17-6-2018 DOMINGO XI
TIEMPO ORDINARIO (B)
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Nuestra época, nuestro tiempo es
propicio al pesimismo en todos los niveles, ya que los problemas nos abruman:
¿Qué pasará con lo de Cataluña? ¿Qué hará este nuevo gobierno? ¿Putin, Trump,
Siria, Corea del Norte, falta de expectativa laboral para tantos jóvenes y para
tantas familias, situaciones familiares muy problemáticas…?
Y este pesimismo que nos rodea a nivel
político, social, familiar y personal también se contagia, con frecuencia, en
la Iglesia, en los cristianos: Son pocos los que vienen a Misa, casi ningún
joven; no surgen vocaciones de sacerdotes o religiosas; parece que va a
desaparecer la fe católica; etc. Además, si miramos para nosotros mismos vemos
muchas veces que estamos muy lejos de Dios, que no cumplimos como debiéramos,
rezamos porque sí, hay pecados y defectos que los tenemos durante años y no
somos capaz de superarlos. A veces dudamos si existirá Dios (¿por qué no se nos
muestra con gran poder, y que haga milagros y así todos creerían en Él?). Otras
veces dudamos si habrá algo más allá, si no habrán sido los curas los que han
inventado todo este entramado.
También los primeros discípulos tenían sus
dudas: 1) Se habían juntado a Jesús para medrar (Santiago-Juan, los cuales
querían estar al lado de Jesús, pero… en su trono; Pedro, que no quería que
Jesús muriese, ya que si moría Él, entonces todos los proyectos de Pedro se
derrumbarían y, por eso Jesús tuvo que decirle aquello de ‘apártate de mí,
Satanás. Tú piensas como los hombres y no como Dios’); 2) para lograr su
revolución sangrienta (como Santiago el Menor: zelotes); 3) pero los discípulos
fueron viendo que nada de sus anhelos llegaba, sino que cada vez estaban más
lejos; 4) los familiares tomaron a Jesús por loco; 5) los fariseos dijeron que
Jesús era Satanás; 6) luego Jesús dijo que había que comer su carne y beber su
sangre; 7) y que iba a morir. Entonces,
¿dónde estaba el Reino de Dios, en qué se notaba que había comenzado, dónde
estaban sus fronteras, su bandera, su ejército, sus ministros?
Muchos
de los seguidores de Jesús tenían sus propias pretensiones, que no eran las
mismas que las de Dios: buscaban sólo saciarse de pan, o curarse de sus
enfermedades, o ver un espectáculo a base de milagros. En aquellos tiempos
había muy pocos que siguieran de verdad a Jesús. También hoy hay poca gente que
crea en Jesús de verdad y que intente cumplir de verdad su mensaje.
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Jesús nos dice en el evangelio de hoy
que el Reino de Dios es algo muy pequeño. Su crecimiento es obra de Dios.
Este crecimiento sucede, como en las semillas que se plantan en los campos,
también de noche, sin que sepamos cómo. Tenemos que continuar sin verlo,
guiados por la fe, como se nos dice en la segunda lectura.
Hemos de ver el Reino de Dios, no en
grandes cosas, sino en pequeñas cosas (Jesús no nace en palacio de Herodes,
sino en cuadra; a Jesús sólo lo reconocieron los Reyes Magos y unos pastores
ignorantes, pero no los poderosos ni los sabios de Israel). El Reino de Dios
está en la alegría que Jesús me da para vivir, para creer; en los hombres y
mujeres que, sin grandes aspavientos, fueron fieles a Dios a lo largo de la
historia; en cualquiera de nosotros que abandona su pereza y su egoísmo, y
realiza un acto de servicio a los demás.
El
Reino crece en nosotros, no ahoguemos su semilla. Tengamos paciencia. Esta
historia, que narro a continuación ilustra muy bien la idea que Dios desea
transmitirnos. Se titula esta historia así:
ORACIÓN DE UNA TAZA. ‘AGUANTA UN POCO MAS’
“Se cuenta que en Inglaterra había una pareja que gustaba de visitar las
pequeñas tiendas del centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron
prendados de una hermosa tacita. ‘¿Me permite ver esa taza?’ preguntó la señora,
‘¡nunca he visto nada tan fino!’
En las
manos de la señora, la taza comenzó a contar su historia: ‘Usted debe saber que
yo no siempre he sido la taza que usted está sosteniendo. Hace mucho tiempo yo
era solo un poco de barro. Pero un artesano me tomó entre sus manos y me fue
dando forma. Llegó el momento en que me desesperé y le grité: ¡Por favor... ya
déjeme en paz! Pero mi amo sólo me sonrió y me dijo: «Aguanta un poco más,
todavía no es tiempo»
Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor! Toqué a la
puerta del horno y a través de la ventanilla pude leer los labios de mi amo que
me decían: «Aguanta un poco más, todavía no es tiempo».
Cuando al
fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me había
refrescado, me comenzó a raspar, a lijar. No se cómo no acabó conmigo. Me daba
vueltas, me miraba de arriba a abajo. Por último me aplicó meticulosamente
varias pinturas. Sentía que me ahogaba.
Por favor déjame en paz, le gritaba a mi artesano; pero él sólo me
decía: «Aguanta un poco más, todavía no es tiempo».
Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno,
mucho más caliente que el primero. Ahora si pensé que terminaba con mi vida. Le
rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me
sacara, que si se había vuelto loco. Grité, lloré; pero mi artesano sólo me
decía: «Aguanta un poco más, todavía no es tiempo».
