23-11-2025 DOMINGO DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
(C)
2º Sm.
5,1-3; Slm. 121; Col. 1,12-20;
Lc. 22, 35-43
Homilía en vídeo.
Homilía de audio.
Queridos
hermanos:
Seguimos
otro domingo más explicando el Símbolo de la Fe. Estamos con la primera verdad:
“Creo
en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”.
Párrafo
2º: El Padre (continuación).
-
El dogma de la Santísima Trinidad
estuvo desde muy temprano en la conciencia de la Iglesia. Ella lo recogió del
mismo Jesucristo, quien al despedirse de sus discípulos les dijo: “Id, y haced que todos los pueblos sean mis
discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo” (Mt. 28, 19).
Para
tratar de profundizar y explicar a los cristianos esta verdad fundamental en
nuestra fe se utilizaron diversas palabras que dieron claridad a este dogma: naturaleza y persona (n. 252). “La
Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres
personas. Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada
una de ellas es enteramente Dios: ‘El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo
lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es
decir, un solo Dios por naturaleza’ (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530).
‘Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la
esencia o la naturaleza divina’ (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804)”
(n. 253).
Distintas y en unidad. “Las Personas
divinas son realmente distintas entre sí.
‘Padre’, ‘Hijo’, ‘Espíritu Santo’ no son simplemente nombres que designan
modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: ‘El que es
el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu
Santo el que es el Padre o el Hijo’ (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530).
Son distintos entre sí por sus relaciones de origen: ‘El Padre es quien
engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien actúa’
(Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804). La Unidad divina es Trina” (n.
254). “‘A causa de esta
unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está
todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el
Padre, todo en el Hijo’ (Concilio de Florencia, año 1442: DS 1331)” (n.
255).
“A los catecúmenos de Constantinopla, san Gregorio
Nacianceno confía este resumen de la fe trinitaria: ‘Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, con el
cual quiero morir, que me hace soportar todos los males y despreciar todos los
placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu
Santo. Os la confío hoy. Por ella os introduciré dentro de poco en el agua y os
sacaré de ella. Os la doy como compañera y patrona de toda vuestra vida. Os doy
una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de
una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza,
sin grado superior que eleve o grado inferior que abaje [...] Es la infinita
connaturalidad de tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios
todo entero” (n. 256).
“El fin último de
toda la salvación divina es la entrada de las criaturas en la unidad perfecta
de la Bienaventurada Trinidad (cf. Jn 17,21-23). Pero desde ahora somos
llamados a ser habitados por la Santísima Trinidad: ‘Si alguno me ama —dice el
Señor— guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos
morada en él’ (Jn 14,23)” (n.
260).
Párrafo
3º: El Todopoderoso.
- De todos los atributos divinos, sólo la
omnipotencia de Dios es nombrada en el Credo. Sí, Dios es Padre
TODOPODEROSO. Lo uno va unido a lo otro. Dios es ‘más’ Todopoderoso, no cuando
crea el universo entero, no cuando puede hacer y deshacer a su antojo, no
cuando derrota a todos sus enemigos…, sino y sobre todo cuando, “por su misericordia infinita, muestra su
poder en el más alto grado perdonando libremente los pecados” (n. 270).
Dios es ‘más’ Todopoderoso cuanto más ama, cuanta más misericordia nos muestra,
cuanto más se abaja a nosotros, cuando nos entrega a su Hijo Único…
- El misterio de la aparente impotencia de
Dios. “La fe en Dios Padre
Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del
sufrimiento. A veces Dios puede parecer ausente e incapaz de impedir el mal.
Ahora bien, Dios Padre ha revelado su omnipotencia de la manera más misteriosa
en el anonadamiento voluntario y en la Resurrección de su Hijo, por los cuales
ha vencido el mal. Así, Cristo crucificado es ‘poder de Dios y sabiduría de
Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y
la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres’ (1 Co 2, 24-25). En la Resurrección y
en la exaltación de Cristo es donde el Padre ‘desplegó el vigor de su fuerza’”
(n. 272).
Solo la fe puede
aceptar este camino misterioso de la omnipotencia de Dios. “De esta fe, la Virgen María es el modelo supremo: ella creyó que ‘nada
es imposible para Dios’ (Lc
1,37) y pudo proclamar las grandezas del Señor: ‘el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí; su nombre es Santo’ (Lc
1,49)” (n. 273).
Párrafo 4º: El Creador.
- La creación es el comienzo de la historia
de la salvación, que culmina en Cristo. Desde el principio Dios preveía la
gloria de la nueva creación en Cristo.
- “La catequesis sobre la Creación reviste una
importancia capital. Se refiere a los fundamentos mismos de la vida humana y
cristiana: explicita la respuesta de la fe cristiana a la pregunta básica que
los hombres de todos los tiempos se han formulado: ‘¿De dónde venimos?’ ‘¿A
dónde vamos?’ ‘¿Cuál es nuestro origen?’’"¿Cuál es nuestro fin?’ ‘¿De
dónde viene y a dónde va todo lo que existe?’ Las dos cuestiones, la del origen y la del fin, son inseparables. Son
decisivas para el sentido y la orientación de nuestra vida y nuestro obrar”
(n. 282).
- “La cuestión sobre los orígenes del
mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas […] Estos
descubrimientos nos invitan a admirar más la grandeza del Creador, a darle
gracias por todas sus obras y por la inteligencia y la sabiduría que da a los
sabios e investigadores” (n. 283). Sin embargo, “no se trata solo de saber cuándo y cómo ha surgido materialmente el
cosmos, ni cuándo apareció el hombre, sino más bien de descubrir cuál es el sentido de tal origen: si está gobernado
por el azar, un destino ciego, una necesidad anónima, o bien por un Ser
transcendente, inteligente y bueno, llamado Dios. Y si el mundo procede de la
sabiduría y de la bondad de Dios, ¿por qué existe el mal?, ¿de dónde viene?, ¿quién
es responsable de él?, ¿dónde está la posibilidad de liberarse del mal?”
(n. 283).
- La
inteligencia humana puede ciertamente encontrar por sí misma una respuesta a la
cuestión de los orígenes. Y asimismo la existencia de Dios Creador puede ser
conocida con certeza por sus obras gracias a la luz de la razón humana. Pero la
fe viene a confirmar el conocimiento que tenemos sobre la creación (Hb. 11, 3).
En efecto, Dios ha revelado a los hombres, al pueblo de Israel la verdad de la
creación como primer paso para revelar a continuación la Alianza de Dios con
los hombres: Dios crea a los hombres por amor y los crea para otorgarles la
salvación eterna, que es el máximo designio del amor de Dios a los hombres. De este modo, creación y salvación están
indisolublemente unidos entre sí. Los tres primeros capítulos del Génesis
expresan “las verdades de la creación, de
su origen y de su fin en Dios, de su orden y de su bondad, de la vocación del
hombre, finalmente, del drama del pecado y de la esperanza de la salvación”
(n. 289).