20-9-2009 DOMINGO XXV TIEMPO ORDINARIO (B)
Sb. 2, 12.17-20; Sal. 53; Sant. 3, 16-4, 3; Mc. 9, 30-37
Homilía de audio en MP3
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Queridos hermanos:
- Al inicio del evangelio de hoy hemos escuchado cómo Jesús decía a sus discípulos: “El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará”. Con estas palabras Jesús anuncia lo que va a pasar con él y lo que le van a hacer. Asimismo en la primera lectura se dice: “Sometamos al justo al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar su entereza. Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le visitará”. El martes pasado celebrábamos Nuestra Señora de los Dolores; en la Liturgia de las Horas, concretamente en el oficio de lectura de ese día leíamos unas palabras de san Bernardo: “El martirio de la Virgen queda atestiguado por la profecía de Simeón y por la misma historia de la pasión del Señor. ‘Éste –dice el santo anciano, refiriéndose al niño Jesús– está puesto como una bandera discutida; y a ti –añade, dirigiéndose a María– una espada te traspasará el alma’. En verdad, Madre santa, una espada traspasó tu alma. Por lo demás, esta espada no hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. En efecto, después que aquel Jesús hubo expirado, la cruel espada que abrió su costado no llegó a tocar su alma, pero sí atravesó la tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí, en cambio la tuya no podía ser arrancada de aquel lugar. Por tanto, la punzada del dolor atravesó tu alma, y, por esto, con toda razón, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones del dolor corporal”.
Recuerdo haber escuchado hace tiempo la siguiente anécdota del Papa Pío XII. Sucedió que hacia 1956 hubo en el Vaticano una concentración de jóvenes de Acción Católica. Tuvieron una audiencia con el Papa y en un determinado momento los jóvenes empezaron a gritar que estarían dispuestos a dar su sangre por la fe en Cristo. A lo que el Papa les respondió que el martirio de sangre estaba destinado para muy pocos, pero que se conformaba que todos ellos fueron “mártires de la perseverancia”. Es decir, que con el transcurrir de los años, con los achaques de la edad y los problemas de la vida, ellos siguieran siendo fieles a Cristo Jesús. Esto es lo que significaba ser “mártir de la perseverancia”. ¿Cuántos de aquellos jóvenes que gritaban enfervorizados al Papa en 1956 habrán perseverado en su fe? Esta realidad la experimentamos en nuestras propias carnes. En un determinado momentos somos capaces de decir o hacer cualquier cosa por Dios y por la Iglesia. Lo difícil es mantener eso a lo largo de los años y de la vida, y en toda clase de circunstancias.
- Las palabras anteriores me sirven para hablaros hoy del martirio. El término “mártir” originariamente significaba “testigo”. Pero en la terminología teológico-cristiana este mismo término, ya desde los SS. II-III, designaba a una persona que había dado testimonio en favor de Cristo y de su doctrina con el sacrificio de su vida. Este uso está ya atestiguado en el NT (Hch. 22, 20; Ap. 2, 13; 6, 9; 17, 6). Es decir, en la Iglesia se dio una restricción del significado de “mártir”. En el S. IV se distingue entre confesor de la fe y mártir de la fe: los primeros son los que han sufrido por la fe, pero sin llegar a la muerte y lo segundos son aquellos que han dado su vida por la fe hasta la muerte. En el Catecismo de la Iglesia se dice: "El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa el testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza".
Algunas características del martirio:
1) “Martirio” designa la muerte de un cristiano sufrida por la fe.
2) Cuando se dice “morir por la fe”, se puede tratar de la fe en toda la Revelación, en un dogma particular, o también por negarse a faltar contra un mandamiento (por ejemplo, contra la justicia o contra la castidad [carmelitas de Guadalajara en la guerra civil española]).
3) El martirio de los cristianos está enteramente basado en la muerte de Cristo y en su significado. El martirio es don de Dios antes que acción del cristiano. Nadie puede ser mártir, dar la vida por Dios y por su fe, si El no se lo concede. La fe y todo lo que ella conlleva no se basa en nuestras propias fuerzas, sino en Dios.
