viernes, 16 de abril de 2010

Domingo III de Pascua (C)

18-4-2010 DOMINGO III DE PASCUA (C)

Hch. 5, 27b-32; Slm. 29; Ap. 5, 11-14; Jn. 21, 1-19



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

- Hace ya un año fallecía de modo repentino mi prima. Era bastante joven. Dejó un marido, unos hijos pequeños, una madre, unos hermanos, unas cuñadas, unos sobrinos, una familia política… Ha sido un año duro para toda la familia: duro por el sufrimiento que ha sido compartido, pero duro también por el sufrimiento llevado en soledad… para no ahondar más el sufrimiento de los demás. Mas la vida sigue adelante. Saldremos adelante, a pesar de tanto dolor y de tanto notar su ausencia. Por dentro, en nuestro ser más íntimo nos sucederá lo de aquel cuento del hombre viejo y de su corazón destrozado. Quizás ya lo conozcáis algunos. Escuchad: “Un día un hombre joven se puso en el centro de una ciudad y gritó que su corazón era el más hermoso de aquel lugar. Muchos se arremolinaron a su alrededor y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ni manchas ni rasguños. De pronto, un anciano se acercó y dijo: ‘¿Por qué dices eso, si tu corazón no es tan hermoso como el mío?’ Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del anciano y vieron que, si bien latía vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices, e incluso había zonas donde faltaban algunos pedazos, los cuales habían sido reemplazados por otros que no encajaban perfectamente en el lugar. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos. La gente se sintió sobrecogida y pensó que cómo podía decir aquel anciano que su corazón era el más hermoso. El joven, al ver el corazón deteriorado del anciano, se echó a reír y dijo: ‘Debes de estar bromeando. Compara tu corazón con el mío. El mío es perfecto. El cambio, el tuyo es un amasijo de cicatrices y dolor’. A lo que el anciano contestó: ‘Es cierto, tu corazón luce perfecto, pero yo no podría confiar en ti. Mira, cada cicatriz representa una persona a la que entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos, a su vez, me han obsequiado con un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes desiguales, de los cuales me alegro, porque me recuerdan el amor que hemos compartido. Hubo veces en que entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí los huecos. Dar amor es arriesgar; pero, a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza de que algún día, tal vez, regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón. ¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?’ El joven permaneció en silencio. Por sus mejillas corrían las lágrimas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón; luego, a su vez, arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y tapó con él la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Se notaban los bordes. El joven miró ahora su corazón, que ya no era tan perfecto, estéticamente hablando, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior”.

Los corazones de los dos hijos de mi prima están más grandes, pues tienen trozos de los corazones de su padre, de sus abuelos, de sus tíos, de sus primos, que han querido arropar el corazón de estos dos críos. Pero también tienen parte del corazón de su madre, que, por amor, les sigue acompañando, aunque no sea de modo físico y material

Y ahora mirando para nosotros mismos, ¿a quién nos parecemos más nosotros en nuestra vida ordinaria: al joven o al anciano? ¿Cómo tenemos nuestro corazón: bien conservado de amar poco, de entregarnos poco a los demás, de compartir poco con los demás, o tenemos el corazón más parecido al anciano con su corazón herido, cuarteado, troceado por haber amado y sufrido por y con los demás?

- Para nosotros, los cristianos, ese “anciano” del que nos habla el cuento es sobre todo Jesús. El ha ido dejando trozo a trozo su corazón y todo su ser por todo el mundo y durante todos los siglos de la historia de la humanidad. En su corazón faltan muchos trozos, pues nos ha dado partes de su corazón, pero no ha recibido a cambio trozos del nuestro. Por eso, su corazón parece un queso de Emmentaler (o Gruyère). Fijaros, por ejemplo, en el caso que nos pone el evangelio de hoy. San Pedro había negado a Jesús hasta en tres ocasiones, cuando éste estaba en poder de los judíos. Ahora Jesús le da la oportunidad de borrar esas tres negaciones. Por eso, le pregunta en tres ocasiones si lo quiere, si lo ama, y Pedro contesta por tres veces que sí, que lo quiere. Nadie pierde más trozos de su corazón que cuando se acerca al enemigo, al que le ha hecho algo malo, y busca la reconciliación con él. Nadie pierde más trozos de su corazón que cuando perdona.

