miércoles, 16 de octubre de 2019

Domingo XXIX del Tiempo Ordinario (C) - DOMUND


20-10-2019                 DOMINGO XXIX TIEMPO ORDINARIO (C)

                                                       Ex. 17, 8-13; Slm. 120; 2 Tim. 3, 14-4, 2; Lc. 18, 1-8
Homilía en vídeo.
Homilía de audio
Queridos hermanos:
            Celebramos hoy la Jornada del DOMUND y en España el lema que se nos propone para este año es: “Bautizados y enviados”.
* El bautismo no es solo un don que nos incorpora a Cristo, que nos hace un Cuerpo en Él, sino que, al mismo tiempo, es un mandato, porque en la fe de cada bautizado reside la bendición de Dios que quiere extenderse a todos los hombres. La fe del bautismo nos hace a todos profetas, y por eso, misioneros, protagonistas de la vida de la Iglesia y también sujetos de la misión.
Pero, ¿qué quieren decir estas palabras tan bonitas? Pues quieren decir que, si tú has recibido el regalo de la fe, si tú has recibido el regalo del sacramento del bautismo, si tú has recibido el regalo de otros sacramentos (confesión, comunión, confirmación…), entonces esos regalos no puedes quedártelos para ti solo. Dios quiere que compartas esos regalos con otras personas.
Si has recibido el regalo de la fe, entonces es que Dios te envía a que otros también conozcan a Dios y lleguen a descubrir esa fe en sus vidas.
Si no compartes esos regalos y esa alegría, puede ser que sea por codicia. Los quieres para ti solo.
Si no compartes esos regalos y esa alegría, puede ser que sea por pereza.
Si no compartes esos regalos y esa alegría, puede ser que sea por cobardía.
* Veamos algunos ejemplos de otras personas que sí comparten esos regalos y esa alegría:
            - En Angola. Nos lo cuenta un sacerdote madrileño (Daniel Mª Mateos) que trabaja aquí desde 2007: “Gran parte de mi actividad pastoral es la atención a los niños y jóvenes. Es una parroquia en la que hay muchísimos niños y jóvenes. Tenemos un pequeño colegio de enseñanza primaria, en el que hay unos 250 niños. Llegar a todos los niños y jóvenes de nuestro barrio para hablarles de Jesús es muy difícil. Por eso uno de los grupos parroquiales que más nos ayuda es el de Infancia y Adolescencia Misionera, que funciona desde hace 20 años. A este grupo pertenecen más de 20 niños y 20 adolescentes que tratan de hacer realidad el lema: ‘Los niños ayudan a los niños’. Estos pequeños visitan enfermos en los hospitales, dan comida a los pobres y, sobre todo, hablan de Dios a los jóvenes de sus barrios. No solo hacen labores fuera de la parroquia, también dentro: ayudan en la pastoral juvenil, en el coro para animar las celebraciones… Son verdaderos misioneros que anuncian el Evangelio con palabras y practicando obras de caridad. No tengo palabras para describir el gozo que supone para mi y para toda la comunidad parroquial la presencia y la ayuda de estos pequeños misioneros. Siempre es una alegría poder trabajar con niños. Es muy gratificante ver esa fuerza viva e interior que tienen para creer y confiar en Dios, cosa que a nosotros los mayores nos cuesta hacer muchas veces”.
            - En la India. Nos habla Primi Vela, religiosa: “Existen unos 20 millones de niños de la calle en la India. Chicos y chicas, de entre 5 y 15 años, que nacen y mueren en las calles a causa de la pobreza, el abandono, o la desestructuración familiar. Los ‘niños de la calle’ son totalmente rechazados por la sociedad y su número crece día a día. Muchos de estos niños de la calle mantienen algún vínculo familiar y sobreviven robando, pidiendo limosna, vendiendo periódicos y flores o lustrando zapatos de esta manera, ayudan a completar los ingresos de  la familia. Otros muchos han roto con todo vínculo familiar y hacen de la calle su modo de vida. En nuestra comunidad acogemos a 200 niñas de la calle.
Nuestra misión se basa en recuperar y reafirmar su personalidad, ayudarles a integrarse en una sociedad como personas sanas y que en un futuro pueden formar familias y tener hijos sanos al crecer ellas con todo el cuidado que necesitan y con valores que las haga ciudadanas dignas y responsables del futuro de su país. Aquí les ofrecemos un clima de cariño y de familia que les ayuda a recuperar la confianza en sí mismas y a crecer sanas en el cuerpo y en espíritu. Con ello estamos consiguiendo, niñas más sanas, capaces de combatir enfermedades; las niñas del hogar son más felices y sus resultados escolares son buenos por el apoyo recibido y muchas al llegar a la edad adulta terminan una carrera y logran conseguir buenos puestos de trabajo. Pero sobre todo llegan a ser íntegras y agentes de cambio social”.
- En Marruecos. La misionera Mª Francisca Sánchez: “El proyecto que llevamos es una escuela con niños deficientes auditivos de edades comprendidas entre tres años hasta dieciséis o diecisiete, que terminan el colegio. Son niños de familias con escasos recursos económicos y nuestro trabajo consiste en desarrollar al máximo sus capacidades auditivas, para que puedan hablar y comprender lo que oyen. En la escuela reciben los conocimientos necesarios para ello y se les prepara para integrarse en la sociedad, también a nivel laboral, teniendo experiencias muy positivas en este campo.
Al encontrarnos en un país de religión musulmana no podemos anunciar de palabra la Buena Noticia de Jesús, pero sí con nuestra presencia sencilla, alegre, gratuita, haciéndoles participes del gran Amor que Dios nos tiene a todos sin distinción de raza, religión, distinción social… todos somos sus hijos. Estos valores, que intentamos inculcarles, ellos después los llevan a sus casas y amigos”.
            - En Perú. “Soy el Pedro misionero de Zamora en Perú. He estado varios años como misionero en una zona campesina de Perú. He pasado seis años en el desierto del norte de Perú en Piura; otros cinco años en la Cordillera de los Andes donde atendía a más de noventa pueblos. Y ahora desde 2016 y atiendo un asilo en Casma. En este asilo viven más de cien personas, ancianos y jóvenes marginados y abandonados, recogidos en la calle, y muchos de ellos sin nombre ni apellido.
¿Y cómo cambio el mundo? Poco puedo cambiar; solo introducir en este mundo los valores evangélicos de gratuidad, generosidad, dar con dignidad a quien llega al asilo sin ella, porque viene de la marginación. Sé que su identidad de Hijos de Dios no la han perdido. Vivo mi misión con paz y alegría compartiendo mi vida con los ‘abandonados de la sociedad’ para enseñarles que Dios les quiere.
El Domund invita a cambiar el mundo… ¿Y qué mejor manera de hacerlo que anunciar el Evangelio? Los misioneros entregamos nuestra vida con generosidad para hacer un mundo mejor ¡Tú también puedes hacerlo!
En definitiva, hoy, día del Domund, Dios y su Iglesia te llaman para que hagas tu donativo y así ayudes a transmitir la fe a todos los hombres del mundo, pero, sobre todo, Dios y su Iglesia te llaman para que no te guardes la fe para ti solo, para que no seas perezoso y vago a la hora de compartir tu fe, para que no seas cobarde a la hora de hablar de amor a Jesús.

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