Me
pregunté entonces si había esperanza. Si lograría sobrevivir aquellos tratos y
abandonos. Pero por alguna razón aguanté todo aquello. Fue entonces que se
abrió la puerta y mi artesano me tomó cariñosamente y me llevó a un lugar muy
diferente. Era precioso. Allí todas las tazas eran maravillosas, verdaderas
obras de arte, resplandecían como sólo ocurre en los sueños. No pasó mucho
tiempo cuando descubrí que estaba en una fina tienda y ante mi había un espejo.
Una de esas maravillas era yo. ¡No podía creerlo! ¡Ésa no podía ser yo!
Mi
artesano entonces me dijo: «Yo sé que sufriste al ser moldeada por mis manos,
mira tu hermosa figura. Sé que pasaste terribles calores, pero ahora observa tu
sólida consistencia, sé que sufriste con las raspadas y pulidas, pero mira
ahora la finura de tu presencia. Y la
pintura te provocaba nauseas, pero contempla ahora tu hermosura. Y, ¿si te
hubiera dejado como estabas? ¡Ahora eres una obra terminada! ¡Lo que imaginé
cuando te comencé a formar!»
Querido
hermano que lees. Tú eres una tacita en las manos del mejor alfarero: Dios. Confíate en Sus amorosas manos, aunque
muchas veces no comprendas por qué permite tu sufrimiento”.
Dios
hace en nosotros ese crecimiento de su Reino, y nos pide esa paciencia para
dejar que la semilla crezca a su ritmo, y produzca frutos a su tiempo.
Buenos días .... que bella la historia de la taza .... cuanto nos enseñas .....
ResponderEliminar!! Hoy puedo decir que es un día realmente triste ...(aquí en la argentina se ha legalizado la ley del aborto ......) por todos los que no van a poder nacer ..... por la voluntad de terceros y por la ignorancia de sus madres !!!! Creo que hoy Dios ha perdido un poco la esperanza en los hombres !!!!!.... Han tomado el camino más fácil y criminal ... en lugar de dar educación una gran tristeza siento por ello
Dejo
Unas sabias palabras de la Madre Teresa
“La amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre”, dijo.
La Madre Teresa pidió a las mujeres que, si pensaban abortar a sus hijos, se los dieran a ella: “el mayor regalo que Dios le ha dado a nuestra congregación es luchar contra el aborto mediante la adopción”.
Tenemos que rezar mucho por la humanidad que cada vez es más perversa y cruel ,justificándose se alejan de la palabra d Dios ....
Les envío mi abrazo
Hermosa, muy hermosa la homilía, y la "historia de la tacita".
ResponderEliminarConforme leía, yo me sntía identificada con ella; me daba cuenta de que era, un trozo de barro, nunca mejor dicho; y caí en manos de un Alfarero que tenía un proyecto para mi; hacer algo bello, y atractivo; para ello no escatimó trabajo, y yo me sentí tambien, "manipulada" lijada, raspada, pintada, y en ese horno cuyo calor resulta insoportable; casi ni fuerzas tengo para gritar, mis lágrimas se amontonan pero me inundan en la angustia, porque encuentran un dique que no les permite seguir su curso; me pregunto una y otra vez si ese Artesano "tiene corazón" para dejar que me hunda y pierda la esperanza; sin embargo El sigue su tarea, "parece que sin compasión" porque su mas íntimo deseo es hacer de este barro algo maravilloso que tiene pensado desde hace tiempo y tiempo; algo en lo que pueda recrearse, porque el resultado será esa "tacita" que El pensó.
Señor alfarero" te suplico que tengas compasión de mi! y me concedas Tu gracia para poder "soportar" cada prueba, con la esperanza de verte feliz y satisfecho de Tu obra.
Muchas gracias a D. Andrés, que siempre sabe encontrar el método adecuado para ayudarnos a comprender los proyectos del Señor; que El le bendiga.
Un abrazo a todos
Que homilía tan maravillosa,por que?.Porque es la pura realidad de la vida,¿de que nos quejamos?.Michel le pidió a Dios ayuda pero no se cansó.Os voy a contar una anécdota real.Michel,un día llegó a su casa y le dijo a su abuela,no voy ir a misa,,mi cuello,con bultos,,mi piel destrozada, las burlas,la manera de tratarlos la sociedad.Por más que le pido a Dios, que me ayude,no en todo,pero en algo. Porque Michel cuando le mataron a sus padres,lo adoptó una familia de Guinea 10 años.Como sabéis en Guinea se habla portugués,cuando sus abuelos lo buscaron,llegó a su país que se hablaba francés,y como no aprobaba en la escuela por el idioma,lo machacaban a golpes.Pero Dios hizo el milagro,aquel día que le dijo a su abuela,que no volvía a misa,empezó a reflexionar,y dijo,no puedo hacerle esto a Mi Dios.Y fue a misa,y al acabar la misa se acercó a él,una señora española,habló con él,y le dijo que lo iba a traer a España a curarle la piel,y los bultos en el cuello. Esa señora y D. Andrés luchan,por él.Es el chico,mas educado,bueno,y tímido.Como no creer en Dios,yo ahora estoy llorando,porque son lecciones,que nos renuevan y nos conmueven.Si nuestro corazón no siente algo especial,con estos testimonios,estamos muertos en la fe.Comprendamos,ayudemos,y amemos.Le pido a Dios,para que Michel y muchos chic@s,tengan una oportunidad en la vida.Y que nuestros chicos,las que tienen las valoren,porque tienen de más.Os quiero un abrazo.
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