Otro ejemplo de ese corazón roto de Jesús, también en el evangelio de hoy, lo tenemos en el siguiente hecho, que a mí me enternece tanto. Mirad cómo Jesús se acerca una y otra vez a sus discípulos, que habían quedado como huérfanos, para consolarlos y confortarlos. “En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos junto al lago de Tiberíades”. Saboread estos detalles. Cerrad los ojos e imaginaros la escena que nos cuenta el evangelio: Jesús se hace el encontradizo; Jesús les facilita una pesca abundante indicándoles dónde tienen que echar las redes; Jesús les prepara el fuego, como si fuera un ama de casa, una madre, para que, al llegar a tierra los discípulos pescadores, él pueda cocinarles un poco de pescado y puedan desayunar; pero Jesús no se conforma con preparar el desayuno, sino que también les reparte la comida: “Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado”. De amar tanto a los suyos, de preocuparse tanto por los suyos, de sufrir tanto por los suyos, Jesús tendrá el corazón como era descrito en el cuento de hoy. ¿Cómo está el mío?

10 comentarios:

  1. Querido D. Andrés, comparto sinceramente el dolor por la pérdida de su prima Pilar, la llevo en el recuerdo, lo mismo que a su marido e hijos, a su padres, y familia..., ¡cuántos corazones rotos, arañados en esa querida familia!, pero tengo la seguridad de que el bálsamo de la fe en el Señor, es el mejor consuelo para todos, y esos niños, crecerán con mucho amor de todos Ustedes. Yo sé por experiencia, lo duro que es perder jovenes en la familia, y lo dificil que es poder seguir el camino para los padres, las esposas..., para todos. El Señor, en su Misericordia infinita proveerá. Oremos por todos los huérfanos, para que la falta del papá o de la mamá, la supla con creces el Corazón del Padre Eterno.
    Hablando de corazones viejos y jovenes, en mi caso he pasado por esas etapas como todo el mundo, la vida, te va dejando cicatrices cada día, y cuando se va algún ser querido, o simplemente el viento sopla de cara, se resquebrajan las entrañas. Hay personas que tienen una postura valiente, se enfrentan a todo tipo de situaciones, y parecen marmóreas, otras, por el contrario, nos quiebra la simple brisa del atardecer, y nos lastima el alma, todo aquello que nos muestra el dolor de nuestros hermanos, y también el nuestro, y nuestras miserias, nuestras caidas, creo que el corazón del anciano, antes fue el corazón del joven, y a éste, la vida lo irá moldeando, deformando su musculatura, agrietándolo, y puliéndolo para ser ese hombre de corazón maravilloso, que seguro llevamos todos dentro. El perdón..., la clave, para tener un corazón saludable, a pesar de las cicatrices de la vida.

    Gracias D. Andrés, por compartir con los hermanos del blog su dolor, también nosotros somos una familia, que sentimos cuando alguno de sus miembros, está dolorido. Les encomendamos, y rogamos al Señor, que ejerza su tutela Paternal con esos niños, con la dulzura de su madre Pilar, que a buen seguro, está a su lado.
    Un fuerte abrazo para Vd. y los hermanos del blog.

    ResponderEliminar
  2. Un saludo a todos los hermanos del blog y otro para ti Andres¡¡
    Yo me he preguntado muchas veces como tengo mi corazon..si como el viejo o como el del joven..
    Pues no lo se, la verdad. Lo que si se es que mi corazon a veces me da pinchazos de alegria, como es el caso de ayer.
    Ayer empecé de apoyo en un grupo de niños catequesis del pueblo en el que vivo, y estube ayudando a una compañera, Toñi.
    Como ayer no trabajé, la llamé y le dije si queria que fuera a echarle una mano pues ella lleva un grupo numeroso de 18 crios de 7 y 8 años.
    Toñi no utiliza sillas ni mesa en sus clases.Nos sentamos en el suelo porque es una manera de tenerlos mas controlados.
    Lo primero que hace es repartir unas pegatinas para que todos pongamos nuestros nombres y al lado una cara triste o contenta.
    Toñi me presenta a los niños diciendoles que si han notado algo diferente....si¡¡ dijeron todos ha venido una chica nueva..
    todos los niños decian que estaban contentos porque era su cuarto dia de catequesis y se repetian unos a otros. pero uno en concreto dijo que estaba triste porque ayer tenia que haber ido a comprarse una bici con su papa y no pudo ser y hoy tampoco porque habia venido a la catequesis..De repente su tristeza se desvanecio porque me lanzo una hermosa sonrisa y con los ojos iluminados dijo: pero al lado me he dibujado contento porque quiero conocer a Jesus y porque esta yolanda con nosotros¡¡¡
    En ese momento senti como se rellenaba uno de los huecos de mi corazon que estaba vacio completamente.
    Toñi me hizo participar y les lei la lectura del evangelio que tocaba: el buen samaritano..
    Mientras yo leia toñi representaba la escena con unos dibujos recortados y los niños lo entendieron muy bien.
    Se preparo una pequeña merienda para acabar la catequesis y luego lo que sobro lo llevamos todos juntos a la iglesia.
    Yo no se como tengo el corazon..pero lo que si se es que un niño de 7 años sin concerme de nada me regalo un pedazo del suyo, y que estoy deseando de volver para rellenar mas huecos de mi corazon y dar trozos del mio.
    Que paseis buen fin de semana a todos.

