jueves, 24 de mayo de 2012

Domingo de Pentecostés (B)


27-5-2012                              PENTECOSTES (B)

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            Voy a tratar de comentar y profundizar en la homilía de hoy sobre las últimas palabras del evangelio, que dicen así: Jesús “exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos’”.
            1) Jesús exhaló el aliento sobre los discípulos. En la mentalidad judía el aliento era el signo de la vida. En efecto, expulsar el último aliento era la señal de la muerte[1], pero recibirlo era el signo de la vida. Por ello, se nos dice en el libro del Génesis que, al crear Dios al hombre, lo hizo de esta manera: “el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente” (Gn. 2, 7). O también en el libro de Job: “Me ha hecho el espíritu de Dios, el soplo del Poderoso me dio la vida” (Jb 33, 4). De aquí podemos sacar dos consecuencias: 1) Cuando Jesús sopla su aliento sobre los discípulos, hemos de tener en cuenta que es Dios mismo quien lo hace. Por eso podemos decir que se trata de una aliento divino. 2) Por otra parte, Jesús, que sopló sobre los discípulos aquel domingo, había regresado de la muerte y estaba vivo: vivo y para siempre. Por lo tanto, lo que Jesús entrega a sus discípulos es un aliento que da vida eterna.
            Según todo esto que acabamos de decir, los discípulos de Jesús creemos firmemente que, en el momento de la fecundación, o sea, de la unión del espermatozoide y el óvulo, Dios mismo sopla su aliento divino de vida eterna en su criatura. En cada ser humano concebido Dios mismo se hace presente[2] mediante el beso de su soplo, pero también, a la hora de su muerte, Dios mismo recibe en sus labios el último aliento del hombre. El aliento vino de Dios y a Dios vuelve; la vida vino de Dios y a Dios vuelve.
            No obstante, hemos de decir que ese soplo que es aliento divino, y ese soplo que está lleno de vida eterna, no sólo nos es dado al inicio de nuestra vida terrena y nos es retirado al final de la misma. NO. Como nos dice el evangelio de hoy, Jesucristo renueva su soplo en distintos momentos de nuestra vida. Voy a contaros un ejemplo que conocí esta semana: una mujer es catequista de varios niños de 1ª Comunión en una parroquia de Avilés. Esta catequista en algún momento enseñó a los niños a orar guardando silencio y escuchando en su interior la voz de Jesús. Alguna vez lo hicieron y a los niños les gustó mucho. Pues resultó que la semana pasada la catequista les propuso otra vez orar de esa manera y ellos aceptaron entusiasmados. La catequista, no queriendo cansarlos, les propuso hacer esa oración de escucha de Dios durante 5 minutos. Empezaron y uno de los niños, el más trasto, comenzó a reírse por lo que la catequista, para que no distrajera a los demás, le dijo que saliera al pasillo y, cuando se le pasara la risa, que volviera. Al terminar el momento de oración la catequista fue preguntando a cada uno de los niños qué había sentido y una niña contestó de modo natural: ‘Sentí que Jesús me decía que quería ser recibido por mí’ el día de la 1ª Comunión.
            Tengo muy claro que Jesús sopla su aliento divino y lleno de vida eterna sobre todos nosotros, y esto lo hace en muchísimas ocasiones a lo largo de toda nuestra vida. Lo que no tengo tan claro es por qué a algunos Jesús nos envía su aliento y nos comportamos como el niño que se reía y le mandaban ir al pasillo hasta que se le pasara la risa, y otros pueden ser como esa niña que percibió claramente el aliento de Jesús pidiéndole permiso para entrar dentro de ella el día de su 1ª Comunión.
            2) Jesús entrega a sus discípulos el Espíritu Santo. Al soplar Jesús sobre sus discípulos les procura el Espíritu: la tercera persona de la Santísima Trinidad pasa a ser compañero inseparable de los cristianos y así hasta el final de los tiempos. El episodio narrado por el evangelio de hoy sucedió el mismo domingo de resurrección, por la noche. Cincuenta días después, en Pentecostés, los discípulos de Jesús reciben ya en toda su fuerza el Espíritu Santo y éste viene acompañado de viento: era el soplo de Dios: “De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban”.
            3) Con la fuerza de ese Espíritu los discípulos pueden perdonar pecados en nombre de Dios y también pueden retenérselos en nombre de Dios. En los momentos que estamos viviendo en España, en Europa y en el mundo este don: que Dios y los discípulos de Jesús, en su nombre, puedan perdonar pecados, no está muy considerado. Se dice y se piensa: ‘A mí Dios no tiene pecado alguno que perdonarme, y los cristianos o sacerdotes menos todavía’. Sin embargo, para Jesús era y es muy importante este don. ¿Recordáis cuando le presentan un paralítico desde el tejado para que lo sane, y lo primero que hace Jesús es decirle que le perdona los pecados, y sólo después lo cura de su enfermedad? Sí, para Jesús causa más estrago y es mucho más grave el pecado que lleva el paralítico consigo que su misma enfermedad. Para Jesús es mucho más grave nuestro pecado que no nuestra falta de salud o que la crisis económica que estamos viviendo[3]. Sí, Jesús podría haber dicho cualquier otro de los muchos frutos que produce el Espíritu Santo, pero empezó por el más importante: por el perdón de nuestros pecados.