- Después de dicho todo esto, quisiera decir algunas palabras sobre la idea expresada por Pío XII. Efectivamente, muy pocos de nosotros vamos a dar nuestra vida física, nuestra sangre por la fe en un martirio como se ha descrito más arriba, pero lo que Dios nos pide ahora a todos nosotros es el “martirio de la perseverancia”. Recordad que mártir significa testigo. Por tanto, hemos de estar dispuestos a dar testimonio de Cristo con nuestra muerte y con nuestra vida, con nuestras palabras y con nuestras acciones. Veamos esto de un modo más claro:
- Ante tanta desidia y abandono de la fe y del amor a Cristo y a su Iglesia, nosotros hemos de ser fieles por encima de perezas, cansancios, ridículos, apatías, incomprensiones… Cristo siempre es fiel con nosotros. Unos ejemplos sencillos: ¿Por qué, cuando se va de vacaciones con amigos o se sale un fin de semana, si hay alguno no creyente, se pierde por parte de los creyentes la Misa o no se dice nada de ir a Misa en domingo? ¿Por qué, cuando se casa un joven creyente con uno no creyente o no practicante, el primero deja su práctica religiosa y tiene más fuerza el segundo, por qué arrastra más el segundo?
- Ante tanta cobardía y egoísmo donde cada uno va a lo suyo, un cristiano debe ser valiente para defender a Dios, a su Iglesia y a los más débiles… sin importarle las consecuencias negativas para sí de sus actos.
- Ante tanta falta de honestidad, un cristiano ha de ser honrado con lo suyo y con lo de los demás, en la calle y en la empresa en donde trabaja. Recuerdo que hace tiempo a un cristiano le propusieron para que se pusiera como encargado al frente de un supermercado de la empresa. Enseguida le vinieron a ofrecer comisiones sustanciosas, si compraba tales productos y no otros. A lo que el cristiano contestó que la comisión que iban a darle a él, lo rebajaran del precio del producto y, por supuesto, no aceptó dicha propuesta.
- Ante tanta ira y falta de perdón, un cristiano debe ser un hombre de paz y de perdón constante. Esto se debe dar en las relaciones familiares, laborales, a la hora de repartir los bienes de una herencia, etc.
Tener este tipo de actuaciones y por amor a Cristo y conforme a lo que pide la conciencia supone para mucha gente un sufrimiento, un perder fama, dinero, tiempo, sueño, etc. Recordemos lo que os leía al principio de la homilía del evangelio y de la primera lectura. Quien hace en su vida todo lo que acabo de decir y otras cosas, se convierte en un mártir o testigo de la fe en Jesucristo. Y necesitamos en el día de hoy a muchos testigos. Además, hemos de recordar las palabras de Tertuliano, cristiano de los primeros siglos: "Cada vez que nos matan nos hacemos más numerosos; la sangre de los cristianos es una semilla de nuevos cristianos".
Sb. 2, 12.17-20; Sal. 53; Sant. 3, 16-4, 3; Mc. 9, 30-37
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Queridos hermanos:
- Al inicio del evangelio de hoy hemos escuchado cómo Jesús decía a sus discípulos: “El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará”. Con estas palabras Jesús anuncia lo que va a pasar con él y lo que le van a hacer. Asimismo en la primera lectura se dice: “Sometamos al justo al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar su entereza. Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le visitará”. El martes pasado celebrábamos Nuestra Señora de los Dolores; en la Liturgia de las Horas, concretamente en el oficio de lectura de ese día leíamos unas palabras de san Bernardo: “El martirio de la Virgen queda atestiguado por la profecía de Simeón y por la misma historia de la pasión del Señor. ‘Éste –dice el santo anciano, refiriéndose al niño Jesús– está puesto como una bandera discutida; y a ti –añade, dirigiéndose a María– una espada te traspasará el alma’. En verdad, Madre santa, una espada traspasó tu alma. Por lo demás, esta espada no hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. En efecto, después que aquel Jesús hubo expirado, la cruel espada que abrió su costado no llegó a tocar su alma, pero sí atravesó la tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí, en cambio la tuya no podía ser arrancada de aquel lugar. Por tanto, la punzada del dolor atravesó tu alma, y, por esto, con toda razón, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones del dolor corporal”.
