jueves, 24 de enero de 2013

Domingo III del Tiempo Ordinario (C)



27-1-2013                              DOMINGO III TIEMPO ORDINARIO (C)
Queridos hermanos:
            El viernes, 25 de enero, hemos terminado la semana de oración por la unidad de todos los cristianos para unirnos bajo la única y misma Iglesia de Cristo Jesús. Voy a decir algunas ideas sobre ello, pero sobre todo de la Iglesia:
            - En esta semana, que he estado en cama de gripe, aproveché para leer un libro sobre la historia el siglo pasado, concretamente desde 1933 hasta 1949. Se hace un relato novelado del nazismo y de la 2ª Guerra Mundial. Se trata de una ficción en lo que fue realidad: con unos personajes de novela se muestran hechos reales de aquellos tiempos. En alguna de las páginas del libro se narra la decisión de Hitler de matar a todos los discapacitados físicos o psíquicos y cómo se empezó a realizar esto en hospitales alemanes. Algunos de los protagonistas acuden a un pastor protestante para que denuncie estos hechos. Así lo hace este pastor y escribe a uno de los ministros de Hitler pidiéndole cuentas y que pare esas acciones. Pero enseguida el pastor protestante recibe la visita de la Gestapo, que humilla y aterroriza a los cinco hijos del pastor y a su mujer. El pastor es obligado a escribir otra carta al ministro pidiendo disculpas. Los feligreses del pastor dicen que no volvió a ser el mismo: era un hombre derrotado, hundido y asustado. Poco tiempo después los protagonistas de la novela acuden con pruebas irrefutables del asesinato de los discapacitados a un sacerdote católico de 27 años y le vuelven a confirmar la historia. Este sacerdote inmediatamente predica en la Misa de su parroquia sobre el quinto mandamiento de la Ley de Dios: No matarás, y denuncia estos crímenes horrendos. Un obispo católico se hace eco de esta homilía y predica también sobre ello y se hacen copias de la predicación del obispo, la cual se reparte por toda Alemania. Al joven sacerdote católico lo detiene la Gestapo y le torturan para que delate a quienes le dieron las pruebas. Le ponen electrodos en las partes más sensibles de su cuerpo, pero él no delata a nadie. Finalmente, lo matan con las descargas eléctricas. Sin embargo, Hitler da orden de parar el programa de aniquilamiento de discapacitados.
            - ¿A qué viene este relato? ¿Para destacar la fuerza y la supremacía del sacerdote católico sobre el pastor protestante? NO. Ambos forman parte de la única Iglesia de Dios, del mismo Cuerpo de Cristo Jesús. En distinta medida, pero son de la misma Iglesia y del mismo Cuerpo. Uno queda amedrentado en el relato de la novela, y el otro toma el relevo. En otras ocasiones no podrá seguir el sacerdote católico y lo hará por él el pastor protestante. (Y lo que digo con este ejemplo novelesco, se puede afirmar en tantos casos reales a lo largo de la historia, de los tiempos y de los lugares). Sí, en aquellos clérigos alemanes se cumplió el maravilloso texto de San Pablo sobre la Iglesia de Dios, sobre el Cuerpo de Cristo, al que nosotros pertenecemos por especial regalo de Dios. “Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito»”. Y un poco más adelante dice: “Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro”. Los sacerdotes católicos necesitamos a los pastores protestantes, los pastores protestantes necesitan a los sacerdotes católicos. Si cada uno de nosotros buscamos que crezca nuestro ego o nuestro grupo (es lo mismo), entonces no nos entenderemos ni estaremos en línea con Cristo Jesús. Pero si cada uno de nosotros buscamos que crezca Dios y el hombre, entonces sí que nos entenderemos; entonces sí que nos alegraremos y entristeceremos con los demás, aunque no piensen como nosotros.
            - A modo de reflexiones finales:
            1) Dios nos ha elegido para formar parte de su maravilloso Cuerpo-Iglesia. Nos ha elegido Él, y no hemos sido nosotros los que simplemente hemos elegido ser parte del Cuerpo, de la Iglesia.
            2) En este Cuerpo y en esta Iglesia todos somos necesarios y todos tenemos una función. Nadie es más importante que nadie. No es más importante el párroco que el monaguillo o que la mujer del quinto banco. No es más importante el obispo que el párroco. No es más importante el catequista que el niño que acude al catecismo de 1ª Comunión. Todos nos necesitamos y todos debemos cuidarnos. Hay una imagen preciosa sobre las flores y los santos en la Iglesia que se me quedó grabada la primera vez que leí Historia de un alma, de Santa Teresita del Niño Jesús. Escribe ella: Comprendí que todas las flores que Él ha creado son hermosas y que el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le quitan a la humilde violeta su perfume, ni a la margarita su encantadora sencillez; comprendí que si todas las flores quisieran ser rosas la naturaleza perdería su gala primaveral, y los campos ya no se verían esmaltados de florecillas”. Lo que quería decir Santa Teresita, como nos dice hoy San Pablo en la segunda lectura, es que Dios se complace en lo más grande y en lo más pequeño. Lo uno realza lo otro y no podemos ni debemos prescindir de nada ni de nadie en la Iglesia de Cristo.
            3) Finalizo hablando un poco más de la Iglesia[1], a la que amo y a la que necesito. En mi vida como cristiano y como católico he comprobado que las personas de fe tenemos nuestra propia trayectoria y que Dios nos va haciendo descubrir en distintos momentos y etapas lo que importa en la fe y lo que nos ayuda a llegar a Él. TODOS los componentes de lo que importa en la fe y lo que nos ayuda a llegar a Dios lo tienen los santos. Nosotros sólo tenemos, de momento, algunas de estas cosas y son regalos de Dios. Voy a ir diciendo algunos de estos componentes para que los podamos reconocer y agradecer (se pueden expresar de otros modos): a) el amor a Dios Padre, b) la cercanía a Jesús, c) el descubrimiento del Espíritu Santo, d) María nuestra Madre, e) la Sagrada Escritura como Palabra de Dios y fuente de Vida, f) el amor y el respeto al hombre concreto como criatura de Dios, g) la necesidad de la oración y del silencio, h) el sentimiento de nuestra propia miseria y, a pesar de ello, de que Dios nos tiene de su mano, i) la certeza de la Vida Eterna, j) la necesidad de la Iglesia como madre que nos acoge… Esta última es de las más difíciles de descubrir en estos tiempos que vivimos. Termino con la frase de un autor católico inglés, Chesterton: “Quien no ama a la Iglesia, ve los defectos de sus hijos e hijas. Quien la ama, los ve mejor: pero no ve solamente los defectos, ve también sus virtudes”.


