás iban a ver a “Fernando Alonso”, al
“Barça”, al “Real Madrid”, en definitiva, iban a ver el espectáculo. Iban a ver
los toros desde la barrera, pero no estaban dispuestos a perder nada de lo suyo
ni de sí mismos por ver a Jesús. Jesús sabe todo esto y, por eso, VE a
Zaqueo, VE el interior de Zaqueo y quiere hospedarse en su casa.
Fijaros
en otro aspecto de las palabras de Jesús. Jesús dice a Zaqueo que baje del
árbol, pues Jesús ve que Zaqueo se ha humillado y puesto en ridículo para
verle, pero Jesús, que ama y ama de
verdad, no quiere que Zaqueo prolongue la humillación más y le trata de tú a
tú. Sólo el que ama le duele el dolor del otro como propio, le duele el
ridículo del otro como propio.
Mas
sigamos con el evangelio: “Él bajó
en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: ‘Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.’” Sí, cuando Jesús habló a Zaqueo, éste se puso muy contento. Cuando Dios se fija en un hombre y le habla, enseguida la alegría toma posesión de ese hombre. Y ¿qué pasa con el resto de la gente de Jericó? Pues que la envidia se apodera de ellos. Y reparten “leña” contra Jesús y contra Zaqueo: ‘Este es un pecador y “el profeta” (Jesús) entra en casa de un pecador; no debe ser tan santo si anda con traidores, estafadores, ladrones, ricos…’ En realidad, repito: es pura envidia.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: ‘Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.’” Sí, cuando Jesús habló a Zaqueo, éste se puso muy contento. Cuando Dios se fija en un hombre y le habla, enseguida la alegría toma posesión de ese hombre. Y ¿qué pasa con el resto de la gente de Jericó? Pues que la envidia se apodera de ellos. Y reparten “leña” contra Jesús y contra Zaqueo: ‘Este es un pecador y “el profeta” (Jesús) entra en casa de un pecador; no debe ser tan santo si anda con traidores, estafadores, ladrones, ricos…’ En realidad, repito: es pura envidia.
¿Por
qué sabemos que lo de Zaqueo no era un mero espectáculo, un ver a “Fernando
Alonso” o un poco de circo? Pues porque el evangelio nos cuenta que Zaqueo dio
signos de cambio en su vida: ‘Yo que tengo fama y merecida, como todos los
publicanos, de pesetero; ahora daré la mitad de mis bienes a los pobres y si en
algo he robado, devolveré cuatro veces más’.
¿A quién se nos
parecemos más nosotros? ¿A Zaqueo o a los otros hombres de Jericó? ¿Estoy
dispuesto a perder, a quedar en ridículo, a morir para encontrar a Jesús? Los
que responden afirmativamente a esta pregunta sentirán cómo el Señor alza la
vista ante ellos y les dice “baja
en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.” ¡Qué suerte tendremos en nuestra vida si, a
la hora de nuestra muerte, Jesús nos dice como a Zaqueo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa…”!
Me tomo la libertad de valerme de nuestro querido Blog, para pediros oración reparadora por una profanación ocurrida en Madrid. Anoche recibí este mensaje que dice así:
ResponderEliminar"Para que encomendeis, han robado el Sagrario con El dentro en Talavera.
Piden oraciones y mas porque se acerca Haloween. "Han profanado el sagrario
de la parroquia de Garciotun (esta por Talavera). Se han llevado un caliz,
varios copones dorados, las colectas, los santos oleos y lo mas grave a
Nuestro Señor. Os ruego ofrezcais oraciones en reparacion y de igual manera
pidais por el párroco."
ENVÍALO PARA PEDIR PERDÓN AL SEÑOR Y PEDIR POR LOS PROFANADORES
Querido Andrés,
ResponderEliminarMuy buena la aclaración y que bien la van a recibir todas las personas que no te lo hayan oído.
En Oviedo se te echa mucho de menos, a ti y las celebraciones contigo pero estamos contentos porque cada vez seremos mas los que, gracias a tus enseñanzas, maduramos nuestra fe.
Un abrazo para cada un@
Que catequesis tan buena con la lectura de este evangelio
ResponderEliminarMarca claramente los pasos que hay que seguir para llegar hasta Jesús
1.ganas de conocerlo ,como tenía Zaqueo
2.ponerte en camino
3superar las dificultades.Buscando las. Herramientas que necesitamos cada uno.Zaqueo tuvo que subirse a un árbol ,para conseguir lo que quería
4valorar y disfrutar del encuentro con el Padre.
Buen día ....como me has hecho pensar ... Sería lindo que Jesús nos dijera Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: ‘Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.’”
ResponderEliminarTratemos de vivir para que eso ocurra de cara y corazón a Jesús ..por mucho que aveces nos cueste o veamos tinieblas .... Se puede seguir su luz ..... Así El vendrá a nuestra casa ...buena semana ......
