jueves, 12 de septiembre de 2019

Toma de posesión de las nuevas parroquias: san Lázaro, la Manjoya y san Esteban de las Cruces


15-IX-2019            HOMILÍA DE TOMA POSESIÓN SAN LÁZARO
Homilía de audio.
Queridos hermanos:
            En este día de la toma de posesión de estas parroquias quisiera predicaros las siguientes ideas:
- Estas parroquias de las que me hago cargo a partir de hoy son las que el Señor escogió para mí. Tengo la total seguridad que he venido aquí por voluntad de Dios. Ciertamente yo pedí el cambio de las queridas parroquias del concejo de Tapia de Casariego y de la parroquia de Tol para poder atender a mi padre. Sin embargo, igualmente le he dicho al señor Arzobispo que, el día en que mi padre falte, puede disponer de mí para donde quiera. Con esto quiero decir que, a partir de hoy, soy el párroco de san Lázaro del Camino, de Santiago de la Manjoya y de san Esteban de las Cruces, pero antes soy sacerdote de la diócesis de Oviedo, y antes soy sacerdote de la Iglesia Católica. Iré a donde se me requiera para un mejor servicio al Evangelio de mi Señor Jesucristo y de su santa Iglesia.
- Hay que tener en cuenta la situación de la diócesis y de toda la Iglesia española, que va a ser terrible en cuanto a la atención por parte de los sacerdotes, ya que cada vez somos menos. Por lo tanto, hay que preparar a los seglares para que asuman las responsabilidades en la atención de las parroquias y en el anuncio del Evangelio, pero… también sigo pensando que, aunque hubiera miles y miles de sacerdotes en Asturias y en España, esto mismo habría que hacerlo con los laicos, porque es vuestro derecho: tenéis capacidad perfectamente para ello por el bautismo que habéis recibido
- En julio de 2019 me regalaron una prenda de vestir de una tienda de Oviedo. Tuve que ir a probarla para ajustarla. Estando allí, por la conversación de los dos dependientes conmigo (dos hombres de unos 35 años), supe que les habían comentado que yo era sacerdote y que venía de párroco para san Lázaro. Me dijeron: ‘No se preocupe que no le daremos guerra, que nosotros no vamos a Misa’. Estaba presente una clienta de unos 50 años y escuchó la conversación. Yo enseguida repliqué a su comentario: ‘¡Gracias a Dios!’ Se rieron con mi salida, pero sobre todo se sorprendieron, pues no entraba en su cabeza que un cura diera gracias a Dios porque unos hombres no iban a Misa, ni quería que acudieran a Misa. Por supuesto que, ni los dos dependientes de la tienda, ni la clienta, entendieron lo que quise decir (y quiero decir) con esa expresión: Doy gracias a Dios, porque haya alguien que no quiera venir a Misa…, si no tiene la fe en Jesucristo, el Cristo del Evangelio. ¿Para qué queremos gente en la Misa con una fe de costumbre, de ritos vacíos, de un cristianismo mediocre…?
Lo que me da pena no es que la gente no venga a Misa; lo que me da pena no es que la gente no se case por la Iglesia; lo que me da pena no es que los jóvenes no pidan el sacramento de la Confirmación; lo que me da pena no es que ni los padres traigan a sus hijos a bautizar o al catecismo… Lo que realmente me da mucha pena es que la gente… no crea en Dios, no ame a Dios. ¿A qué Dios? Al Dios revelado en la Biblia, al Dios predicado y mostrado a los hombres por Jesucristo. Si uno tiene fe en este Dios…, entonces vendrá a Misa, al rosario, se confesará, leerá la Palabra de Dios, tratará de adecuar su vida a los valores del Evangelio. Cuando esto último no existe, eso es lo que me da pena.
- El 4 de septiembre de 2013 llegué como nuevo párroco a Tapia de Casariego. Eran las 5 de la tarde. Tenía el coche delante de la casa rectoral y estaba descargando el coche con mis cosas. Pasó un hombre y supuso que yo era el nuevo cura y me dijo: “¡Qué!, ¿a mantener el chiringuito?” Ya lo anuncio desde ahora: no me interesa para nada mantener el chiringuito de la Iglesia. Quiero aumentarlo. Pero, si me apuráis, os diré que, en verdad, no me importa para nada, ni que se mantenga, ni que aumente, ni que desparezca. Solo quiero anunciar a Jesucristo y que los creyentes y seguidores suyos vivamos unidos como una familia (muy bien avenida), que crezcamos en la fe y en la vivencia del Evangelio, que seamos acogedores con las personas que se sientan tocadas en su ser más íntimo por la Palabra de Dios y que construyamos ya aquí el Reino de Dios. Si logramos esto, la verdad es que no me preocupa nada de nada que el chiringuito se mantenga, aumente o desaparezca.
- Como nos enseña el evangelio de hoy: el Padre quiere que su hijo pequeño aprenda por sí mismo: 1) el frío que se siente fuera de los brazos de Dios, 2) el hambre que se pasa sin la Comunión del Hijo de Dios, 3) las soledades que padecemos sin Dios y con el egoísmo de los demás, y 4) las heridas que nos causa el estar apartados de Dios.
El Padre quiere que su hijo mayor aprenda: 1) Que no se puede estar en el chiringuito y seguir con el corazón frío, cerrado, duro ante las Palabras de Dios y ante los demás hombres que nos rodean. 2) No podemos llevar la lista de los agravios que nos han hecho los demás, hasta Dios mismo. 3) Desecha tu amargura y tu victimismo, y ábrete a la misericordia de Dios para contigo y para con los demás.

4 comentarios:

  1. Buenas tardes .. intento y no si se mandara el comentario tan solo para decirte que me encanto tu palabra y tu reaccion y dichos .... se habran quedados mudos .. Cuanto nos has enseñado en este dia Gracias .... siempre en mi corazon y oracion

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  2. Muchas gracias Don Andres por las homilías que nos diste en Tapia te seguiré por aquí un abrazo

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  3. Bienvenido.
    La Iglesia permanece.

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  4. Felicidades Padre Andres. Por fin me entero de q has vuelto a Oviedo. Necesito escuchar tus homilias tan llenas de sinceridad. Gracias

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