20-1-2013 DOMINGO II TIEMPO ORDINARIO (C)
Queridos
hermanos:
1) Hoy comenzaré la homilía con un
cuento: “Hace muchos años un ateo
caminaba por un lugar peligroso y, habiendo resbalado, cayó por un precipicio.
Mientras caía, pudo agarrarse a una rama de un pequeño árbol y quedó suspendido
a trescientos metros de las rocas del fondo. Aquel hombre sabía que no podría
aguantar mucho tiempo en aquella situación. Entonces tuvo una idea: ‘¡Dios!’,
gritó con todas sus fuerzas. Pero sólo le respondió el silencio. ‘¡Dos!’,
volvió a gritar. ‘¡Si existes, sálvame, y te prometo que creeré en ti y
enseñaré a otros a creer!’ ¡Más silencio! Pero, de pronto, una poderosa voz,
que hizo retumbar todo el cañón, casi le hace soltar la rama del susto: ‘Eso es
lo dicen todos cuando están en apuros’”.
Hay un refrán muy castellano que
dice así: “De Santa Bárbara sólo nos
acordamos cuando truena”. El significado está bastante claro: en tantas
ocasiones los hombres andamos muy despreocupados y a lo nuestro hasta… que un
problema o un sufrimiento se nos viene encima, y entonces sí que diligentemente
nos ponemos a rezar, o a quejarnos, o a echar la culpa a los otros, o a actuar,
aunque a veces ya sea tarde para esto último.
Sin embargo, este refrán tiene que
ser matizado. En efecto, si truena para otros y no para nosotros o para los
nuestros, entonces no nos acordamos de Santa Bárbara. Por ello, propiamente el
refrán tendría que sonar algo así como “de
Santa Bárbara sólo nos acordamos cuando nos truena a nosotros o a los nuestros”.
2) Dicho esto vamos ya con el
evangelio de hoy. Es el archiconocido texto de las bodas de Caná y la
conversión del agua en vino. En tiempos de Jesús, en los pueblos de Israel la
gente era muy pobre, casi no tenía dinero y no podía encargar a un restaurante
la comida de bodas. ¡No había dinero! Por ello, las familias iban guardando
parte de la cosecha de vino para cuando llegasen las bodas de los hijos.
También se hacía lo mismo con los animales que tenían, como ovejas, cabras,
etc. Las bodas se celebraban en las casas y duraban varios días, en los cuales
los invitados comían y bebían allí. Para la mayoría de los invitados era la ocasión
de quitar el hambre o, al menos, de comer unos manjares que habitualmente no
estaban en sus mesas. (En cierta ocasión me contaba un minero muy mayor que se
había casado hacia el año 1930 y que ‘la boda se comió’ en casa. Me decía que,
pasados 2 ó 3 días de la ceremonia en la iglesia, la gente aún no se marchaba de
la casa y les estaban acabando con todas las existencias, por lo que los novios
se fueron unos días de luna de miel a León y fue la forma de ‘echar de casa’ a
todos aquellos invitados).
En esta boda de Caná, que nos narra el evangelio, o los novios no
calcularon bien la cantidad de vino que deberían tener a su disposición, o hubo
más gente de la esperada; el caso es que el vino se acababa. Si esto sucedía, a
los recién casados les iba a quedar un estigma ante todo el pueblo y ante los
conocidos que pasaría de padres a hijos y a nietos. Para la gente serían
siempre los novios a los cuales se les acabó el vino. La Virgen María sabía lo
que esos motes y esas palabras hirientes suponían en un pueblo. Por eso, María
avisó a Jesús y Él se preocupó de ayudar a los recién casados. Se trataba de un
problema poco importante, y que no tenía relevancia en la historia de la
salvación de la humanidad. Pudiera parecer una broma de mal gusto que todo un
Dios realizase este primer milagro: convertir agua en vino para que la gente
beba y se emborrache. ¡Fue un mal uso de un poder sagrado!
