18-3-2018 DOMINGO V
CUARESMA (B)
En
el día de hoy celebramos el día del Seminario, en el que rezamos por todos los
que se están preparando para ser sacerdotes y guías del Pueblo de Dios. En la
homilía de hoy utilizaré algunas de las ideas expresadas por el Papa Francisco
en el discurso que dirigió a los obispos chilenos en su visita a aquella nación
el 16 de enero de este año. Decía así:
-
“Uno de los problemas que enfrentan
nuestras sociedades hoy en día es el sentimiento de orfandad, es decir, sentir
que no pertenecen a nadie. Este sentir ‘postmoderno’ se puede colar en nosotros
y en nuestro clero; entonces empezamos a creer que no pertenecemos a nadie, nos olvidamos de que somos parte del santo
Pueblo fiel de Dios y que la Iglesia no es ni será nunca de una élite de
consagrados, sacerdotes u obispos”.
Ya
sé que estas palabras están dirigidas a los obispos, a los sacerdotes, a los
consagrados y no propiamente a vosotros, los laicos. Sin embargo, considero del
todo punto necesario que las conozcáis para que sepáis cómo debemos ser y
comportarnos en la Iglesia y con vosotros los que tenemos el sacramento del
orden.
Aquí
se nos dice fundamentalmente que los sacerdotes y los obispos nunca estamos (ni
debemos estar) por encima de los laicos. No somos mejores, ni más listos, ni
más santos… que los laicos. No somos (ni podemos ser) más poderosos que los
laicos. Los sacerdotes y los obispos formamos parte del único Pueblo de Dios.
No hay dos Pueblos de Dios: uno de primera división, en donde estamos los
consagrados, y otro de segunda división, en donde están los laicos. Dios tiene
un solo Pueblo y en este Pueblo santo estamos juntos: los consagrados y los
laicos, los laicos y los consagrados. Esto lo sabía muy bien san Agustín cuando
dijo aquella frase suya tan famosa: “Para
vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano”. Lo segundo es más importante que lo primero, lo primero no tiene
sentido sin lo segundo.
-
“La falta de conciencia de pertenecer al
Pueblo de Dios como servidores, y no como dueños, nos puede llevar a una de las
tentaciones que más daño le hacen al dinamismo misionero que estamos llamados a
impulsar: el clericalismo, que resulta
una caricatura de la vocación recibida. La falta de conciencia de que la
misión es de toda la Iglesia y no del cura o del obispo limita el horizonte, y
lo que es peor, coarta todas las iniciativas que el Espíritu puede estar
impulsando en medio nuestro. Digámoslo claro, los laicos no son nuestros
peones, ni nuestros empleados. No tienen que repetir como ‘loros’ lo que
decimos”.
El
Papa saca las consecuencias de que los laicos y los consagrados pertenecemos
por igual al único Pueblo de Dios. En efecto, de esto se concluye que los sacerdotes somos (y debemos ser)
servidores del Pueblo de Dios. No somos los dueños, los jefes, los
sabelotodo. Pues, si nos consideramos así o nos tenemos por los mejores y como
parte de una élite, entonces caeremos en el clericalismo, es decir, todo tiene
que pasar por nuestras manos, tenemos que controlar todo, aprobar todo. Así,
como bien dice el Papa, querremos que los laicos sean nuestros peones, y que
hagan y digan sólo aquello que nosotros les decimos o les permitimos. Como dice
el Papa: vivir así el sacerdocio hace que éste se convierta en una caricatura y
en una dictadura. Como resultado de
ello, apagaremos al Espíritu y sus acciones en el Pueblo de Dios y en los
laicos, ya que ahogaremos los talentos y carismas que el Espíritu Santo haya
otorgado a los cristianos para bien de la Iglesia y de toda la humanidad.
- “El clericalismo, lejos de impulsar los
distintos aportes y propuestas, poco a poco va apagando el fuego profético que
la Iglesia toda está llamada a testimoniar en el corazón de sus pueblos. El clericalismo se olvida de que la
visibilidad y la sacramentalidad de la Iglesia pertenece a todo el Pueblo de
Dios (cf. Lumen Gentium, 9-14) y no sólo a unos pocos elegidos e
iluminados. Velemos, por favor, contra
esta tentación, especialmente en los seminarios y en todo el proceso formativo.
Los seminarios deben poner el énfasis en que los futuros sacerdotes sean
capaces de servir al santo Pueblo fiel de Dios, reconociendo la diversidad de
culturas y renunciando a la tentación de cualquier forma de clericalismo”.
