27-12-2015 SAGRADA
FAMILIA (C)
En
el día de hoy celebramos la festividad de la Sagrada Familia. Cada año toco
en este día un determinado aspecto de la vida matrimonial, de los hijos, de la
educación, en definitiva, de la familia. En
el día de hoy quisiera hacer alguna referencia al amor esponsal. Y lo haré
tomando como base una carta de amor entre esposos; concretamente una carta que
un esposo dirige a su esposa. Confieso que tengo guardada esta carta desde hace
años y siempre quise utilizarla en la homilía de una boda, pero, o no me
parecía oportuno, o no iba a ser entendida. Ya aviso que es una carta dura, si
se reflexiona un poco. Esta carta fue la ganadora
del III Concurso Antonio Villalba de ‘Cartas de Amor’. No sé si fue tomada de
la realidad o si fue un puro invento. Allá va:
“CARTA
DE AMOR: Estimada
Cristina:
Ayer
recibí una misiva de tu abogado donde me invitaba a enumerar los bienes
comunes, con el fin de comenzar el proceso de disolución de nuestro vínculo
matrimonial. A continuación te remito dicha lista, para que puedas solicitar la
certificación al Notario y tener listos todos los escritos antes de la
comparecencia ante el tribunal.
Como
verás, he dividido la lista en dos partes. Básicamente, un apartado con las
cosas de nuestros cinco años de matrimonio con las que me gustaría quedarme y
otra con las que te puedes quedar tú. Para cualquier duda o comentario, ya
sabes que puedes llamarme al teléfono de la oficina (de ocho a cuatro) o al
móvil (hasta las once) y estaré encantado de repasar la lista contigo.
Cosas a conservar:
-
La carne de gallina que salpicó mis antebrazos cuando te vi por primera vez en
la oficina.
-
El leve rastro de perfume que quedó flotando en el ascensor una mañana, cuando
te bajaste en la segunda planta, y yo aún no me atrevía a dirigirte la palabra.
- El movimiento de cabeza
con el que aceptaste mi invitación a cenar.
-
La mancha de rímel que dejaste en mi almohada la noche que por fin dormimos
juntos.
-
La promesa de que yo sería el único que besaría la constelación de pecas de tu
pecho.
-
El mordisco que dejé en tu hombro y tuviste que disimular con maquillaje porque
tu vestido de novia tenía un escote de palabra de honor.
-
Las gotas de lluvia que se enredaron en tu pelo durante nuestra luna de miel en
Londres.
-
Todas las horas que pasamos mirándonos, besándonos, hablando y tocándonos.
(También las horas que pasé simplemente soñando o pensando en ti).
Cosas
que puedes conservar tú:
-
Los silencios.
-
Aquellos besos tibios y emponzoñados, cuyo ingrediente principal era la rutina.
-
El sabor acre de los insultos y reproches.
-
La sensación de angustia al estirar la mano por la noche para descubrir que tu
lado de la cama estaba vacío.
-
Las náuseas que trepaban por mi garganta cada vez que notaba un olor extraño en
tu ropa.
-
El cosquilleo de mi sangre pudriéndose cada vez que te encerrabas en el baño a
hablar por teléfono con él.
-
Las lágrimas que me tragué cuando descubrí aquel arañazo ajeno en tu espalda.
-
Jorge y Cecilia. Los nombres que nos gustaban para los hijos que nunca llegamos
a tener.
Con
respecto al resto de objetos que hemos adquirido y compartido durante nuestro
matrimonio (el coche, la casa, etc.) sólo comunicarte que puedes quedártelos
todos. Al fin y al cabo sólo son eso: objetos.
Por
último, recordarte el nº de teléfono de mi abogado (...) para que tu letrado
pueda contactar con él y ambos se ocupen de presentar el escrito de divorcio
para ratificar nuestro convencimiento.
Afectuosamente,
Roberto”.
¿Por qué fracasan los matrimonios? Yo he
asistido a muchas bodas; he conocido a muchos novios… y todo es tan
maravilloso…, o lo parece. ¿Por qué fracasan los matrimonios si se quieren
tanto, si todo parece tan color de rosa, si hay tanto ilusión, si les avisas de
posibles y futuros problemas en la relación y dicen que pueden afrontar con
éxito eso que les dices…?
