jueves, 21 de junio de 2018

Natividad de san Juan Bautista (B)


24-6-2018                   NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA (B)
Homilía en vídeo
Homilía de audio
Queridos hermanos:
En este día en que celebramos la Natividad de San Juan Bautista me voy a fijar en dos aspectos del evangelio de hoy:
- En unos versículos anteriores al texto que acabamos de escuchar se nos dice que Zacarías, padre de Juan Bautista, se quedó mudo por no dar crédito a las palabras del ángel que le anunció de parte de Dios que su mujer iba a concebir un hijo (“El ángel le dijo: ‘No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan’” [Lc. 1, 13]). Isabel, la mujer de Zacarías, era estéril y también anciana. Zacarías estuvo más de nueve meses mudo y durante este tiempo pudo pensar, orar y recibir la gracia del Espíritu que le ayudó a profundizar en su fe; una fe que era rutinaria, llena de costumbres y sin experiencia real, concreta y cercana de Dios. Conocía a Dios simplemente de oídas. No, no era el mismo Zacarías el que en el templo de Jerusalén dijo al ángel, que le anunció el próximo nacimiento de un hijo engendrado por su mujer estéril y anciana: “¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada” (Lc. 1, 18), que el Zacarías que más de nueve meses después, y ya ante el nacimiento de su hijo, dijo: “Juan es su nombre” (Lc. 1, 63).
Recuerdo una película muy buena o, al menos, a mí me gusta mucho. Se titula ‘Cadena perpetua’. Uno de los actores de color interpreta a un preso que, cuando tenía unos 22 años, asesinó a un hombre. Lo condenaron a cadena perpetua, pero pasados varios años tuvo la oportunidad de solicitar algunos beneficios penitenciarios, por ejemplo, su salida de la cárcel en fines de semana o entre la semana, aunque volviendo a dormir a la cárcel. Se veían en la película varias escenas en las que este preso de color trataba de convencer y engañar a los miembros de la comisión que estudiaban y resolvían su caso: El preso siempre decía que estaba rehabilitado y que no volvería a delinquir, pero se le notaba tan ansioso por salir, incluso empleando para ello la mentira, que era enseguida descubierto, por lo que la respuesta de la comisión invariablemente era negativa. Finalmente, cuando este preso había pasado ya más de 30 años en la cárcel, tuvo otra entrevista con la comisión. Le hicieron las preguntas de rigor para ver si estaba rehabilitado, pero en esta ocasión el preso ya no tenía ningún ansia por salir, y en la entrevista que le hicieron dijo: 'Si Vds. desean saber si estoy rehabilitado, les diré que yo ya no soy aquel joven orgulloso, presuntuoso y agresivo que hace más de 30 años entró en esta cárcel. Siento mucho haber matado a aquel hombre que un día asesiné. Si me preguntan si voy a volver a delinquir, les diré que no lo sé; sólo sé que yo no soy el mismo y que, si no me quieren dejar salir, pues no lo hagan'. La comisión lo escuchó, deliberó y decidió por unanimidad permitir su salida de la cárcel con el sello de REHABILITADO (https://www.youtube.com/watch?v=opVt4BNchZg).
También recuerdo haber leído cómo un hombre vivió muy feliz, pero sin casarse, ni civil ni religiosamente, con una mujer durante muchos años. Tuvieron varios hijos. En varias ocasiones aquella mujer le pidió que se casaran, pero él siempre contestaba que estaban bien así y que no hacía falta ningún rito de matrimonio. Pasado un tiempo la mujer murió de una enfermedad rápida y la enterraron. Después él, destrozado, se puso a ordenar en casa las cosas de ella y encontró que, aquella mujer con la que había tenido hijos y habían compartido varios años de vida, tenía guardado un vestido blanco de novia con la ilusión de un día poder estrenarlo y usarlo, mas no había podido utilizarlo porque él, en su egoísmo, sólo había pensado en sí mismo y no en ella.
De todo esto saco cuatro conclusiones:
1) Sí, Zacarías necesitó más de 9 meses para pensar al modo de Dios.
2) Sí, el preso de color y asesino necesitó más de 30 años para dejar atrás su orgullo, su agresividad, su prepotencia y sus engaños.
3) Al hombre que convivió con aquella mujer le bastó un segundo y ver un vestido blanco para darse cuenta de todo su egoísmo, aunque -eso sí- estuvo ‘ciego’ durante unos cuantos años.
4) TODOS NECESITAMOS NUESTRO TIEMPO PARA CAMBIAR, PARA VER LAS COSAS DE OTRA MANERA.
- Cuando nace el hijo de Zacarías y de Isabel los parientes quieren poner al niño el nombre de su padre Zacarías. Es la costumbre: este niño seguirá transmitiendo el nombre de su padre, de sus antepasados… y su sangre también, pero los padres se niegan, porque saben que aquel niño es hijo de Dios antes que hijo suyo, y lo reconocen al ponerle el nombre de JUAN, que significa “Dios es propicio” o “Dios se ha apiadado”.
Zacarías era un hombre anciano. Isabel era estéril y anciana. Sólo una especial intervención de Dios pudo hacer que aquel niño apareciera en el vientre de Isabel. Estos esposos tuvieron la luz y la humildad suficientes para reconocer que Juan era un regalo de Dios y no obra suya. Toda esta realidad quedó significada en un hecho tan sencillo y a la vez tan profundo como el de poner el nombre de Juan al niño que nació de Dios. Zacarías e Isabel no quisieron apropiarse de alguien que sabían que no les pertenecía, sino que les era entregado por unos años. Ellos lo cuidarían y lo educarían para Dios y para su Santa Voluntad.

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