8-12-2015 INMACUALADA CONCEPCION (C)
En el día de hoy celebramos la
festividad de la Inmaculada Concepción. Quisiera rescatar y repetir una homilía
ya predicada por mí hace siete años, pero que creo que puede seguir aportando
luz y servirnos a fecha de hoy. Vamos allá.
Nos
narra el evangelio que el ángel Gabriel se presentó a una doncella de una aldea
perdida en la montaña de Galilea. A esta doncella se le propuso de parte de
Dios la posibilidad de ser la madre del Mesías, la madre del Hijo de Dios. Ella
pregunta al ángel Gabriel que cómo va a quedar embarazada si no ha mantenido
relaciones con ningún hombre, a lo que el ángel le contesta que será el
Espíritu Santo quien la cubra y quien la deje encinta, pues todo es posible
para Dios. Al oír esto María, ya sin ninguna duda y con total disponibilidad,
contesta: “Aquí está la esclava del
Señor; hágase en mí según tu palabra”.
En el momento en que María contesta de este modo, ella se
queda embarazada. Su vientre recibió la semilla divina, que fecundó su óvulo, y
allí apareció una vida humana y a la vez una vida divina. María llevaba dentro
de sí a un niño humano y a la vez a Dios mismo.
El
25 de marzo la Iglesia celebra la festividad de la Encarnación del Hijo de Dios
en el vientre de María y el 25 de diciembre la Iglesia celebra el nacimiento de
Jesús. No quiero ahora detenerme en si tales días corresponden realmente a las
fechas de la concepción y del nacimiento de Jesús. No es el momento de entrar
en este tema. Pero lo que sí quisiera plantearme, aquí y ahora, es la siguiente
pregunta: ¿Qué pasó durante estos 9 meses, es decir, qué sucedió durante
el tiempo del embarazo?
Nada
de esto se nos dice en los evangelios. Uno de los evangelistas únicamente nos
dice que en estos 9 meses sucedió el encuentro de María con su prima Isabel.
- Cambios
en el cuerpo de una mujer embarazada. Se ha de suponer que en estos 9 meses la
Virgen María percibió algunos cambios en su cuerpo, lo mismo que les sucede a
todas las mujeres que se quedan embarazadas. Lo que voy a decir ahora lo he
preguntado a algunas mujeres que han sido madres. Lo primero que me dijeron es
que cada embarazo es distinto. De modo general, lo que una mujer embarazada
puede sentir y, por tanto, lo que María pudo haber sentido es esto (perdón por
los errores e imprecisiones que cometa al decirlo):
* En
el primer trimestre María pudo sentir, entre otras cosas, nauseas, vómitos, se
volvió más sensible, tuvo más sueño, se le agudizó el olfato. A partir de la
semana 12 de gestación ya estaba formado enteramente el bebé.
*
Parece que el segundo trimestre pudo ser el mejor, pues María quizás no tuvo ya
las nauseas, ni las molestias del primer trimestre, ni tampoco la pesadez que
tendría en el tercer trimestre. También es cierto que hay mujeres que lo pasan
mal, muy mal durante todo el embarazo. En este segundo trimestre, a partir de
la semana 18, María habría empezado a notar que la criatura se movía dentro y
daba alguna patada.
* En
el tercer trimestre los pulmones de María se habrían visto aprisionados, porque
el niño ya habría crecido bastante y necesitaba más espacio. Además, María tuvo
que llevar más peso consigo en este tiempo y esto le dificultó para caminar,
con la consiguiente hinchazón de piernas y con dolor de riñones.
- Cambios
en la mente de una mujer embarazada. Sí, en María hubo un cambio en su cuerpo
durante el embarazo, pero también en su mente, pues dejó de ser adolescente
para convertirse en toda una mujer. Dejó de ser mujer a secas para irse
convirtiendo poco a poco en madre. Asimismo la relación con su entorno:
vecinos, familiares… tuvo que cambiar. Ella vería ahora todo con otros ojos y a
ella también la verían con otros ojos. El embarazo de María tuvo que ser muy
bonito, el sentir cómo se iba creando dentro de su ser una vida nueva e
independiente de ella. Para María lo más bonito que podía sucederle era el ser
madre.
- María está en comunión con las
mujeres y con los hombres. Por todo lo que acabo de narrar, se puede
decir que María fue, es y será solidaria con todas las mujeres que han estado
embarazadas, que lo están y que lo estarán. María acoge, comprende y vela sobre
todas las mujeres embarazadas (aunque los cristianos hablamos más de “estar en
comunión”, que tiene un significado más profundo que la mera solidaridad). El 4 de diciembre de
2008 leía en un periódico el testimonio de una mujer, Esperanza Puente, que
había abortado. Decía así: “He
querido explicarles lo que vivimos las mujeres cuando vamos a abortar. El
miedo, la angustia, la soledad cuando te enfrentas a un embarazo inesperado y
te abandona tu pareja, o no hay comprensión por parte de la familia, o te
amenazan en el trabajo: ‘abortas o te despido’, o hay exclusión social, o
tienes problemas económicos...”.
También María pudo pasar por esta soledad, por esta angustia y por este miedo.
José pudo denunciarla y ella podría haber acabado lapidada junto con su hijo.
Por eso, María está en comunión con
todas las mujeres que, por una razón u otra, se han visto obligadas a abortar,
o están abortando ahora mismo, o van a abortar en un futuro.
