1-10-17 DOMINGO
XXVI TIEMPO ORDINARIO (A)
“Un
hombre de negocios murió y se fue rumbo al cielo. No iba muy tranquilo, pues
había sido un usurero en su vida terrena. Llegó al cielo. No vio a nadie y
quedó asombrado al ver tantas maravillas. De sala en sala llegó al despacho de
Dios. Sobre el escritorio había unas gafas. No pudo resistir la tentación de
ponérselas y al ponérselas le dio vértigo. Qué claro se veía todo. Los
intereses de los economistas, las intenciones de los políticos, etc. Entonces
se le ocurrió mirar lo que estaba haciendo su socio, en la empresa financiera
que tenía a medias. El muy cretino estaba estafando a una viuda con un crédito
en unas condiciones tan abusivas, que nunca iba poder salir de ello. Al ver
aquello, su alma sintió un deseo de justicia.
-
‘Tanta injusticia no puede ser’, dijo. Y agarrando un pisapapeles lo lanzó con
tan buena puntería, que dejó espatarrado a su socio.
En
esto todo el cielo se lleno de algarabía. Era Dios que volvía de paseo con sus
ángeles. Sobresaltado el usurero, dejó las gafas y trató de esconderse. Pero ya
Dios le estaba mirando con el mismo amor de siempre. El usurero trató de
disculparse.
-
‘No, no, dijo Dios. Solamente quiero que me digas que has hecho con el
pisapapeles que había aquí’.
-
‘Bueno, yo entré, vi las gafas y me las puse’.
-
‘Está bien, eso no es pecado. Yo quisiera que todos miraran el mundo como lo
miro Yo. Pero, ¿qué pasó con mi pisapapeles?’ Ya más animado el usurero le
contó lo que había visto y lo que había hecho.
-
‘Ahí te equivocaste’, le dijo Dios. ‘Te pusiste mis anteojos, pero te faltaba
tener mi corazón. Imagínate si yo tiro un pisapapeles cada vez que veo una
injusticia en la tierra. No alcanzarían todos los obreros del universo para
proveerme de proyectiles. No, ojo, no. Hay que tener cuidado de ponerse mis
gafas, si no se está seguro de tener mi corazón. Vuelve a la tierra y en
penitencia reza esto durante cinco años: «Jesús manso y humilde de corazón, dame un corazón
semejante al tuyo »’. Ahí fue cuando el usurero se despertó:
había sido un sueño.
Hay historias que parecen sueños. Y sueños que podrían
cambiar la historia”.
¿Qué nos enseña
esta historia? Pues que la clarividencia de Dios ha de estar acompañada de
corazón de Dios, que la verdad de Dios es inseparable del amor de Dios. ¿De qué
nos sirve tener razón, si no tenemos amor?
Asimismo esta historia nos debe
enseñar que cualquier persona que viva en Dios y para Dios, ESTE MISMO DIOS REPRODUCIRÁ EN ESTA PERSONA
ESTOS RASGOS, y los demás podremos reconocer en esta persona que Dios
habita en ella. O SEA, NO ES QUE SE
TENGA QUE LUCHAR POR VIVIR ESTAS NORMAS PARA LLEGAR A DIOS. NO. ES MÁS BIEN
QUE, AL ESTAR DIOS EN NOSOTROS, ESTOS COMPORTAMIENTOS SERÁN CONNATURALES EN
NOSOTROS.
Vamos ahora a explicar esto mismo
tomando como base algunas de las frases que acabamos de escuchar en las
lecturas y que la Iglesia desea que hoy reflexionemos sobre ellas:
-
“Dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás”. Parto de una experiencia de mis
tiempos como párroco en Taramundi. Había una señora mayor que tenía una hija,
de unos 30 años, con el síndrome del Down. Querría que hubierais visto qué fe
tan grande había inculcado aquella madre en su hija y cómo ésta, cuando venía a
confesarse, la devoción con que lo hacía y el amor tan grande que tenía a la
Virgen María. Además, esta señora se ocupaba de su marido, mayor y enfermo, y
de un hijo soltero y que creo que se daba algo a la bebida. Yo veía el rostro
de esta señora y estaba transido de paz y de serenidad. Recuerdo que, al
empezar la Misa, yo decía: - “El Señor esté con vosotros”, y ella, en vez de
responder: -“Y con tu espíritu”, respondía: -“Y con SU espíritu”, pues le
parecía que era una falta de respeto tratar al cura (de 25 años) de tú. Esta señora no tenía que hacer esfuerzos
por vivir la humildad o por considerar superiores a los demás. Era algo
connatural a ella, pues vivía en la paz de Dios y con la paz de Dios. No se
quejaba, no protestaba y vivía la vida que le había tocado vivir[1]
con una paciencia y una humildad que sólo Él podía darle, y que a mí me
emocionaba y me movía a mayor devoción. Supongo que esta señora ya ha
fallecido. Tendría unos 80 años en 1985. Yo me encomiendo en mis oraciones a
ella, que –no tengo ninguna duda- está en el cielo.