            ¡Señor, concédenos tu aliento de vida eterna, hoy y siempre!
            ¡Señor, danos tu aliento divino a nosotros que somos tan materialistas y duros de corazón!
            ¡Señor, da tu soplo divino a los niños que te perciben y oyen en su espíritu, pero sobre todo a los niños que no te conocen ‘y se ríen’!
            ¡Señor, otórganos el perdón de todos nuestros pecados y no los retengas en nuestro interior!
            ¡Señor, envíanos tu Espíritu Santo en este día de Pentecostés!


[1] En el salmo 104 se dice explícitamente: “si retiras tu soplo (a las criaturas), expiran y vuelven al polvo” (Slm 104, 29).
[2] “Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; a imagen de Dios lo creo; varón y hembra los creó” (Gn. 1, 27).
[3] “No os inquietéis entonces, diciendo: ‘¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?’ Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que las necesitáis. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y Dios os dará lo demás” (Mt. 6, 31-33).

9 comentarios:

  1. Hoy la Palabra de Dios nos llena de gozo, de fuerza y de luz. Al leer la homilía, y al meditarla de nuevo pausadamente, uno se va llenando con un no sé que, algo que no se puede explicar.

    Los que compartieron la vida con Jesús hasta el momento de su ascensión a los cielos “estaban todos reunidos en el mismo lugar”, nos dice el texto de la primera lectura de hoy. Aún no eran capaces, de salir, aún no pueden dar testimonio de nada. Ya les gustaría cumplir con el encargo de su Señor- Jesucristo. Seguramente por eso están reunidos. Pero no pueden ir más allá.

    Es una situación en que a veces me veo yo reflejada, cuando quiero vivir y actuar por mi misma, sin la ayuda de Dios. Es el Espíritu de Dios quien con su fuego enciende la vida de la persona si esta predispuesta. Ahora cobra sentido la expresión de Jesús cuando decía “sois la luz del mundo”. Necesitamos que este don del Espíritu sea derramado en nuestros corazones. Sólo así Dios podrá realizar en nosotros lo mismo que realizó en los inicios de la predicación del Evangelio.

    ‘Debemos preguntarnos sinceramente dónde es más urgente que pongamos nuestras energías. Dónde donde hemos de desplegar nuestro servicio y nuestras capacidades. Qué personas necesitan una respuesta más urgente en mi familia, en mi comunidad, en mi barrio. Donde hago más falta. Cómo puedo llegar a los más alejados. Qué me pide Jesús en estos momentos de mi vida y en estas circunstancias. Esta es la acción del Espíritu: orienta nuestra conciencia para que encuentre la mejor decisión, el compromiso más evangélico. El Espíritu nos ayuda a discernir desde la mirada y los valores de Jesús’.
    Es el Espíritu quien nos envía de nuevo a nuestra vida para que seamos, gracias a él, palabra de salvación, alimento de vida y luz del mundo’.

    “QUE EL ESPÍRITU SANTO SEA SIEMPRE NUESRTRA FORTALZA”

    Feliz y buena semana.

