jueves, 10 de julio de 2014

Domingo XV del Tiempo Ordinario (A)



13-7-2014                               DOMINGO XV TIEMPO ORDINARIO (A)

Homilía en vídeo. HAY QUE PINCHAR EN EL ENLACE ANTERIOR PARA VER EL VIDEO. Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            Explicación de la parábola del sembrador:
            - Jesús hablaba a la gente sencilla con parábolas, con ejemplos de su vida diaria, ya que con conceptos o ideas abstractas no lo hubiesen entendido. En la parábola de hoy se hace referencia a una actividad muy común: la siembra de la semilla en los campos. Alguna vez, tiempo atrás, he visto en las tierras de Castilla cómo lo hacían[1]: Se prepara previamente el terreno con un arado, y posteriormente el labrador con una especie de saco pequeño atado a la cintura va caminando entre la tierra y cogiendo la simiente con la mano la va esparciendo por entre el campo. Y es entonces cuando sucede lo que Jesús nos cuenta: “Salió el sembra­dor a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta”.
            Y Jesús termina la parábola con unas palabras un poco extra­ñas y fuertes: “El que tenga oídos, que oiga”. Entonces se acercaron sus discípulos para decirle que sí que habían oído, pero que no habían entendido, y que les explicase qué quería decir con aquella parábola.
            Y Jesús les contestó: “Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador”:
* Dios habla a los hombres en todas las circunstancias de su vida.
* Su mensaje es algo muy humilde, muy pequeño, pero que sacia el hambre de los hombres.
* El sembra­dor por el que Dios siembra es su Hijo Único, que actúa, bien directamente a nuestro espíritu, bien a través de otras personas: de los catequistas, de los padres o abuelos, de las religiosas, de los sacerdotes, de un libro que leemos o unas imágenes que vemos en la TV.
* Dios siembra su Palabra en todo el mundo; ése es su campo: La tierra entera, que ya está arada por la sangre de su Hijo y de tantos mártires como ha habido en todos estos siglos.
            - Y a continuación Jesús da una explicación a cada uno de los destinos de la semilla que sale de las manos del sembrador:
* “Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino”. Hay muchas personas que han sido bautizadas, que han ido a colegios de religiosos/as, que han estado en el catecismo de 1ª Comunión o en catecumenados de Confirmación, que han asistido a funerales o que en alguna ocasión han leído algún trozo de la Biblia, que han visto con sus propios ojos necesidades de otros hombres, que, ante el reparto de la herencia con sus hermanos, han sentido una llamada a no ser egoístas, que... Y, a pesar de todo esto, ¡se han quedado tan frescos! El mensaje de Dios ha sido derramado en sus corazones una y mil veces, pero no han hecho caso ni una…, ni mil veces. O no entienden el mensaje, o no lo quieren entender, o no quieren comprometerse, o.... (Dice el cantante asturiano Víctor Manuel: “Déjame en paz, que no me quiero salvar, que en el infierno no se está tan mal”). Nosotros somos muchas veces como ‘Víctor Manuel’. Estoy seguro que en uno 90 ó 95 % la semilla sembrada por Dios en nosotros… ‘se la han comido los pájaros’.
            * “Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe”. Otras personas sí han acogido esa semi­lla, esa Palabra, pero son personas inconstantes, sin raíces y ante un sufrimiento se echan atrás: (Caso de la madre del torero[2]). A algunos de los que estamos aquí segura­mente nos ha pasado y nos pasa esto mismo: en ocasiones tenemos un gran fervor y devoción, pero la falta de constancia, o algún problema que nos surja…, hace que sucumbamos o que llevemos un cristianismo mediocre. Somos personas en las que se cumple aquel refrán que dice: “tenemos arrancadas de caballo y frenadas de burro”.
            * “Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra, pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril”. Sigue sembrando el Señor Jesucristo y cae entre cardos alguna semilla. Yo he visto en León estas plantas nacidas entre las zarzas: son pequeñas y no llegan a la altura de las otras que cayeron en buena tierra, ni tienen el fruto de éstas. Hay muchas personas que creen en Dios, que aceptan el mensaje cristiano en sus vidas, pero tratan de poner una vela a Dios y otra al diablo. Tienen tiempo sólo para un padrenuestro de prisa mientras se acuestan, o para ir a Misa el domingo y nada más. No se les puede pedir reuniones, formación, ayuda en las parroquias o movimientos o cursillos o ejercicios… ¡Tienen tanto que hacer y cosas tan importantes que realizar!
            Otros se ven ahogados por sus riquezas, no pueden venir a la iglesia y, sin embargo, sí que tienen tiempo para irse de vacaciones o de fines de semana; su dinero y sus bienes materiales o el ansia de ellos no les deja ver a Dios. Y piensan que les basta con decir: “Sí, creo”.
            * “Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno”. De una semilla que cae en buena tierra salen varias semillas más. Es el fruto. Cada uno da y produce según su capacidad. ¿Dónde tenemos que dar este fruto? En nuestras casas y familias, en nuestros trabajos, en nuestro vecindario, entre nuestras amigos y conocidos, en cualquier sitio en el que estemos. Somos y debemos ser cristianos las 24 horas del día, los 12 meses del año.
            * Tú, ¿en cuál de estos grupos o de estas tierras te ves reflejado actualmente?


