26-1-2014 DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
Queridos hermanos:
En
este domingo voy a tratar de explicar un poco el texto del evangelio y de la 1ª
lectura que dice así: “El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban
en tierra y sombras de muerte, una luz
les brilló”.
Como
sacerdote, diariamente me llegan noticias de personas dolientes y con problemas
en sus vidas, en sus familias, en sus trabajos, en su salud…: ‘Tengo un hijo de
40 años con una carrera y sin trabajo. Casi no ha cotizado a la Seguridad
Social y, a su edad, ¿qué trabajo va a encontrar?...’; ‘tengo 32 años y no
tengo trabajo, y no me puedo casar con mi novia. No podemos más…’; ‘tengo que
irme con mi novia al extranjero a buscar trabajo y temo tener que regresar
habiendo fracasado, gastando el dinero que no tenemos…’; ‘mis hijos son
agresivos en casa y fuera de casa…’; ‘tengo miedo por mi trabajo, pues mi jefe
me está haciendo la vida imposible…’; y un largo etcétera de muchas más cosas
que podéis contar vosotros mismos.
En
esta situación y en estos días me venía de modo recurrente a la memoria una
canción de Ricardo Cantalapiedra, un cantautor leonés de la década de los 60 y
de los 70. Fue seminarista, luego comunista y ateo o agnóstico. Él cantaba una
canción titulada: ‘¿En dónde están los profetas?’ (podéis pinchar en el título para escucharla del mismo Cantalapiedra). Os canto un poco de la
canción, cuya letra es ésta:
¿En dónde están los
profetas
que en otro tiempos
nos dieron
las esperanzas y
fuerzas
para andar, para
andar?
En las ciudades, en los campos,
Entre
nosotros están (bis).
En la ciudad, ¿dónde están?
En
el mar, ¿en dónde están?
En
la ciudad, ¿dónde están?
¿Dónde
están?
Sencilla cosa es la muerte
difícil
cosa la vida,
cuando
no tiene sentido ya luchar, ya luchar.
Nos enseñaron las normas
para
poder soportarnos
y
nunca nos enseñaron a amar.
Sí,
yo me pregunto dónde están los profetas que nos den esperanza en esta vida que
llevamos, que nos den fuerzas, que nos den sentido en nuestras vidas. Si no
tenemos profetas, si no tenemos esperanza, si no tenemos fuerzas, si nuestra
vida no tiene sentido, entonces tiene razón el cantautor:
Sencilla
cosa es la muerte
difícil
cosa la vida,
cuando
no tiene sentido ya luchar, ya luchar.
Pero
el mismo Cantalapiedra en la canción nos dice dónde están estos profetas:
En las ciudades, en
los campos,
Entre nosotros están (bis).
¿Conocéis
aquí ahora algún profeta o lo habéis conocido? ¿Conocisteis o conocéis alguien que
os haya dado luz, fuerzas, esperanza, sentido de la vida…? Cada uno tiene que
tener sus propios profetas. Yo conozco al Profeta mayor: JESUS. Así nos lo dice
el salmo que hoy hemos leído:
“El Señor es mi luz y mi
salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?”
E
igualmente conozco pequeños profetas que iluminan mi vida en pequeños momentos
de ésta, como, por ejemplo, la niña del domingo pasado, cuando dijo a su madre:
‘Adivina qué mamá, ¡¡¡He sido
elegida para aplaudir y animar!!!’ Pero también me he encontrado esta
semana con otra niña que me ha dado más luz[1], y
que está siendo profeta en mi vida en esta semana. Me explico: ¿Sabéis lo que
es un niño o una niña adoptada? Yo creía saberlo a mi edad, con mis estudios y
con mi experiencia, pero en estos días leía un episodio de una escuela y una
niña me enseñó qué significa de verdad la palabra ADOPTADO. Escuchad: “Una maestra estaba estudiando con su grupo
de primer curso una pintura. El cuadro representaba a una familia entera: con
los padres, con los hijos, con los abuelos… En la pintura había una niña que
tenía el cabello de color diferente al resto de miembros de la familia. Uno de
los niños del grupo sugirió que aquella niña pintada era adoptada. Entonces una
niña del grupo dijo: ‘Yo sé todo de adopciones, porque yo soy adoptada’. ‘¿Qué
significa adoptado?’, preguntó otro niño. ‘Significa’
–dijo la niña- ‘que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su
vientre’”.
Esta niña
sabía que había sido adoptada por su papá y por su mamá; no se lo habían
escondido. Esta niña se sentía querida por su mamá y, aunque no había estado en
el vientre de su mamá, sabía que estaba
en su corazón, y eso le bastaba.
Pues bien, hoy
quiero pediros una cosa, por favor. Quiero
que me adoptéis, es decir, quiero crecer en vuestro corazón día a día. Además,
hoy también quiero hacer un compromiso con vosotros: quiero adoptaros, es
decir, quiero que crezcáis en mi corazón día a día. Le pido y le rezo a Dios
para que estas parroquias sean unas parroquias de adoptados, en donde todos
crezcamos en los corazones de los otros. Sí, que los otros crezcan en nuestros
corazones. Si esto sucede, entonces podemos decir como en la primera
lectura y en el evangelio de hoy: “El
pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en
tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”.
[1] ¿Qué es una luz? Es el instrumento que nos ayuda a
ver lo que nos rodea de una forma nueva. Sin luz no hay colores, ni relieves,
ni matices, ni calor. En la oscuridad de una habitación o de una casa o de una
calle o de una carretera…, poco se distingue. Pero con la luz (por ejemplo, con
la luz larga del coche) ya vemos más claramente y vamos más seguros. Tenemos
que dar gracias a aquellas personas que nos dan luz para caminar en la vida.
