viernes, 9 de diciembre de 2011

Domingo III de Adviento (B)

11-12-2008 DOMINGO III DE ADVIENTO (B)

Is. 61, 1-2a.10-11; Lc. 1, 46-50.53-54; 1 Tes. 5, 16-24; Jn. 1, 6-8.19-28


Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

Seguimos avanzando en este tiempo de Adviento. Ya estamos en el domingo tercero. Una vez más el evangelio de hoy nos habla de Juan el Bautista, aunque desde la perspectiva de San Juan evangelista, que fue discípulo suyo primero, y luego siguió a Jesús. San Juan evangelista narra este hecho que acabamos de escuchar por haberlo presenciado él personalmente. Voy a basar mi predicación de hoy sobre una pregunta corta que aparece en el relato.

- Nos dice el evangelio que unos judíos se aproximaron a Juan el Bautista y le preguntaron: “¿Tú quién eres?” ¿Se os acercado alguna vez una persona y os preguntado quiénes sois? Si contestamos que somos profesores, o amas de casa, u obreros, o curas…, se nos puede replicar: ‘Yo no te pregunto qué haces, sino quién eres’. Si contestamos que somos el marido de Zutana o la mujer de Mengano, se nos puede replicar: ‘No te pregunto con quién estás casado, sino quién eres’. Si contestamos que somos asturianos, o peruanos, o ecuatorianos…, se nos puede replicar: ‘Yo no te pregunto de dónde vienes o dónde naciste, sino quién eres’. Si contestamos que somos Rosa, Felipe, José, Pilar, Joaquín, Andrés…, se nos puede replicar: ‘Yo no te pregunto cómo te llamas, sino quién eres’.

Si quito de mí lo que hago, de dónde vengo, con quién estoy, cómo me llamo, cuánto tengo…, entonces ¿qué queda de mí? Por eso es muy importante que me pregunte QUIÉN SOY YO.

Sí, ¿quién soy yo para mí? Sí, ¿quién soy yo para los demás? Sí, ¿quién soy yo para Dios? Y es bueno que estas preguntas me las haga en este tiempo de Adviento.

- ¿Quién soy yo para mí? En cierta ocasión me comentó un amigo mío que él trabajaba como carpintero. Siempre tenía consigo una radio, que la tenía encendida todo el tiempo de trabajo. Resultó que en una ocasión tuvo que hacer un trabajo en una nave y llevó allí toda la herramienta que necesitaba y todo el material. Empezó a trabajar, pero de repente se dio cuenta que no había traído consigo la radio y allí tampoco había ninguna radio. Tuvo que estar todo el día trabajando, pero en silencio, sin escuchar ni una sola voz. Al principio lo pasó mal, pero poco a poco, al hacer su trabajo, empezó a reflexionar sobre su vida y siempre recordará el bien tan inmenso que le hizo aquel día y aquella reflexión personal que tuvo.

Yo te invito a que te mires de frente. No a la cara, sino más adentro. Mira detrás de ese maquillaje, detrás de la máscara que te pones ante los otros. Mira al fondo de tu corazón. ¿Qué tal soy, me conozco bien, cuáles son mis defectos y mis virtudes, tengo complejos y miedos, qué heridas tengo sin cerrar, a qué aspiro, en qué me siento derrotado, en qué he triunfado, amo y me siento amado, qué espero aún de la vida, en qué puedo aún mejorar? ¿Querría que se filmara la historia de mi vida y se reprodujera en un video ahora, aquí mismo? ¿Querría que todos pre­senciaran la película de mi vida? A lo mejor, ni yo mismo aguantaría la película de mi vida.

- ¿Quién soy yo para los demás? Hay una cosa que me ha hecho reflexionar al leer este evangelio y es el hecho de que a Juan el Bautista se le acercaron unas gentes a preguntarle. Su modo de vida y su persona les interrogaban y por eso le preguntaron. ¿A alguien le llama la atención nuestra forma de ser o de actuar o de hablar, hasta el punto de que nos pregunten quiénes somos? Si nuestra vida no ayuda a nadie, o no interroga a nadie, o no molesta a nadie, puede ser indicativo de mediocridad o de egoísmo. Como veíamos el domingo pasado las gentes de Judea y de Jerusalén veían en Juan el Bautista a un hombre austero, a un hombre orante y desinteresado, a un hombre que hablaba de parte de Dios y cuyas palabras conmovían el corazón de quienes le escuchaban. Por eso, se le acercaron –como nos cuenta el evangelio de hoy- y le preguntaron: “¿Tú quién eres?” Por eso, es bueno que me pregunte en este tiempo de Adviento ‘¿quién soy yo para los demás?’