Aquí el Papa nos
recuerda que los futuros sacerdotes deben ser educados y formados, no en el
clericalismo, sino en la vivencia del Pueblo de Dios como sujeto de los dones y
carismas del Espíritu. Un seminarista
que no asuma esta vivencia no puede (no debe) ser ordenado sacerdote. Si, a
pesar de todo, el seminarista se convirtiera en sacerdote, entonces hará mucho
daño a la Iglesia de Dios y, además, la llevará por un camino erróneo, porque
él mismo está en el error.
- “Los sacerdotes del mañana deben formarse
mirando al mañana: su ministerio se desarrollará en un mundo secularizado y,
por lo tanto, nos exige a nosotros pastores discernir cómo prepararlos para
desarrollar su misión en ese escenario concreto. Una misión que se da en unidad
fraternal con todo el Pueblo de Dios. Codo a codo, impulsando y estimulando al
laicado en un clima de discernimiento y sinodalidad”.
CONCLUSIONES:
* Los sacerdotes
somos parte, como los laicos, del único y del mismo Pueblo de Dios. No hay
élites en este Pueblo de Dios ni fieles de segunda división.
* Los sacerdotes
estamos al servicio del Pueblo de Dios. No somos los dueños de este Pueblo.
Tampoco somos los más listos, ni los más santos, ni tenemos todos los carismas
del Espíritu. Estar en contra de todo esto se llama clericalismo y es un grave
error, aunque por desgracia es muy común en nuestra Iglesia (al menos, en lo
que yo conozco en Asturias y en España).
* Los laicos no son
nuestros criados, ni nuestros peones, ni nuestros empleados, ni son
discapacitados o subnormales dentro de la Iglesia. Están al mismo nivel que
nosotros, los sacerdotes, y tienen la misma responsabilidad en la Iglesia,
según sus propios carismas, que nosotros.
* Ciertamente cada
uno de nosotros tenemos funciones distintas en la Iglesia, en el Pueblo de
Dios, que no son mejores unas que otras, sino que todas están al servicio del
anuncio del Evangelio y de la construcción del Reino de Dios.
* Queda mucho por decir:
+ Según lo
anteriormente expuesto, ¿cómo se ha de arbitrar la relación entre el sacerdote
y el laico?
+ Según lo
anteriormente expuesto, ¿cuál es la misión del laico en la Iglesia, en la
diócesis, en la parroquia…?
+ Según lo
anteriormente expuesto, ¿cuál es la misión del sacerdote en la Iglesia, en la
diócesis, en la parroquia…?
Quiero pensar que el clero esta llegando a dar misión a los laicos, y que no sea porque se ve obligado por falta de vocaciones. Hasta hace unos años los sacerdotes,lo hacían todo y solo contaban con l@s laicos,para limpiar las Iglesias y dar catecismo.Bueno eso fue como lo viví yo. Y es más, todavía hay muchos sacerdotes que lo manejan todo ellos y no cuentan con los laicos.Me gusta esta apertura de una iglesia abierta,integrante.Como dice el Papa,no dejemos que los laicos sean nuestros peones,y que hagan y digan solo aquello que nosotros mandamos,porque apagaremos el espíritu y sus acciones en el pueblo de Dios,ya que ahogaremos sus talentos y carismas que el Espíritu Santo haya otorgado a los cristianos de BIEN.Hay sacerdotes que prefieren tener las iglesias cerradas antes de cederle alguna autoridad a un laico.La misión de un laico en la iglesia,es que estemos siempre en misión de ir hacia los demás,porque esa es la manera de mantener viva la llama de nuestra fe,ejemplo abriendo bien los ojos y mirando a todos los lados,para ver a nuestros hermanos y sus problemas.Y la misión del sacerdote,debe ser herramienta para la construcción del reino de Dios.Ser un buen pastor buscando a sus ovejas perdidas,las que están fuera del redil.¿Como?. Con palabra y obra.
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ResponderEliminarACABO DE LEER EL COMENTARIO DE FELI, Y LO APRUEBO DE PRINCIPIO A FIN.
ESPERO, QUE LOS SACERDOTES SEPAN APRECIAR Y ESTIMULAR LA LABOR DE LOS LAICOS EN LA IGLESIA, DELEGANDO LAS FUNCIONES QUE ESTOS PUEDAN REALIZAR,COMO SERVICIO , DENTRO DEL PUEBLO DE DIOS.
HAY LAICOS, HOY, MUY PREPARADOS,PARA REALIZAR ALGUNAS FUNCIONES, QUE REPERCUTEN EN BIEN DE TODA LA IGLESIA.( ESTOY PENSANDO EN LAS CELEBRACIONES DE LA PALABRA,QUE SE PODRÍAN HACER DÓNDE NO HAY UN SACERDOTE, TODOS LOS DOMINGOS.)
la catequesis,las lecturas, los grupos de cáritas, los grupos que visitan enfermos,el rezo del Rosario,cuando hay un difunto...etc.
