3-3-2019 DOMINGO VIII
TIEMPO ORDINARIO (C)
El
domingo anterior escuchábamos a Jesús entregándonos sabiduría divina, que nos
llevaba a la admiración, a la sorpresa y a la humildad de sabernos incapaces
por nosotros mismos de llegar a donde Dios quiere llevarnos: al amor a los
enemigos y a ser prefectos como Dios es perfecto. Un cristiano que lee y medita
lo dicho por Jesús el domingo pasado nunca más puede decir aquello de “yo no
tengo pecados, yo ni robo ni mato”. ¡Bastó de pensar y de decir
superficialidades!
Hoy
Jesús sigue regalándonos nuevas enseñanzas. Voy a fijarme en la primera que nos
dice en el evangelio que acabamos de escuchar: “¿ACASO PUEDE UN CIEGO GUIAR A
OTRO CIEGO? ¿NO CAERÁN LOS DOS EN EL HOYO?”
-
Vamos a ver ejemplos de esto. Si uno
está lleno de ira en su interior, no puede pretender que a su alrededor haya
paz, pues será como el fuego que prende la estopa y la gasolina que lo circunda.
“Un ex prisionero de un campo de
concentración nazi visitó a un compañero del campo, que había compartido con él
tan penosa experiencia. ‘¿Has olvidado ya a los nazis?’, le preguntó su amigo.
‘Sí’, dijo este. ‘Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma’. Su amigo
le dijo: ‘Entonces aún siguen teniéndote prisionero’”. En efecto, nuestros
enemigos no son los que nos odian, sino aquellos a los que nosotros odiamos.
El
ciego no es solo el que no ve, sino aquel que ve la realidad distorsionada por
diferentes ‘cristales’:
- Podemos ver la realidad con el ‘cristal’ del odio. Entonces
pensaremos estar rodeados de enemigos, de personas que nos fastidian, que nos
hacen la vida imposible y ese odio nos tendrá prisioneros (como el ejemplo del
campo de concentración nazi). Todo lo que pensemos, todo lo que digamos, todo
lo que veamos tendrá el color de este ‘cristal’ de ira, de odio, de rabia, de
impaciencia… E intentaremos guiar (con
nuestras palabras [murmuraciones] y comportamientos) a las personas que nos
rodean (familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo…) por este camino… y
caeremos juntos a ese hoyo de odio.
- Podemos ver la realidad con el ‘cristal’ de la codicia. Entonces
estaremos obsesionados con acaparar dinero, cosas materiales, comidas, ropas,
viajes, casas, coches… Pensaremos constantemente en ello, hablaremos de ello,
nos esforzaremos por ello. De este modo usaremos a los demás con estos fines, y
caeremos en ese hoyo de lo material y,
quienes sigan nuestros pasos…, también caerán en el mismo pozo.
- Podemos ver la realidad con el ‘cristal’ del egoísmo. Es decir,
tendremos el único objetivo de que todo lo bueno venga para nosotros sin pensar
en los demás. Hace dos semanas estaba en una oficina de un banco en Oviedo
arreglando papeles de la herencia de mi madre. A mí me estaba atendiendo una
empleada del banco. En esto llega una señora, como de unos 70 años, y preguntó
por la directora de la oficina. La empleada le dijo que estaba en el despacho,
pero ocupada, pues tenía que salir inmediatamente a arreglar algunos asuntos.
La señora, visiblemente molesta, dijo en voz alta que estaba viendo a la
directora a través de los cristales del despacho y que no estaba con nadie, que
a ella nunca le había pasado que un director no quisiera recibirla. Lo que
estaba haciendo esta señora se llama manipulación, chantaje emocional para
salirse con la suya. Su objetivo era ser recibida en ese instante, hablar de su
problema o asunto, que se lo arreglaran y no le importaba para nada las tareas
y cometidos de los otros. Este método le debía de haber funcionado en otros
momentos (en otros bancos, en supermercados, entre sus amigos, familiares y
conocidos, en las reuniones de vecinos). Se le veía toda una experta en el
método. Como esta vez no lo consiguió, se marchó airada y dejando bien claro en
alta voz que no se iba de aquella oficina, sino que la echaban de un modo
injusto y arbitrario. Quienes copien
este modo de comportarse, también caerán en el hoyo del egoísmo, de pensar solo
en sí, independientemente de las situaciones de los otros.
Veamos
otro ejemplo del ‘cristal’ del egoísmo: En el 2012 leí la siguiente noticia en
un periódico: “No hace mucho tiempo
saludé a un viejo conocido. Actualmente tiene alrededor de 40 años y es asesor
financiero. Como tenía algunos años de no verlo, le pregunté si se había casado
y me contestó:
-Casado,
en estricto sentido, no. Vivo en un departamento con una compañera de trabajo
de 34 años. Y formamos una pareja “dink”.
-¿En
qué consiste eso? –le pregunté.
-Muy
sencillo –me respondió. En inglés se dice: ‘Double Income, No Kids’ (DINK: dos
ingresos, sin tener hijos). De este modo nadie se compromete a nada. Estamos ‘a
prueba’. Si nuestra relación funciona, quizá con el tiempo podríamos llegar a
casarnos. Si no, nos diremos adiós y asunto concluido. La razón es porque no
queremos tener ‘crisis’ en nuestra unión y sobre el tema de tener hijos, ¡ni
pensarlo, son una complicación! Además, como los dos ganamos buen dinero nos
divertimos mucho: viajamos con frecuencia, hemos comprado varios coches, una
moto… ¡Ah, y un par de cachorros preciosos! (Hasta aquí llegaba el relato del
encuentro de los dos amigos. A continuación seguía el artículo periodístico).
¿Por
qué fracasan las uniones ‘dink’? Porque son una burda caricatura del
matrimonio. No tienen un profundo sentido ni para vivir la fidelidad ni menos
para tener hijos. En esas relaciones todo es provisional. Luego entonces se
pierde fácilmente el ‘para qué’ y las rupturas son casi inevitables porque
impera la esclavitud del egoísmo.
¿Qué
actualmente muchos matrimonios han terminado en la separación? Sin lugar
a dudas. Pero por fortuna existen un inmenso número de esposos, que no son
‘noticia’, como se suele decir, que día a día son fieles y no desean otra cosa
que la felicidad y alegría de los miembros de su familia. Esto es lo que no hay
que perder de vista y precisamente son los valores que hemos de tratar de
conservar y promover en nuestro entorno familiar y social”.
Después
de estos ejemplos y razones, creo que entenderemos un poco mejor a qué puede
referirse Jesús con eso de… “¿ACASO PUEDE UN CIEGO GUIAR A OTRO CIEGO?
¿NO CAERÁN LOS DOS EN EL HOYO?”
Pidamos
en la Misa de hoy no dejarnos guiar por ciegos y así no caeremos en el hoyo.
Pidamos también a Dios no ser ciegos para caer nosotros mismos en el hoyo, ni
guiar a otros a tantos hoyos como hay en la vida: hoyo del odio, hoyo de la
codicia, hoyo del egoísmo, hoyo de la falta de fe, hoyo de no tener esperanza,
hoyo de no encontrar sentido a la vida, hoyo…
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