jueves, 17 de marzo de 2011

Domingo II de Cuaresma (A)

20-3-11 DOMINGO II CUARESMA (A)

DIA DEL SEMINARIO

Gn. 12, 1-4a; Slm. 32; 2 Tim. 1, 8b-10; Mt. 17, 1-9



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

En el día de hoy se nos acumulan las celebraciones. Por una parte, conmemoramos el segundo domingo de Cuaresma con el evangelio de la narración de la Transfiguración del Señor; por otra parte, celebramos en toda la Iglesia española el día del Seminario.

En la homilía de hoy quisiera reflexionar sobre este segundo tema: sobre el Seminario, sobre los seminaristas, sobre las vocaciones al sacerdocio. El lema que este año se ha escogido es un poco atrevido, o quizás no. Juzgar por vosotros mismos: “Sacerdote, regalo de Dios para el mundo”. ¿Realmente un sacerdote, cada sacerdote es un regalo de Dios para nosotros, para todo el mundo?

- Empieza la primera lectura diciendo: “El Señor dijo a Abrahán: -‘Sal de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré’ […] Abrahán marchó, como le había dicho el Señor”. Fijaros en cómo Abrahán por la fe salió de su tierra, de su familia, de sus amigos, de lo conocido, de sus seguridades y salió sin saber a dónde iba. Sí, él se fió de Dios y de su promesa. Y lo hizo, no a los 20 años, sino a los 75 años. Hay una pregunta que me hago en muchas ocasiones desde que era seminarista, en este caso y en otros: ¿Qué sabemos de los que se quedaron en Ur de los caldeos, la tierra que vio nacer a Abrahán? Nada, no sabemos nada. Pero lo más importante es ¿qué sabe Dios de ellos? Quien sigue la voluntad de Dios, permanece; quien no la sigue, ¿dónde está? ¿Cómo está?

Si me lo permitís voy a hablaros un poco ahora de mi vocación, de cómo sentí yo la llamada. Comprobaréis que no tiene nada de extraordinario: Cuando tenía 10 años, salía un día al recreo en la escuela. Cursaba de aquella 5º de la EGB. Salía del aula y el maestro le dijo sobre mí a una persona con la que estaba hablando: ‘Éste es Andrés. Es tan bueno que va a ser cura’. Pero yo me volví y repliqué de modo inmediato: ‘No, yo voy a ser ingeniero’. Tiempo después, a los 12 años, cursando 2º de bachiller, un sacerdote que nos daba clase de religión en el Instituto habló del sacramento del orden sacerdotal. Yo escuchaba y, al salir de aquella clase, me dije a mí mismo que quería ser sacerdote. Sin saberlo, yo estaba siendo llamado por Dios. Aquel sacerdote hoy está secularizado. Después de diversos avatares, entré en el Seminario de Oviedo con 17 años para cursar el COU. Recuerdo aquellas tardes lluviosas y frías de otoño e invierno, cuando mis amigos se iban para Avilés a divertirse, mientras yo cogía el ALSA de paradas para venirme al Seminario de Oviedo. Sí, yo entonces salía de mi tierra de Las Vegas (mi barrio y casi lo único que conocía), salía de la casa de mi padre tras esa llamada de Dios. Yo quería ser sacerdote.

Al llegar al Seminario todo era nuevo: lugar, personas, circunstancias, estudios largos y a veces tediosos. Sabía del esfuerzo económico que mis padres realizaban para pagarme los estudios. Tuve que dejar muchas cosas conocidas y seguras. Aprendí mucho… en los estudios y de la vida, y maduré rápidamente. Dios me acompañaba… directamente y a través de otras personas que fue poniendo a mi lado, como D. Laurentino, el párroco de La Corte.

Sé que para otros seminaristas o novicios fue mucho más doloroso que para mí ese salir de lo conocido, de lo seguro…, pero todos, de una forma u otra tuvimos de cumplir el mandato de Dios a Abrahán: “Sal de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré”. Por otra parte, cuando yo me fui de mi casa para el Seminario (en 1976), el sacerdote gozaba aún de un cierto prestigio social. Hoy ocurre todo lo contrario, al menos, a nivel general. Hoy y siempre, pero sobre todo más hoy quien opta por el camino sacerdotal ha de saber que no hay prestigio social alguno en ello; todo lo contrario. Hoy y siempre quien sigue el camino del sacerdocio debe hacerlo por seguir esa llamada de Dios, que le invita a salir de su tierra, de su familia, de sus seguridades… para ir hacia la tierra de Dios.

