10-2-2019 DOMINGO V
TIEMPO ORDINARIO (C)
- Hace unos años supe de un
ejercicio que realizaba un profesor de
religión con sus alumnos de 1º de la ESO. Llegó
el profesor por estos días de la Campaña contra el Hambre a la clase y trajo
consigo un saco grande de plástico y lo puso
sobre su mesa. Los alumnos le preguntaron:
‘Profe, ¿qué hay en la bolsa?’ Él les contestó
que eso ahora no interesaba. Se puso a explicar algunas cosas de religión y logró que los alumnos estuvieran intrigados todo el tiempo con lo que
había en la bolsa: Les picbaa la curiosidad. A los 10 minutos se dirigió el profesor a la mesa, descubrió la bolsa y aparecieron muchísimos caramelos, chicles y ‘chuches’. Los
chicos abrieron los
ojos como platos. ‘¿Para quién es eso? ¿Es para nosotros?’ El profesor les dijo que sí y cogió un
montón de chuches y se los puso a un alumno sobre su
mesa. Luego cogió un único caramelo y se lo puso en la mesa al siguiente. Luego al que estaba a su
lado no le puso nada. Al siguiente le puso dos montones de chuches. Y así, de modo arbitrario, fue depositando sobre los pupitres de sus alumnos
caramelos: a unos, mucho; a otros, poco; y a otros, nada. Algunos quisieron empezar a comer ya de lo que tenían sobre sus pupitres y les dijo el profesor que no cogieran nada. Los que tenían muy poco o no tenían nada protestaron de
modo airado y dijeron que aquel reparto era muy injusto. El profesor preguntó por qué era
injusto el reparto. Y se abrió un debate sobre la
arbitrariedad, el favoritismo y la injusticia del profesor al repartir los
chuches de aquel modo. Entonces el profesor hizo
recaer su atención sobre la distribución de las
riquezas y los alimentos en el mundo. Dios había
creado suficientes alimentos para todos, pero algunos hombres se habían apropiado de ‘dos montones’ de riquezas y de
alimentos, mientras que a otros, esos hombres les
habían dejado ‘un caramelo’ o ninguno. Asimismo
les hizo ver a los alumnos cómo, los menos
favorecidos por el reparto del profesor, habían
protestado por los chuches; los más favorecidos habían enseguida protegido con sus brazos sus caramelos sin
querer compartir. Y eso es lo que estaban pasando a nivel mundial y también a su mismo nivel, pues no había visto a ninguno de sus alumnos hacer algo efectivo
por el justo reparto de la riqueza mundial entre todos los hombres. Los alumnos
se molestaron y quejaron
solo cuando a ellos ‘les ha ido mal’, pero
no antes, cuando a otros les iba mal.
Creo que está muy claro el
objetivo buscado por el profesor de religión en su clase y cómo logró
visibilizar ante los ojos de sus alumnos la injusta distribución de las
riquezas y de los alimentos en el mundo, y el comportamiento de los hombres
ante esta realidad.
- Este año 2019, Manos
Unidas cumple 60 años de existencia. En esta
campaña, se quiere recoger el
testigo de aquellas primeras mujeres de Acción Católica que se comprometieron a
luchar contra el hambre de Cultura y el hambre de Dios. Esta campaña hace un homenaje a esas
mujeres que siguen, en medio de las dificultades de la
historia, construyendo familia, sosteniendo sus comunidades o poblados, llevando adelante la educación de sus hijos, cuidando de su salud,
promoviendo vida en todas sus dimensiones. Este año se quiere hacer protagonista a las mujeres y el eslogan será este: “CREEMOS EN LA IGUALDAD Y EN LA DIGNIDAD DE LAS
PERSONAS”.
- Como
cada año, una vez más quiero hacer un resumen del proyecto que las parroquias
del occidente de Asturias deseamos financiar en la CAMPAÑA DEL HAMBRE de 2019.
El
proyecto se hará en África, concretamente en Zimbabwe. Se quiere mejorar el
acceso a la atención sanitaria rural. El importe total del proyecto es de
107.125 €. Al frente del proyecto: Hnas.
Hijas del Calvario. Los beneficiarios directos serán 18.000 personas.
Al oeste de Zimbabwe está la zona más
pobre. El índice de pobreza es del 92,90 %. La población vive dispersa, su
medio de vida fundamental es una precaria agricultura de subsistencia muy
dependiente de la climatología. Zimbabwe dedica a la salud tan sólo el 6% de su
presupuesto; la crisis que sufre el país hace que tenga un sistema de salud muy
deficiente. Los habitantes del país continúan muriendo a causa del SIDA, de la tuberculosis,
de la diarrea, de las infecciones respiratorias agudas, de complicaciones pre y
post-parto, de la malaria o de la desnutrición.
En esta zona del país
con una población de 100.000 personas existe tan solo un hospital en el extremo
sur, aunque sí hay diversos centros de salud primaria o clínica rurales, que
ofrecen atención básica. Los habitantes llevan mucho tiempo solicitando la
construcción de un hospital de referencia en la zona. Los habitantes de
Tshongokwe (donde se piensa hacer la construcción) y alrededores caminan entre
13 a 20 km para recibir atención básica en el centro de salud más cercano y en
caso de necesitar acudir a un hospital para recibir tratamiento de un
especialista o requerir una intervención quirúrgica deben desplazarse unos 65
kilómetros hasta el hospital de la misión de San Lucas. Aquellas personas que
habitan al norte del distrito recorren hasta 160 kilómetros para acudir a dicho
hospital.
Estas distancias son
excesivas y en muchos casos la población se ve incapaz de realizar estos
desplazamientos. Ante esta situación la población, representada por los líderes
locales, acudió a las Hermanas Misioneras Hijas del Calvario en busca de apoyo.
Estas han decidido construir un hospital rural. Las autoridades se han
comprometido a pagar los sueldos del personal médico, a proporcionarles
medicinas y material médico, y a proporcionar servicio gratuito a las mujeres
embarazadas. Las Hermanas proponen a Manos Unidas construir un primer bloque
con salas de consultas, sala de espera, sala de emergencia, sala de vacunación,
sala de parto, sala post natal con 8 camas, y oficinas, con la intención de que
en el futuro se convierta en un hospital rural de referencia. En este nuevo
centro, además de ofrecer atención sanitaria, se impartirá formación sobre
temas básicos como higiene y nutrición, y educación sobre la prevención y
conocimiento de enfermedades de transmisión sexual, principalmente del SIDA. La
población local se compromete a limpiar y preparar el terreno y aportar y
aportar materiales de construcción, lo cual supondrá un 1% del total del
proyecto. También participarán aportando fondos la Congregación con un 18% y
así otros donantes que ha buscado la Congregación que aportarán un 14%. La
aportación de Manos Unidas será de un 68%. La construcción se realizará en un
máximo de 12 meses. Este proyecto beneficiará a 18.000 personas, que dispondrán
de atención sanitaria y formación de manera accesible, lo cual redundará en la
reducción de fallecimientos y mejora de la salud de una población vulnerable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario