jueves, 20 de junio de 2024

Domingo XII del Tiempo Ordinario (B)

23-6-2024                               XII DOMINGO T. ORDINARIO (B)

LOS MILAGROS

Homilía de vídeo

Homilía en audio

Queridos hermanos:

            Acabamos de escuchar el relato del evangelio en que se nos cuenta cómo Jesús calmó un huracán. Este es uno de los muchos milagros que en los evangelios se nos narra de Jesús.

¿Vosotros creéis en los milagros que se encuentran en los evangelios? ¿Creéis que fueron verdad o no? Después de todo lo que he estudiado, leído y escuchado, puedo resumir a tres las posturas sobre los milagros de Jesús: 1) Según Celso, un autor pagano aproximadamente del siglo III, Jesús era hijo de María, una mujer de Nazaret, y de un soldado romano. Jesús estuvo en Egipto de pequeño con su madre y allí, como tenía una inteligencia despierta, aprendió de los magos egipcios trucos de magia que, cuando fue mayor y habiendo regresado a Israel, realizó delante de los judíos, unos hombres crédulos e ignorantes, y llegó a convencerles de que él era un ser superior. Esto lo logró sobre todo con algunos, que se convirtieron en sus discípulos. Y éste es el origen de los milagros de Jesús: trucos de magia. 2) Jesús era un hombre normal y corriente que, como muchos otros en aquellos tiempos en Israel, se autoproclamó el Mesías de Dios, pero fue ajusticiado y sus seguidores lo divinizaron después de su fallecimiento. Así los discípulos, en los escritos que hicieron posteriormente, inventaron y adornaron hechos como, por ejemplo, los milagros, que, por supuesto, son falsos todos ellos. 3) Los milagros son hechos reales que hizo Jesús, el Hijo de Dios, y los apóstoles se limitaron a escribir lo que ellos mismos y otros muchos habían visto y oído.

¿Con cuál de las tres posturas os quedáis vosotros? Si nos quedamos con la última, entonces he de hacer una nueva pregunta: ¿los milagros son hechos del pasado o también pueden estar en el presente? O dicho de otra manera, ¿realmente es Dios TODOPODEROSO hoy día? Voy a contaros un chiste, que es muy viejo y conocido, pero que ilustra lo que deseo deciros: había una vez un hombre que tenía una moto. Cierto día por la mañana fue a arrancarla para ir al trabajo, pero no le arrancaba. Empezó a echar blasfemias y tacos por su boca, pero… la moto seguía sin arrancar. En esta situación pasó por allí una monja que iba a la Misa de la mañana y, al ver la situación, le dijo al hombre aquel: “Buen hombre, no diga Vd. esas palabras sucias. Verá, diga Vd.: ‘¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!’”. Al hombre aquel le pareció una tontería, pero como estaba tan desesperado aceptó y dijo: “¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!” Y la moto arrancó. Entonces se montó en ella, le dio las gracias a la monja y se marchó. Pero lo mejor, o lo peor, fue que la monja exclamó al ver que la moto había arrancado: “¡Si no lo veo, no lo creo!” A lo mejor, así nos pasa a nosotros: que leemos los evangelios, que decimos creer lo que en ellos se dice, pero que no creemos realmente en que aquí y ahora Dios se puede manifestar en nuestras vidas. Porque los milagros no son otra cosa que la manifestación palpable de Dios, entre otras muchas maneras, en medio de nosotros.

¿Queréis que veamos milagros hoy día entre nosotros? ¿Queréis que Dios haga milagros hoy día a través nuestro? ¿Sí? Atención para ver milagros o para hacer milagros (recordad que estos son acción de Dios y no de los hombres) no podemos tener la mentalidad de la lámpara de Aladino. Es decir, lo mismo que Aladino frotaba la lámpara y pedía un deseo y éste se cumplía, quizás los cristianos pensemos que Dios actúa del mismo modo: “Yo te pido que me toque la bonoloto o el cuponazo de la ONCE”; “yo te pido que se le cure el cáncer a mi abuelo”; “yo te pido que apruebe los exámenes”; “yo te pido quedar embarazada”; “yo te pido encontrar trabajo en Oviedo para no tener que irme lejos de mi familia”… y ¡¡¡ZAS!!!, se realiza el milagro y el deseo es cumplido. Y, si no es cumplido, es que esto no funciona y no existen hoy los milagros, y estos, o fueron cosas del pasado o fueron cosas que nunca sucedieron.

Repito las preguntas anteriores: ¿Queréis que veamos milagros hoy día entre nosotros? ¿Queréis que Dios haga milagros hoy día a través nuestro? ¿Sí? Entonces tenemos que mirar y actuar como los santos: Lo que hemos de hacer es entrar en la corriente divina de la santa voluntad del Padre, es decir, ser uno con Dios para que El sea uno en y con nosotros. Esta identidad debe ser tal que su voluntad sea la nuestra, y entonces nuestra voluntad será la suya. Los ojos de Dios deben ser nuestros ojos, sus labios nuestros labios, sus manos nuestras manos, sus pies nuestros pies, su corazón nuestro corazón. No puede haber nada de amor propio dentro de nosotros. No debemos querer o anhelar nada que Él no quiera. No podemos desear nada que Él no desee. No podemos amar nada que Él no ame. Y al contrario, desearemos y amaremos todo lo que Él desee y ame. Y así, cualquier cosa que nos pida, la haremos. Y así, cualquier cosa que le pidamos, la hará, porque buscaremos su gloria, su voluntad, y no nos buscaremos en nada a nosotros mismos.

Con esto, una vez más, os estoy queriendo decir que no importan los milagros: ni que los haya ni que no los haya. Importa sólo Dios y Él se manifiesta cerca de nosotros o a través nuestro.

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