Sin embargo, tuve ayer, jueves, un funeral en la parroquia de Campos y Salave. Escribí la homilía y llevé el grabador, pero, a la hora de predicar, ¡se me olvidó encenderlo! Lo siento. Aquí os va solamente la homilía escrita.
Un abrazo
Andrés
30-I-14 FUNERAL EN
SALAVE
Mc. 4,21-25
Queridos
hermanos:
En la
homilía de hoy quisiera comentar la primera y la última frase del evangelio que
acabamos de escuchar: “¿Se
trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para
ponerlo en el candelero? […] Porque al que tiene se le dará y al que no tiene
se le quitará con creces hasta lo que tiene”. Vamos allá.
En un periódico
digital de esta semana he leído un artículo, del que entresaco las siguientes
frases: “Las unidades de paliativos o
cuidados intensivos de los hospitales guardan una estrecha relación con la
muerte, dando lugar a numerosas experiencias que se escapan a cualquier
explicación racional. Pacientes que intuyen el momento exacto
en el que van a morir, otros que parecen decidir por sí mismos el día y la
hora, adelantando o retrasando su muerte, sueños premonitorios de familiares o
presentimientos de terceras personas que, sin ni siquiera saber que alguien
está ingresado o ha sufrido un accidente, están seguros de que ha fallecido.
Sólo los profesionales sanitarios que trabajan de cerca con los pacientes
terminales conocen de primera mano el alcance y variedad de estas extrañas
experiencias. La ciencia no ha podido ser capaz de ofrecer algún tipo de
respuesta, por lo que se suelen describir como sucesos paranormales o sobrenaturales”.
Desde que llegué al
concejo de Tapia de Casariego como párroco, en septiembre de 2013, me ha
sucedido en varias ocasiones que ‘sentía’ en mi interior que iban a llamarme de
la funeraria por tener algún difunto en mis parroquias. Al principio pensé que
eran tonterías mías, pero, cuando a las pocas horas me llamaban de la
funeraria, aquello ya me escamó un poco. Es más, este lunes 27 estaba en Oviedo
atendiendo a mi madre y en un determinado momento sentí cómo me iban a llamar
de la funeraria. Entonces me paré, dejé de hacer lo que tenía entre manos y en
silencio hice una oración por ese feligrés mío que había fallecido o que iba a
fallecer. Pasó el lunes, pasó el martes sin que me llamara nadie, por lo que
pensé que había sido una tontería mía. Pero el miércoles por la mañana me
llamaron de la funeraria y me avisaron del fallecimiento de Óscar. Sí, Óscar,
yo ya oré por ti y te encomendé a Dios el lunes, cuando aún vivías.
Algunos
podéis pensar que esto que os acabo de contar son tonterías. Otros os estaréis
preguntando que para qué lo cuento. Y lo cuento porque quiero ligar esto con
las frases del evangelio que acabamos de escuchar y porque quiero ligarlo
también de algún modo con la vida de Óscar.
La
vida no es sólo lo material: lo que vemos y lo que tocamos. Existen otras
realidades, lo queramos reconocer o no, lo queramos aceptar o no. Estas
realidades pueden ser denominadas extrasensoriales, paranormales,
sobrenaturales, religiosas, espirituales… Como queráis, PERO EXISTEN. Existe el
amor y ni lo vemos ni lo tocamos, pero mueve nuestra vida. Existe la fe y ni la
vemos ni la tocamos, pero mueve nuestra vida.
Todos
nosotros tenemos por regalo de Dios una serie de carismas, de capacidades, de
dones, de sensibilidades… Llamadlo como queráis. Pero todos tenemos esto en
nosotros.
Por ejemplo, en Óscar he descubierto cuatro dones: Óscar tenía una sensibilidad
para la música, pues le gustaba.
Para la Misa de la Inmaculada de este mes pasado Óscar buscó y consiguió un
coro precioso que embelleció y nos ayudó a vivir con mayor gusto, placer y fe
la fiesta de la Virgen María. Óscar tenía una sensibilidad para los vecinos, por eso estaba en la
asociación de vecinos de Campos. Podía haberse quedado en su casa mirándose el
ombligo o rascándose la barriga, pero NO. Él si involucraba en actividades en
pro de sus vecinos. Óscar tenía unos dones maravillosos que son su mujer (Angelines),
hijos (Ramón, Miguel, Fernando y Sara), nietos y una familia por los que trabajó y se sacrificó; a los que amó y por los
que se sintió amado. Óscar tenía una sensibilidad
y un carisma religiosos, pues él venía a Misa los sábados acompañando a su
mujer, se confesaba de sus pecados en torno a la Semana Santa y comulgaba. Él
sabía que había una realidad oculta a los ojos materiales, pero real como la
vida misma. Esta realidad era y es Dios.
¿Qué quiero decir
con todo esto? Quiero decir que los
carismas, las capacidades, los dones, las sensibilidades (como queráis
llamarlo) que tenemos, que Dios nos ha dado, podemos usarlas en nuestro propio
provecho, podemos dejarlas guardadas y sin usar, o podemos ponerlas al servicio
de los que nos rodean. Pienso que, en gran medida y por lo poquísimo que puedo
decir de Óscar, él decidió hacer esto último.
Óscar hizo verdad
este evangelio que acabamos de escuchar: “¿Se trae el candil para meterlo
debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? […]
Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta
lo que tiene”.
Sí, el candil, los candiles que Dios le dio Óscar no los guardó debajo de la
cama, ni los metió en un armario, sino que los puso al servicio de su familia,
de sus vecinos, de su parroquia… Por eso, pienso que Óscar ahora tiene en sus
manos estos frutos y Dios le dará más.
Termino: ¿conocéis ya las capacidades, los dones,
las sensibilidades que tenéis y que Dios os ha dado? ¿Las habéis guardado en el
armario o debajo de la cama, o las habéis puesto a trabajar para el bien de los
demás? Ya sabéis lo que dice Jesús en el evangelio: “Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con
creces hasta lo que tiene”.
No me había percatado de que la manera de dar luz hacia los demás, era precisamente desde esos dones y carismas que todos hemos recibido de Dios. Son nuestra luz interior que ha de salir poniéndolos al servicio de los demás. Que sea esa la luz que Dios espera que de a los demás, no lo había pensado; Me parece una reflexión muy bonita.
ResponderEliminarQué testimonios tan sencillos y buenos a dejado Oscar entre los suyosfamilia y amigos.
Dicen que hay dos categorías de personas creyentes: aquellas que se dedican a acumular méritos, y aquellas que simplemente tratan de amar.
ResponderEliminarPienso que para descubrir cuáles son nuestros dones y carismas, y usarlos para el bien de los demás, lo único que tenemos que hacer es intentar amar. El Espíritu hará el resto.
Da la impresión cuando se va un hombre de la talla de Oscar, que el mundo es un lugar un poco peor. No andamos muy sobrados de personas auténticas como lo era él. Un hombre capaz de ponerle al mal tiempo buena cara y de crearte la sensación de que a él nunca le ocurría nada malo. Lo echaré mucho de menos, aunque por desgracia no lo veía tanto como me gustaría. Te recordaré siempre.
ResponderEliminar