Y TERMINO CON UNA REFLEXIÓN: Para que se puedan realizar estas funciones,tiene que proponerlo el sacerdote y por supuesto, tiene que haber laicos, voluntarios para ello.
ESPEREMOS QUE AMBAS COSAS, SE DEN.
POR EL BIEN DE LA IGLESIA!!!
Más claro ni el agua Ángeles. Un abrazo.
ResponderEliminarDe acuerdo con lo que habéis dicho, pero conozco más de una parroquia y la actuación del laicado en ella y mira por donde ,en todas hay manda más ,que creen estar en la razón , estar más preparadas y ser ellas o ellos( los hombres colaboran menos) los que saben más incluso a veces que los propios sacerdotes a los que dicen cómo hacer esto o lo otro o como han de ser los sermones ......
ResponderEliminarEn fin formación a los seminaristas , fuera el clericalismo que no el clero , pero formación de los laicos ( que pocos acudimos a las charlas de formación en las parroquias , aunque las digan personas de gran preparación, como ocurre hoy en Tapia, sin ir más lejos,a veces siento y con dolor ,este desperdicio de una persona así que en Tapia ,no es aprovechado por sus feligreses para tener un mejor conocimientos de nuestra Fe, de nuestra Iglesia .Sin embargo que interés en que nuestros hijos estudien carrera y ganen......”dinero”,eso importa más que el aprendizaje de nuestro caminar hacia la meta a la que en Verdad hemos sido llamados)
Y para el que ya no sepa por donde voy, concienciación de la importancia de nuestra propia formación ( un ciego no puede ayudar y menos conducir a otro ciego) y petición a nuestro Sr de humildad , humildad y mil veces humildad de corazón para que si faltasen clérigos, y aun con ellos funcione la fraternidad a la que también hemos sido llamados, fraternidad en el amor , al estilo de la Iglesias después de la venida del Espíritu y no como la de los apóstoles antes de la venida, que peleaban y querían los primeros puestos.
Estupenda homilía; pienso yo que lo primero que deben inculcar a los seminaistas y a todo aquel que desee formar parte del pueblo de Dios, y participar en la parroquia con sus carismas, es el gran don de la HUMILDAD,, humildad para reconocer que la misión de todo cristiano es el SERVICIO unido al AMOR, y si no tenemos esto en cuenta, de nada sirve todo lo demás.
ResponderEliminarHoy tenemos pocos sacerdotes, es por eso que los seglares debemos tomar conciencia de que se nos invita a participar en la buena marcha de una parroquia, y en comunión con el sacerdote, suplir aquello a donde el no llega, y procurar que en la ausencia de este, esa comunidad parroquial siga viva, y el pueblo de Dios pueda seguir caminando en la escucha de la palabra, y participando del Cuerpo de Cristo; esto es, hacer presente la Iglesia; Cristo dijo: allí donde dos o mas se reunen en mi nombre, allí en medio estoy Yo"
Para todo esto es preciso tener una buena formación, y una fé sincera que confía en el Señor.
Tambien tengo la experiencia de que hay personas que acuden a la parroquia no a servir, mas bien a mandar, y ser ellas las que ordenan y organizan.
Feliz semana amigos
Es cierto todo lo que comentáis, pero también es cierto que corremos el riesgo de pasarnos para el otro lado, de considerar al sacerdote como uno más, y el sacerdote tiene una dignidad que no tiene el laico. Esto es lo que dice nada menos que S. Francisco de Asís: "Ved vuestra dignidad, hermanos sacerdotes, y sed santos, porque él es santo. Y así como el Señor Dios os ha honrado a vosotros sobre todos por causa de este ministerio, así también vosotros, sobre todos, amadlo, reverenciadlo y honradlo". Y en otro lugar dice: “Si me encontrase a un Ángel del Paraíso y a un Sacerdote, primero doblaría mi rodilla ante el Sacerdote para saludarlo, y luego lo haría ante el Ángel”.
ResponderEliminarHoy estamos acostumbrados a tratar a los curas como uno más y no debe ser así, claro que la culpa es también de la mayoría de los curas que se comportan como si no fueran conscientes de su dignidad sacerdotal.
Para que haya laicos preparados y santos hacen falta sacerdotes preparados y santos. Pidamos al Señor por ello.
Estoy totalmente de acuerdo
ResponderEliminarEstoy de acuerdo al cien por cien con Ángel, el Sacerdote es el Sacerdote, ha de mantener su dignidad y el laico ha de procurar respetarlo siempre. Buenas noches!!
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