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  2. gracias Andrés;me llama especialmente la atención que el último aliento de vida vuelve a Dios, porque he tenido la ocasión de comprobar por mi misma como han muerto diferentes personas y es muy consolador ver como despues del sufrimiento que implica la muerte el cuerpo queda en paz y el espiritu se va al Padre.Hoy vivimos en un mundo que no tiene esperanza en la vida eterna y así nos va. Es cierto que yo necesito de la ayuda del Señor a diario y le agradezco todos los detalles de cariño que tiene conmigo y que sin su espiritu no podría ver ni valorar. Sigo agradecida por estar en la Iglesia y espero que el Señor me siga manteniendo en ella.

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  3. ¡¡Qué hermosamente has expresado ese primer beso que dio comienzo a mi vida!!Sí, me ha emocionado. Además, me hizo recordar unas palabras de mi madre, quien en una ocasión me dijo, que yo había sido concebida en Santiago de Compostela; allí fueron a por mí, la tercera de sus hijos. Si estas palabras suyas siempre las he recordado con ternura y emoción, ¡cuánto más dejará en mí, ese Beso divino de Dios sobre mí, para siempre, para toda la eternidad. Gracias, Pater.
    Nos hemos quedado con deseos de que continuases cantando la Salve Marinera, porque tu canto era oración; una emocionada oración por Felipe a la que, creo, nos hemos unido muchos. Mañana ofreceré la Misa por él y por su familia.
    ¡Qué regalo tener una buena catequista! Quizá un día esa niña dé gracias a Dios por ella; seguro que sí, porque el Espíritu no cesará de seguir actuando y cuidando su Fe. ¡Cuántos llegan a adultos y no saben orar!! Demasiados.
    ¡Enséñanos a orar Espíritu Santo, ora tú en mí, en nosotros, Espíritu dador de Vida!
    Feliz Pentecostés para todos. Ayer estuve celebrando la Vigilia de Pentecostés en Covadonga y os recordé a todos los amigos de este querido Blog, ante la Santina. Y por supuesto también al Pater.

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  4. O PENTECOSTÉS O BABEL

    “¿Creemos en el Espíritu Santo? Hombre, negar no lo negamos, pero lo que se dice creer eso ya es otra cosa. Pues démonos cuenta: sin él nunca seríamos Iglesia de Dios. Sin él podemos hacer muchas cosas, pero nunca podríamos dar testimonio de Jesús.
    Un día una maestra preguntó a los niños de clase:
    ¿Que quiere decir amarse unos a otros?
    Y unos de los niños contestó:
    Cuando dos están felices juntos, o cuando varios están felices juntos, porque estar solo es muy triste.
    Este niño había entendido que lo que Jesús nos pide o nos manda es para que seamos felices haciendo felices a los demás.
    Desde que hombre es hombre se ha intentado crear sociedades, comunidades, cooperativas... Pero muy pronto se filtraron los venenos de la envidia, del egoísmo, de la exclusión, de la sospecha, etc. En cambio cuando se cuenta con el Espíritu Santo, todo es posible.
    Alguien pudo decir, por ejemplo, que el hecho de veinte hombres o veinte mujeres vivan juntos, en comunidad, en un monasterio durante treinta, cuarenta o más años es la prueba más evidente de la existencia de Dios. Sin el Señor aquella comunidad acabaría como Babel. Al cabo de un tiempo nadie se entendería con nadie. Con el Señor esa comunidad será y seguirá siendo Pentecostés. Cada día, siempre.
    Con el Señor podemos vivir con el asombro permanente. Es el secreto de que una pareja se mantenga unida en su matrimonio toda la vida, una comunidad parroquial siga adelante pasando el Evangelio de una generación a otra desde el día de su fundación hasta hoy. Ese es el secreto de que la Iglesia siga estando presente después de veinte siglos. El Espíritu Santo nos saca una y otro vez de todas las Babeles en que nosotros nos metemos por no hacerle todo el caso que deberíamos.”