Sólo puede dar este paso quien ha tenido una experiencia personal con Jesús. De lo contrario no se entiende que se deje familia, casa, amigos… para ser cura, para ser de Dios.

- En la segunda lectura le dice San Pablo a su discípulo Timoteo: “Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé”. En estos días estoy leyendo de modo repetido en los medios de comunicación social que ha habido dos sucesos muy desagradables en dos universidades españolas: una en Madrid y la otra en Barcelona. En Madrid, en la capilla de una universidad se estaba celebrando una Misa para los estudiantes católicos y, de repente, un grupo de chicas de ideología radical entraron de mala manera: dando voces e insultando a la Iglesia católica y al Papa. Rodearon el altar las chicas y varias de ellas se han quitado la ropa de la cintura para arriba. Se hicieron varias fotos que colgaron en Internet para mostrar al mundo su “hazaña”. Parece que el rector de la universidad de Madrid no está haciendo demasiado, a pesar de que esto no es un hecho aislado. Igualmente, en una universidad de Barcelona la capilla católica estuvo cerrada durante un mes por las agresiones y pintadas de jóvenes radicales. Este lunes se abrió de nuevo la capilla y se han repetido las agresiones verbales. Leo: “Minutos antes de que comenzara la misa en la capilla un grupo de estudiantes católicos ultimaba una campaña de recogida de alimentos para los más desfavorecidos. En ese momento, un grupo de alumnos laicistas llegó a las puertas de la capilla para volver a provocar a sus compañeros. Para ello, trajeron una pancarta en la que se podía leer ‘No pasarás sin carné de cristiano’. Ésta iba ilustrada con una imagen que quería representar a un dios que tenía el brazo elevado en actitud fascista mientras sostenía una cruz con la otra mano”.

Nunca fue fácil anunciar a Jesucristo y su evangelio. Hoy menos aún. Por eso se entienden muy bien las palabras de San Pablo a Timoteo y eso que están dichas hace 20 siglos. Sólo desde la fe pueden vivirse estas dos palabras de la primera y de la segunda lectura. Así, desde la fe lo vivió Van Thuan, cardenal vietnamita. Él fue encerrado por los comunistas en 1975 y estuvo en la cárcel muchos años. Le hicieron la vida muy difícil, pero él se mantuvo fiel a su fe. El 7 de octubre de 1976 escribía esto: “Amadísimo Jesús, esta noche, en el fondo de mi celda, sin luz, sin ventana, calentísima, pienso con intensa nostalgia en mi vida pastoral. Antes celebraba con patena y cáliz dorados; ahora tu sangre está en la palma de mi mano. Antes recorría el mundo dando conferencias y reuniones; ahora estoy recluido en una celda estrecha, sin ventana. Antes iba a visitarte al sagrario; ahora te llevo conmigo día y noche, en mi bolsillo. Antes celebraba la Misa ante miles de fieles; ahora, en la oscuridad de la noche, dando la comunión por debajo de los mosquiteros. Antes predicaba ejercicios espirituales a sacerdotes, a religiosos, a laicos…; ahora un sacerdote, también él prisionero, me predica los ejercicios a través de las grietas de la madera. Antes daba la bendición solemne con el Santísimo en la catedral; ahora hago la adoración eucarística cada noche a las 9, en silencio, cantando en voz baja el Tantum Ergo, la Salve Regina, y concluyendo con esta breve oración: ‘Señor, ahora soy feliz de aceptar todo de tus manos: todas las tristezas, los sufrimientos, las angustias, hasta mi misma muerte. Amén’. Soy feliz aquí, en esta celda donde crecen hongos blancos sobre mi estera de paja enmohecida, porque Tú estás conmigo, porque Tú quieres que viva contigo. He hablado mucho de mi vida; ahora ya no hablo. Es tu turno, Jesús, de hablarme. Te escucho: ¿qué me has susurrado? ¿Es un sueño? Tú no me hablas del pasado, del presente; no me hablas de mis sufrimientos, angustias… Tú me hablas de tus proyectos, de mi misión. Acepto tu cruz y la planto, con las dos manos, en mi corazón. Si me permitieras elegir, no cambiaría ¡porque Tú estás conmigo! Ya no tengo miedo: he comprendido, te sigo en tu pasión y en tu resurrección”.