Recuerdo haber escuchado hace tiempo la siguiente anécdota del Papa Pío XII. Sucedió que hacia 1956 hubo en el Vaticano una concentración de jóvenes de Acción Católica. Tuvieron una audiencia con el Papa y en un determinado momento los jóvenes empezaron a gritar que estarían dispuestos a dar su sangre por la fe en Cristo. A lo que el Papa les respondió que el martirio de sangre estaba destinado para muy pocos, pero que se conformaba que todos ellos fueron “mártires de la perseverancia”. Es decir, que con el transcurrir de los años, con los achaques de la edad y los problemas de la vida, ellos siguieran siendo fieles a Cristo Jesús. Esto es lo que significaba ser “mártir de la perseverancia”. ¿Cuántos de aquellos jóvenes que gritaban enfervorizados al Papa en 1956 habrán perseverado en su fe? Esta realidad la experimentamos en nuestras propias carnes. En un determinado momentos somos capaces de decir o hacer cualquier cosa por Dios y por la Iglesia. Lo difícil es mantener eso a lo largo de los años y de la vida, y en toda clase de circunstancias.
- Las palabras anteriores me sirven para hablaros hoy del martirio. El término “mártir” originariamente significaba “testigo”. Pero en la terminología teológico-cristiana este mismo término, ya desde los SS. II-III, designaba a una persona que había dado testimonio en favor de Cristo y de su doctrina con el sacrificio de su vida. Este uso está ya atestiguado en el NT (Hch. 22, 20; Ap. 2, 13; 6, 9; 17, 6). Es decir, en la Iglesia se dio una restricción del significado de “mártir”. En el S. IV se distingue entre confesor de la fe y mártir de la fe: los primeros son los que han sufrido por la fe, pero sin llegar a la muerte y lo segundos son aquellos que han dado su vida por la fe hasta la muerte. En el Catecismo de la Iglesia se dice: "El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa el testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza".
Algunas características del martirio:
1) “Martirio” designa la muerte de un cristiano sufrida por la fe.
2) Cuando se dice “morir por la fe”, se puede tratar de la fe en toda la Revelación, en un dogma particular, o también por negarse a faltar contra un mandamiento (por ejemplo, contra la justicia o contra la castidad [carmelitas de Guadalajara en la guerra civil española]).
3) El martirio de los cristianos está enteramente basado en la muerte de Cristo y en su significado. El martirio es don de Dios antes que acción del cristiano. Nadie puede ser mártir, dar la vida por Dios y por su fe, si El no se lo concede. La fe y todo lo que ella conlleva no se basa en nuestras propias fuerzas, sino en Dios.
- Después de dicho todo esto, quisiera decir algunas palabras sobre la idea expresada por Pío XII. Efectivamente, muy pocos de nosotros vamos a dar nuestra vida física, nuestra sangre por la fe en un martirio como se ha descrito más arriba, pero lo que Dios nos pide ahora a todos nosotros es el “martirio de la perseverancia”. Recordad que mártir significa testigo. Por tanto, hemos de estar dispuestos a dar testimonio de Cristo con nuestra muerte y con nuestra vida, con nuestras palabras y con nuestras acciones. Veamos esto de un modo más claro:
- Ante tanta desidia y abandono de la fe y del amor a Cristo y a su Iglesia, nosotros hemos de ser fieles por encima de perezas, cansancios, ridículos, apatías, incomprensiones… Cristo siempre es fiel con nosotros. Unos ejemplos sencillos: ¿Por qué, cuando se va de vacaciones con amigos o se sale un fin de semana, si hay alguno no creyente, se pierde por parte de los creyentes la Misa o no se dice nada de ir a Misa en domingo? ¿Por qué, cuando se casa un joven creyente con uno no creyente o no practicante, el primero deja su práctica religiosa y tiene más fuerza el segundo, por qué arrastra más el segundo?
- Ante tanta cobardía y egoísmo donde cada uno va a lo suyo, un cristiano debe ser valiente para defender a Dios, a su Iglesia y a los más débiles… sin importarle las consecuencias negativas para sí de sus actos.