- ¿Quién soy yo para Dios? Sinceramente, al pensar sobre esta pregunta me viene insistentemente dos palabras a la cabeza: amor y paciencia. El amor que Dios me tiene desde toda la eternidad y para toda la eternidad, y la paciencia que tiene conmigo. Asimismo, me viene al pensamiento esta historia que leí hace un tiempo y que refleja muy bien cómo es Dios y quién soy yo para Dios. “Un día, Abraham invitó a un mendigo a comer en su casa. Cuando Abraham estaba dando gracias y bendiciendo la mesa, el otro empezó a maldecir a Dios y a decir que no soportaba oír su nombre. Presa de indignación, Abraham echó al blasfemo de su casa. Aquella noche, cuando estaba Abraham haciendo sus oraciones, le dijo Dios: ‘Ese hombre ha blasfemado de mí y me ha injuriado durante cincuenta años y, sin embargo, yo le he dado de comer todos los días. ¿No podías tú haberlo soportado durante un solo almuerzo?’” Como ya os habréis dado cuenta “el mendigo blasfemo” somos cada uno de nosotros.

18 comentarios:

  1. Despues de leer tus palabras me he quedao en silencio ..pensando mucho en ella .. en Quien soy yo ??? Andres me has dejado pensando ..creo que con esta pregunta estare toda esta tercer semana del Adviento .. sera como un retiro ...para descubrirme y descubrir Quien soy ?para los demas .. y quien soy yo para Jesus ... Sera una semana de introspeccion ... Gracias Andres por guiarme ¡¡¡
    Que el Señor los bendiga ...

    ResponderEliminar
  2. Hermano Andrés. Gracias por tu reflexión. me uno al comentario de Ana. ¿Cuál es mi identidad como cristiano? ¿transparento el amor de Dios? Pensando en el evangelio concluyo que este mundo está harto de palabrerías huecas. Necesitamos ser testigos de lo que somos y reflejamos. ¿Quién soy? una gran pregunta que amerita una gran respuesta que tenga como fundamento a Cristo Jesús. Y una respuesta fruto de una semana de reflexión. Qué bueno es el Adviento, tiempo de esperanza, de rectificar, de recomenzar, de corregir. Dios te bendiga Andrés. Dios te bendiga Ana.

    ResponderEliminar
  3. Muy querido Andrés:
    ¡Vaya lío! No sé como salir de él.
    La verdad, es que una pregunta aparentemente, tan sencilla, y que me sea tan complicada de responder.
    Cuanto tiempo que llevo conmigo, y aún sin conocerme, sin saber que decir de mi, o ¿quién soy?

    ResponderEliminar
  4. Una pregunta complicada. Ya se la hacían los griegos hace un montón de años: "Conócete a ti mismo" inscrito en el templo de Apolo.

    Y, también yo, tanto tiempo en pie y no todavía no soy capaz de responderme. Pues, D. Andrés, estará Vd. muy alegre, pero me ha complicado el fin de semana.

    ResponderEliminar
  5. Alguien me enseñaba qué era una examen de conciencia para tratar de conocerme a mí mismo. Simplemente, como un espejo en el que puedas ver tu buena o mala cara diariamente.

    Pero, si no te gustas, no vale que uses el maquillaje; eso es hipocresía.
    Sólo tienes una solución: cambiar de semablante, cambiando tu actitud ante la vida, ante tí mismo y ante los demás.
    Pero, al mismo tiempo, no pierdas mucho tiempo en ello, no vaya a ser que te empalagues en tus propias miserias. Tienes que tener el arrojo suficiente para salir adelante, por saber que puedes mejorar, que debes mejorar, que mereces mejorar.
    Pues, estimado Andrés, en esas me ando desde hace un tiempo a esta parte.