8 comentarios:

  1. He leído la homilía y me ha gustado mucho que hayas compartido con nosotros tu vocación al sacerdocio. ¡Qué maravilla!. ¡Cómo me gustaría que Dios llamase a mis hijos así!. Yo se lo pido, que sean para Él, si es su voluntad. El lema no me parece nada atrevido, más bien acertado. El sacerdote es un regalo de Dios para todos y cada uno de nosotros, una bendición de Dios, sois instrumentos de Dios por los cuales Él se sirve para manifestarse a las personas por medio de los sacramentos, principal mente los sacramentos de la Eucaristía, Confirmación, Penitencia. Además, ningún sacramento se puede recibir sin la presencia de un sacerdote. Yo digo que el sacerdote es un ¡REGALAZO! ¡Qué Dios bendiga a todos los sacerdotes y en especial a ti!

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  2. Padre Andrés:
    Sólo unas palabras, y es que termino de leer su homilía y me ha emocionado.
    Es precioso lo que nos ha contado. Gracias por su generosidad para con Dios y para con nosotros.

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  3. Me ha gustado la homilía y quiero dar mi testimonio.
    El lema del Seminario de este año lo encuentro muy acertado, aúnque siempre pueda haber alguien que lo critique. Para mi, Andrés, has sido un regalazo de Dios. Tu sabes de mis dificultades, y Dios te puso en mi vida para que no estuviese perdido. Y yo me pregunto, ¿que sería de mi vida sin Dios?. Sin duda, no tendría sentido, estaría perdido y amargado. ¡Que grande es la misión del sacerdote!, pues es el vínculo con Dios, y su representante en la tierra.
    Ahora puedo entender la alegría del cardenal vietnamita en la carcel. Teniendo a Dios con nosotros lo tenemos TODO.

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  4. "Sal de tu tierra..". Deja tu comodidad, rompe con esa amistad,no frecuentes esas personas o lugares, cambia esa costumbre.. y todo ese vacío que queda de cuánto había en mi, el Señor desea colmarlo de sus bendiciones, si me pongo en Camino hacia la tierra que Él me muestra, que es la única que merece la pena.
    Creo que en un momento u otro de la vida, nos encontramos en esta situación si hemos tenido un Encuentro con el Señor, esa experiencia personal con Jesús. Entonces iremos dejando, aparcando, evitando...hasta Salir de aquella tierra, como le ocurrió a Abrahán, al P. Andrés y a tantos hombres y mujeres,de a pie, seglares con distintas vocaciones, quienes habiendo encontrado "la perla preciosa", han optado por conservarla. Y esto significa exigencia, obediencia, ir muriendo a mi misma -a mis gustos y opiniones, a mis caprichos, incluso a muchas cosas que me son lícitas a las que el Señor me pueda pedir renunciar-.Esto ha significado en mi vida un cambio total.Desde que un día salí de "mi tierra" y me puse en Camino..no he parado, aunque en ocasiones, como Israel, echaba de menos cosas o personas, pero mi corazón ya había sido tocado y ello le daba y le da a mi vida una "determinada determinación" en el seguimiento comenzado.
    ¡Cuántos sacerdotes he recordado hoy! Son un regalo de Dios para nosotros; y,¿qué sería de mi sin el perdón, sin ese Pan de vida que recibo a diario, sin sus bendiciones, sin sus consejos? Sería otra persona, no tengo duda de ello. Agradezco a todos los sacerdotes, quienes de una u otra forma Dios a puesto en mi vida. Han sido un regalo. Gracias hoy especialmente al P. Andrés, quien en estos últimos años de mi vida me señala continuamente "esa Tierra que mana leche y miel", para que persevere sin mirar hacia atrás.
    Gracias Pater, Dios te bendiga. Que tengais, Gaspar y tu, unos Ejercicios espirituales fructíferos.
    Buena semana amigos.

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  5. Después de haber escuchado las palabras de Dios Padre en el evangelio:"Este es mi Hijo, el amado, escuchadle", he sentido en ellas Su abrazo. Me llenaron de gozo. Luego, veo en el texto a continuación a unos apóstoles llenos de miedo ante tanta luz y misterio.Confío en que si un día tengo miedo sea la voz del mismo Jesús la que venga a salvarme y me levante.¡Cuánta luz se percibe en este evangelio!