- Ante tanta falta de honestidad, un cristiano ha de ser honrado con lo suyo y con lo de los demás, en la calle y en la empresa en donde trabaja. Recuerdo que hace tiempo a un cristiano le propusieron para que se pusiera como encargado al frente de un supermercado de la empresa. Enseguida le vinieron a ofrecer comisiones sustanciosas, si compraba tales productos y no otros. A lo que el cristiano contestó que la comisión que iban a darle a él, lo rebajaran del precio del producto y, por supuesto, no aceptó dicha propuesta.
- Ante tanta ira y falta de perdón, un cristiano debe ser un hombre de paz y de perdón constante. Esto se debe dar en las relaciones familiares, laborales, a la hora de repartir los bienes de una herencia, etc.
Tener este tipo de actuaciones y por amor a Cristo y conforme a lo que pide la conciencia supone para mucha gente un sufrimiento, un perder fama, dinero, tiempo, sueño, etc. Recordemos lo que os leía al principio de la homilía del evangelio y de la primera lectura. Quien hace en su vida todo lo que acabo de decir y otras cosas, se convierte en un mártir o testigo de la fe en Jesucristo. Y necesitamos en el día de hoy a muchos testigos. Además, hemos de recordar las palabras de Tertuliano, cristiano de los primeros siglos: "Cada vez que nos matan nos hacemos más numerosos; la sangre de los cristianos es una semilla de nuevos cristianos".
¡Qué acertada la frase de" mártir de la perseverancia"! ¡y qué difícil ponerlo en práctica! Cada día se sufren muchas mordeduras en el alma, y cada día hay que intensificar más la oración, para poder salir airoso del combate, a veces esta lucha es muy desigual, en estos momentos muchas personas cristianas están siendo objeto de persecución, y algunas caminan a nuestro lado ¿ qué hacer ? De momento en mi caso, solo la fe me puede ayudar a soportar la impotencia de no poder hacer nada.
ResponderEliminarPreciosa catequesis sobre el martirio de María. Ella nos dió hecho el guión del camino del valle de lágrimas por el que transitamos, lo difícil es asumirlo como Ella lo hizo, desde la fe en Jesús.
Gracias D. Andrés por mantener este blog, que tanto bien me hace , y por sus Homilías que espero con la impaciencia de un niño que quiere aprender y descubrir los caminos del Señor.
Un abrazo para los hermanos del blog
Que verdad encierran tus palabras .. casulamente hoy uno de mis hijos me dijo mamá pareces loca hablando asi de Jesus ... la gente te mira .. pues estaba yo en un negocio con El .. y una mujer dijo algo impropio a un niñito que estaba pidiendo y yo me puse hablarle ..pues me parecio muy feo .. eso si la gente que alli estaba me miraba como diciendo mirad a esta chupa cirios ..pero yo segui ..
ResponderEliminarY si creo que la perseverancia es lo importante en la fe .. y en el seguimiento de Dios .. pasamos por momentos sobre todo despues de la adolecencia que quizas renegamos de ir a la Iglesia .. pero cuando se mamo desde niño se vuelve ¡¡puedo dar fe de ello .. y lo importante es estar seguro de nuestros sentimientos y no tener verguenza de nuestar fe .. y defenderla contra todo con capa y espada .. pero sin faltar el respeto a quien no lo entiende pues sino, no estariamos dando el verdadero testimonio de un buen Cristiano .. Sigamos amigo perserverando en el amor al Padre y a nuestar Madre ¡¡y dando el ejemplo para que muchos nos sigan .. Buena semana amigos ..
Queridos hermanos del blog..Buenos dias¡¡
ResponderEliminarRecemos al Señor para que nos de la constancia que necesitamos para ser mártires de la perseverancia...
Queremos ser semillas de la fe cristiana y este es un buen medio para lograrlo, pues el reunirnos aqui comentando las homilias con Andrés cada fin de semana, ya estamos sembrando,porque compartimos nuestras vivencias y eso significa que hacemos un intercambio de semillas para que crezca nuestra fe alimentando nuestra alma de los diferentes frutos que aqui nos regalamos unos a otros...Es tan enriquecedor¡¡¡
Gracias a todos vosotros y en especial a ti Andrés que lo haces posible.