[1] En la actualidad todas estas labores están muy mecanizadas.
[2] En una ocasión contó la madre de un torero en TV que ella había sido muy cristiana y creyente; contó que, cuando su hijo toreaba en la plaza, ella siempre estaba rezando para que a su hijo no le pasara nada; que en una ocasión un toro sacó un ojo a su hijo con el asta y, desde aquel día, ella había dejado de rezar a Dios y de creer en Dios, porque se dio cuenta de que ‘eso’ no servía para nada.

3 comentarios:

  1. Padre que me has dejado pensando ...... Pues se que lo sembrado es bueno pero .....cuantas veces por comodidad ...uno sigue de largo .... Sabiendo que no es lo correcto pues la siembra esta pero lo ignoras .... Arduo trabajo me has dejado en estos días .....mulero profundizando el tema te diré que descubrí en mi ! Gracias por ayudarme a pensar y mejorar

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  2. Como la lluvia cae del cielo y no vuelve hasta que germine la tierra, así es la Palabra de Dios, sale de su boca y no vuelve a Él hasta que dé fruto.
    Qué ejemplo más gráfico y real el que se ve en los campos,(la semilla, el sembrador, los frutos). La Naturaleza nos habla continuamente de su Creador, de nuestro Dios y nos da ejemplo de cómo proceder en la vida según la voluntad de Dios si nos fijamos en su evolución. Sí, Dios nos habla a través de la Naturaleza, a través de las personas o directamente al corazón de cada uno, dependerá de lo receptivos que seamos y la disposición que tengamos para escuchar y actuar conforme Su voluntad.

    Bendito sea Dios por siempre.

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  3. Esta mañana al levantarme y asomarme a la ventana de la cocina le comenté a mi marido, sobre cómo estaba la huerta llena de hierbajos altos. Me dijo que la lluvia abundante de estos días, los hacia crecer..parece mentira le comenté, que hacía apenas unos dias había recogido lechugas, calabacines, cebolletas y ahora esté así. Al regresar de misa, tras escuchar nuevamente el evangelio del Sembrador y otra predicación sobre la Palabra, me dí cuenta del gran cuidado que hemos de tener con nuestra tierra, tenerla ¡siempre a punto! Porque la semilla que en un momento dado es recibida por la buena tierra y da buenos frutos, por menos de nada -la lluvia intensa de unos días- puede ser ahogada por abrojos, espinos y zarzas, no permitiendo
    el fruto de la cosecha. ¡Cuánto hemos de cuidar nuestra tierra!

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