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  6. En el Plan de Cuaresma de este año uno de mis propósitos es el de no ver TV, sino películas de tipo religioso o con valores cristianos, para no despistarme de este Camino al que somos invitados en estos días.
    Ayer al encender la tele después de comer,ví un sacerdote -vestido de tal, cleriman- y me apunté a la película. Al releer en la homilía el testimonio del Cardenal Van Thuan, de quien he leído mucho, me recordó una frase de la película dicha por este sacerdote, que acude a la guerra acompañando a "sus chicos", jóvenes universitarios a quienes dirige espiritualmente y se apuntan de voluntarios..En un momento dado dice: "Donde está el hombre ahí está Dios." Es su manera de responder a un superior de rango militar sobre su presencia en el frente. Por otra parte, leyendo la homilía:
    "Soy feliz aquí,-dice Van Thuan- en...(en donde sea), porque Tú estás conmigo".
    El cura de la película fue testigo; a los minutos de hablar él, sus palabras eran repetidas por un sargento, que no parecía muy creyente sino militar. La experiencia del Cardenal fue testimonio para la Curia romana cuando años después de su espantoso cautiverio fue invitado por el Papa a impartirles Ejercicios espirituales. Cuando el Papa le preguntó sobre el tema del que les hablaría, respondió: La Esperanza.
    El Papa se asombró y mucho mas yo, claro está, después de haber leído su martirio en vida.
    "Señor, enséñanos a aceptar todo de Tus manos." Todo, el Tabor y el Calvario, porque donde "está el hombre ahí estás Tú.",y lo único importante es que Tú estás con nosotros. ¡Enséñanos a descubrirte en esta Cuaresma.!
    Y Gracias Señor por los sacerdotes, realmente son Don tuyo para el mundo.

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  7. BENDITO SEA DIOS.
    Hoy tengo que ser breve a la fuerza, pero no puedo dejar de escribir dos letras, porque lo primero quiero bendecir y dar gracias a Dios, por sus sacerdotes, por este ministerio sin el cual todos andaríamos perdidos, sin un horizonte seguro, y la promesa de una NUEVA TIERRA, donde ser felices.
    Por otro lado quiero expresar mi mas profundo agradecimiento al titular de este blog, muchas gracias Andrés por haber dicho SI a la llamada del Señor, por haber salido de tu tierra, y sin mirar atrás lanzarte hacia adelante fiándote de esa PALABRA que el Señor te dirigía; Tu SI, ha dado muchos frutos, y porque has sido fiel a esa llamada, muchos hoy conocemos realmente quien es Dios, y su AMOR incondicional hacia nosotros sus hijos, por eso Él te dirá un día: porque has sido fiel, pasa al banquete de tu Señor.
    Una fuerza irresistible tiene esa llamada que viene de lo alto, para hacerte capaz de abandonar todo, de renunciar a tu vida y ponerla en manos de Dios, es lo único con lo que cuentas cuando te lanzas a esa AVENTURA. No es fácil la vida de un sacerdote, y menos aún en estos tiempos de persecución, en que tienen que aguantar muchos desprecios e insultos, pero con la gracia otorgada a través del sacramento, ellos siguen adelante con la mirada fija en el Maestro, en ese Maestro transfigurado del cual emana la verdadera LUZ que ilumina nuestras vidas. También hemos de ser conscientes de que a pesar de todo son seres humanos de carne y hueso, y padecen sus soledades e incomprensiones, por eso es necesario que todos recemos constantemente por nuestros sacerdotes, y para que el Señor tenga piedad de nosotros y suscite nuevas y santas vocaciones.
    Gracias también por compartir tus vivencias, y como ha sido tu llamada; tu FIAT ha sido total, sincero, seguro de cual sería tu misión, y confiando en el Señor ahí estás, siempre dispuesto para tu misión y para ser un buen Pastor de ese rebaño que Dios te ha encomendado. Que Él te bendiga en todo momento.
    Gracias Señor por estos sacerdotes que son un regalo, como nos dice muy acertadamente el lema de este año, un regalo muy valioso, cuida de ellos Señor, se Tu su consuelo en los momentos de desaliento, de cansancio de tentación, y fortalécelos con tu Espíritu Santo, que renueve cada día su vocación e ilusión por difundir Tu Evangelio.
    Un cariñoso abrazo a todos.
    BENDITO SE DIOS.

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  8. Gracias Andrés por tus vivencias, de que manera más dulce recuerdas a tus ovejas lo que el Señor quiere de ellas: "Ahora ya no hablo, es tu turno Jesús, habla Señor que tu siervo escucha".
    Hasta la Cruz, teniendo a Dios en nuestro corazón es "totaliter aliter".

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