¿Os dais cuenta que todos o la mayor parte de los fines de semana estamos aqui reunidos?..
Creo que junto con la oración es un arma importante para nosotros los cristianos, el darnos cuenta de las capacidades que Dios nos da a todos en lugar de fijarnos tanto en nuestras limitaciones que tanto le gusta al diablo recordarnos. Por eso ánimo a todos en este duro camino de la perseverancia..
Hay que luchar y esa es nuestra meta..Recordemos que todos podemos ser santos si queremos..Así que nos los recordaremos unos a otros de vez en cuando para no fallar en los numerosos obstáculos que nos encontremos..
Mi reflexion de hoy:
¿Que significa para mi perseverancia en Dios?
Para mi significa muchas cosas entre ellas:
Saber callar cuando quieres hablar.
Saber esperar en Dios: Aceptar las situaciones que nos acontecen por muy duras que sean porque Dios lo quiere así..
Sonreir cuando tienes ganas de llorar porque te has enfadado en casa con el marido y no tienes ganas de reir.
Yo diria que llevarle un poco la contraria a nuestra comodidad interna que nos hace tan perezosos.En fin muchas mas cosas...Me encantaria que aumentaramos esa lista de cosas que nos hace falta para llevar en el camino de la perseverancia y que las compartieseis aqui en el blog..Que os parece? caminamos juntos? venga necesito vuestra ayuda...
Un fuerte abrazo a todos.
Al leer esta homilia se me ha venido a la mente el final de apocalipsis 12, en donde se muestran los medios por los cuales Maria y sus hijos vencen al maligno:
ResponderEliminar"ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
(...)
Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
Abrazos y Bendiciones.
Estimado D. Andés y demás hermanos:
ResponderEliminarHay muchos mártires de la perseverancia y de la paciencia pese a las adversidades de este Mundo, del egoísmo y de la corriente social, maŕtires anónimos.
Cristo siendo Dios se ofreció en sacrificio por nosotros rebajándose a la condición de hombre ¿Porque no el hombre habrá de abrazar la cruz y elevarse con El para dar dar la gloria al Señor? Esa cruz, la cruz de cada día. Mártires de la fe y la perseverancia y de la inquebrantable voluntad de seguir el camino de Jesús.
Un a brazo para todos.
¡Qué buena idea has tenido Yolanda! Porque ciertamente nos enriquecemos unos a otros mediante este "intercambio de semillas"que apenas sin darnos cuenta realizamos desde el Blog.
ResponderEliminarTambién yo me había fijado por lo bonito que es, en el comentario de S. Bernardo sobre el martirio de la Virgen del Oficio de lecturas de ese día, y me llegó en un momento espiritual algo bajo, en que sentí como realmente Todo es Don del Señor, ni siquiera "morir ó dar la vida por Él" podemos hacerlo por nosotros mismos, ese:"Sin Mi nada podeis hacer", se me hizo ¡tan claro!
Cuando en el Blog compartimos experiencias de Fe,no solo vemos las capacidades que Dios ha dado al otro, sino que nos animamos al ver las nuestras a ponerlas al servicio de los demás,devolviendo así al Señor lo Suyo, pues Él nos lo ha dado todo y a Él hemos de tornarlo, como dice S.Ignacio en esa bonita oración: Vos me lo disteis a Vos Señor lo torno, disponed de ello ....
Una de las formas que me propongo para trabajar el "martirio de la perseverancia" es intentar que mis limitaciones,¡tan presentes!, queden cubiertas por aquellas capacidades y dones que Él me ha regalado. Efectivamente Satanás aprovecha para desanimarnos y tentarnos nuestras debilidades y limitaciones.
También es una muy buena idea el "agere contra"-creo que se dice así- que consiste en llevarle la contraria a nuestros gustos ó comodidades, bien siguiendo la voluntad del Señor directamente, bien haciendo lo que desea el prójimo, que es otra forma también de hacer la voluntad de Dios en muchas ocasiones.
Todo es Don, Su Gracia nos basta, pidámosle la de la perseverancia, que en ocasiones se nos puede hacer tan dificultosa.
Buena semana para todos, amigos.