Muchísimas gracias, hoy aprendí nuevas cosas, no tenía ni idea de los “publicanos, saduceos, fariseos y celotes, ya me lo apunté bien y espero que no se me olvide”
ResponderEliminarYo si que soy una canta mañanas. Quiero que Jesús entre en mi casa y no estoy dispuesta a morir a mí misma.Tampoco quiero que me pongan en vergüenza, hacer el ridículo. ¿Estoy dispuesta a morir, a quedar en ridículo para encontrar a Jesús? No lo sé, creo que no.
ResponderEliminarPero, ¡qué espabilaos somos y cómo aprendemos con tan buen maestro!, me ha hecho sonreir el comentario del día 3 de noviembre de 2013 15:07 y es que, nos hace ilusión esta forma de predicar que nos enseña graficamente como acercarnos a la Palabra de Dios proclamada. Yo también me fijo en que cuando en un evangelio aparecen varios personajes marcados, debo de reflexionar sobre cada uno de ellos y desde ahí hacerme la preguntas que ellos mismos me sugieren. A veces nos parecemos a uno a quien no quisiéramos ni acercarnos, pero también puedo acercarme a quien actua de forma totalmente distinta y así veré el camino a seguir con claridad, para actuar como Jesús mismo me enseña.
ResponderEliminarHasta pronto amigos.
Siempre me ha llamado la atención la figura de Zaqueo.
ResponderEliminarMe preguntaba, que empujó a este hombre a correr hacia el lugar por el que había de pasar Jesús; pudo ser la curiosidad; comprobar como era aquel hombre del que tantas cosas había escuchado; el era una persona importante, jefe de publicanos, y sobretodo muy rico; el dinero siempre consiguió que las personas que lo poseen, se sientan superiores y poderosas, y no necesitan nada de los demás; llegó allí, y pudo darse cuenta mas que nunca, de su pequeñez, de su poca estatura; el dinero en ese momento no le servía para nada; es mas, pudo comprobar una vez mas, el desprecio de sus conciudadanos que, sabían muy bien como valiéndose de su puesto, les robaba cuanto podía; pienso que al darse cuenta de que no podría ver a aquel profeta a causa de su pequeña estatura, hizo crecer en el, el deseo de satisfacer su curiosidad, por tanto sin pensar en el ridículo que podría hacer, corrió hacia el árbol y se subió, teniendo así, un lugar preferente para escuchar y ver a Jesús. Quizás al verle aclamado por la gente, y sabiendo de oídas que, era un hombre distinto,ya que comía con pecadores, y hablaba de amor y perdón, Pudo entender que Jesús podría darle algo de lo que carecía, y no podía comprar con su dinero; el amor, el que se sabía aborrecido y despreciado por todos, se dio cuenta de que le faltaba lo mas importante, sin lo cual nadie puede ser feliz; el amor, el sentirse querido y respetado; así pues, cuando escucha la voz de Jesús llamándole por su nombre, y sin duda en tono cariñoso, algo despertó dentro de si el deseo de estar a su lado, y desciende del árbol, haciendo lo que le pide. No cabe duda que aquel encuentro le ayudó a comprender que, de nada le servía todo lo que tenía, por eso no duda en decirle a Jesús que dará el dinero a los pobres, y devolverá lo robado; porque se dio cuenta de que, acababa de recibir GRATIS, lo que mas deseaba y podía hacerle feliz. EL AMOR DE DIOS.
Como dice D. Andrés, pregunta: En alguna ocasión nos hemos visto reflejados en la persona de Zaqueo? Nos hemos encontrado con Jesucristo, y su ternura nos ha hecho descubrir el amor de Dios? Donde se encuentra la dicha, la alegría, la paz? o quizá somos como la mayoría de los que estaban allí, que solo vieron pasar a Jesús, un hombre como todos, del que se decía que hacía milagros, se acercaba a los pecadores etc. y despertaba la curiosidad de la gente, pero no iban mas allá?
Que Dios te bendiga Andrés.
Feliz semana a todos.
BENDITO SEA DIOS
Yo a Saray le restituiría ipso facto la "matrícula de honor" porque su respuesta fue estupenda; es la que se puede inferir de la lectura del Evangelio y, desde luego, una respuesta perfecta para una niña de su edad.
ResponderEliminarLa explicación sobre las distintas sectas judías me pareció muy gráfica; aunque no sea exacta, está muy bien para una catequesis dominical. Sobre eso de que Jesús pertenecía al "pueblo llano" habría mucho que discutir, pero bueno...
Don Andrés, sus homilías me parecen estupendas, un lujazo para un pueblo como Tapia. Me lo paso muy bien en misa. Puedo no estar de acuerdo con todo lo que dice y cómo lo dice, pero, desde luego, está muy bien ese puntillo provocador para hacer pensar a la gente y que no desconectemos en el sermón. Muchas gracias.
Es curioso que nuestro amigo anónimo del 6 de noviembre 20:58, halla captado ¡¡tan bien!!, en el modo de predicar del P. Andrés su deseo de lograr precisamente eso que el/ella percibe, que es despertar el interés del oyente desde "ese puntillo provocador para hacer pensar a la gente y que no desconectemos en el sermón."
ResponderEliminarOjalá "ese puntillo" nos siga provocando en nuestro crecimiento humano y espiritual.