¿Por qué hizo Jesús
este milagro concreto, si no era un problema importante para la salvación de la
humanidad? Quizás otros tengan otras respuestas; la mía es la
siguiente: Jesús no hace milagros para que la gente crea en Él o en Dios. Jesús sólo vino a ayudar a que la gente se
encuentre con Dios y con los demás hombres, y a mostrarles el amor de Dios. Por
ello, Jesús se preocupa de sus cosas más sencillas. ¡Lo que es importante para
los hombres es importante para Jesús, para Dios! En aquel momento lo
importante para los novios era que no tenían vino y que la gente se iba reír de
ellos durante toda su vida e incluso en vida de sus hijos y nietos. Jesús se
preocupó de ellos.
Si examinamos otras partes de los evangelios veremos cómo Jesús estuvo
siempre pendiente de los hombres y de sus circunstancias concretas: 1) estuvo
pendiente de Zaqueo, de su soledad y de su deseo de cambio; 2) estuvo pendiente
de María Magdalena, una mujer zarandeada por la vida y por los hombres, una
mujer deseada, pero no amada; 3) estuvo pendiente de la muerte de Lázaro, y de
cómo quedaban sus hermanas y lloró con ellas su ausencia; 4) estuvo pendiente
de la viuda de Naín, que perdió a su hijo único; 5) estuvo pendiente de la
adúltera pillada ‘in fraganti’ y la libró por el mismo delito que había ella
cometido: si ella había pecado, ¡los que la querían matar tampoco estaban
libres de pecado!; 6) estuvo pendiente de la samaritana y de una búsqueda de
sentido de vida que le hacía ‘peregrinar’ de hombre en hombre sin encontrar más
que vacío; 7) estuvo pendiente de abrazar y besar a los niños que los apóstoles
querían alejar de Él… Por esos detalles de Jesús para con todos los hombres de
todo lugar y condición se entienden perfectamente aquellas palabras de Jesús
llenas de ternura para Dios y para sus hijos, los hombres: “hasta los pelos
de la cabeza los tiene (Dios) contados”
(Mt 10, 30). Si Dios se fija en un cabello que cae de nuestra
cabeza, cómo no va a darle Jesús importancia a unos novios que iban a servir
durante muchos años de mofa para toda la aldea y sus contornos, porque se les
acababa el vino de su boda. Sinceramente,
a mí me enternece y hace más bien a mi fe el detalle tierno de Jesús con estos
recién casados para evitarles un ‘sambenito’ que el mismo milagro de convertir
agua en vino.
3) Decía el refrán castellano: “De Santa Bárbara sólo nos acordamos cuando truena”. Es cierto, cada uno se ocupa de sí cuando
tiene algún problema, pero también es cierto que Dios se ocupa de todos. En
efecto, a Jesús siempre ‘le truena’. A nosotros nos truena, si nos truena a
nosotros o a los nuestros. Pero a Jesús –repito–, siempre que nos truene a
nosotros, siempre… le tronará a Él. Pienso que ésta es una de las muchas
enseñanzas que se pueden sacar del evangelio de hoy.
¿Qué podemos hacer nosotros, los que creemos en Jesús y
queremos seguir sus pasos? La inmensa mayoría de nosotros no podremos hacer
milagros del estilo de convertir agua en vino, pero sí que podemos hacer otros
milagros: los de estar pendiente de los demás (cómo Él nos enseñó) y que,
cuando a los otros les truene, aunque no nos truene a nosotros ni a los
nuestros, por nuestra fe en Cristo Jesús, también el rayo que cae sobre los
otros nos queme como si cayera sobre nosotros mismos. Si hacemos estos, siempre
‘nos acordaremos de Santa Bárbara’, es decir, de Dios y de sus hijos.
¡Que así sea!
Querido Don Andrés; lo que más me gusta de sus homilías es que siempre tiene como base la sencillez y hacer parecer que las cosas pueden ser faciles si no las complicamos. Efectivamente nosotros no podemos hacer milagros, pero sí muchas cosas sencillas a nuestro alcance que a veces son las que más cuestan debido a que no son ni llamativas, ni espectaculares, ni parecen importantes. Nuestra vanidad y ganas de que nos ensalcen por nuestros actos a veces nos impide ver que lo más facil es lo más dificil. Gracias por su luz.