María
está asimismo en comunión con tantas mujeres que no pueden tener hijos; está en comunión con tantas
parejas que, por una dificultad del varón o de la mujer, no pueden engendrar
hijos y se quedan sin ellos, a pesar de ansiarlos tanto.
Igualmente María está en comunión con tantas mujeres
que se casaron enamoradas y por haber fracasado su matrimonio y debido a su
edad ya no pueden tener hijos, a pesar de que los deseaban y los desean con
todas sus fuerzas.
Alguien puede
preguntarse o preguntar por qué María puede estar en comunión con todas estas
personas y la respuesta es que María llevó en su vientre, no simplemente a un
niño, sino que con ella tenía a Dios mismo, al Hijo Único de Dios Padre. ¿Qué habrá sentido María en
su espíritu al llevar a Dios durante esos 9 meses? Pues bien, a través de su Hijo, María pudo, puede y
podrá estar en comunión con todas esas personas.
Después de leer tu homilia solo puedo decir Amen !
ResponderEliminarGracias por tan bellas palabras !
Es tanta la felicidad ser madre ,que los vómitos,mareos, no importan.Así que cuando la Virgen supo que iba a ser la madre de nuestro Salvador,no me puedo imaginar cuanta alegría y felicidad, sentiría.Gracias Madre,por traer al mundo a Jesús,Él, nos llena de paz y al mismo tiempo nos dirige la vida,para hacer un mundo mejor.Un abrazo,y que Dios nos bendiga a todos.
ResponderEliminarTambien yo digo Amen y siempre amen.gracias por hacernos reflexionar
ResponderEliminarEl día de la INMACULADA siempre fue un día muy especial para mí.En mi niñez se celebraba
ResponderEliminartambién el dia de la madre.Ibamos a misa y ese día se le decían poesías a la VIRGEN.Recuerdo muchas de aquellas ,y ahora se me está ocurriendo poner una ,allá va .La dedico a mis dos madres.
yo tuve dos madres,tan buenas tan santas,
que en toda mi vida, no podré olvidarlas.
Tan iguales eran,de tez tan rosada
que las confundía cuando las miraba.
Si rosa pulida era una,azucena la otra,
de suaves miradas,celeste era una
de tiernas sonrisas,terrestre la otra.
La una se llamaba María,
la otra María se llamaba
mi madre querida y la Inmaculada.
Eran dos azucenas gemelas
del hermoso pensir de las hadas.
dos estrellas del cielo azulino
que mi niñez alumbraban,
y me sostenían con un par de alas.
Una noche empecé a pensar :
¿si llegara a faltarme mi madre?
y el temor me embargaba,
y yo me decia ,no no puede ser tanta amargura
tan desoladora tan desesperada.
Tu no puedes morir madre mía,
otra no existe pera mí tan santa
la muerte y su furor no puede ,
no puede tener para tí una espada
y así me dormía soñando besarla.
Pero ¡ay!ese día llegó ,
ese día tan triste y amargo
y la madre que vida me dió,
tornando su rostro a la parca
su vida entregó.
¡Quise darle vida!
encendiendo de nuevo la llama
pero palidecía....
sus grandes pupilas vidriadas...
su rotro tornóse marchito
su frete más fria, más blanca.
ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO ¡UN ABRAZO.!
Es bonita como tú.Te admiro mary,porqué estás llena de María.
ResponderEliminarGracias X la homilía de hoy Andrés. Me ha encantado y me ha emocionado;).Decirte que el miércoles pasado hicimos otra ecografia y nos han confirmado que va a ser un niño.Ya lo noto moviéndose dentro de mi. Es una maravilla.La maternidad es un milagro de de Dios precioso. Un saludo de los cuatro.
ResponderEliminarMi querido Cura de Tapia,
ResponderEliminarGracias por tu generosidad al compartir tu sensibilidad ante la mujer embarazada.
Un abrazo fuerte
El otro día compartiendo la fe en un Grupo, quedó una pregunta en el aire sobre la Vocación a la que nos sentíamos llamadas cada una. Yo lo tenía claro, ya desde niña con 10 años supe que mi vocación era ser madre. Y hoy con una preciosa familia numerosa, tengo la certeza de haber acertado. Terminada mi maternidad física sigue viviendo en mí, la maternidad espiritual que ahora llega a todos mis nietos y continúa como una sombra sobre mis hijos, nueras y yernos. Sale de dentro y no lo puedo evitar.
ResponderEliminarDesde muy niña, mi gran amor era la Virgen, Mater! -la llamábamos en el colegio- y así inculcamos a nuestros hijos mi marido y yo el amor a Ella. Con la madurez, también la espiritual, la Virgen me llevó a Jesús, ¡lo hace tan bien! y ahora Ella me sigue acompañando, pero como una sombra discreta que sonríe porque voy conociendo y amando cada vez más a Su Hijo querido, Jesús y esa es la principal función de una madre.
Ayer entrábamos por la Puerta Santa de la Misericordia trás el Papa, de la mano de La Madre de la Misericordia - María Inmaculada- ¡cuánto nos dice esto a los creyentes!No importa la advocación que tenga María, es la Madre. Madre de Dios y Madre nuestra. Ella nos siga bendiciendo y a este buen párroco de Tapia que tanto bien nos hace con su cercanía y sus palabras.
Embuídos de la Misericordia, entremos con alegría en este 3 Domingo de Adviento, de la mano de la Madre haciendo camino para el encuentro con Jesús que viene. ¡Ven, Señor Jesús!