20-11-2022 DOMINGO DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO (C)
2º Sm. 5,1-3; Slm. 121; Col. 1,12-20; Lc. 22, 35-43
Queridos
hermanos:
Con la homilía de hoy termino estas
predicaciones sobre Julio Figar.
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La fuerza de
La finalidad de la
predicación de Julio era la liberación de las gentes. Hay mucha gente que no
está liberada. Pero el hecho de predicar la liberación no libera a la gente; al
contrario, cuando predicamos la liberación donde no hay liberación la gente
queda frustrada y es posible que se aumente su desesperación. Entonces de lo
que se trata es de dar a las gentes un poder para ser liberados. Jesús no
vino a traernos una nueva doctrina, sino un poder para ser sanados, para ser
liberados; pero este poder no lo tenemos en nosotros mismos. Julio prescindió
casi por completo de dar consejos, de hacer psicología o pedagogía, incluso de
consolar a la gente; él iba derecho a pedir al Señor ese poder para que la
gente que acudía a él fuera liberada. Entraba con la gente en oración y el Señor, sin quitar los problemas,
derramaba su paz. La mayoría de los problemas humanos vividos en el Señor,
dejan de ser problemas.
Finalmente, otra de las
características de la predicación de Julio era hacerla desde la pobreza de
espíritu: Desaparición de la persona del predicador convertido en puro
instrumento para que no hubiera ningún impedimento a la acción del Espíritu.
Julio estaba bien convencido de la imposibilidad de convertir y liberar a nadie
por las solas fuerzas humanas. Imposible. El Señor es el único dueño de los
corazones y
-
La muerte de Julio. El 28 de
diciembre de 1981 hacia las tres de la tarde, viniendo de Ocaña a Madrid, el P.
Julio Figar tuvo un accidente que le costó la vida. Venía a un cursillo sobre
oración. En una curva peligrosa, en el Km. 41, tal vez por la abundante lluvia caída
todo el día, el coche patinó y, dando vueltas sobre sí mismo, invadió la
calzada contraria en el momento que pasaba un camión que le arrolló. Allí mismo
hay un puesto de
Esta
primera tarde reconoció a algunas personas y aunque no podía hablar daba signos
de presencia apretando las manos de los que le saludaban. Le pusieron en la
habitación 237, ya que no parecía su situación de extrema gravedad. Se quedó
con él por la noche Beatriz, una chica del grupo Rosa de Sarón (de
Permaneció varios días
clínicamente muerto, si bien seguía respirando con ayuda de aparatos. En estos
días acudió al hospital una multitud de personas que terminaban, por lo
general, en la capilla del 7º piso haciendo oración por grupos o asistiendo a
alguna Eucaristía. El Señor fue dando paz a los corazones y se comenzó a
vislumbrar el misterio de una muerte tan temprana y tan absurda a los ojos de
los hombres. Incluso sus padres y sus dos hermanas se contagiaron del ambiente
reinante y de la paz de todos. Su madre el segundo día dijo: “noto una fuerza mágica dentro de mí que me
da mucha paz”. Así hasta las ocho de la mañana del día 1 de Enero en que
falleció. Tenía 27 años de edad y le faltaban algunos meses para cumplir los
tres años como sacerdote.
Fueron centenares de
personas las que acudieron a visitar su lecho de muerte. Nunca se vio un
cadáver tan querido, tan tocado, tan besado, tan contemplado… pasándole
rosarios, estampas, etc. Su madre dijo en un momento de especial aglomeración: “nos le rompen, nos le rompen”.
Por eso mucha gente ha
comentado: Julio ha muerto, pero su espíritu está entre nosotros. Y la verdad
es que esta palabra “espíritu” se podía poner con mayúscula, porque el que
actuó en Julio no fue su espíritu, sino el Espíritu de Cristo. Otras han
hablado de la necesidad de heredar y continuar el espíritu de Julio. Y desde la
fe mucha gente se ha visto sorprendida por una fuerte presencia espiritual de
Julio. La muerte de una persona santificada por el Señor, se puede interpretar
sin duda en términos de resurrección y de presencia consoladora, sobre todo
cuando suceden hechos reales de cambios de vidas y se percibe que algo nuevo ha
brotado entre nosotros. Y esto no por los méritos de nadie, sino por un aumento
de
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