ResponderEliminarBuenos dias ¡¡¡¡ nunca habia interpretado asi este Evangelio .. el cual me ha llegado al alma ¡¡¡ sobre todo cdo dices ¡"a Jesús siempre ‘le truena’. Pero a Jesús –repito–, siempre que nos truene a nosotros, siempre… le tronará a Él."
ResponderEliminarPues palabras similares me decia mi abuela cdo era niña ... y yo muchas verces le decia cdo estoy mailita o muy nerviosa no me sale rezar .. y ella me decia no te preocupes El Señor sabe tu angustia . El estar cerca ... eso si cdo estoy contenta no dejo de dar gracias ... y expresar mi amor por El y lo hago no solo en la Oracion .. sino con tratando de dar testimonio de mi Fe .Como tu dices Andres que nuestra mejor manera de estar para todos es con nuestro amor .. regalando una sonrisa .. una mano para dar ¡¡¡ Es la mejor manera de mostrar que Jesus vive en cada uno .. y cumplir lo que El nos enseño "Amar al otro "
Buen fin de semana hermanos ¡
Sí, Andrés: Jesús está siempre pendiente de nosotros.- Revisemos nuestas vidas y lo veremos.-
ResponderEliminarRealmente si fuéramos menos egoístas y pensáramos más en la gente que nos rodea, en hacerles la vida más agradable, estar pendientes de sus preocupaciones, esta vida sería una gozada, pero por desgracia la mayoría de la veces nos comparamos con el vecino por las envidias (si tiene esto, o compró lo otro, o le ponemos la zancadilla)
ResponderEliminarSeñor ayúdanos a estar más pendientes de nuestro prójimo y olvidarnos más de nosotros mismos.
Estimado P. Andrés :
ResponderEliminarMaravillosa homilía
Jesús siempre está cercano a los problemas de los hombres, como estuvo en las bodas de Caná.
Jesús nunca es el lejano, el insensible. Se sienta a nuestra mesa y comparte nuestras alegrías y sabe llorar con nuestro llanto.
Muchas veces nos quedamos sin el vino de la alegría, del amor, de la paz, de la tranquilidad, de la ilusión del trabajo. Hemos perdido la esperanza. Y siempre se puede producir el milagro.
Un abrazo.
Al empezar a leer la homilía de hoy me sentí invadida por un remanso de paz y amor al meditar eso de que: “siempre que nos truene a nosotros, siempre... le tronará a Él, a Jesús”. Sí, y cuanto más débiles nos sintamos ante esa tormenta con mayor fuerza sentiremos el ser abrazados por Él, de esto podemos estar seguros...
ResponderEliminar“San Pablo nos recuerda en la segunda lectura: Un Espíritu que hace posible la diversas formas de vivir la vida y la fe, aunque unidas con la firme convicción que todas ellas son don de Dios. Unos dones que no son para nuestro propio provecho y egoísmo, sino que han de estar siempre al servicio de los otros, especialmente de los más necesitados, en todos los aspectos...” No estaría demás dedicar unos momentos a ver los dones que me han sido regalados, y a ver cómo los pongo al servicio de los demás, y a darle gracias al buen Dios por ellos.
Esto fue lo que dice el evangelio que hizo Jesús, en las bodas de Caná, poner sus dones al servicio del bien común. Sí, Jesús nos da su mejor vino. Su amor y su vida. El vino que sienta bien, que llena la vida de sentido, que nos vuelve felices y alegres. Él es quien nos transforma cuando bebemos este vino suyo. Sin Jesús nuestra vida no tiene sentido, no hay alegría, no hay vida... Y estando con Él es cuando recibimos ese vino que nos hace mejores, que nos hace avanzar y nos llena de esperanza. GRACIAS SEÑOR JESÚS, POR ESE “BUEN VINO” QUE TÚ NOS DAS. Y gracias también a ti Andrés por tú homilía, que nos invita de hacer esta reflexión.
