jueves, 28 de noviembre de 2019

Domingo I de Adviento (A)


1-12-2019                               DOMINGO I DE ADVIENTO (A)
Homilía en vídeo.
Homilía de audio
Queridos hermanos:
            Civilmente, el año comienza el 1 de enero. Sin embargo, los cristianos comenzamos hoy el año litúrgico en la Iglesia. Es el año A y leeremos los domingos mayormente el evangelio de S. Mateo. El año litúrgico lo comenzamos con el tiempo de Adviento en el que preparamos la definitiva venida de Jesucristo. No es este tiempo simplemente para celebrar que Jesús haya venido hace más de 2000 años, como si fuera un cumpleaños, sino que el tiempo de Adviento tiene como finalidad preparar la definitiva llegada de Jesús, Mesías y Salvador. Las lecturas y los cantos nos recordarán esto: ¡VEN, SEÑOR JESUS! En vuestras oraciones de cada día debéis (debemos) decir esto: ¡VEN, SEÑOR JESUS!
            - Como veis tenemos aquí la Corona de Adviento, que indica el primer anuncio de Navidad. Pero, ¿cuál es el significado de esta Corona de Adviento? 
 La corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol. Se pedía que regresara el sol con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros cristianos aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres… para enseñarles la fe católica. También ahora los cristianos, para prepararnos a la Natividad del Señor, aprovechamos esta corona de Adviento como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz. La corona está formada por una gran variedad de símbolos:

La forma circular. El círculo no tiene principio ni fin. 1) Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. 2) Nos ayuda igualmente a pensar en los miles de años de espera desde Adán hasta Cristo y en la segunda y definitiva venida. 3) Nos conciencia que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.
Las ramas verdes. Las ramas verdes de pino o abeto representan que Cristo está vivo entre nosotros. Además, su color verde nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento. Asimismo, verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas. Nos hace pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo, como las velas la corona. El hecho de irlas prendiendo poco a poco nos recuerda cómo, conforme se acerca la luz, las tinieblas se van disipando; y de la misma forma, conforme se acerca la llegada de Jesucristo, que es luz para nuestra vida, se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre la tierra.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de Adviento al hacer la oración en familia. Las cuatro velas suelen ser de los colores que se describen a continuación:
Morada: Representa el espíritu de la vigilia. Verde: Representa la esperanza. Roja: Representa la alegría por el anuncio del nacimiento de Jesús. Amarilla o blanca: Es el color de la presencia luminosa de Dios.
Los adornos. Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo, pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.
El lazo rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
            - En la segunda lectura nos dice S. Pablo: “Dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.” Sí, es necesario que sembremos espíritu para cosechar Espíritu, y que no sembremos “carne” para no recoger después solo “carne”. Por ello, os propongo que hagáis un plan para este Adviento. Así lo estoy proponiendo en las penitencias que impongo estos días a las personas que se confiesan conmigo. Os doy algunas ideas que puedan ayudaros:
            * En el ámbito espiritual sería bueno que 1) nos pudiéramos plantear el acudir más frecuentemente a la Eucaristía entre semana; 2) podemos meditar en la oración sobre las lecturas de la Biblia que se nos proponen en cada Misa; 3) podemos realizar una confesión en medio del tiempo de Adviento; 4) podemos frecuentar más el Sagrario como medio de cercanía a nuestro Amado Jesús.
            * En el ámbito humano y familiar y de trabajo podemos luchar contra un defecto que se nos resiste o por fortalecer una virtud que el Señor nos pide con más ahínco. Por ejemplo, dejar algo más de lado la televisión, el ordenador, Internet, la lengua, los gastos-compras superfluos, los regalos superfluos, no tomar dulces navideños hasta el día 24 de diciembre por la noche, el hacer más tareas en casa o en nuestro trabajo o estudio, ser ordenados en nuestros horarios de levantarnos o de acostarnos, o ser puntuales en nuestras citas, sujetar el genio, mortificar el egoísmo o la soberbia, visitar enfermos o gente que sabemos que nos agradecerá un poco nuestro escuchar o nuestra presencia, dar dinero o cosas o “cacharritos” que no nos dejan movernos hacia el Amado Jesús. Ser más cariñosos con los que nos rodean, perdonar a los que nos ofenden, pedir perdón a los que herimos…
            * En el ámbito pastoral o de apostolado, ver qué puedo hacer en la Iglesia, parroquia, movimiento… en los que Dios me ha puesto.

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