8-12-2017 INMACULADA
CONCEPCION (B)
En
este tiempo de otoño estuve dando unas charlas sobre el Hno. Rafael y sus
escritos. Fueron seis charlas preciosas, no porque las haya impartido yo, sino
por lo que Rafael decía y nos enseñaba de parte de Dios.
En
sus escritos, mientras preparaba las charlas, me encontré con una carta del 11
de octubre de 1937 en la que se extiende hablando de la Virgen María. El Hno.
Rafael era un gran amante de María. Al leer aquella carta ya entonces pensé en
utilizar algunas partes para predicaros en esta fiesta de hoy: la Inmaculada
Concepción de la Virgen María. Lo que diga a partir de ahora, por lo tanto, lo
he sacado del Hno. Rafael. Vamos allá.
“¡Es tan hermoso y tan consolador el cariño
a la Virgen, que me dan pena los que no la conocen, los que no la quieren,
aunque no sea más que un poco!, y sin embargo, querido hermano, ¿dónde se halla
el cristiano, por tibio que sea, que no se acuerde en algún momento de su vida
de la Virgen María?
Todos, todos llevamos dentro algo
que después de Dios, sólo María puede comprender y puede consolar; ese algo es
criatura; ese algo es necesidad humana, es cariño, a veces es dolor; es ese
algo que Dios puso en nuestras almas, y que las criaturas no pueden llenar, para
que así busquemos a María. María que fue Esposa, que fue Madre, que fue Mujer.
¿Quién mejor que ella, para comprender, para ayudar, para consolar, para fortalecer?
Quién mejor que María para refugio de nuestros pecados, de nuestras miserias.
¡Qué bueno y qué grande es Dios, que nos ofrece el corazón de María,
como si fuese el suyo! ¡Qué bien conoce Dios el corazón del hombre, pequeño y
asustadizo! ¡Qué bien conoce nuestra miseria que nos pone ese puente… que es
María! ¡Ah!, si supiéramos amar a la Virgen, si comprendiéramos lo que
significa para Jesús todo el amor que podemos ofrecerle a la Virgen, seríamos mejores,
seríamos los hijos predilectos de Jesús.
¿Cómo no amar a Dios viendo su
Infinita Bondad, que llega a poner como intercesora entre Él y el hombre a una
criatura como María, que todo es dulzura, que todo es paz, que suaviza las
amarguras del hombre sobre la tierra, poniendo esa nota tan dulce de esperanza
en el pecador, en el afligido, que es Madre de los que lloran, que es estrella
en la noche del navegante, que es… no sé… es la Virgen María? ¿Cómo no bendecir
a Dios con todas nuestras fuerzas al ver su gran misericordia para con el
hombre, poniendo entre el cielo y la tierra a la Santísima Virgen? ¡¡¡Cómo no
amar a Dios teniendo a la María!!! […] La Madre de Dios, la Virgen Santísima
llena de gracia; la que nos ayuda en la aflicción, cubriéndonos con su manto
azul, refugio de pecadores; la que es Esperanza nuestra; la que en la tierra
nos ayuda para darnos luego en los cielos a su Hijo Jesucristo […]
Honrando a la Virgen, amaremos más a
Jesús; poniéndonos bajo su manto, comprenderemos mejor la Misericordia Divina;
invocando su nombre como intercesora, ¿qué no hemos de conseguir de su Hijo
Jesús?”
No
puedo decir más, después de haber releído estas palabras del Hno. Rafael, pues
ellas calientan nuestro corazón y nuestro espíritu y nos acercan, al menos a
mí, a la Virgen María para ponernos bajo su amparo.
Pienso en la Virgen María como Madre que es.(Porque la madre es una cosa tan pura tan santa y bella que los hombres la inventaran si en el mundo no existiera).Cuando le rezo la veo en el cielo cubriéndonos con su manto. Yo me puse de parto el día de la Inmaculada Concepción de mi hija mayor,nació el día 9. Que la Virgen nos ampare y que nos ayude con nuestro testimonio a cambiar el rumbo del odio y el pasotismo en el que vivimos.Un abrazo. Y feliz día de la Inmaculada Concepción.
ResponderEliminarGran acierto (opino yo) El haber elegido esta carta del Hno. Rafael en este día de la Inmaculada Concepción; yo tengo que decir que al leerla las lágrimas saltaron de mis ojos, sí, lloré, no sé si de alegría, de emoción, de que en un instante comprendí y sentí lo que es nustra Madre María; pude verla mas cercana, tanto, que casi me sentía abrazada por ella; y pude entenderla porque soy mujer y soy madre, y desde esa perspectiva el Señor me ayudo a entender lo que tengo en la Stima. Virgen; una Madre dispuesta a defender contra todo y contra todos a sus hijos, entre los que me encuentro; esa mujer que en los momentos difíciles se acerca y enjuga mis lágrimas; aquella que cuando me extravío coge presurosa mi mano para devolverme al buen camino; quien besa mi frente cuando me voy a la cama; aquella que cura mis heridas y me hace ver lo hermosa que es la vida; esa mujer fuerte que se mantuvo al lado d su hijo doliente hasta el último suspiro. Y que hermosamnte nos lo cuenta el hermano Rafael; con que sencillez deja reflejado todo aquello que siente en su corazón, y que sin él saberlo, contagia, te engancha y te empuja a amar a la Madre.
ResponderEliminarComo pqueño testimonio pudo decir que, en estos momentos díficiles para mi, es Ella la que me reconduce, consuela y anima, cogiéndome de la mano y no apartándose de mi, y pacientemente aviva mi esperanza. Muchas gracias D. Andrés.
Bendita sea nuestra Stma. Madre María