[1] La Iglesia son mis feligreses de la UPAP de La Peña, las personas que se acercan con problemas y con alegrías, las personas que no se acercan, los que han muerto y gozan ya de Dios, los que han muerto y no gozan aún de Dios y tantos más.

8 comentarios:

  1. Antes que nada decirte que me alegro mucho recibir tu homilia porque significa que te estas recuperando ¡¡ cuidate ¡¡¡ que las recaidas son peores ¡¡
    La Homilia de hoy es relamente hermosa .... cdo lei Historia de un alma .... me ha emociondao y mucho ..llevo en mi corazon a Santa Teresita ....es que todos somos iguales a los ojos del Padre .. y cada uno aporta algo distinto .. como en la vida de las familias .. un padre ... madre .. ve en sus hijos no solos los defectos sino tambien las virtudes y los ama por lo que son .. asi es nuestro Señor con nosotros ..nos ha creado unicos .. libres .. y nos mira y cuida con ojos de amor .. comprensión y misericordia ..pero lo mas importante es que nos ama ...
    Que tengas una linda semana y cuidate mucho ¡¡
    Un pedido me darias el nombre del libro que has leido pues me gustaria leerlo gracias ¡¡¡

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  2. El libro se titula:
    "El invierno del mundo" de Ken Follet, segunda parte de la Trilogía The Century

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  3. Hoy, inesperadamente,estuve con un amigo querido de hace muchos años. De esos a los que quieres tanto,que cuando los ves te alegran el corazón.
    Descubrí con sorpresa y alegría que él también lee este blog, lo que me hizo recordar unas palabras preciosas sobre la amistad que escribió D. Andrés en la homilía de hace dos semanas: "Una amistad es el resultado de tanto tiempo dedicado al amigo, de tantos momentos en los que se compartió lo bueno y lo malo, de tantos momentos en que se perdonó y se fue perdonado, de tantos momentos en que se amó y se fue amado..."
    Bonitas palabras, que pude vivir hoy.
    Un abrazo.

