25-12-2015 NAVIDAD (C)
(Ya aviso por adelantado que la homilía de
hoy no va a ser una homilía navideña al uso). Hoy es un día de alegría: la
familia está reunida, tenemos unos días de descanso, hay un ambiente de
villancicos, de fiesta, de diversión y de compras en la calle, en casa, en la
TV… Esta alegría está bien, pero un cristiano no se conforma con ello. Un
cristiano busca algo más, quiere algo más y tiene algo más: Hoy celebramos el día
del nacimiento de Jesucristo. Pero también hoy recordamos que Jesús va a venir
una segunda vez a este mundo. Será su última y definitiva venida. Necesitamos
que Jesús venga de nuevo a nuestro mundo. El vino y volverá para salvarnos.
¿Para salvarnos? ¿De qué? De nosotros mismos, de los hombres.
(Leo
un artículo aparecido en La
Nueva España en diciembre de 1992). “VERGÜENZA
DE SER HOMBRE. De Arturo Pérez Reverte. Voy a contarles a Vds. algo que ocurre,
ahora que estamos en las fiestas navideñas y todo el mundo canta paz y amor y
cosas por el estilo, y nos damos la
mano en misa del gallo y todos nos queremos tanto. El pueblo
se llama Vogosca (Bosnia). Es un pueblo como son los pueblos por allá: casas en
ruinas, bombazos de vez en cuando, algún muerto pudriéndose entre los
rastrojos de maizal quemado por los combates. Hay un sótano, porque en las
guerras siempre hay un sótano, en el que viven desde hace meses las mujeres y
los críos, sin comida, agrupados unos con otros para no helarse de frío, a
oscuras y sin atreverse a asomar la cabeza al exterior. A sus hombres los degollaron
los serbios, o los alistaron a la
fuerza en alguna milicia. Y ellas y los críos está allí,
esperando a que los serbios las deporten a zona musulmana o que les tiren una
granada por el hueco de la
escalera y todo termine de una vez.
Pero
no sólo no termina, sino que continúa. Un detalle para que Vds. entren en
situación: las madres han rapado el pelo a todas las niñas mayores de 12 años,
a ver si hay suerte y consiguen que sus carceleros serbios las confundan con
niños varones. Pero algunas ya tienen formas de mujer y cantan mucho. El caso
es que, de vez en cuando, se abre la puerta del sótano y aparece un serbio. A veces
incluso son vecinos, conocidos del mismo pueblo. Se paran en lo alto de la escalera , las alumbran
con una linterna y dicen: tú, tú y tú.
Antes
las madres o las hijas lloraban, suplicaban, pero hace tiempo que no tienen
energías, ni fuerza, ni esperanza alguna para hacerlo. Ahora se aprietan como
un rebaño asustado mientras los serbios se llevan a Mirjia, de 40 años; a
Jasmina, de 20; a Liljiana, de 13. Se las llevan a la escuela del pueblo, o
al bar, o al cuartel. Vds., claro, no saben cómo grita una mujer cuando la violan. Algunos lo
sabemos, por nuestros pecados. No, supongo que no saben como gritan. Lo hacen
como animales enloquecidos, pero siempre, al final, si se las trata con la brutalidad adecua da,
se resignan y se callan.
Con
suerte, después de terminar con Mirjia, Jasmina, o Liljiana, los serbios las
devuelven al sótano. Salvo que se encaprichen de una de ellas y la lleven a un burdel permanente
para soldados, donde centenares de mujeres bosnias están encerradas desde hace
meses, para uso y relax de los héroes de la Gran Serbia. Bonito
detalle: no se permite abortar a las embarazadas porque llevan simiente serbia
en el cuerpo. Eso para que luego digan que los serbios no tienen sentimientos.
El caso es que hay al menos 16 de estos burdeles de campaña en los territorios
bosnios ocupados por Serbia. Y si les gustan las cifras, anoten también ésta:
14.000 mujeres han sido violadas allí en los últimos 8 meses. Catorce mil
nombres propios, catorce mil ojos aterrados, catorce mil bocas abiertas para
gritar. Imagínenselas todas juntas, en la foto. Es la postal navideña.
Yo
he conocido a algunas de esas mujeres, antes y después, y he apartado los ojos,
avergonzado de ser hombre. ¿Y saben una cosa? A veces cierro los ojos y aún las
veo allí, en su sótano. Esperando. Después pongo la tele y , entre anuncio de
turrón y de champaña...” ¿Para qué seguir leyendo?
