jueves, 4 de enero de 2018

Bautismo del Señor (B)



7-1-2018                                BAUTISMO DEL SEÑOR (B)
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Queridos hermanos:
Estos días de atrás me encontré con este texto de la revista ‘Alfa y Omega’; estaba publicada el 14-12-17. El artículo, escrito por un capellán de un hospital, decía así:
“Hoy he tenido que hacer mi segundo bautizo en el hospital. A eso de las 13:30 horas me llamaron desde neonatos y para mi sorpresa, me encontré con esa simpática doctora que casi nunca se olvida su fantástica y maravillosa sonrisa. Estaba junto a su marido y, al verme, sin dejar de llorar, me pidieron que bautizara a su hija. Entre abrazos consoladores del personal sanitario, que no dejaba de pasar por allí, me dijeron el nombre elegido.
Al entrar en la sala de neonatos y lactantes, una parte del hospital casi desconocida para mí, la enfermera me dio bata, gorro, guantes, patucos… y una jeringa con agua que bendije. Me acerqué a aquella incubadora mecanizada, cerrada por todos sitios con dos pequeños orificios por donde manipulan al bebé y por donde me indicaron que debía meter mis manos con la jeringa para verte unas gotitas en la cabeza de la pequeña Helen.
Cómo impresiona y encoge el estómago ver una personita tan pequeña a la que se le escapa la vida sin apenas haberla usado. Helen, intubada, luchaba para seguir viviendo. Allí estaba ella, sin apenas moverse y con su carita triste, y allí estaba yo, muy nervioso e impresionado. Apenas pude decir: «Helen, yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo», y quedarme allí en silencio y pidiendo al Señor que, si era su voluntad, dejara a sus padres gozar de su pequeña. Después de bautizarla, su mami más tranquila, pero sin dejar de llorar, me dijo: «Hemos hecho lo que teníamos que hacer».
Yo sentí que me quería decir: «Ella ya no nos pertenece, ahora es de Dios, sabemos que nada malo le puede pasar, pues es su Padre, y lo que Él decida que le pase a su hija, que es la nuestra, será lo mejor. Si decide quedársela, es suya, si decide regalárnosla de nuevo, la cuidaremos como suya, dándole lo mejor de nosotros».
Creo que la fuerza del Espíritu Santo se manifestó en forma de esperanza y confianza de sus padres, y espero que ese mismo Espíritu se la devuelva, para que hagan de ella una auténtica hija de Dios.
Manuel Lagar. Capellán del hospital de Mérida”.
No sé qué habrá sido de Helen en estos momentos. No sé si la niña habrá muerto y se habrá ido con su Padre Dios al Cielo, pues está bautizada y totalmente en gracia, o si Helen se habrá recuperado y está con sus padres de la tierra.
En el día de hoy, día del Bautismo del Señor quiero aprovechar para hablar un poco de la disposición que han de tener los padres que se acercan a Dios y a su Iglesia para que sus hijos sean bautizados. Vamos a intentar profundizar en esta disposición que es la correcta y tendría que ser la más habitual. Esta disposición debe de tener estas condiciones:
1) Los hijos nacidos no son, en primer lugar y principalmente, de los padres. Los hijos son sobre todo hijos de Dios. Es Dios quien da y entrega los hijos a los hombres. Dios mismo los ha creado y los entrega como ‘en adopción’ a un hombre y a una mujer aquí en la tierra. Desde esta perspectiva el pensamiento de la madre expresado por el sacerdote es totalmente correcto: “Ella ya no nos pertenece, ahora es de Dios, sabemos que nada malo le puede pasar, pues es su Padre, y lo que Él decida que le pase a su hija, que es la nuestra, será lo mejor. Si decide quedársela, es suya, si decide regalárnosla de nuevo, la cuidaremos como suya, dándole lo mejor de nosotros”. Los hijos están un tiempo entre los padres y en su misma casa. Después se independizan y forman su propia familia, y ningún padre debe oponerse a esto. Los hijos pueden quedar huérfanos de padre y madre terrenos, pero nunca quedarán huérfanos de su Padre Dios. Los hijos pueden morir antes que los padres terrenos, pero su Padre Dios acogerá a estos hijos después de su muerte terrena prematura.
2) Para vivir, pensar y entender todo esto que acabo de decir, los padres han de tener una fe y una absoluta confianza en Dios. Si no tienen fe, lo que dije en el punto primero no tiene sentido para ellos y no estarán de acuerdo con ello. Si tienen algo de fe en Dios, pero no tienen la total y absoluta confianza en Dios, entonces no serán capaces de ver que sus hijos son ‘adoptados’, y que el primer y verdadero Padre de ellos es Dios.
3) Cuando los padres terrenos tienen esta visión de que los hijos son primera y principalmente de Dios, y cuando tienen esa fe y esa absoluta confianza en Dios, entonces el bautizo se vivirá de otro modo. Bautizar al hijo no significará seguir una costumbre. Bautizar al hijo no significará hacerlo para no enfadar a los abuelos. Bautizar al hijo no significará un por si acaso le pasa algo. Bautizar al hijo no significará simplemente un rito sin mucho sentido acompañado de una comida con los familiares y amigos para celebrar el nacimiento del niño.
Cuando los padres tienen esa fe y esa confianza absoluta en Dios, el bautizo del hijo significará reconocer que ese niño es de Dios y en los brazos de Dios lo ponen para que lo cuide y lo bendiga. El bautizo del hijo significará el primer paso para transmitir a ese niño la fe que los padres terrenos tienen y que quieren que su hijo también tenga. El bautizo del hijo significará saber que la fe en Dios Padre no se puede vivir por libre, sino que se tiene que vivir, alimentar y acompañar por la fe de otros creyentes, es decir, la fe no se puede vivir individualmente, sino en comunidad, en la Iglesia. El bautizo del hijo significará entender y saber que todos somos limitados y pecadores, y por eso queremos que nuestro Padre Dios nos limpie de todo pecado, también a este niño que Dios ha entregado a sus padres terrenos.
Desde esta posición, desde esta perspectiva, desde esta visión de los hijos se puede entender mucho mejor lo que sucedió en ese hospital de Mérida con Helen y con sus padres terrenos, y también podemos aprender lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer con los hijos a la hora de su bautizo… y siempre.
Quiero que esta homilía sea una llamada a la responsabilidad de los padres con sus hijos y que piden a Dios y a la Iglesia el bautismo para ellos.

