miércoles, 27 de febrero de 2019

Domingo VIII del Tiempo Ordinario (C)


3-3-2019                                DOMINGO VIII TIEMPO ORDINARIO (C)
Homilía en vídeo.
Homilía de audio
Queridos hermanos:
            El domingo anterior escuchábamos a Jesús entregándonos sabiduría divina, que nos llevaba a la admiración, a la sorpresa y a la humildad de sabernos incapaces por nosotros mismos de llegar a donde Dios quiere llevarnos: al amor a los enemigos y a ser prefectos como Dios es perfecto. Un cristiano que lee y medita lo dicho por Jesús el domingo pasado nunca más puede decir aquello de “yo no tengo pecados, yo ni robo ni mato”. ¡Bastó de pensar y de decir superficialidades!
            Hoy Jesús sigue regalándonos nuevas enseñanzas. Voy a fijarme en la primera que nos dice en el evangelio que acabamos de escuchar: “¿ACASO PUEDE UN CIEGO GUIAR A OTRO CIEGO? ¿NO CAERÁN LOS DOS EN EL HOYO?”
            - Vamos a ver ejemplos de esto. Si uno está lleno de ira en su interior, no puede pretender que a su alrededor haya paz, pues será como el fuego que prende la estopa y la gasolina que lo circunda. “Un ex prisionero de un campo de concentración nazi visitó a un compañero del campo, que había compartido con él tan penosa experiencia. ‘¿Has olvidado ya a los nazis?’, le preguntó su amigo. ‘Sí’, dijo este. ‘Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma’. Su amigo le dijo: ‘Entonces aún siguen teniéndote prisionero’”. En efecto, nuestros enemigos no son los que nos odian, sino aquellos a los que nosotros odiamos.
            El ciego no es solo el que no ve, sino aquel que ve la realidad distorsionada por diferentes ‘cristales’:
- Podemos ver la realidad con el ‘cristal’ del odio. Entonces pensaremos estar rodeados de enemigos, de personas que nos fastidian, que nos hacen la vida imposible y ese odio nos tendrá prisioneros (como el ejemplo del campo de concentración nazi). Todo lo que pensemos, todo lo que digamos, todo lo que veamos tendrá el color de este ‘cristal’ de ira, de odio, de rabia, de impaciencia… E intentaremos guiar (con nuestras palabras [murmuraciones] y comportamientos) a las personas que nos rodean (familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo…) por este camino… y caeremos juntos a ese hoyo de odio.
- Podemos ver la realidad con el ‘cristal’ de la codicia. Entonces estaremos obsesionados con acaparar dinero, cosas materiales, comidas, ropas, viajes, casas, coches… Pensaremos constantemente en ello, hablaremos de ello, nos esforzaremos por ello. De este modo usaremos a los demás con estos fines, y caeremos en ese hoyo de lo material y, quienes sigan nuestros pasos…, también caerán en el mismo pozo.
- Podemos ver la realidad con el ‘cristal’ del egoísmo. Es decir, tendremos el único objetivo de que todo lo bueno venga para nosotros sin pensar en los demás. Hace dos semanas estaba en una oficina de un banco en Oviedo arreglando papeles de la herencia de mi madre. A mí me estaba atendiendo una empleada del banco. En esto llega una señora, como de unos 70 años, y preguntó por la directora de la oficina. La empleada le dijo que estaba en el despacho, pero ocupada, pues tenía que salir inmediatamente a arreglar algunos asuntos. La señora, visiblemente molesta, dijo en voz alta que estaba viendo a la directora a través de los cristales del despacho y que no estaba con nadie, que a ella nunca le había pasado que un director no quisiera recibirla. Lo que estaba haciendo esta señora se llama manipulación, chantaje emocional para salirse con la suya. Su objetivo era ser recibida en ese instante, hablar de su problema o asunto, que se lo arreglaran y no le importaba para nada las tareas y cometidos de los otros. Este método le debía de haber funcionado en otros momentos (en otros bancos, en supermercados, entre sus amigos, familiares y conocidos, en las reuniones de vecinos). Se le veía toda una experta en el método. Como esta vez no lo consiguió, se marchó airada y dejando bien claro en alta voz que no se iba de aquella oficina, sino que la echaban de un modo injusto y arbitrario. Quienes copien este modo de comportarse, también caerán en el hoyo del egoísmo, de pensar solo en sí, independientemente de las situaciones de los otros.
            Veamos otro ejemplo del ‘cristal’ del egoísmo: En el 2012 leí la siguiente noticia en un periódico: “No hace mucho tiempo saludé a un viejo conocido. Actualmente tiene alrededor de 40 años y es asesor financiero. Como tenía algunos años de no verlo, le pregunté si se había casado y me contestó:
-Casado, en estricto sentido, no. Vivo en un departamento con una compañera de trabajo de 34 años. Y formamos una pareja “dink”.
-¿En qué consiste eso? –le pregunté.
-Muy sencillo –me respondió. En inglés se dice: ‘Double Income, No Kids’ (DINK: dos ingresos, sin tener hijos). De este modo nadie se compromete a nada. Estamos ‘a prueba’. Si nuestra relación funciona, quizá con el tiempo podríamos llegar a casarnos. Si no, nos diremos adiós y asunto concluido. La razón es porque no queremos tener ‘crisis’ en nuestra unión y sobre el tema de tener hijos, ¡ni pensarlo, son una complicación! Además, como los dos ganamos buen dinero nos divertimos mucho: viajamos con frecuencia, hemos comprado varios coches, una moto… ¡Ah, y un par de cachorros preciosos! (Hasta aquí llegaba el relato del encuentro de los dos amigos. A continuación seguía el artículo periodístico).
¿Por qué fracasan las uniones ‘dink’? Porque son una burda caricatura del matrimonio. No tienen un profundo sentido ni para vivir la fidelidad ni menos para tener hijos. En esas relaciones todo es provisional. Luego entonces se pierde fácilmente el ‘para qué’ y las rupturas son casi inevitables porque impera la esclavitud del egoísmo.
¿Qué actualmente muchos matrimonios han terminado en la  separación? Sin lugar a dudas. Pero por fortuna existen un inmenso número de esposos, que no son ‘noticia’, como se suele decir, que día a día son fieles y no desean otra cosa que la felicidad y alegría de los miembros de su familia. Esto es lo que no hay que perder de vista y precisamente son los valores que hemos de tratar de conservar y promover en nuestro entorno familiar y social”.
            Después de estos ejemplos y razones, creo que entenderemos un poco mejor a qué puede referirse Jesús con eso de… “¿ACASO PUEDE UN CIEGO GUIAR A OTRO CIEGO? ¿NO CAERÁN LOS DOS EN EL HOYO?”
            Pidamos en la Misa de hoy no dejarnos guiar por ciegos y así no caeremos en el hoyo. Pidamos también a Dios no ser ciegos para caer nosotros mismos en el hoyo, ni guiar a otros a tantos hoyos como hay en la vida: hoyo del odio, hoyo de la codicia, hoyo del egoísmo, hoyo de la falta de fe, hoyo de no tener esperanza, hoyo de no encontrar sentido a la vida, hoyo…

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