jueves, 3 de agosto de 2023

Transfiguración del Señor (A)

6-VIII-2023                DOMINGO DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (A)

Dn. 7,9-10.13-14; Slm. 96; 2ª Pe. 1,16-19; Mt. 17, 1-9

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Queridos hermanos:

Os recuerdo que el texto de san Pablo a los Corintios dice así: “El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1ª Co 13,4-7).

5.- Amabilidad (no obra con dureza).

“El amor no obra con rudeza, no actúa de modo descortés, no es duro en el trato. Sus modos, sus palabras, sus gestos, son agradables y no ásperos ni rígidos. Detesta hacer sufrir a los demás […] Ser amable no es un estilo que un cristiano puede elegir o rechazar […] El amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige el (1) respeto de la libertad y la (2) capacidad de esperar que el otro abra la puerta de su corazón” (n. 99). La amabilidad en el amor “no es posible cuando reina un pesimismo que destaca defectos y errores ajenos, quizás para compensar los propios complejos. Una (3) mirada amable permite que no nos detengamos tanto en sus límites, y así podamos tolerarlo y unirnos en un proyecto común, aunque seamos diferentes [….] Una persona antisocial cree que los demás existen para satisfacer sus necesidades, y que, cuando lo hacen, sólo cumplen con su deber. Por lo tanto, no hay lugar para la amabilidad del amor y su lenguaje. El que ama es capaz de decir (4) palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan. Veamos, por ejemplo, algunas palabras que decía Jesús a las personas: ‘¡Ánimo hijo!’ (Mt 9,2). ‘¡Qué grande es tu fe!’ (Mt 15,28). ‘¡Levántate!’ (Mc 5,41). ‘Vete en paz’ (Lc 7,50). ‘No tengáis miedo’ (Mt 14,27). No son palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian. En la familia hay que aprender este lenguaje amable de Jesús” (n. 100).

6.- No busca su propio interés.

“Santo Tomás de Aquino ha explicado que ‘pertenece más a la caridad querer amar que querer ser amado’” (n. 102).

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