24-9-17 DOMINGO
XXV TIEMPO ORDINARIO (A)
En
la segunda lectura de hoy, san Pablo la termina diciendo así: “Me encuentro en ese dilema: por un lado,
deseo partir para estar con Cristo, que es
con mucho lo mejor; pero, por otro,
quedarme en esta vida veo que es más
necesario para vosotros. Lo
importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo”.
Es decir, explica san Pablo que lo mejor
para él sería morir y así podría estar ya con Dios y con Jesucristo para
siempre. Sigue diciendo que, sin embargo, lo
más necesario para los cristianos de Filipos es que él se quede con ellos y
les ayude a encontrar a Jesús y a seguir a Jesús. Finalmente, san Pablo
concluye diciendo que lo que importa (lo
importante) es que los cristianos de Filipos lleven una vida según el
evangelio de Jesús.
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También en el día de hoy podemos nosotros plantearnos, de la mano de Dios y de
su Iglesia, estas tres cuestiones en nuestras vidas. Para ello tendremos en
cuenta dos premisas:
1) Tenemos que
pensar que estos tres puntos no se han
de referir SÓLO a nosotros y a los nuestros, SINO TAMBIÉN a todos los que nos
rodean, a los que conocemos y a los que no conocemos, a los que nos caen
bien y a los que nos caen mal, a los que queremos y a los que no queremos, a
los que nos quieren y a los que no nos quieren.
2) Este modo
de pensar es hacerlo al modo de Dios. Ya nos advierte el Señor de ello en la
primera lectura: “que el malvado abandone
su camino, y el criminal sus planes […] Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos”. Sí, abandonemos los malos caminos.
Sí, abandonemos nuestros malos planes. Sí,
caminemos tras los planes de Dios, y tras los caminos de Dios, y nos irá mucho
mejor en la vida.
Pongo un ejemplo concreto que pueden
iluminar estas dos premisas de la mano de un cuento que tiene que ver con la
envidia y la codicia a la que Jesús nos alude en la parábola de los obreros de
la viña: “Un príncipe en la corte de Sicilia
tenía a su servicio dos soldados. Uno pasaba por muy envidioso. El otro por muy
avariento. Queriendo el príncipe ponerlos a prueba reunió a ambos y les dijo
que se proponía darles a cada uno un premio, haciéndoles observar, no obstante,
que el primer solicitante recibiría el objeto de su deseo, y el segundo el
doble del primero. Les concedió un poquito de tiempo para que se decidieran.
Los dos permanecieron silenciosos y meditabundos, no queriendo ninguno de ellos
adelantarse en su solicitud. El avaricioso decía: ‘Si pido primero me tocará
sólo la mitad que a éste’. Asimismo el envidioso discurría en sus adentros: ‘No
seré el primero en pedir, pues no consiento que a este grandísimo avariento le
toque más que a mí’. El príncipe se dirigió al envidioso y le ordenó que
manifestase su deseo. Vaciló un instante y se dijo para sí: ‘¿Qué pediré? Si
pido un caballo, le tocarán dos a éste. Si pido una casa, recibirá dos. Ya
caigo en la cuenta. Le pediré un castigo para que él reciba dos’. Se volvió al
príncipe y le dijo: ‘Suplico a su majestad mande que se me saque un ojo’. El
príncipe lanzó una ruidosa carcajada. No accedió a su petición, pero al menos
pudo captar hasta dónde era capaz de llegar la maldad del hombre”. En
efecto, 1) pensemos en los demás al actuar
y al hablar, y no sólo en nosotros mismos, y 2) hagamos todo buscando los
planes y los caminos de Dios.
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Y ahora sí, vamos a pensar qué es lo
mejor para nosotros, para los nuestros y para los demás. Lo dice san Pablo
en la segunda lectura: lo mejor es que
todos nosotros estemos cerca de Dios. Lo peor es que estemos lejos de Dios.
El otro día me decía una persona que trabaja en el obispado que sigue habiendo
bastantes peticiones de gente que pide apostatar, es decir, borrarse de la
Iglesia Católica. Lo peor no es esto, sino que ya no quieran a Dios en sus
vidas, que expulsen a Dios de sus vidas. Pero también hemos de saber que hay
mucha más gente que no apostata, que no solicita formalmente la salida de la
Iglesia Católica, pero su vida, su pensamiento y su corazón están lejos de Dios
en el día a día. Tantas veces me ha comentado de gente que tenía una fe fuerte,
que frecuentaba la Iglesia, que oraba, que… y poco a poco se fue apartando,
hasta que ahora ya siente a Dios y a la Iglesia y la fe como extraños en su
vida. Yo esto lo noto mucho, por ejemplo, en los funerales, cuando hay gente
que están como sordos y ciegos, y nos ven a los cristianos practicantes como de
otro planeta: estas gentes, cuando están en los funerales, no escuchan, no se
santiguan, no se arrodillan, no contestan… Sus cuerpos están, pero ellos no
están. Por lo tanto, si lo mejor es
estar cerca de Dios, hemos de esforzarnos por ello. ¿De qué modo? Ir a la viña
del Señor, como nos dice el evangelio de hoy, en el momento de la vida en que
nos encontremos. Él nos llama, Él nos espera.