- “No obréis por envidia ni por ostentación”. La persona poseída por
Dios no se entristece por lo bien que le va a los demás, ni se alegra por lo
mal que le va los demás. Esta persona siente en lo más profundo de su ser que
Dios ama a esas personas con un amor grande y Dios hace que uno ame a esas
personas como a sí mismo. Así, el mal que viene a los otros, le viene a ella; y
lo mismo pasa con el bien. Por otra parte, la ostentación y la presunción huyen
de los poseídos por Dios. Dios, que es sencillo, contagia dicha sencillez en
los que habita.
- “No os encerréis en vuestro intereses, sino buscad todos el interés de
los demás”. La persona poseída por
Dios es vaciada de su egoísmo, y sólo piensa en los otros, porque ha aprendido
de Dios, que no mira para sí mismo, sino para sus hijos los hombres. Ahí
tenemos la vida de Jesucristo, el Hijo de Dios, que, siendo rico, se hizo pobre
por nosotros; siendo inmortal, se hizo mortal por nosotros; siendo Dios, se
hizo hombre por nosotros…
- La obediencia de los hijos en
el evangelio: el que dice que va y no lo hace, el que dice que no va y lo hace.
Jesús dice que es mejor esto segundo que lo primero, pero… también se nos presenta el modelo que Cristo Jesús nos dejó a
través de sí mismo: el que dice que va y lo hace.
- “Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir”.
Esto sólo es posible cuando estamos llenos de Dios y Él nos da su misma unidad
con el Hijo y el Espíritu Santo, y su mismo amor.
En definitiva, busquemos a Dios y
con Él nos será dado todo esto que ahora se nos presenta como bueno y
agradable.
[1] En un pueblo muy apartado y
sin ningún tipo de comodidad ni de servicios. Con una hija discapacitada, con
un marido dependiente de ella, con un hijo que era más un estorbo que una
ayuda.
Me ha enternecido la bella historia que nos cuenta de esta señora.Solo el que está lleno de Dios puede ser así. Hoy en dia que tenemos de todo y todas las comodidades ,nos quejamos por todo.
ResponderEliminarCreo que tengo que reflexionar con esta homilía y aunque soy creyente y practicante no puedo conformarme ,tengo que orar mucho y pedirle al Señor que le deje entrar más en mi vida y sepa verlo a ÉL en los demás y no sea tan ciega en ese sentido.
Oremos unos por otros para que Jesús nos transforme y así seremos más felices ,que así sea
Quiero repetir algunas frases de la homilía, han redomado mucho en mi mente desde que leí la homilía. Y pido a Dios llegue yo en mi vida a tener Estás actitudes.
ResponderEliminar"Jesús manso y humilde de corazón dame un corazón semejante al tuyo".
"De que nos sirve tener razón sino tenemos Amor".
"No obreis por envidia ni por ostentación".
"No os encerreis en vuestro interés sino,buscad todos el interés de los demás".
Que lleguemos a alcanzar con la Gracia de Dios estos sentimientos.
Me encantan las dos historias que nos narras en esta Homilía.
ResponderEliminarEl ver con las gafas de Dios.Me gustaría poder hacerlo y ver como realmente soy yo para Dios,y como pienso yo que soy.El sentirnos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir,eso solo es posible cuando estamos llenos de Dios.Por eso debemos buscarlo en cada acción,en cada sentimiento,en cada obra,en cada explicación,porque Él nos lleva a lo más integro y más poderosa fuerza, el ver,el saber estar y el comprender.Ay!!! si viésemos con las gafas de Jesús,Ay!!!si viésemos nuestro interior.Quizás nuestro cristianismo sería muy superfluo .Solo tenemos que ver la historia de esta señora,con todos los problemas familiares y quizás de pobreza,y era una mujer feliz,Por qué?,pues muy fácil lo tenía todo,tenía a Jesús que le daba fuerza,y no le pedía explicaciones porque le tocaron a ella estos problemas.Su fe se lo daba todo y lo tenía todo.Que bonita lección padre.Esta semana imaginémonos que podemos ver con las gafas del Señor,¿Que cambiaríamos? .Que Dios nos bendiga.Feliz semana y un abrazo,
Que sería de ellos los probes.. vaya cuadro.. Pero Dios es sabio y seguro que todo guarda un orden y tiene su porque y la señora que Dios la tenga en su gloria lo que habrá tenido que luchar pero es así la vida .. A todos nos toca cosas y hay que tirar para delante y si Dios va guiándonos mejor , muy buen sermón hoy bravo por ti Dios te bendiga
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