    ResponderEliminar
  6. Querido P.Andrés :
    a homilía de este domingo, es como hecha a mi medida, desde hace unos meses me vengo preguntando. ¿Quién soy yo? ¿Que relación tengo con El Señor? Es la pregunta más difícil que me he hecho. Sólo hacerme esa pregunta me trae inquietud y ansiedad.
    Es algo tan básico que incomoda no tener una respuesta preparada y clara. Pero cualquier explicación apresurada nos deja insatisfechos.
    Por eso, nuestra vida no es sólo lo que somos, sino lo que hemos sido y lo que queremos ser.
    Sólo desde la consciencia, desde el conocimiento, es posible el cambio.
    Yo quiero un cambio en mi vida, un cambio profundo, y que el Señor sea el centro de mi vida.
    Con ÉL, todo lo podre.
    Un abrazo cordial

    ResponderEliminar
  7. Me siento delante del espejo y, como si se tratara del maquillaje, voy quitando, poco a poco, todas las capas de potingue con que me ido embadurnando a lo largo de tiempo atrás, mi modo de ser, mi modo de comportarme, mi manera que permito se perciba de mí.
    Poco a poco encuentro mi realidad, mi propio interior. Una realidad que no me gusta mucho, que no la veo coherente.
    Tengo que comenzar a ser franca, y a admitir mi realidad. La cruda realidad que, con mucho empeño, me había esforzado en trascender a los que están a mi lado.
    Es un proceso tan largo y doloroso, como gratificante. Se trata de acceder directamente, día a día, a mi mundo interior: para conocerme, aceptarme y plantearme un plan de mejora.
    Puede que esta homilía me haya ayudado a no desesperar, a seguir adelante. Estoy convencida de que mi mayor descubrimiento es que puedo cambiar de vida cambiando de actitud hacia la vida. En este sentido, la homilía me viene a ayudar en este empeño.

    ResponderEliminar
  8. Creo que en la medida en que vamos conociendo a Dios nos vamos conociendo a nosotros mismos cada vez más y mejor, ya que nuestro fin como criaturas no es otro sino ser cada vez más como Él nos creó, a imagen y semejanza Suya. Nos hemos alejado tanto de esta imagen Suya. Hasta llegar a ella vamos conociéndonos.. gustándonos o no, a nosotros mismos hasta ir logrando ser agradables a su presencia, siendo como Él nos desea.
    -¿quién soy yo para mí?- Al igual que el amigo carpintero del ejemplo se enfrentó a sí mismo en el silencio….haciéndole tanto bien, yo amo al silencio. Lo busco, lo vivo, lo gozo. Y es que en el silencio encuentro a Dios, su voz nítida, su presencia es más real y clara; cuando hay encuentro con el Señor, me tropiezo sin querer con mi ser más íntimo. Heridas, amores, aspiraciones y deseos, todo esto sale entonces y se convierte en oración, dándole respuesta a esta primera pregunta.
    ¿quién soy yo para mí? Soy la criatura, ante Su Creador; pecado ante la Gracia; fragilidad y limitación ante la Fortaleza y Grandeza de Dios.

    -¿quién soy yo para los demás?- Mi modo de vida interroga; creo que sí. No es comprendido por muchos y a algunos les gustaría que viviese de otro modo. A otros les molesta, aún no sé el por qué. Yo misma comprendo que les resulte extraño el que en verano, los dias de descanso que tomo, me vaya a Covadonga, en lugar de ir a Galicia, o a secar a León, o a Marbella o bien de viaje. Cada uno encuentra su descanso en distintos lugares, y yo sé donde está el mío. Además como en casa estoy rodeada de mucha gente, me gusta irme sola y estar silenciosa. En casa me lo respetan y para mi esto es importante. Tengo claro que para ir hacia los demás y vivir en fraternidad y caridad, antes he de estar mucho con el Señor. Al menos yo.

