jueves, 1 de septiembre de 2011

Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (A)

4-9-11 DOMINGO XXIII TIEMPO ORDINARIO (A)

Ez. 33, 7-9; Slm. 94; Rm. 13, 8-10; Mt. 18, 15-20



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

- En el salmo 94 acabamos de oír cómo se nos dice: '¡Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor!: -No endurezcáis vuestro corazón'. Cuando iba a preparar esta homilía, abría antes un correo electrónico en el que una persona me decía: Sigo con altibajos en mi vida espiritual; te soy sincera: el mundo se pega mucho, pero me arrepiento y voy a confesarme. Dios es misericordioso y le doy gracias porque quiso salvarme. Sí, el mundo que nos rodea nos hace endurecer nuestro corazón para no escuchar al Señor. Y en este tiempo de verano puede ser más fuerte esa voz del mundo y ese “bajar la guardia” por nuestra parte en las cosas de Dios. Por todo ello, la Iglesia nos presenta al inicio de este nuevo curso que comenzamos este salmo maravilloso: “¡Ojalá escuchéis hoy su voz!: -No endurezcáis vuestro corazón”.

1) La primera lectura nos llama la atención para todos aquellos que hablamos en nombre de Dios a nuestros hermanos los hombres. No se refiere sólo a los sacerdotes, sino a todos aquellos que tienen sus oídos atentos a la Palabra de Dios. Y Dios mismo nos dice: “Cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.’” Sí, Dios mismo nos pide a todos los que escuchamos su Palabra que no endurezcamos nuestro corazón y que, cuando Él nos pide que hablemos en su nombre a los hombres, lo hagamos sin miedo: sin miedo al rechazo, sin miedo al ridículo, sin miedo al insulto, sin miedo al escarnio o la crítica. Dios es muy claro: Si “tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.

2) Pero también Dios nos llama la atención a todos aquellos que, no teniendo una conducta correcta, según la voluntad de Dios, Él mismo nos envía profetas en su nombre para que cambiemos de modo de obrar.

No, no debemos endurecer el corazón ni los que hablan (o hablamos) en nombre de Dios, ni los que somos destinatarios de las Palabras de Dios.

Voy a poner un ejemplo sencillo de cómo podemos endurecer el corazón ante las Palabras de Dios: Cuenta Pablo Domínguez, sacerdote de Madrid y que murió en una montaña después de predicar unos ejercicios espirituales a unas monjas, la siguiente anécdota que le pasó a él mismo en una ocasión: “Me acuerdo ahora de una penitencia que me puso un sacerdote una vez. Me dijo: –‘Haz una limosna’. Y, claro, esto me pasa por preguntar, le dije: -‘¿De cuánto?’ Y me respondió: -‘Hasta que te cueste’. ¡Fastidioso el asunto! Porque uno se desprende con cierta facilidad hasta de una cantidad un poquito…; pero, ¿y cuando te cuesta o te desgarra algo? Cuando de pronto dices: -‘Es que si doy esto, ya no me puedo comprar…, ya no puedo coger tanto el coche para ir a no sé dónde…, es que ya no voy a poder ir a cenar con mis amigos’. ¡Ahí me cuesta! Y dije yo: ¡Pues será aquí! ¡Hasta que cueste! ¿Cuándo hay auténtica conversión? Cuando uno dice: -‘¡Uf, uf, uf!’ Cuando produce un cierto abismo, ‘pero, ¿cómo yo voy a…?’ Ahí empieza la conversión. Si no, créanme, lo sabemos todos por experiencia, no hay auténtica conversión: Hay ficción de conversión. Y eso es peor todavía: la soberbia aumenta. Creo que me he convertido y lo que soy es más soberbio que antes”[1]. Si Pablo, después de haber hecho todo el razonamiento anterior, hubiera dado una cantidad de dinero como limosna que no le costase, entonces podríamos decir que él había endurecido su corazón. Sin embargo, si él hubiera dado una cantidad de dinero que le costase, entonces habría ablandado su corazón y habría escuchado las Palabras del Señor.

Dios nos dice a través del salmo 94 en este inicio del curso: “¡Ojalá escuchéis hoy su voz!: -No endurezcáis vuestro corazón”.