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  5. Querido Andres:
    tus homilias siempre me revuelven interiormente , pero esta vez con mas razón, para mi, el dia de Pentecostés, es un dia muy especial, por todo, pero además, por que mi padre murio ese dia, el domingo de Pentecostés.
    Fui yo quien le acompañó en su ultimo aliento, el viernes anterior tambien habia recibido el perdon de Dios , y la Unción, pudo confesar tranquilamente, se veía pecador, por no poder aguantar el sufrimiento de su enfermerdad, era muy creyente, iba todos los dias a misa, y fue lo que le hacia salir de casa, su fe, para ir a la celebracion de las 12.30.
    Tampoco es mal lugar para descansar el mar, mi padre era tambien de mar,y su padre.
    Mi padre habia naufragado una vez de joven, pero se pudo salvar.
    El dia de su funeral tambien lei una palabras, y tambien se cantó la salve marinera,,,,,, así que me he emocionado muchísimo al oirte.

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  6. Una homilía hermosísima y emocionante.
    Ha sido precioso el escucharte describir lo que significa ese aliento, ese soplo de Dios.
    Creo que nunca había profundizado sobre ello, y el oírlo de tus labios me ha enternecido.
    Ese primer soplo divino, ese primer beso de Dios a una vida que comienza, a la cual transmite parte de su divinidad, que siempre nos acompañará, hasta que le devolvamos al Señor nuestro último aliento. Es muy consolador y enternece el alma el pensar que, Dios recoge tu último suspiro, ese que tan bien has imitado, porque yo si lo he visto, ese leve aliento que se queda prisionero en tus labios, es el mismo Jesús quién lo toma en los suyos; porque Él siempre estará a nuestro lado como nos prometió, y de una manera especial, en ese momento crítico, en que espera que le devolvamos ese beso que El nos dio en el primer instante de nuestra vida.
    También me emocionó, escucharte entonar la Salve marinera, recordando a Felipe. Ha tenido que ser muy duro para ti.
    He tenido oportunidad de disfrutar escuchando al coro Manín de Lastres, en varias ocasiones; que interpreta esta salve de una forma especial, ya que ellos sienten lo que dicen porque es su vida, su vida en el mar; por eso comprendo que, en el funeral de Felipe lo habrán hecho desde lo mas profundo de su alma, y pensando que, Felipe puede ser uno de ellos.
    Regresa a mi mente este maravilloso misterio de amor, que se manifiesta en ese soplo divino que nos insufla a través del mismo, vida eterna. Y me parece impresionante el pensar que, Dios es el principio y el fin de nuestra vida.
    La verdad es que yo le pido a Dios que, me envíe su espíritu, que sienta su soplo a lo largo de cada día para poder hacer la voluntad de Dios, para que cuando me pongo en oración, sea El quien ore en mi, y propicie esa unión con el Padre y el Hijo, para que crezca cada día mi amor hacia ellos.
    Muchas gracias Andrés, he rezado y seguiré haciéndolo por tu querido amigo Felipe, y por su familia.
    Feliz semana a todos.
    Ven Espíritu creador/ visita nuestra mente/ llena de tu amor/ el corazón que has creado.
    BENDITO SEA DIOS.

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  7. Estimado P. Andrés :

    Gracias, por tus homilías. El Espiritu Santo es todo : el fuego de la fe, del amor, de la fuerza y de la vida. " El dulce huésped del alma. " Llena mi corazón y enciende el fuego de tu amor. Pido que Espiritu Santo, nos inspire lo que debemos pensar, lo que debemos decir, lo que debemos callar, lo que debemos hacer.
    Feliz semana a tod@s.

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  8. Con un poco de retraso, hago el comentario de la Homilía del 27 de mayo. Solo indicar que creo que la causa por la que el ESPIRITU SANTO no habla a algunas personas es porque no le escuchamos, estamos siempre tan ocupados en lo que creemos importante que no dedicamos esos 5 minutos a la oración diaria, a escuchar lo que nos dice EL ESPIRITU SANTO.
    Graacias de nuevo por las Homilias tan maravillosas. C.

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  9. Es una pena que en muchas ocasiones seamos como ese niño que aunque recibe el aliento divino no lo percibe, pero quiero pensar que esa risa es provocada por la presencia de Dios a su lado porque solo los que sienten a Dios son plenamente felices.

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