miércoles, 13 de octubre de 2010

Homilía de boda (III)

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
- Hace unos cinco años fui a Pimiango a casar a la hermana de Fran, el antiguo seminarista. Fui hasta la casa de la novia y luego caminé hasta la iglesia del pueblo. Iba vestido de cura y la gente me veía y al saber que yo iba a ser el cura que iba a “casar” a esta pareja me decía que los casara bien, que no separaran... Esto pasó unas cuantas veces y a mí me mosqueó un poco. Pero, ¿por qué tanta insistencia? A principios de este año casé a un amigo y su madre me llevó unas semanas antes a ver la casa que estaba construyendo el hijo. Estaban entonces unos obreros en la casa y la madre me presentó como el cura que iba a casar a su hijo. Y uno de ellos contestó: “¡Ah, pues que sea por unos cuantos años…!” Y es que la mitad de las parejas que se casan en Asturias se separan. Seguramente entre vosotros hay quien haya pasado por esta situación, esté pasando o pasará. Ah, tranquilos que la hermana de Fran, el antiguo seminarista, sigue felizmente casada.
Cuando una pareja me pide que asista a su matrimonio, procuro tener un diálogo con ellos y una de las preguntas que les hago es ésta: “¿Por qué creéis que puede llegar a fracasar un día vuestro matrimonio, o qué dificultades puede tener vuestra relación conyugal?” Unos contestan que el carácter de él o de ella: irascible, pronto fuerte, controlador, posesivo, celoso, egoísta, influenciado por su familia o por sus amigos o aficiones, por querer sexo de más o de menos. Sí, yo siempre digo que el sexo en el matrimonio no es lo más importante, pero es indicativo y termómetro de cómo va la relación conyugal. Pues sí, en la relación de matrimonio va a haber dificultades. Es más, yo siempre digo que es más difícil la vida de matrimonio que la de cura. Cuando esas dificultades son asumidas, entonces va bien la cosa. Fijaros que digo “asumidas”. Esto implica por parte de los dos, porque, cuando las asume nada más que uno de los esposos, eso significa que el otro se somete, que se aniquila, que se anula. Y es que en la relación de padres e hijos el amor puede ser de aquellos hacia estos y sin tener respuestas de estos, pero en la relación de pareja tiene que ser amor mutuo. En caso contrario no funciona la cosa.
Para esta situación de dificultades de pareja hay que poner remedio cuanto antes, no esperar a que la situación se haya vuelto irreversible. Si una pareja se enfada entre sí, aún se puede hacer algo. Cuando no se puede hacer nada es cuando existe la indiferencia mutua, o de uno hacia el otro. Ahí está todo perdido. Pues bien, yo doy dos antídotos contra estas dificultades. Hay más, pero creo que estos engloban a muchos de los otros:
1) El primer antídoto es el AMOR. Pero ¿qué amor? ¿El amor del que me hablaba una chica hace poco? Hace un tiempo vino una mujer de unos 35 años con una revis¬ta de Pronto, Semana, Hola o de éstas y me enseñó un artícu¬lo en el que se indicaban algunos signos del enamoramiento: palpitacio¬nes, sudoración en las manos, insomnio, etc. Me decía que ella tenía algunos de estos signos, pero que otros no; me preguntaba sí estaría enamorada de verdad. Frente a esto os puedo narrar un cuento de Tagore, que nos muestra qué es el amor: “Era un matrimonio pobre. Ella hilaba a la puerta de su choza pensando en su marido. Todo el que pasaba se quedaba prendado de la belleza de su cabello negro, largo, como hebras brillantes salidas de su rueca. El iba cada día al mercado a vender algunas frutas. A la sombra de un árbol se sentaba a esperar, sujetando entre los dientes una pipa vacía. No llegaba el dinero para comprar un pellizco de tabaco. Se acercaba el día del aniversario de la boda y ella no cesaba de preguntarse qué podría regalar a su marido. Y, además, ¿con qué dinero? Una idea cruzó su mente. Sintió un escalofrío al pensarlo, pero al decidirse todo su cuerpo se estremeció de gozo: vendería su pelo para comprarle tabaco. Ya imaginaba a su hombre en la plaza, sentado ante sus frutas, dando largas bocanadas a su pipa: aromas de incienso y de jazmín darían al dueño del puestecillo la solemnidad y prestigio de un verdadero comerciante. Sólo obtuvo por su pelo unas cuantas monedas, pero eligió con cuidado el más fino estuche de tabaco. El perfume de las hojas arrugadas compensaba largamente el sacrificio de su pelo. Al llegar la tarde regresó el marido. Venía cantando por el camino. Traía en su mano un pequeño envoltorio: eran unos peines para su mujer, que acababa de comprar, tras vender su pipa.” ¡Ay de aquel que va al matrimonio o a una relación de pareja para recibir! NO. A casarse se va a dar, no a recibir. Pero ¡ay también de aquel esposo o esposa que durante la vida conyugal nada más da y nunca recibe o no recibe casi nada! (Caso de Tino y Alicia: “se me ha muerto mi madre, mi hermana, mi amiga”, y a los 13 días murió él).
2) El segundo antídoto es Jesucristo. Cuando una pareja de novios se va a casar, uno de los preparativos que han de hacer son las invitaciones: pensar a quién se invita por ser familia, amistad o compromiso. Una mujer, que con su marido da cursillos prematrimoniales a parejas, siempre les pregunta si invitaron a Jesucristo a su boda: ¿Lo habéis invitado? ¿Lo habéis hecho por ser de la familia, de las amistades o de los compromisos? Si lo habéis invitado, ¿dónde está sentado en la iglesia? ¿Dónde lo vais a colocar para la comida? ¿Cuándo lo vais a enseñar las fotos de la boda y del viaje de novios? ¿Cuándo lo vais a invitar a comer a vuestra casa?
Es importante que nos planteemos todos qué puesto tiene Cristo en nuestra vida, en nuestro matrimonio, en nuestra familia... El es el que puede enseñarnos verdaderamente a amar. Sabe bien de esto. Es el remedio infalible para cualquier separación y problemática matrimonial o de otro tipo.