    -¿quién soy yo para Dios?- Soy alguien muy especial, a quien ama muchísimo; me sé Amada, la Niña de sus ojos, regalada, la esposa del Cantar de los cantares…Soy amada, deseada, buscada, porque fui llamada, elegida, mirada, desde siempre y como para Dios no hay tiempo, sigo siendo llamada por mi nombre, elegida entre todos y mirada con ternura y amor infinitos, como sólo Él sabe hacerlo.
    Amor y paciencia. Acertadas palabras las del Pater, describiendo a Dios ante nosotros. Las cosas de Dios son sorprendentes; aún sabiéndome “la mendiga blasfema”, me sé “la niña de sus ojos”, la Amada hermosa del Cantar de los cantares, de Su Cantar. Soy amada.
    Creo que, como dijo el P. Andrés, he respondido sin proponérmelo las dos primeras preguntas, desde mi respuesta a la última.
    Santa y buena semana amigos. El Señor viene.

    ResponderEliminar
  9. Creo que en la medida en que vamos conociendo a Dios nos vamos conociendo a nosotros mismos cada vez más y mejor, ya que nuestro fin como criaturas no es otro sino ser cada vez más como Él nos creó, a imagen y semejanza Suya. Nos hemos alejado tanto de esta imagen Suya. Hasta llegar a ella vamos conociéndonos.. gustándonos o no, a nosotros mismos hasta ir logrando ser agradables a su presencia, siendo como Él nos desea.
    -¿quién soy yo para mí?- Al igual que el amigo carpintero del ejemplo se enfrentó a sí mismo en el silencio….haciéndole tanto bien, yo amo al silencio. Lo busco, lo vivo, lo gozo. Y es que en el silencio encuentro a Dios, su voz nítida, su presencia es más real y clara; cuando hay encuentro con el Señor, me tropiezo sin querer con mi ser más íntimo. Heridas, amores, aspiraciones y deseos, todo esto sale entonces y se convierte en oración, dándole respuesta a esta primera pregunta.
    ¿quién soy yo para mí? Soy la criatura, ante Su Creador; pecado ante la Gracia; fragilidad y limitación ante la Fortaleza y Grandeza de Dios.

    -¿quién soy yo para los demás?- Mi modo de vida interroga; creo que sí. No es comprendido por muchos y a algunos les gustaría que viviese de otro modo. A otros les molesta, aún no sé el por qué. Yo misma comprendo que les resulte extraño el que en verano, los dias de descanso que tomo, me vaya a Covadonga, en lugar de ir a Galicia, o a secar a León, o a Marbella o bien de viaje. Cada uno encuentra su descanso en distintos lugares, y yo sé donde está el mío. Además como en casa estoy rodeada de mucha gente, me gusta irme sola y estar silenciosa. En casa me lo respetan y para mi esto es importante. Tengo claro que para ir hacia los demás y vivir en fraternidad y caridad, antes he de estar mucho con el Señor. Al menos yo.

    -¿quién soy yo para Dios?- Soy alguien muy especial, a quien ama muchísimo; me sé Amada, la Niña de sus ojos, regalada, la esposa del Cantar de los cantares…Soy amada, deseada, buscada, porque fui llamada, elegida, mirada, desde siempre y como para Dios no hay tiempo, sigo siendo llamada por mi nombre, elegida entre todos y mirada con ternura y amor infinitos, como sólo Él sabe hacerlo.
    Amor y paciencia. Acertadas palabras las del Pater, describiendo a Dios ante nosotros. Las cosas de Dios son sorprendentes; aún sabiéndome “la mendiga blasfema”, me sé “la niña de sus ojos”, la Amada hermosa del Cantar de los cantares, de Su Cantar. Soy amada.
    Creo que, como dijo el P. Andrés, he respondido sin proponérmelo las dos primeras preguntas, desde mi respuesta a la última.
    Santa y buena semana amigos. El Señor viene.

    ResponderEliminar
  10. Recuerdo como una experiencia única, del conocimiento sobre mí misma, la penitencia que hace años me impuso un joven sacerdote que era muy buen confesor (y no era, D. Andrés) de que me mirase desnuda ante el espejo en algún momento en que no tuviera prisa. Lloré. Aprendí mucho sobre mí misma.
    Sin maquillaje, ni disfraz, ni testigos. Solo Dios.
    Dios se vale de muchos y distintos caminos.Este me ayudó muchísimo.
    Buena reflexión D. Andrés. Gracias.