Un abrazo para todos y que tengáis un buena semana.
Me llenaron de paz y alegría las lecturas de este domingo.
ResponderEliminarEn la primera lectura, veo el amor de Dios que no nos abandona y nos alienta.
"El Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido".
"La alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo".
En la segunda lectura, quiero destacar: "Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu que obra todo en todos".
"Reparte a cada uno en particular como a Él le parece".
Así es, siempre he visto la gracia de Dios en las personas manifestada por los dones que les da. El don de la inteligencia y el don de curar en los médicos,que aunque algunos no crean en Dios, todo les viene de ÉL, porque es el mismo Dios para todos,para creyentes y no creyentes . El don de la fe que sólo puede madurar si uno se abre a Dios, pues Él respeta la libertad, otro detalle de su amor infinito.
Andrés, dices en la homilía que Jesús no hace milagros para que la gente crea en Él o en Dios. Sólo vino a ayudar a la gente para que se encuentre con Dios y su amor. Estoy de acuerdo, pero si me permites, también pienso que Jesús se manifiesta a cada en particular según Él vea, pues nos conoce y ello hace que aumente nuestra fe y salgamos de las pruebas de fe a las que nos vemos sometidos acudiendo a esos regalos que nos hace cuando se manifiesta de modo particular a cada uno. Por eso en el Evangelio dice al final del mismo: "Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en Él".
Sí, está pendiente de cada uno y Él sabe lo que nos tiene que dar en particular para no desfallecer. Estas lecturas y tu homilía juntas me han llenado de amor, de paz y felicidad. Gracias a Dios y gracias a ti.
Hace años asisti, no con mucha gana, a una Eucaristía domde se celebraban los esponsales de unos jóvenes que se les veia cogidos, uno, porque ella esperaba un hijo, y otra, porque las cosas habia que hacerlas por la Iglesias,más o menos de ineteresada estaba yo,cuando llego el momento de la homilia y a medida de que el cura hablaba ( no muy lucido, por cierto) fueron cayendo dentro de mi corazón sus sentidas y creidas palabras,¿ cómo el vino mejor para el final?, yen ese momento en mi corazón sentí elmismo calor en el corazón de los de Emaús.Y empecé a creer que Jesús a demanda de la Madre hacía realidad en mi vida su milagro, es cierto, al principio de mi matrimonio habia mucho vino, pasión, estreno de vida, niños ,juventud, ilusiuones, trabajo divertimento,sufrimiento sin entender ,prisa, mucha prisa, un vino que alborotaba y enmascaraba la realidad, pero, ese dia, ptrcisamente ese dia creí, noté que era a mi a quien ofrecian el agua de la soberbia, del desasosiego del individualismo al querer hacer y deshacer las cosas a mi modo y protestar si el otro no las hacia igual y tanta agua que yo creia que era vino y del bueno,y asi, a través de aquel sacerdote me llego la voz de la Madre: Haced lo que él os diga, y cuando llegaron los achaques las soledades, el cansancio la duda,esas uvas pisadas entre tanto sufrimiento fueron volviéndose en el mejor vino, así se cumplio la Palabra de mejor vino para el final, recibida sabe dios donde y por sabe Dios quien, hoy con la mano de Maria apretando la mia, dia a dia,procuro hacer lo que Ë me diga..Quiero resaltar la importancia de los sacerdotes ( sean como sean) sin ellos no habria ni Eucaristia ni Perdon de los pecados ( el resto nos podemos apañar) porque: Qué seria del mundo si se dejara de celebrar la Eucaristia, ninguna, yo creo que como sin Dios no hay quien viva moririamos todos.me costó encontarme con Maria Virgen Madre de Dios Iglesia pura y dura) y le pido que no me suelte la mano aqui hasta que la tenga cogida enla Jerusalen Celeste.Total que este Evangelio se cumplio en mi, espero que nadie me apedree como a El en su pueblo.un abrazo.Paz
ResponderEliminarDespués de leer tu comentario Paz, me apetece darte un gran abrazo, no apedrearte, por supuesto. De qué forma tan preciosa Jesús ha hecho resonar Su Palabra en tu corazón, en tu vida. Es una realidad que me ha hecho reflexionar muchísimo sobre mi matrimonio, la vida familiar, los hijos.