2 comentarios:

  1. Lamentablemente hoy en dia cada vez se casa menos gente¡¡¡ es que creo tienen temor al compromiso ¡¡ .. Yo estoy hace 31 años casada y hemos pasado por momentos muy lindos ..otros no tantos .. otros muy duros .. pero es que asi es la vida .. los que no mantiene unidos es el amor ... que con el paso de los años va cambiando .. pero es AMOR y con mayusulas .. saben amigos mi abuela siempre decia que para que un matrimonio marche como Dios manda .,. tiene que ser como una mesa ... pues su base aparte del amor deben ser sus cuatro patas ... que sin una de ellas empieza a tambalear .. Sus cuatro patas estan formadas por cuatro letras "P"
    Paciencia ...
    Paz interior ..
    Prudencia ( en el hablar y en el actuar)
    Perserverancia ( en el amor y la comprension )y si a esta mesa le ponemos un centro de mesa con la Luz del Señor ... nunca podra tambalear ...
    Buen jueves para todos ¡¡¡

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  2. Me alegra mucho D. Andrés que Vd. tenga la buena costumbre de mantener con los novios un diálogo, previo al sacramento del matrimnio.
    Porque cuando yo me casé en la sacristía de La Catedral, me dieron la cita como el que va al dentista, intente hablar con el cura que me casaba pero no pudo recibirme porque llegaba una excursión de amigos de Ibiza donde el veranea, el cura de mi parroquía, Pumarín, me remitió a La Catedral y no hizo de ni caso, y el de San Tirso me remitió a Pumarín, nadie me ayudó con los cursillos, incluso en Párroco del Corazón de María me dijo que me las arreglara como pudiera...
    y como consecuencia de ésto y de más cosas la única homilía que leo y medito es la suya porque yo los domingo en Misa en el momento de la homilía desconecto , estoy de cuerpo presente y de mente ausente.

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