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  4. Qué razón tienes, Pater al decir que todos nos necesitamos, unos a otros; lo experimentamos en la vida sus los distintos momentos. En ocasiones, de quien menos lo esperamos, personas totalmente distintas a nosotros, son quienes nos brindan el apoyo que necesitamos.
    Cuando Jesús pide por la Unidad a Su Padre en aquella hermosa oración:"Padre que todos sean uno, como Tu y Yo somos uno..." nos muestra la importancia que tiene para ser testigos entre los cristianos y entre los mismos católicos. Cuántas veces es entre los mismos católicos donde surgen las mayores separaciones a causa de celos, egoismos o bien tontas sensiblerias...y luego, oramos por la unión entre los Cristianos.
    Dices en la homilía - "Pero si cada uno de nosotros buscamos que crezca Dios y el hombre, entonces sí que nos entenderemos; entonces sí que nos alegraremos y entristeceremos con los demás, aunque no piensen como nosotros."; dándonos en estas palabras el quid de la cuestión.Si Dios crece en mi, también lo hará mi hermano y yo y mi ego disminuirán, por lógica.Será una manera de unificar al menos mi interior. Seré mucho mas feliz.
    Cuídate Pater, que tienes mucha labor por delante y las recaidas son peores.
    Buena semana amigos.

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  5. Lo primero disculparme, en el comentario anterior quise,con buena intencion,hacer referencia,precisamente, a la continuación del Evangelio de hoy, y en vez de algo interesante resultó, una "chorrada" que podia molestar,de ahi mis disculpas-Andrés, sólo una cosa, !ojalá mi esposo hablara de mi como tú hablas de tu Esposa, a la que pones nombre y apellidos, bueno algunas veces pepin tambié dice algo halagador, no lo niego, pero tal y como están ahoras las cosas la madre Iglesia se visita pero no se valora como merece, de ahí mi felicitación por el amor que le demuestras. aún con sus defectos y a veces, errores, ahí está el quid del Amor.Cuidate. A todos un abrazo,y a ti, Pepitina veo que por la familia, y con la ayuda de jesús luchas que te matas.Paz

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  6. Hola Pater, ¿te importaría publicar la próxima Charla sobre la Fe? Cometí un error en la fecha y lo envié a personas del Blog, que pudieran estar interesadas. Gracias.

    AÑO DE LA FE
    BASÍLICA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    SALÓN DE ACTOS- C/INSTITUTO 34 - GIJÓN
    MIÉRCOLES DÍA 6 DE FEBRERO A LAS 20h.
    -CATEQUESIS MISTAGÓGICA SOBRE LA EUCARISTÍA-

    • El modo más simple y directo para ilustrar el Misterio Eucarístico es comprender la Misa en la que es celebrado y vivido.
    • Desde el cómo, el por qué, y para qué de las palabras, signos, acciones y gestos de la celebración eucarística, la catequesis mistagógica nos “introduce a los fieles en las profundidades del misterio".



    Ilmo. D. Andrés Pérez Díaz
    (Sacerdote de la Archidiócesis de Oviedo)




    SE RUEGA PUNTUALIDAD

    ORGANIZA: GRUPO SANTA MARÍA (SITO EN LA BASÍLICA- CASA DIOCESANA)

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  7. Querido P. Andrés.
    La homilía de esta semana me gustó y me ayudó.
    Necesitaba que me recordara que es Dios quien me eligió, y por eso formo parte de su Iglesia, a la que yo también amo y necesito.
    Y la importancia de las cosas que nos ayudan a llegar a Dios. Esta temporada, que apenas me ocupé del Señor, sentí que me alejaba rápidamente de Él. Pero es impresionante comprobar como la oración, el silencio y el tiempo dedicados al Señor, te acercan a Él y te hacen sentir la necesidad de dedicarle cada vez más y más tiempo.
    Muchas gracias.
    Un abrazo.

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  8. Esta homilía me ha gustado y me ha ayudado mucho.
    Esta temporada estuve tan ocupada con mis cosas, que no tuve tiempo para el Señor. Es impresionante comprobar como la oración, el silencio y el tiempo dedicado al Señor, te acerca a Él y te hace sentir la necesidad de dedicarle más y más tiempo, mientras que unos días de apatía y dejadez, te alejan rápidamente.
    Necesitaba que me recordaran la importancia de la oración, y que es Dios quien me ha elegido, y por eso formo parte de su Iglesia, a la que yo también amo y necesito.
    Muchas gracias. Un abrazo.

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