jueves, 14 de diciembre de 2023

Domingo III de Adviento (B)

17-12-2023                            DOMINGO III DE ADVIENTO (B)

Is. 61, 1-2a.10-11; Lc. 1, 46-50.53-54; 1 Tes. 5,16-24; Jn. 1, 6-8.19-28

Homilía en vídeo

Homilía de audio

Queridos hermanos:

            Las lecturas que hemos escuchado nos incitan a la ALEGRÍA:

“-Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios” (1ª lectura).

“-Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador” (el ‘Magnificat’, a modo de salmo).

-Estad siempre alegres” (2ª lectura).

Pero no se trata de una alegría superficial. Los hombres han inventado muchos trucos para producir alegría: vino, comida abundante, música, danza, viajes, llenarse de cosas, satisfacer sus gustos y deseos... ¿Todo esto da alegría[1]? Sí, pero pasajera.

La ALEGRÍA de la que nos hablan aquí las lecturas de hoy es más profun­da: nace del corazón y está motivada porque el hombre está en paz consigo mismo, con los demás y con Dios.

            A) Pero, ¿cuáles son las causas de nuestra alegría? En definitiva, ¿POR QUÉ hemos de tener ALEGRÍA nosotros?

            1) Hemos de estar contentos porque el Señor viene y se hace presente entre nosotros para librarnos de todo aquello que nos esclaviza: “me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros, la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor”, dice Isaías. Sí, hemos de estar contentos porque el Señor nos viene a librar del sufrimien­to, de la miseria que nos deprime, de las injusticias y egoísmos.

2) En la situación actual tenemos miedo a una guerra nuclear o química, a las acciones terroristas, a la inseguridad económica, a la inseguridad política, al paro, a la delincuencia, a la droga. Y es en esta situación en donde los cristianos hemos de proclamar y vivir la ALEGRÍA por encima de todo, porque sabemos que Cristo es la única esperanza para salvar a este mundo roto.

3) Nos lo dice S. Pablo en la segunda lectura: “estad ale­gres. Sed constantes en la oración. En toda ocasión tened la acción de gracias: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros”. Por eso, nos hace falta la fe y la confian­za en Dios. Si el Señor está cerca y, cuando hay amor entre los hombres, perdón, ayuda, solidaridad, entonces Cristo se acerca mucho más.

            B) ¿Cómo ha de ser esta ALEGRÍA?

1) La ALEGRÍA cristiana puede coexistir con toda clase de dificultades. Dice san Pablo: “Sobreabundo de gozo en medio de las tribulaciones” (2ª Co. 7, 4). Se trata de la ALEGRÍA que es un fruto del Espíritu. Sólo Dios puede darnos esta ALEGRÍA, si seguimos de verdad la luz que anuncia Juan el Bautista, es decir, Cristo.

            2) Hace un tiempo me decía una persona que había visto a otra interiormente destrozada, con una autoestima por los suelos, no se aceptaba a sí misma. Tenía consigo muchos problemas y, a consecuencia de ellos una gran depresión. Por desgracia, esto es bastante común en nuestra sociedad y entre nosotros mismos, los que estamos aquí. Permitidme leeros está anécdota. Escribía hace tiempo una chica anónima de esta sociedad el siguiente hecho: “Hoy, en el autobús, vi una bella muchacha de dorada cabellera. Me ha dado envidia. Parecía tan feliz, y he deseado ser tan hermosa como ella. De pronto, se ha levantado para salir, y la he visto cojear por el pasillo; sólo tenía una pierna y llevaba una muleta, pero me sonrió al pasar. ¡Oh Dios, perdóname cuando me quejo; que yo tengo dos pies... y el mundo es mío!” Sólo las personas que se aceptan a sí mismas son felices, les resulta más fácil relacionarse con los demás, pueden llegar a ser ellas mismas, pueden reírse de sí mismas sin ninguna dificultad...


[1] Incluso en muchas ocasiones estos tipos de ‘alegría’ se produce a costa de los otros: como cuando se gasta dinero para comprar una entrada de fútbol en la reventa a costa de dejar la familia sin ningún tipo de ingresos el resto del mes; como cuando la juerga de la ‘manada’ es a costa del sufrimiento de una chica; como cuando la juerga y las ‘graciosadas’ de unos niños en el colegio es a costa del desprecio y la burla de algún compañero; como cuando la ingesta de bebida y/o comida abundantes trae consecuencias para otras personas en forma de accidentes o enfermedades…

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