miércoles, 6 de febrero de 2019

Domingo V del Tiempo Ordinario (C)


10-2-2019                              DOMINGO V TIEMPO ORDINARIO (C)
Homilía en vídeo
Homilía de audio
Queridos hermanos:
- Hace unos años supe de un ejercicio que realizaba un profesor de religión con sus alumnos de 1º de la ESO. Llegó el profesor por estos días de la Campaña contra el Hambre a la clase y trajo consigo un saco grande de plástico y lo puso sobre su mesa. Los alumnos le preguntaron: ‘Profe, ¿qué hay en la bolsa?’ Él les contestó que eso ahora no interesaba. Se puso a explicar algunas cosas de religión y logró que los alumnos estuvieran intrigados todo el tiempo con lo que había en la bolsa: Les picbaa la curiosidad. A los 10 minutos se dirig el profesor a la mesa, descubrió la bolsa y aparecieron muchísimos caramelos, chicles y ‘chuches’. Los chicos abrieron los ojos como platos. ‘¿Para quién es eso? ¿Es para nosotros?’ El profesor les dijo que sí y cogió un montón de chuches y se los puso a un alumno sobre su mesa. Luego cog un único caramelo y se lo puso en la mesa al siguiente. Luego al que estaba a su lado no le puso nada. Al siguiente le puso dos montones de chuches. Y así, de modo arbitrario, fue depositando sobre los pupitres de sus alumnos caramelos: a unos, mucho; a otros, poco; y a otros, nada. Algunos quisieron empezar a comer ya de lo que tenían sobre sus pupitres y les dijo el profesor que no cogieran nada. Los que tenían muy poco o no tenían nada protestaron de modo airado y dijeron que aquel reparto era muy injusto. El profesor preguntó por qué era injusto el reparto. Y se abrió un debate sobre la arbitrariedad, el favoritismo y la injusticia del profesor al repartir los chuches de aquel modo. Entonces el profesor hizo recaer su atención sobre la distribución de las riquezas y los alimentos en el mundo. Dios había creado suficientes alimentos para todos, pero algunos hombres se habían apropiado de ‘dos montones’ de riquezas y de alimentos, mientras que a otros, esos hombres les habían dejado ‘un caramelo’ o ninguno. Asimismo les hizo ver a los alumnos cómo, los menos favorecidos por el reparto del profesor, habían protestado por los chuches; los más favorecidos habían enseguida protegido con sus brazos sus caramelos sin querer compartir. Y eso es lo que estaban pasando a nivel mundial y también a su mismo nivel, pues no había visto a ninguno de sus alumnos hacer algo efectivo por el justo reparto de la riqueza mundial entre todos los hombres. Los alumnos se molestaron y quejaron solo cuando a ellos ‘les ha ido mal’, pero no antes, cuando a otros les iba mal.
Creo que está muy claro el objetivo buscado por el profesor de religión en su clase y cómo logró visibilizar ante los ojos de sus alumnos la injusta distribución de las riquezas y de los alimentos en el mundo, y el comportamiento de los hombres ante esta realidad.
            - Este año 2019, Manos Unidas cumple 60 años de existencia. En esta campaña, se quiere recoger el testigo de aquellas primeras mujeres de Acción Católica que se comprometieron a luchar contra el hambre de Cultura y el hambre de Dios. Esta campaña hace un homenaje a esas mujeres que siguen, en medio de las dificultades de la historia, construyendo familia, sosteniendo sus comunidades o poblados, llevando adelante la educación de sus hijos, cuidando de su salud, promoviendo vida en todas sus dimensiones. Este año se quiere hacer protagonista a las mujeres y el eslogan será este: CREEMOS EN LA IGUALDAD Y EN LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS”.
            - Como cada año, una vez más quiero hacer un resumen del proyecto que las parroquias del occidente de Asturias deseamos financiar en la CAMPAÑA DEL HAMBRE de 2019.
            El proyecto se hará en África, concretamente en Zimbabwe. Se quiere mejorar el acceso a la atención sanitaria rural. El importe total del proyecto es de 107.125 €. Al frente del  proyecto: Hnas. Hijas del Calvario. Los beneficiarios directos serán 18.000 personas.
Al oeste de Zimbabwe está la zona más pobre. El índice de pobreza es del 92,90 %. La población vive dispersa, su medio de vida fundamental es una precaria agricultura de subsistencia muy dependiente de la climatología. Zimbabwe dedica a la salud tan sólo el 6% de su presupuesto; la crisis que sufre el país hace que tenga un sistema de salud muy deficiente. Los habitantes del país continúan muriendo a causa del SIDA, de la tuberculosis, de la diarrea, de las infecciones respiratorias agudas, de complicaciones pre y post-parto, de la malaria o de la desnutrición.
En esta zona del país con una población de 100.000 personas existe tan solo un hospital en el extremo sur, aunque sí hay diversos centros de salud primaria o clínica rurales, que ofrecen atención básica. Los habitantes llevan mucho tiempo solicitando la construcción de un hospital de referencia en la zona. Los habitantes de Tshongokwe (donde se piensa hacer la construcción) y alrededores caminan entre 13 a 20 km para recibir atención básica en el centro de salud más cercano y en caso de necesitar acudir a un hospital para recibir tratamiento de un especialista o requerir una intervención quirúrgica deben desplazarse unos 65 kilómetros hasta el hospital de la misión de San Lucas. Aquellas personas que habitan al norte del distrito recorren hasta 160 kilómetros para acudir a dicho hospital.
Estas distancias son excesivas y en muchos casos la población se ve incapaz de realizar estos desplazamientos. Ante esta situación la población, representada por los líderes locales, acudió a las Hermanas Misioneras Hijas del Calvario en busca de apoyo. Estas han decidido construir un hospital rural. Las autoridades se han comprometido a pagar los sueldos del personal médico, a proporcionarles medicinas y material médico, y a proporcionar servicio gratuito a las mujeres embarazadas. Las Hermanas proponen a Manos Unidas construir un primer bloque con salas de consultas, sala de espera, sala de emergencia, sala de vacunación, sala de parto, sala post natal con 8 camas, y oficinas, con la intención de que en el futuro se convierta en un hospital rural de referencia. En este nuevo centro, además de ofrecer atención sanitaria, se impartirá formación sobre temas básicos como higiene y nutrición, y educación sobre la prevención y conocimiento de enfermedades de transmisión sexual, principalmente del SIDA. La población local se compromete a limpiar y preparar el terreno y aportar y aportar materiales de construcción, lo cual supondrá un 1% del total del proyecto. También participarán aportando fondos la Congregación con un 18% y así otros donantes que ha buscado la Congregación que aportarán un 14%. La aportación de Manos Unidas será de un 68%. La construcción se realizará en un máximo de 12 meses. Este proyecto beneficiará a 18.000 personas, que dispondrán de atención sanitaria y formación de manera accesible, lo cual redundará en la reducción de fallecimientos y mejora de la salud de una población vulnerable.

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