    ResponderEliminar
  11. Ha sido una pena que Andrés no grabase o copiase, la última parte de la homilía que se le ocurrió decir al finalizar la misa; es una pista para la respuesta de estas preguntas…
    Ha dicho, que si respondemos a la última de las preguntas, nos quedarán contestadas las dos anteriores de alguna forma.
    Así que habrá que probar.

    ResponderEliminar
  12. ¿TU QUIEN ERES?
    He aquí la pregunta del millón; una pregunta muy interesante y propia para meditar y meditar; y aún así no es fácil responder.
    ¡Ay Dios mio, cada vez nos lo pones mas difícil!
    Esta pregunta, aunque de otra forma me la hago yo con bastante frecuencia.
    Chony ¿Que hay en tu interior? ¿sondeas tu corazón para saber lo que realmente sientes y eres? La verdad hermanos, me resulta difícil encontrar una respuesta adecuada.
    Desde mi, pienso que valgo muy poco y para muy poco; que no he triunfado en nada, y he tenido ocasiones de pensar que, nadie me quiere, y nadie me extraña, que mi presencia no es necesaria, y poco importa si estoy o no.
    Para los demás; nunca nadie me ha hecho esa pregunta, pero creo que es porque mas o menos todos con los que trato conocen mi forma de vida y de pensar; no puedo saber si les sirve de algo; aunque para ser sincera, si me han dicho en ocasiones, que el hablar conmigo les ayuda mucho, y les transmite paz. Esto es gracia de Dios, que no mía.
    ¿Quién soy yo para Dios? esto cambia toda mi forma de pensar. Esas palabras: amor y paciencia, son en verdad la respuesta a todo. Y me acojo a la "pista" que nos diste al final.
    Si Dios me pensó y permitió que naciera, me amó desde ese momento en que fui un proyecto suyo, y estampó todo el amor que El es, en mi; y si durante años y años ha sido paciente conmigo, y jamás he escuchado una palabra de reproche, ni me ha expulsado de su "casa", mas bien al contrario, cuando avergonzada por haberle fallado, casi no me atrevía a levantar la vista, lo que pude "ver" eran unos brazos abiertos, y una sonrisa en Su rostro, que me invitaban a refugiarme en ellos, y descargar mi tristeza en Él, mientras enjugaba mis lágrimas.
    Con todo esto hoy solo puedo pensar que soy alguien muy importante, que Dios se enamoró de mi, porque le apeteció, y me trata siempre con gran mimo y paciencia, y ha dado su vida a cambio de la mía, porque solo quiere mi felicidad. Soy HIJA DE DIOS, y todos sabemos lo que un hijo representa para un padre.
    Por tanto, me siento contenta y feliz, tengo el mejor Padre, el mejor Esposo, El mejor amigo; y en ellos está mi seguridad y mi alegría, ya que si Dios se porta así conmigo ¿quien soy yo para no quererme? ¿para pensar que no valgo nada? Pues sí, valgo mucho mucho, porque el amor de Dios se hace patente en mi, y he sido "comprada" por un precio incalculable; LA SANGRE DE CRISTO.
    Y para no caer en la tentación anterior, me ayudan las lecturas de hoy:
    Muchas gracias Andrés, ¡cuanto me ayudan tus reflexiones!
    Hermanos, estad siempre alegres, y sed constantes en orar.
    BENDITO SEA DIOS.

    ResponderEliminar
  13. No dudo que te cueste el preparar las homilías, pero mi querido amigo, te salen bordadas, y cada vez con mas profundidad, de tal forma que no puedes quedarte indiferente.
    Ay! tus "examénes" son cada día mas "complicados"; ahora entiendo el porqué en el seminario te tienen miedo. Es broma.
    Verdaderamente está claro que El Espíritu te invade, y te dejas conducir por Él, y así a través de ti se va metiendo en nuestros corazones; los remueve, los despierta y nos ayuda a meditar en lo único que merece la pena; y confío en que no se quede solo en eso, si no que esa semilla de los frutos a sus tiempos, para poder seguir en esta cadena de la transmisión de la fe.
    Muchas gracias