Como siempre gracias por tus palabras.
ResponderEliminarQué recuerdos con la canción del profeta!!!! Espero también que me "adoptes" para estar en tú corazón y así más cerca de Dios.
Un abrazo
Hace un momento, con el ánimo como el día que nos luce por Gijón, sin apenas luz, con orballo,tristón...muy asturiano, de repente me viene a la mente, si hoy es jueves: ¡¡¿QUÉ TENGO?!! ¡¡HOMILÍA!! y cambió el color del día. Preciosa homilía; consoladora y reconfortante. Gracias, Andrés.
ResponderEliminarMenos mal que tienes un gran corazón, donde cabemos muchos. Tantos como Dios ha puesto en tu camino.Sigue ensanchándolo, y nunca apartes de él a nadie, aunque estemos apiñados. No nos importa.
ResponderEliminar¡¡Eres profeta para muchos de nosotros!!
Tu luz, que sabemos de donde proviene, nos da vida. Gracias, Andrés.
Hermosísima homilía;
ResponderEliminarEs cierto que nuestras vidas están llenas de problemas, de sufrimientos por distintas causas, por eso es tan necesario que haya profetas que sepan descubrirnos el sentido de todo eso, y que podamos verlo a la luz de la Palabra; así como saber quedarnos también, con las cosas preciosas que nos ofrece la vida, que son muchas, porque ya el Señor se encarga de cuidarnos y de proporcionarnos motivos para vivir con ilusión.
Me llama la atención una estrofa de la canción: Nos enseñaron las normas para poder soportarnos, y nunca nos enseñaron a amar.
Para mi esto es lo primero que deberíamos aprender; el amor mueve montañas, y nos da la fuerza para luchar contra las adversidades, aunque nos cueste.
!!Benditos niños¡¡ que saben "escuchar" al Señor mejor que los adultos, y que nos enseñan tantas cosas. Es apasionante vivir con un pequeño, y escucharle; la sabiduría de Dios, nos habla tantas veces por boca de los niños pequeños.
Ayer estaba en casa mi nieta de tres años, entre las miles de cosas que me dice y me sorprenden, ayer me dijo con expresión dulce, y una sonrisa en la cara: Tita, tu me quieres mucho, y acariciaba mi rostro con sus tiernas manitas.
!! Dios mio ¡¡ ¿Como no sentir que el corazón se te ensancha y salta en tu pecho? ¿Como no bendecir al Señor por estos sencillos detalles que te muestran su amor? Gracias Señor, porque esto ya sería bastante para vivir feliz.
Ya vemos como hay pequeños profetas que ponen luz en nuestras vida; pero también es cierto que Dios nos pone cerca otros que se encargan de ayudarnos a discernir aquello que quizás no comprendemos, y saben ayudarnos a ver las cosas desde Dios y con sus ojos; he ahí la importancia de saber acogerlos en nuestro corazón, ADOPTARLOS al igual que ellos lo hacen con nosotros, entregándose a nuestro servicio, y dejando su vida en el empeño de llevarnos a Cristo mediante el AMOR.
"El pueblo que caminaba entre tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló"
Muchas gracias a D. Andrés por adoptarme como hija y tratarme como a tal.
Queridos hermanos que el E. S. nos conceda el poder amarnos así, como hermanos. Feliz semana.
BENDITO SEA DIOS
Me gusta la idea de D. Andrés de darnos la definición de la Luz; nos da definiciones en ocasiones y me encanta porque es una aclaración que nos ayuda, al menos a mi, para profundizar más en nuestra reflexión sobre el tema.
ResponderEliminarSomos tantos los que nos alimentamos con estas homilías y desde este Blog...Hace uno días me comentaban de un feligrés de la parroquia de Mieres, que lo hecha tanto de menos que había dicho esto precisamente: Me alimento del Blog, gracias a Dios que puedo acceder a él. Bonito testimonio.
Espero el audio con gran entusiasmo y curiosidad.
ResponderEliminarEres el mejor!
ResponderEliminarYo también conozco a alguna persona que me ha dicho que le sirve muchísimo este blog pues ha dejado de ir a Misa.
Intenté convencerle de que la santa Misa no es el cura que la dice sino la Unión.
No tuve éxito. De momento.
Un saludo
Querido padre Andres ¡¡¡ estas adoptado en mi corazon .. y no hay dia que no te nombre o recuerde algunas de tus palabras ... gracias por tus palabras que dan luz a la a cada dia ...
ResponderEliminarA veces somos como una barquina que va a merced de las olas y del viento. Mejor remar duro, pero tener un faro, una luz que nos guíe, hacia la que dirigirnos. Una luz que ilumine nuestra inteligencia y sentimientos: en los momentos difíciles, en las encrucijadas, en las trampas y engaños que a veces se nos presentan en la vida, en las situaciones en que no sabemos qué hacer, en las responsabilidades que nos han tocado.. A veces la luz sale del interior –cuando hacemos oración-, en otros casos se trata de personas que orientan y ayudan. Conocemos a un profeta muy cercano que es Don Andrés, que da luz, fuerzas, esperanza y sentido de la vida y que nos orienta hacia esa otra luz divina que es Jesús.
ResponderEliminarY además...cantante!! ¡cuánto vale este cura de Tapia! Son las palabras, el tono y ¡la música!, preciosa homilía D. Andrés.Doy gracias a Dios por su entregada labor como pastor por estas tierras, que ya son suyas, pues ha adoptado a sus feligreses.
ResponderEliminarDios le siga bendiciendo.