    ResponderEliminar
  3. Unas palabras de esta homilía me han hecho dar gracias a Dios hoy nuevamente, al recordarme una historia vivida en mi familia.Éramos tres hermanas a quienes los típicos y dolorosos problemas de herencia nos separaron durante años.Un día,mi corazón perdonó; sintió casi físicamente, como el perdón que el continuamente recibía por parte de Dios, en ese momento perdonaba a sus hermanas. Reconoció el perdón de Dios para ellas a través suyo y a partir de aquel momento hubo un cambio de actitudes no sólo en mis sentimientos hacia ellas, sino también de ellas hacia mi, al percibir el cambio mio.Nos dice la homilía:
    "Nadie pierde más trozos de su corazón que cuando se acerca al enemigo, al que le ha hecho algo malo, y busca la reconciliación con él. Nadie pierde más trozos de su corazón que cuando perdona."
    Mi corazón perdió trozos cuando callé, cuando comprendí a la otra, cuando me puse en su lugar, cuando oré por ella; aquello me hizo reconciliarme conmigo misma,con Dios que llenó mi corazón de su perdón y con las hermanas que ahora vivimos unidas, ocupadas unas de otras, ayudándonos, compartiendo y agradecidas a lo que Dios ha hecho en nosotras.Dios desde el perdón ha llenado esos huecos de mi corazón de generosidad, alegría y gratitud.Ha sido Él y su perdón quien ha dejado mi corazón un poco mas parecido al suyo y vivo esta situación con agradecimiento continuo hacia Dios.
    Gracias por tus comentarios Andrés.

    ResponderEliminar
  4. Andrés: Magnífica COMPOSICIÖN DE LUGAR y maganíficos PUNTOS DE
    MEDITACIÖN

    ResponderEliminar
  5. Ya conocía esta historia y ha sido hoy sin embargo cuando la he entendido al reflexionarla y mirarla con los ojos de Dios, intentando conocer un poco mas mi corazón desde el de Jesús. Cuántas actitudes, gestos y palabras de Jesús nos muestra el evangelio de hoy. ¡ Cómo es Su corazón! cuán cercano, detallista, paciente y misericordioso.
    Me ha dado alegría ver mi corazón, que aunque marcado por los años, sé que late para Él y es Él quien lo sostiene. Nunca imaginé que ver mi corazón con tantas “goteras” (no solo las físicas, sino las espirituales), pudiera darme alegría, pero es así; simplemente porque es en ello, en tanta dolencia donde el Señor ha ido actuando haciéndole un poco mas parecido al suyo. ¡Cuántas cicatrices y heridas!! los desprecios, las soledades, las injusticias..han deteriorado este corazón. Pero ahí estaba el Señor- otra vez-, como nos dice el evangelio: “Jesús se apareció otra vez..,” nunca se cansa de arreglar el daño que otros puedan causarme o me ocasione yo misma con mi pecado.
    ¡Cuántos huecos y bordes desiguales! Amigos poco fieles, engaños y desilusiones, me han demostrado, como decía la M. Teresa, que hemos de “amar hasta que nos duela”; hoy, no volvería atrás por juventud o belleza. Prefiero este corazón, algo cansado, pero que sabe donde puede descansar y no desea sino que sea el Amado el que continúe llenando esos huecos con su presencia y curando esos bordes desiguales de las viejas heridas.
    Leemos en la primera lectura que: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. .” Así lo hicieron Pedro y sus compañeros; no obedecieron su pericia de pescadores, ni a su cansancio –tras faenar toda la noche-; confiaron y le siguieron. Se arriesgaron. Así debería responder siempre nuestra Fe ante Su palabra: Sígueme.
    Buena semana amigos. El Señor sigue apareciéndose cada semana entre nosotros y nos muestra Su corazón lleno de amor por nosotros, seamos agradecidos.

    ResponderEliminar
  6. ¡¡¡Que hermosas palabras ....¡¡ sabes por momentos siento que tengo el corazon con augueritos ... y eso se lo dije un dia al Padre Ramon .. y el me repondio .. es que has amado mucho ..has sufrido .. y eso deja huella en tu corazon .. las perdidias .. las tinieblas ..que muchas veces aparecen en la vida .. pero luego esos augueritos se van rellenando con las carcias de Dios en tu alma ... ¡¡¡ Es mejor tener unos cuantos augeritos en el corazon que tenerlo liso .. pues eso significa falta de compromiso . de amor de vida..
    ¡feliz semana amigos llena de paz

    ResponderEliminar
  7. Magnífica Homilía típica tuya en la que enmascarada en un, aparente, simple cuento nos dejas un momtón de ideas para meditar. A mi me gustaría presumir de un corazón bien estropeado, pero me temo que la realidad es otra. El tuyo si que tiene que ser muy muy grande, porque somos muchos a los que nos has dado un trocito y todavía te queda para seguir ofreciendo.
    Le pido a Dios que no te aparte de mi camino.
    Un fuerte brazo.
    Un penitente agradecido.