- La segunda idea que quisiera predicar es sobre las últimas palabras del evangelio que acabamos de escuchar. Dice Jesús: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Cuando leía estas palabras me acordé inmediatamente de las palabras dichas por el Papa Benedicto XVI en la Misa de Cuatro Vientos en las Jornadas Mundial de la Juventud de este año. Decía así a los jóvenes y a todos los que quisieran escuchar: La Iglesia no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella como «su» Iglesia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo (cf. 1 Co 12,12). La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da vida, alimento y fortaleza. Queridos jóvenes, permitidme que, como Sucesor de Pedro, os invite a fortalecer esta fe que se nos ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él. Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros. Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia, que os ha engendrado en la fe, que os ha ayudado a conocer mejor a Cristo, que os ha hecho descubrir la belleza de su amor. Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios.


[1] P. DOMINGUEZ PRIETO, Ejercicios espirituales con el Padrenuestro, Ediciones Paulinas, Madrid 2011, 30s.

6 comentarios:

  1. Hola Andrés, he tenido un día muy cansado, física y psiquicamente y con cierto des ánimo, en cuanto he abierto el correo y vi tu homilía me entró una alegría y una sonrisa de oreja a oreja. Gracias a Dios que ya estás. Sí, necesitamos unos de otros como bien dijo el Papa: "Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros ". "No se puede conocer a Jesucristo y no darlo a conocer ". Debemos hablar de Él sin miedos, sin vergüenza, como decía el lema de las Jornadas, "Firmes en la fe". Seguí las Jornadas por el canal 13, me emocioné mucho cuando vi bajar del avión al Vicario de Cristo en la tierra, qué emoción sentí y alabanzas a mi Dios. Me emocionó mucho la carta que leyó el sordo de nacimiento al Papa en el centro de minusválidos. Y qué decir de la vigilia de adoración a Jesús, fue inaudito, como me emocionó ver a dos mil jóvenes con tanta alegría y devoción a Jesús y en el momento que se hizo presente Jesús en la custodia, ¡qué recogimiento, qué emocionante!. Sin duda ha servido para avivar más la fe en Jesús.
    De la 1ª lectura saco en conclusión que no podemos ser impasibles a la palabra de Dios, tenemos la obligación moral de corregirnos mutuamente.
    De la 2ª lectura, "Amar es cumplir la ley entera", amar al prójimo como a uno mismo. Solo se puede desde Dios, por eso es tan importante orar y que necios somos yo la primera, que sabiendo los frutos que da la oración, busquemos mil excusas para no recibirla. Pero hay que ser coherente y haciendo este reconocimiento me entran ganas de pararme a orar y lo voy a hacer en cuanto termine de escribir. Reitero, necesitamos unos de otros, juntos en un mismo sentir, firmes en la fe.
    Me emocioné cuando leí la última frase del evangelio. "Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Esto se lo digo muchas veces a mis niños en el catecismo.
    Por lo que comentas en la homilía, a algunos nos da el bajón durante las vacaciones, eso confirma que necesitamos compartir la palabra de Dios porque nos fortalece y por supuesto acudir al Sacramento de la Penitencia que es la mejor terapia que existe.
    Gracias, un abrazo.

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  2. Buenas tardes Don Andrés, ¿qué tal el verano? Hemos echado de menos sus homilías; es una de las pocas cosas que motivan mi vuelta a la rutina.
    Muchas gracias

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  3. "Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, y no endurezcáis vuestro corazón" ¡Que hermoso este salmo! Si seguimos leyendo descubriremos la cantidad de razones por las que hemos de escuchar esta voz, " Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo, el rebaño que Él guía".Si Él nos guía, hemos de estar atentos a lo que nos dice, escucharle y acoger sus palabras, con la garantía de que ha de conducirnos hacia esas "verdes praderas" en que podremos disfrutar de "Su descanso", ya que Él es "la roca que nos salva".
    Me viene al pelo que me recuerdes hoy esto, escuchar la voz del Señor, porque durante el verano, parece que otras cosas atraen mi atención, y me impiden escuchar a mi Dios, y entonces me encuentro perdida, desconcertada. Escucha, escucha Israelí.
    También la primera lectura me anima a ser valiente; la verdad es que resulta difícil el corregir al hermano, por temor al rechazo, porque puedes entrar en una polémica etc. y al final decides que es mas cómodo el callar, no dar la cara, y dejar a mis semejantes permanecer en el herror.
    El testimonio de Pablo Dominguez, viene a recordarme que para el Señor ha de ser lo mejor que tengo, que suele ser aquello a lo que estoy apegada, y de lo que me cuesta desprenderme; puede ser dinero, pero también otras cosas en las que pongo mi corazón.
    Creo que el ser cristiano, convertirme, cada día me resulta mas difícil, y me veo incapaz; y opino que si es necesario el apoyo de mis hermanos, tu apoyo Andrés; yo sola desfallezco y desanimo.
    Muchas gracias por estar ahí de nuevo, por tus palabras y por tu ayuda.
    Un abrazo fuerte a todos, y cuento con vuestra ayuda para esta difícil tarea. Que Dios os bendiga.
    BENDITO SEA DIOS