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¿Qué es lo más necesario para
nosotros, para los nuestros y para los demás? San Pablo estaba dispuesto a
renunciar a lo mejor (ir al cielo y para ello morirse) con tal de hacer lo que
fuera más necesario para los demás. Sí, pienso que aquí se nos debe plantear
qué es lo más necesario para el otro, qué podemos hacer por el otro (nos quiera
o no, nos caiga simpático o no). Para mí lo más necesario es pensar en vosotros
y, por eso, he de preocuparme menos de mí y entregarme en tiempo, en cariño, en
preocupaciones, en atenciones, en ser un buen párroco… ¿Y tú? Hacer lo más
necesario para los demás cuando eres un buen padre, una buena madre, unos
buenos abuelos, unos buenos hijos y nietos, unos buenos trabajadores y
estudiantes, unos buenos vecinos y estudiantes, unos buenos creyentes y
cristianos… Esto es lo que más necesitan los otros, los demás. Para ello... más
lectura y menos televisión-Internet. Para ello… más escuchar y menos hablar.
Para ello… más compartir lo que tenemos y menos acaparar y amontonar. Para
ello… dar más cariño y herir menos con gestos, palabras y acciones. Para ello…
más trabajar y menos hacer el vago. Para ello… más alegrarse del bien ajeno y
menos entristecerse de ello. Para ello… más buscar el bien del otro y menos el
nuestro.
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¿Qué es lo más importante para
nosotros, para los nuestros y para los demás? Lo más importante para un enfermo
es conseguir la salud. Lo más importante para un parado es conseguir un trabajo
y un sueldo dignos. Lo más importante para tantas personas con el corazón
lastimado o en soledad es conseguir una persona con la cual compartir su vida y
su amor. Lo más importante para un cristiano es… Dios. Así nos lo decía hace ya
unos cuantos siglos santa Teresa de Jesús:
Nada
te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.
ResponderEliminarBuena homilía, me encanta!!
Siempre me gustó esta carta de S. Pablo y le he dado muchas vueltas....al final: Mis caminos no son Tus Caminos, Señor!! ni Tus Planes son mis planes!
¡Bendito seas, Señor!!
Mi querido Cura de Tapia,
ResponderEliminarTe cambio ese cuento por otro que seguramente no es el más apropiado pero no sé por qué me vino a la cabeza al reflexionar sobre lo último que nos dices de que lo más importante para el cristiano es Dios. Si, totalmente de acuerdo, pero reconocerás que a veces………
Recordarás el cuento... Aquel monje que estaba encargado de la portería del convento a la que acudían personas de todo tipo y condición. Entre ellos había un grupo ya habitual, que todos los días iba a recoger algo de comida, un bocadillo, unas piezas de fruta… etc.
Una tarde, ya a punto de cerrar las puertas, oye el monje que alguien desde afuera está aporreando la puerta de una forma violenta y dando gritos le dice de malas maneras: “eh! tú, dame un bocadillo”. El monje entra, coge un bocadillo y una pieza de fruta y se lo da, “que te aproveche, hermano”.
El monje cierra la puerta, esboza una sonrisa y mirando al cielo exclama: “Ay! Señor, a veces vienes tan disfrazado que cuesta reconocerte”.
Bueno, pues eso, a veces....... me cuesta reconocerlo. Estoy en ello.
Gracias por todo tu trabajo.
Un abrazo para cada un@
Me pregunto solo Dios basta?.Porque estamos metidos en un mundo,donde hay dioses por todos los sitios.La familia lo primero,el trabajo,,lo económico,la abundancia de nuestros ahorros,el mejor puesto en todos los perfiles de la vida,el machacar al que me hace sombra,etc. Un cristiano de verdad tendría que ser Solo Dios basta.En este momento la ciudad de México,está pasando por graves problemas,familiares muertos,cientos de personas sin vivienda,y encima países que no se recuperan.Dios nos pone a nosotros para que seamos testimonio de Él,que se vea nuestra ayuda en solidaridad,hermandad y apoyo.Personas que ante tanto dolor,todavía le están dando gracias,porque Él es el único que les puede dar todo eso que tanto necesitan.Solo Dios basta.Hagamos un mundo más humano,compartamos nuestras preocupaciones por tantos desastres,y hagamos oír nuestras voces,que se sepa que existimos.Un abrazo.Que Dios nos bendiga.
ResponderEliminarLe felicito y doy gracias, por esta hermosa homilía!!!
ResponderEliminarCoincido con Pepitina en que me gusta esta carta de S. Pablo, en ella puedo ver su gran preocupación por todos aquellos que en cierto modo dependen de su predicación, de su apoyo y consejos, y denuncia mi desidia en este terreno; así como soy consciente tantas veces de que mis pensamientos y caminos no coinciden con los del Señor; y aunque sé que su camino es el camino de la VIDA, me doy cuenta de que muchas veces elijo mi propio camino, y esto me produce tisteza y desazón.
Que el Señor tenga piedad de mi y de todos aquellos que se encuentran en estas circunstancias; que nos ayude a sentirnos queridos, amados por El.
Un beso a todos