    ResponderEliminar
  14. Creo que en la medida en que vamos conociendo a Dios nos vamos conociendo a nosotros mismos cada vez más y mejor, ya que nuestro fin como criaturas no es otro sino ser cada vez más como Él nos creó, a imagen y semejanza Suya. Nos hemos alejado tanto de esta imagen Suya. Hasta llegar a ella vamos conociéndonos.. gustándonos o no, a nosotros mismos hasta ir logrando ser agradables a su presencia, siendo como Él nos desea.
    -¿quién soy yo para mí?- Al igual que el amigo carpintero del ejemplo se enfrentó a sí mismo en el silencio….haciéndole tanto bien, yo amo al silencio. Lo busco, lo vivo, lo gozo. Y es que en el silencio encuentro a Dios, su voz nítida, su presencia es más real y clara; cuando hay encuentro con el Señor, me tropiezo sin querer con mi ser más íntimo. Heridas, amores, aspiraciones y deseos, todo esto sale entonces y se convierte en oración, dándole respuesta a esta primera pregunta.
    ¿quién soy yo para mí? Soy la criatura, ante Su Creador; pecado ante la Gracia; fragilidad y limitación ante la Fortaleza y Grandeza de Dios.

    -¿quién soy yo para los demás?- Mi modo de vida interroga; creo que sí. No es comprendido por muchos y a algunos les gustaría que viviese de otro modo. A otros les molesta, aún no sé el por qué. Yo misma comprendo que les resulte extraño el que en verano, los dias de descanso que tomo, me vaya a Covadonga, en lugar de ir a Galicia, o a secar a León, o a Marbella o bien de viaje. Cada uno encuentra su descanso en distintos lugares, y yo sé donde está el mío. Además como en casa estoy rodeada de mucha gente, me gusta irme sola y estar silenciosa. En casa me lo respetan y para mi esto es importante. Tengo claro que para ir hacia los demás y vivir en fraternidad y caridad, antes he de estar mucho con el Señor. Al menos yo.

    -¿quién soy yo para Dios?- Soy alguien muy especial, a quien ama muchísimo; me sé Amada, la Niña de sus ojos, regalada, la esposa del Cantar de los cantares…Soy amada, deseada, buscada, porque fui llamada, elegida, mirada, desde siempre y como para Dios no hay tiempo, sigo siendo llamada por mi nombre, elegida entre todos y mirada con ternura y amor infinitos, como sólo Él sabe hacerlo.
    Amor y paciencia. Acertadas palabras las del Pater, describiendo a Dios ante nosotros. Las cosas de Dios son sorprendentes; aún sabiéndome “la mendiga blasfema”, me sé “la niña de sus ojos”, la Amada hermosa del Cantar de los cantares, de Su Cantar. Soy amada; es la respuesta que necesito. La única.
    Creo que, como dijo el P. Andrés, he respondido sin proponérmelo las dos primeras preguntas, desde mi respuesta a la última.
    Santa y buena semana amigos. El Señor viene.

    ResponderEliminar
  15. La Burra de Balaán
    Balaán era un profeta de Mesopotamia...que intentó arruinar a los israelitas animándolos para que adoraran al dios Baal.

    Palabra de Dios: Dios vino una noche donde estaba Balaán y le dijo: - Ya que esos hombres han venido a llamarte, levántate y vete con ellos; pero haz lo que yo te diga. Balaán se levantó de mañana, aparejó la borrica y se fue con los jefes de Moab. Al verlo ir, se encendió la ira de Dios, y el ángel del Señor se plantó en el camino haciéndole frente... La borrica, al ver al ángel del Señor plantado en el camino, con la espada desenvainada en la mano, se desvió del camino y tiró por el campo. Balaán le dio una paliza... El Señor abrió la boca de la borrica y ésta dijo a Balaán: - ¿Qué te hecho para que me pegues? Balaán contestó: - Que te burlas de mí. Si tuviera a mano un puñal, ahora mismo te mataría... El ángel del Señor le dijo a Balaán: -¿Por qué golpeas a tu burra? Balaán contestó: - He pecado porque no sabía que estabas en el camino, frente a mí. Pero ahora, si te parece mal mi viaje, me vuelvo a casa. El ángel del Señor respondió a Balaán: - Vete con esos hombres; pero dirás únicamente lo que yo te diga. Y Balaán prosiguió con los ministros de Balac (Números 22.20-23,28-29,32,34-35).