Los matrimonios fracasan por
causas muy diversas. Cada pareja y cada matrimonio es un mundo. Además, lo que hoy se vive de un modo
determinado, el año siguiente puede ser vivido de otro modo o puede no ser
aguantado por uno de ellos o por ninguno de ellos. Lo que se vive de un modo
determinado aquí (en Tapia de Casariego), pueden vivirlo de un modo muy distinto
en otro lugar. Las personas cambian, los tiempos cambian, los lugares cambian,
y el amor, el cariño, la pasión, lo que une a un hombre y a una mujer dura sólo
un tiempo. Algunos dicen: “No hay por qué
atarse para siempre. Eso no es humano, sino que es inhumano”.
Algunos matrimonios y
relaciones entre un hombre y una mujer fracasan… porque nunca tenían que
haberse casado, porque él o ella, o ambos no ‘valen’ para casados con esa persona o
con ninguna persona.
Otros matrimonios y relaciones
fracasan por no poner ambos los medios para profundizar y crecer juntos en su
mutuo amor.
Ah, es muy importante que, a la primera crisis o grieta entre los esposos,
ambos se pongan manos a la obra para reparar el daño causado. En caso
contrario, una pequeña gotera en el tejado, si no se repara, puede hacer que
éste se venga abajo con toda la casa.
¿Cómo puede un matrimonio
crecer al unísono en su mutuo amor? En eso nos puede ayudar la segunda lectura
que acabamos de escuchar. San Pablo hablaba a los cristianos colosenses, pero yo
voy a referirlo hoy de un modo especial a los esposos: San Pablo da unas pautas
concretas, que, si los matrimonios trataran de seguirlas, muchas rupturas no se
producirían. “Vestíos
de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro […]
Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón […] La palabra de Cristo habite entre vosotros
en toda su riqueza”. Sí, esta última recomendación de
san Pablo es muy importante. Los esposos son seres humanos, limitados y
pecadores. Su matrimonio sólo lo pueden vivir si son ayudados en todo momento
por la Gracia de Dios. Y esta Gracia viene muy especialmente si ambos esposo
procuran vivir la fe y el amor a Dios, tanto individualmente como unidos entre
sí.
Quiero desearos a tod@s,una feliz Navidad,y el Niño que nace,haga que nuestros corazonee hagan sensibles ante el sufrimiento de nuestros hermanos,no importe el color de su piel,ni el país.Y que nuestras voces sean oídas en la distancia,para que no haya tanta discriminación,esclavitud,hambre y
ResponderEliminarguerras injustas.Un abrazo,y Feliz Nochevieja hermanos.
Feliz Navidad ... En esta mañana de Navidad en el gran silencio que siempre desde niña me emociono ...no sé si lo habrán vivido o sentido alguna vez .... Pero los 25 al levantarme en el silencio de la mañana mi corazón se llena de gozo pues siento que ha nacido el Señor .... Y solo en el aire se respira paz
ResponderEliminarEste 25 pensé no lo sentiría pues he estado medio triste pues !como duelen los hijos ! Pero que grande es el amor de sus padres .... Ayer cuando solos veiamis la mesa vacía ..... no hacía falta decirnos nada solo nos tomábamos de la mano con mi esposo y sonreíamos ..... En eso se basa el matrimonio .. En el comprenderse sin palabras ... Amarse respetarse .. Y saber que el amor no es descartable ... Nos unimos ante los ojos de Dios ...! Hace ya 37 años El amor va cambiando con el tiempo pero al ser verdadero crece en compañía .... Paciencia ...tolerancia .... Cariño y respeto entonces así tomados de la manos sabemos que el amor es real .. Sin palabras solo mirándonos .... Y siguiendo el camino ...con fe de la mano de Dios
Creo que DAR es distinto a darSE y en un matrimonio si cada día no se alimenta, no estás pendiente del otro y si sobre todo no se vive en gracia de DIOS, al final hay mucho vacío y fracaso. Las parejas que van al unísono en la fé, rara veces se rompen porque DIOS es el primero y partiendo de esto...NADA FALLA. Enhorabuena a todos los matrimonios que viven así y que DIOS los siga protegiendo hasta el final de sus vidas.
ResponderEliminarYo creo que el matrimonio es una convivencia muy difícil para muchos matrimonios,Como decía en la misa de hoy, D. Andrés ,cuantas veces se pide perdón,también falta el diálogo,el saber perder,en muchos casos casi siempre pierde el mism@. Conozco algún caso,que yo no duraría 1 año con ese marido,y Dios tampoco quiere eso.Que Dios nos bendiga a tod@s,los que tuvimos suerte en nuestros matrimonios y sobre todo a los que no tuvieron tanta suerte.Un abrazo para todos
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