    ResponderEliminar
  8. Conmovedora esta homilía Andrés, Nos pones hoy un cuento tan gráfico, que es la vida misma, como muy bien comienzas compartiendo tu dolor y el de los tuyos, por la falta de tu prima.
    Yo opino que todo aquel que tiene su corazón entero, sin cicatrices, es un desgraciado, porque no conoce el amor, ya que es este, el amor, lo que da sentido a nuestra vida. Si es cierto que cuanto mas amas, mas sufres, pero también es cierto que ese sufrimiento merece la pena. Así lo he sentido en mi vida y lo sigo sintiendo; también lo veía este sábado, día en que mi hija daba a luz a su primera chiquitina; lo pasó mal, pero un vez en la habitación, le pusieron a su pequeña en la cama a su lado,la miraba emocionada; le pregunté: ha merecido la pena tanto sufrimiento? ¡¡claro que si!! respondió, es mas, aunque parezca extraño, casi no me acuerdo. En su corazón de madre, pesaba mas el amor que todos los dolores pasados.
    ¡¡Vaya si merece la pena, que tu corazón esté deformado, roto, con trozos pegados, y con huecos!! esto es sin duda signo de que has amado mucho, independientemente de que te hayas visto correspondida. Yo tengo que decir que, mi corazón está hecho girones, mucho he dado, y también he recibido, quizás menos, pero ha valido la pena; también el Señor me ha concedido tantas veces el perdonar o pedir perdón, y los trocitos de mi corazón seguían repartiéndose, por lo que su aspecto físico sin duda será desagradable, pero cuantas cosas y cuanto amor hay en su interior.
    También, he de confesar, que mi Dios me ha dado mucho mas a mi de Su corazón, que yo a Él del mío, he sido tacaña con quien me ha dado todo, que es mucho mas de lo que yo podía imaginar. Siempre me he visto reflejada en la figura de Pedro, y siempre he visto con cuanto amor le trató Jesús, y esto me ha servido a mi para sentirme amada de igual manera, y siento los trozos de corazón que Él me da, y el deseo de entregarle el mío.
    Muchas gracias Andrés, sabes que comparto vuestras alegrías y vuestras penas. Que Dios os bendiga y cuide de esos pequeños.
    Hermanos, que el Señor nos permita ser generosos con nuestro corazón, y no tengamos miedo de dar trocitos.
    BENDITO SEA DIOS.
    chony

    ResponderEliminar
  9. ¡¡Enhorabuena por esa nieta Chony!!Hace unos dias me anunció mi hija que seré abuela nuevamente y ¡cuánto nos alegran esas buenas noticias!! La maternidad marca el corazón de una mujer, y lo transforma. Es cuando tienes un hijo cuando comprendes ¡¡tantas cosas, comportamientos de tus padre, lo que les hiciste sufrir, el por qué de sus consejos! Pero hemos de vivirlo en carne propia,y entonces
    nuestro corazón empieza a madurar, a ser mas sensible..los hijos nos enseñan muchísimo, es la mejor de las escuelas. En ella quizás atisbamos algo de eso de los santos como "sufrir es amar" o "amar o sufrir", por ahí anda la cuestión. Este cuento de los dos corazones,nos enseña a darle sentido al dolor y al sufrimiento que podamos tener..y teniendo sentido, como el de tu hija al ver a su niñita después de tantos dolores...merece la pena.Habiendo amor todo merece la pena.
    También va de niños el comentario de Yolanda, con el niño de 7 años, que llenó un hueco de su corazón.Muy bonito testimonio, Yolanda.
    ¡¡Por algo tenemos que ser como niños!!
    Buena semana amigos.

    ResponderEliminar
  10. Andrés, qué homilía más buena, sigote diciendo que las vayas guardando y que al´gún día las publiques porque merece la pena tanto leerlas como escucharlas de tu persona. La verdad que a veces dudamos de que haciendo las cosas bien nos rompe más el corazón que aquella persona que "vive la vida" sin preocupaciones, con libertad de hacer las cosas sin preocuparle el qué dirán, si estará afectando lo que hace o dice a alguien....etec.Si el tener roto el corazón es por Amor, merece la pena, ahora también te digo que sufrirlo y en tapar esos huequinos, se tarda. Sólo pedir a Dios que nos ponga instrumentos en nuestro camino para ir moldeando nuestro corazón.

    ResponderEliminar