En
estos días me ha llegado un correo electrónico con un enlace para un vídeo en
el que hacen una entrevista a una monja argentina. No, no es la monja
separatista de Cataluña. Esta monja se llama hermana María de Guadalupe, del Instituto del Verbo
Encarnado. En la entrevista
explica cosas como las que acabo de leer del artículo de Reverte, pero la
religiosa hace referencia explícita al comportamiento de los cristianos
perseguidos y dice cosas como ésta: “Los
cristianos allá tienen muchas necesidades. Tienen una lista muy grande de cosas
que necesitan, pero a nosotras nos piden que, cuando nos pongamos en contacto
con el exterior, les digamos: ‘Recen por nosotros’ […] Los cristianos
perseguidos nos interpelan, cuestionan nuestro cristianismo. Allá los
cristianos se tatúan la cruz en las manos para distinguirse, para mantenerse
firmes al momento del martirio. Por eso, se ponen la cruz en su carne. Y
nosotros a veces, en occidente, intentamos esconder que somos cristianos o nos
da vergüenza. En algunos ambientes sí, pero en otros ambientes no voy a decir
que rezo, o no me voy a persignar en público, porque eso no queda bien.
Realmente los cristianos en Siria nos cuestionan cómo estamos viviendo nuestra
fe. Tenemos que vivir nuestra fe con más coraje, sin miedo a manifestarnos como
cristianos. Ellos están derramando su
sangre, mientras nosotros seguimos viviendo preocupados por las cosas
materiales, cuando lo importante no está ahí. Estos cristianos de Siria nos
señalan el cielo, y nos dicen que hay que prepararse para eso. Y el único miedo
que tenemos que tener es a perder la gracia de Dios por el pecado”.
Los cristianos
somos y debemos ser personas que vivimos de otro modo, que buscamos otros
fines, que sólo esperamos la salvación que nos viene de Dios.
Por eso necesitamos
que nazca Cristo, necesitamos que venga Cristo de nuevo a la Tierra: para
salvarnos. Por eso tenemos alegría: porque Cristo viene a salvarnos: “Y la Palabra se hizo carne y
habitó entre nosotros”.
No tengo palabras para poder decir lo que siento,quizás si, dolor,rabia,impotencia,pena,y sobre
ResponderEliminartodo pena de no oír voces contra esa esclavitud sabiendo que existe.
Ven,ven Señor no tardes,
Ven, ven que te esperamos.
Te esperamos,para que pongas más paz,más igualdad,más tolerancia,y más discípulos para que denuncien tanta aberración que tenemos en nuestro planeta. Feliz Navidad y que el Nacimiento de Nuestro Señor nos de fuerza para denunciar esas aberraciones.Un abrazo.
Que pena da mirar al mundo y ver que lo que Dios creo, los hombres lo están destrozando,donde tenía que haber amor, hay odio,falta de respeto y creencia en El, estamos como salvajes, no importa nada que ofendas a los demás, no se piensa....
ResponderEliminarpidamos a este NIÑO que va a nacer que nos traiga la PAZ Y EL AMOR QUE TODA LA TIERRA NECESITA.
Desde Valdemoro un abrazo y ¡FELIZ NAVIDAD!
¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarHIMNO
Hoy grande gozo en el cielo
todos hacen,
porque en un barrio del suelo
nace Dios.
¡Qué gran gozo y alegría
tengo yo!
Mas no nace solamente
en Belén,
nace donde hay un caliente
corazón.
¡Qué gran gozo y alegría
tengo yo!
Nace en mí, nace en cualquiera
si hay amor;
nace donde hay verdadera
comprensión.
¡Qué gran gozo y alegría
tengo yo!
Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.
¡VEN, SEÑOR JESÚS!!
No me parece adecuada la homilía de hoy no esperaba un cuento de Navidad , pero lo de hoy me resultó deprimente teniendo en cuenta que los pocos niños que van a misa alguno desconoce el significado de las violaciones que usted tanto recalcó, entiendo que cada vez vayan menos familias a misa con esas descripciones tan explicitas de dramas que usted nos hace, bastantes tenemos ya sin tener que oírlas el día de Navidad .
ResponderEliminarEs una opinión personal pero es la mía.