    Enseñanza

    Papá, dice Migue, ¿me quieres explicar eso de la burra de Balaán? El padre, hombre preparado en esta materia, le contestó así: Mira, Migue, presta atención: Balaán era un profeta de Mesopotamia, al que le pidió Balac que maldijera a los israelitas durante su peregrinación por el desierto. Israel acababa de derrotar a los amorreos, y Balac temía que su pueblo sufriera la misma suerte. Al principio, Balaán no quería ir a ver al rey, pero la segunda vez sí fue. En el camino, el ángel del Señor detuvo a la burra de Balaán y avisó a éste que dijera sólo lo que Dios le ordenara. En lugar de maldecir a los israelitas, Balaán los bendijo tres veces. Luego intentó arruinar a los israelitas animándolos para que adoraran al dios Baal.

    Diálogo: ¿Quién se portó mejor, la burra o Balaán?

    Oración

    Señor, poco a poco voy conociendo la historia de tu intervención con tu pueblo y hoy con todo el mundo. Te confieso que me está gustando un mogollón. Antes no tenía ni idea de las maravillas que habías hecho y sigues haciendo con la humanidad. Como hay gente desagradecida, yo quiero esta mañana pedirte perdón por todos ellos.
    www.catholic.net

    ¿Quién se portó mejor, la burra o Balaán?
    Para hoy, quizás ya hemos tenido suficientes preguntas en la homilía. Envío el artículo como curiosidad, ya que Balaán, aparece en la primera lectura de la misa de hoy.

    ResponderEliminar
  16. Como siempre: Homilia rica en contenido y trabajo para casa. Hace poco me enviaste una artículo en que se vendía la idea de que los curas son los que tienen el trabajo más placentero del mundo. Conociendo como conozco el ritmo del tuyo, es evidente que no te han preguntado a tí para llegar a esa onclusión. Lo digo porque, entre otras cosas, no es nada fácil confeccionar estas Homilías que tenemos la suerte de compartir contigo los Domingos y que tienen la particularidad de no dejar a nadie indiferente. A mí, gran pecador, me reprochan que asisto a Misa todos los Domingos y que mejor sería que cambiara ciertas cosas que no gustan. Lo que no saben los reprochadores es que gracias a estas Homilías, soy consciente de mis miserias, y sin embargo a ellos su soberbia les impide ver las suyas.
    Que Dios te bendiga.
    Un abrazo
    Un penitente agradecido

    ResponderEliminar
  17. Señores, lo dicho, no les bastaba a Vd. con la caña que nos dispensa el Ilustre Cura con sus homilías, que vienen Vds., con sus santas reflexiones, y más leña al mono!.

    Un cosa es reflexionar, otra verse por dentro; pero, ala, venga el streap tease interior. Lo que me faltaba!. Verme con todos mis defectos; y sin maquillaje.
    Nada, lo dicho, me cambio de parroquia, de misa. Voy a otro espejo donde me vea más fravorecida.

    ResponderEliminar
  18. Infinitas son las razones para ser feliz: conformarse con lo que tenemos; cuanto menos, mejor. Y vivir para los demás, que te rodean directamente, pero no a su criterio: no se puede caer bien a todo el mundo. Por tanto, yo tengo que establecer un patrón de conducta: un espejo, un referente. Tengo que se capaz de desnundarme interiormente ante ese espejo sin que me cause vergüenza ni bochorno.
    Y si tengo duda de algo, tomar ese patrón, ese referente, esa revista que tengo en el cajón, y COMPARAR, sencillamente, compararme con la figura de esa revista. Si es revista es el Evangelio, tengo la evidencia de que es patrón único a seguir. A partir de ahí actuar. Parece muy fácil; lo es. Sólo que es un ejercicio que tengo que hacer a diario. Es entretenido, estimulante y eficiente. Luego, a escuchar a este cura que, por lo que veo, cada día nos pone los deberes "para nota". Pero, no olvidemos, que, aunque no nos deja copiar, sí nos echa una manita en la subida de notas (suele rezar mucho por todos nosotros).

    ResponderEliminar