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  4. Bienvenido tras el verano, Pater. Me alegra inmensamente tener ante mi, la voz e imagen junto a la homilía, de un sacerdote a quien hoy percibí al final de la homilía,enamorado de Cristo y de su Iglesia y casi emocionado al hablar de ellos.
    Hoy las lecturas subrayan la importancia de la corrección fraterna y es quizás uno de los temas que mas tememos los cristianos; quizás porque nos damos cuenta de que ante mi corrección he de estar dispuesta también yo a ser corregida, y además porque la responsabilidad que nos dejan las palabras de Jesús hoy, son muy serias.
    Detrás de la frase del salmo:"Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcais vuestro corazón",me vino a la mente una experiencia vivida hace unos años, que nunca olvido y desde la cual el Señor, me enseñó y continua enseñándome muchas cosas.Fue una vivencia de infidelidad, por mi parte y de misericordia por Su parte.¡¡Cuantísimo dolor ante la dureza de mi corazón!!Me dolía el corazón..El apoyar mi fe en la de un hermano sacerdote en esos momentos, fue un Don y Gracia maravillosos que siempre agradeceré a Dios.Y, ¡qué importante saber y creer en Su presencia cuando dos o mas nos reunimos en Su nombre!!Esto da sentido a muchos momentos en los que compartimos nuestra Fe en cualquier comunidad, por pequeña que sea.
    Un abrazo para este querido Blog; Creo que ya todos deseábamos volver a la "monotonía" y orden del invierno y comienzo de curso.

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  5. Ante todo decirle que me ha encantado la homilia de ayer, me he sentido totalmente identificada, es como si me hubiesen leido el pensamiento, porque justo habiamos estado comentando mi novio y yo que este mes hemos estado un poquito más alejados de Dios.
    Al igual que la chica que comentas yo le doy gracias a Dios por ser una priviliegiada, por ayudarme a acercarme a él, por intentar salvarme, por ayudarme a no endurecer mi corazón.
    En la primera lectura "Dios nos pide a todos los que escuchamos su Palabra que no endurezcamos nuestro corazón y que, cuando Él nos pide que hablemos en su nombre a los hombres, lo hagamos sin miedo: sin miedo al rechazo, sin miedo al ridículo, sin miedo al insulto, sin miedo al escarnio o la crítica", desde que estoy más cerca de Dios esto es lo primero que me ha ido ayudando, el comentar con la gente que te rodea tus pensamientos libremente; al principio era dificil pero cada día es mas fácil, hasta el punto que hoy en día no tengo miedo a la crítica ni al rechazo, ellos son los que se están perdiendo lo más maravilloso de este mundo. Hablando en la oficina con mis compañeras ellas me preguntan ¿si existe Dios porque hay gente muriéndose de hambre, pasando necesidades? a veces no tengo respuestas a todas sus preguntas pero ayer una persona me dio la respuesta sin buscarla (en este momento descubrí la respuesta de Dios en su boca) Dios nos ha puesto a nosotros en el mundo para que estas cosas no pasen,en el mundo hay para todos sin que nadie pase necesidades.

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  6. Has mencionado la JMJ y no puedo de por menos que dar mi experiencia de lo que fue ser voluntaria en Asturias de unas jornadas maravillosas.
    Pensaba que yo iba a ayudar a unos muchachos que pasaban por nuestra tierra y sin embargo pude sentir sus sonrisas, sus agradecimientos, sus miradas, como una caricia de DIOS, aun cuando mi cuerpo sufrio el agotamiento de las jornadas, sin embargo mi alma flotó en medio de tanto AMOR como se vivio estos días de agosto. Doy gracias a DIOS por cuidarme de esta manera en un tiempo estival en que yo al igual que otros bajo la guardia al demonio y aflojo la oración. Bendito sea el Señor que siempre encuentra caminos para ayudarnos.

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