jueves, 18 de febrero de 2021

Domingo I de Cuaresma (B)

21-2-2021                              DOMINGO I CUARESMA (B)

Gn. 9, 8-15; Sal. 24; 1 Pe. 3,18-22; Mc. 1, 12-15

Homilía en vídeo

Homilía de audio.

Queridos hermanos:

            * Estamos en los inicios de la Cuaresma del año 2021. ¿Cuál es el origen de la Cuaresma?

- Cuarenta años estuvo el pueblo de Israel por el desierto del Sinaí purificándose y preparándose para entrar en la tierra prometida.

            - Cuarenta días estuvo Jesús retirado en el desierto preparán­dose para anunciar el evangelio de Dios. En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás, nos dice san Marcos en el evangelio de hoy. Durante cuarenta días, el desierto fue para Jesús lugar de oración y de encuentro con el Padre, pero también fue lugar de tentación: Jesús fue tentado para que no predicase el mensaje de Dios; Jesús fue tentado para que llevase una vida cómoda; Jesús fue tentado para que utilizase el mensaje y el poder de Dios en provecho propio.

            - Cuarenta días vamos a estar nosotros preparándonos para el misterio más grande de nuestra fe: la muerte y resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios.

* Ciertamente, al iniciar esta Cuaresma podemos sentir la tentación de pensar: ‘¡Todos los años lo mismo! ¡Con una Cuaresma ya es bastante!’ Sin embargo, esta Cuaresma no es la misma que la del año pasa­do, ni tampoco es igual que la de hace dos años. Siempre es distinta, porque nosotros somos distintos y cada año cambiamos un poco o un mucho: somos un año más viejos, hemos tenido dolorosas experiencias como enfermedades, muerte de un ser querido, hemos tenido alegrías, nuevos amigos, algunos se han casado, el nacimiento de algún hijo, sobrino o nieto. En definitiva, nuestra situación no es la misma que la del año pasado. Por todo esto, esta Cuaresma no es la misma que otras. En esta situación nueva en que estamos respecto al año pasado o a otros años, ¿qué quiere el Señor de nosotros en este tiempo cuaresmal?

            Otra tentación que podemos tener es la de limitarnos a asistir a los actos de culto, cumplir la abstinencia de los viernes, confesarnos en algún momento… y ya está. Enton­ces sí es cuando esta Cuaresma será una Cuaresma más: unos días de febrero y los de marzo.

            * ¿Qué quiere Dios de nosotros en esta Cuaresma? Ante todo hemos de tener en cuenta que la Cuaresma es un tiempo de paso. Podemos venir de una situación de apatía, de desidia, de pecado, de tibieza, de desilusión, de rutina en nuestra vida de fe, y en nuestra vida humana y familiar. Necesitamos un revulsivo para salir de esta parálisis y de este conformismo en el que podemos estar instalados. El revulsivo que Jesús nos da en este tiempo se llama la Cuaresma. Así podremos pasar de la apatía al anhelo, de la desidia a la laboriosidad, del pecado a la vida de santidad, de la tibieza al fervor, de la desilusión a la ilusión, de la rutina a la novedad de vida al lado de Dios.

Pero para que esto sea posible hemos de convertir la Cuaresma de 2021 en un tiempo de penitencia, en un tiempo de conversión y en un tiempo de avanzar en el conocimiento de Cristo.

            Tiempo de penitencia, porque la Iglesia nos pide sacrificios, cosas que nos cuestan para ofrecérselas a Dios por amor. Se trata de que dominemos nuestro cuerpo para que sea dócil a la voluntad de Dios, no de que nos domine nuestro cuerpo con sus pasiones, vicios (por ejemplo, el tabaco), y perezas.

            Tiempo de conversión, donde pensamos lo que estamos haciendo mal a los ojos de Dios y nos arrepentimos. Es un buen momento de hacer una buena confesión, pero no por la obligación, sino queriendo cambiar de verdad en aquello que nos acusamos. Mas la conversión no es solo darse cuenta de lo que hacemos mal; es también, y sobre todo, caminar hacia Dios.

            Tiempo de avanzar en el conocimiento de Cristo. Me da ver­güenza que nosotros católicos de toda la vida, yendo a Misa casi todos los domingos y sin embargo no conozcamos casi la Biblia, no sepamos en qué consiste la enseñanza de Cristo en el Evangelio. Estoy seguro de que muchos no tenéis la Biblia en casa, ni siquiera el Nuevo Testamento. Y los que lo tenéis, estoy seguro que muchos casi no miráis para él. Por eso, un buen propósito de esta Cuaresma puede ser hacerse con un Nuevo Testamento o una Biblia y leerlos un poco. No se trata solo de saber más cosas de Jesús, se trata de que la Palabra de Dios entre en nuestros corazones. Hace un tiempo me escribía un amigo al que animé a leer la Biblia todos los días: me decía que, a pesar de haber estudiado en colegio de religiosos, de haber oído la Palabra de Dios en tantas Misas, no le estaba calando tanto como ahora que la leía a solas en su habitación y que descubría cosas de las que nunca se había dado cuenta.


 

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