ResponderEliminarAntes de comulgar-mientras el sacerdote da la comunión a la comunidad de Carmelitas de clausura donde asisto diariamente a Misa – no puedo si no arrodillarme - y me vienen al corazón unas palabras de Sta. Teresa, que en ocasiones he escuchado al Pater: “ Si conociéramos ”, supiéramos lo que es la Eucaristía, estaríamos preparándonos para recibir al Señor, 20 años; media hora para recibirle en la Comunión y los siguientes 20 años, dándole gracias.” Cuánta importancia tiene la preparación para recibir o vivir aquello que valoramos de verdad.
Jesús, pasó 30 años preparándose para la vida pública. Le dio valor a la vida familiar y rutinaria.
Como a Paz, a mi también el Señor me ha ido preparando en 20, 30 o 40 años de matrimonio, y desde mi pobre vida rutinaria, aunque muy movida, para que el vino joven y despreocupado del principio, se halla ido convirtiendo en ese vino añejo, que deja poso y gozo interior; el vino sabroso de Su presencia, que como regalo me hace percibir, bien desde Su Palabra o desde la Eucaristía.
Buena semana amigos. Recordemos que estamos en el Octavario de oración por la unidad de los cristianos…y entre los católicos.
¡¡¡Cuanta razón tienes!!! no es lo importante el milagro, si no, el motivo que impulsa a María y a Jesús, para ayudar aquellos recién casados, y evitarles el bochorno, de quedar ante sus invitados como "tacaños".
ResponderEliminarJesús y María son conscientes de la gran vergüenza de aquel matrimonio que comenzaría su nueva vida, con un estigma: En su boda faltó el vino; gran ternura y preocupación siente Jesús ante esta situación por la que pasan aquellos hermanos suyos a los que ama, así aunque parezca no tener transcendencia el milagro, ha sido de gran importancia para aquella familia; con este gesto, Jesús bendice su unión, y viene a decirles que, siempre estará ahí para todo lo que necesiten.
¡¡Vaya si fue importante este milagro de Jesús!!
Cuando uno profundiza en el evangelio y medita sobre el comportamiento de Jesús, lo que acabas descubriendo cada vez con mas claridad es que, en todas las ocasiones ( y son incontables) que El acontece en tu vida, aunque sea en pequeñitas cosas, siempre siempre, es movido por ese AMOR especial y único que siente por sus criaturas.
A mi me llama mucho la atención el papel de María, su intercesión; aunque Dios es Padre y Madre, veo mas claramente la figura femenina, la Madre siempre solícita y espectante, para salir a "remediar" cualquier eventualidad, que pueda producir sufrimiento innecesario, a alguno de sus hijos.
María me invita a imitarla, es decir, a interceder por todos aquellos que se encuentran en apuros, o pasan por situaciones difíciles; Dios siempre escucha las súplicas de los que por este mundo caminamos confiados en El.
Se me ocurren varias cosas, pero ya me enrollé demasiado, por lo que os pido perdón.
Muchas gracias D. Andrés, porque un día mas, has sabido enfocar este evangelio, como en otras ocasiones, de forma diferente y muy consoladora.
Hermanos, un fuerte abrazo y buena semana.
BENDITO SEA DIOS.
En este Evangelio, tantas veces escuchado, sólo veía la intercesión de la Virgen sin reparar en que, tanto Ella como Jesús, lo que deseaban era evitarles a los novios el bochorno y la vergüenza de la falta de vino, dándonos así ejemplo de su preocupación por los demás.
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