domingo, 14 de julio de 2019

Ntra. Sra. del Carmen


16-7-19                                   NTRA. SRA. DEL CARMEN


Homilía de audio.
Queridos hermanos:

            Celebramos hoy la festividad de la Virgen del Carmen en Tapia de Casariego. La Virgen del Carmen atrae a una gran cantidad de fieles, que vienen a honrarla, a rezar ante ella, a darle gracias por los favores recibidos, a pedir por sus necesidades, a ponerse bajo su manto.

            La devoción a la Virgen del Carmen está extendida por toda la Iglesia Católica, y de modo muy especial aquí, en España. Es rara la iglesia antigua en la que no haya una imagen de la Virgen del Carmen. Tanta era y es la devoción que, incluso en muchas coplas del romancero español, aparece ella. Veamos algunos ejemplos:

            Le dice la madre a su hijo bebé: “Duerme, niño, en la cuna/ duerme, mi dueño/ que la Virgen del Carmen/ vela tu sueño…

Así yo canto/ a la Madre que a mi hijo/ le quiere tanto./ Ya le tengo en la cuna/ y considero,/ qué será de mi niño/ si yo me muero./ ¡Virgen del Carmen!/ ¡Amparadle, si muere su pobre madre!”

Una chica con aspiraciones reza así: “A la Virgen del Carmen/ tres cosas pido:/ salvación y dinero/ y un buen marido”.

Dice la novia: “Si te vas, amor mío,/ a los madriles,/ por la Virgen del Carmen/ que no me olvides”.

Dice el novio: “Te quiero más que a mi vida,/ más que a mi padre y mi madre/ y, si no fuera pecado/ más que a la Virgen del Carmen”.

En el camposanto: “Entré en el cementerio/ a ver mis seres queridos,/ y sobre la tumba velaban/ esa Virgen y su Niño”.

Otras: “A la Virgen del Carmen/ quiero y adoro/ porque saca las almas del purgatorio./ Saca la mía/ que la tengo penando/ de noche y de día./ El que quiera salvarse/ corra al Carmelo/ y el Santo Escapulario/ ponga en su cuello”.

“Yo soñé con una Virgen/ y era Virgen y era Madre,/ y era Reina y era hermosa,/ era la Virgen del Carmen”.

Como se ve por estos textos que acabo de leer, la auténtica devoción y el auténtico amor a la Virgen María, y en este caso a la Virgen del Carmen, no son cosa de un día al año: el 16 de julio, sino que han de ser la devoción y el amor de los 365 días del año y en todas las circunstancias de la vida. En efecto, ante el nacimiento de un hijo, María, como Madre está también velando por ese bebé recién nacido. Cuida a la criatura y ayuda a la madre ante sus dudas, sus miedos, su cansancio, sus agobios, su amor por ese niño.

Ante las aspiraciones de amor de unos jóvenes, la Virgen les acompaña y les guía. Ya conocéis el episodio que me sucedió hace tres años tal día como hoy. Salí temprano, a las 6,30 horas para abrir la iglesia el día del Carmen y ver cómo estaba la alfombra de la puerta. A la vera de la iglesia, al lado del contenedor de ropa de Caritas lloraba desconsolada una chica de unos 17 años. Mal de amores. Había salido por la noche toda compuesta, toda guapa, toda feliz a pasar la noche de fiesta por Tapia con sus amigos, con su chico. Algo pasó con éste, pues lloraba y no había consuelo para ella. Entonces lo veía como la mayor desgracia del mundo. No le podía suceder nada peor. Si hoy le preguntamos, seguramente nos contestaría que aquella desgracia fue una bendición para ella, pues aquel chico no le convenía y, sin embargo, encontró a otro muchísimo mejor y con el que está felicísima.

Ante la muerte de nuestros seres queridos, sabemos que la Virgen del Carmen les sigue cuidando, como hizo en vida. Por eso, ponemos la imagen de ella en el puerto de Tapia ante los nombres de aquellos marineros muertos en la mar. Por eso, detenemos a la Virgen del Carmen en el puerto de Tapia pidiendo por todos los marineros fallecidos y por sus familiares. Por eso, sabemos que ella, como Madre querida, vela por ellos y por todos nosotros, cuando hayamos muerto, para llevarnos todos juntos al Puerto de los Cielos.

La devoción y el amor a la Virgen María, y en especial a la Virgen del Carmen, nos hacen más sencillos, porque ella era sencilla y cercana. Ella trataba con la gente más pobre y con la gente más rica, con los niños y con los ancianos. Y a todos trataba igual. De este modo nos enseña a nosotros cómo hemos de actuar en nuestra vida.

La devoción y el amor a la Virgen del Carmen nos hacen más humildes. Ella no se daba importancia porque era la Madre del Hijo Dios, porque había nacido sin pecado, por ser la Esposa del Espíritu Santo. Así la Virgen del Carmen nos enseña a nosotros que no somos mejor que nadie, ni somos más que nadie. Nos enseña que la humildad es mejor que la soberbia, que el aceptar a los otros como son es mejor que juzgarlos y despreciarlos o criticarlos.

La devoción y el amor a la Virgen del Carmen nos hacen más amantes de su Hijo Jesucristo. ¿Cómo podemos amar a la Madre, si no amamos al Hijo? ¿Cómo podemos orar y rezar a la Madre, si no oramos y rezamos al Hijo, de donde le vienen todas las virtudes a María? María es lo que es, es como es gracias a que su Hijo, Jesucristo, le ha dado todo esto. Así, sabemos que, cuando amamos a la Madre, amamos al Hijo, y, cuando amamos al Hijo, amamos a la Madre. Así, sabemos que, cuando rezamos a la Madre, rezamos al Hijo, y, cuando rezamos al Hijo, rezamos a la Madre.

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