2 comentarios:

  1. Este evangelio de hoy y en esta Homilía me hace pensar en como sería mi Bautizo,me imagino a mí papá acompañando a mis padrinos lleno de alegría(la mamá al menos en mi parroquia no podia asistir).Ya desde hace mucho tiempo doy gracias a Dios y a mis padres por llevarme a Bautizar y ayudarme a cultivar la semilla de la fe.
    Asi mismo junto con mi marido he llevado a mis hijos a Bautizar y hemos intentado haciendo lo mejor que sabiamos ,inculcarles nuestra fe y en buena parte está dando su fruto,pero sigo pidiendo al Señor cada día para que se la aumente.
    También es necesario pedirle a JESÚS que como a estos padres del hospital que nos cuenta en su Homilía ,nos de la fe tan grande de saber que ante todo a nuestro SEÑOR le pertenecen.Muchísimas gracias Padre Andrés por sus enseñanzas ,DIOS LO BENDIGA
    un abrazo para todos.

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  2. El bautismo es el Sacramento,que nos hace hijos de Dios y miembros de la Iglesia,como tal es el primero y esencial. Admiro a la doctora que lloraba pero al mismo tiempo se sentía fuerte al recibir su niña el
    Sacramento, porque sabía que su hijita iba con Dios,porque a Él le pertenecía. Yo me pregunto,sobre mi fe,para mi sería lo peor que me puede pasar en la vida,perder un hijo. Con una fe fuerte esa pérdida se ve diferente. Así que me pregunto por los que no la tienen.¿ Cual es su horizonte?.Que el agua del Bautismo nos inunde de esa fe fuerte, que tanta falta nos hace para ayudar y llegar a los que no la tienen,y al mismo tiempo para fortalecernos a nosotros de
    las adversidades que podemos tener.Un abrazo.

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