1-7-2018 DOMINGO XIII TIEMPO
ORDINARIO (B)
Quiero
comentar unas de las últimas palabras de Jesús en el evangelio de hoy: “Talitha qumi (que significa: contigo hablo,
niña, levántate)”.
Hace
pocos días fui a llevar la Comunión a una persona anciana. Siempre que la había
visitado tenía la mente muy despejada y mucho ánimo. Sin embargo, ese día, a
pesar de seguir con la cabeza bastante despejada, estaba muy alicaída y con
pérdida de fuerzas para todo. ¿Qué es lo que siente y experimenta un enfermo
(con cualquier tipo de enfermedad)? ¿Qué es lo que pudo haber sentido aquella
niña, de unos 12 años de edad, cuando veía que la vida se le escapaba por entre
los dedos? ¿Qué es lo que siente cualquier persona cuando experimenta que ha
perdido su trabajo, su empresa, su casa, su familia, su fama…?
Sí,
en tantas ocasiones nosotros somos como Jairo, ese padre al que se le está
muriendo su hija. En tantas ocasiones nosotros somos como esa niña que,
teniendo toda una vida por delante, nos aplastan la enfermedad o los problemas
y no nos dejan vivir ni disfrutar de la vida. En tantas ocasiones nosotros
somos como cualquier persona en el mundo que tienen decenas de problemas y que
no vemos ningún tipo de salida. Por eso, esa niña moribunda y postrada en la
cama… somos nosotros; ese padre, Jairo, destrozado… somos nosotros. Entonces,
clamamos y pedimos ayuda a Dios, y Dios se acerca a nosotros y nos dice: “Talitha qumi (que significa: contigo hablo,
niña, levántate)”.
¿Qué significa ‘Talitha qumi’ para
nosotros? Significa, no simplemente que nos desaparezcan todos los
problemas con un chasquido de dedos, sino que significa que veamos (que Dios nos haga ver) la vida de otra manera,
como aquel anciano que decía que sólo se había quejado una vez en toda su vida:
Cuando era muy joven e iba con los pies descalzos y no tenía dinero para
comprar zapatos. Entonces vio un hombre feliz
que no tenía pies. Y nunca volvió a quejarse. Sí, Jesús nos dice que no nos
andemos quejando por lo que nos falta y no valoremos lo que ya tenemos. LA VIDA
NO ES ESTO O AQUELLO, SINO CÓMO NOS SITUAMOS ANTE ESTO O AQUELLO. Dios nos
dice: ‘Contigo hablo: ¡¡¡Levántate y mira a tu alrededor!!! Mira tu cuerpo,
mira tus ojos, tus pies, tus riñones que funcionan perfectamente, tu piel
tapada para el frío o tu estómago que puede alimentarse, tu cama para
descansar, tu mejilla besada, tu alma llena del amor de Dios… Sí, levántate y
no te hundas porque las cosas no te salen como quieres o como te dicen que
tienen que salir. Mira la vida de otra manera’. Como dice aquel sabio dicho:
las cosas tienen la importancia que tienen, pero sobre todo tienen la
importancia que les demos.
Hace
muchos años la Peste se dirigía a Damasco y pasó velozmente junto a la tienda
del jefe de una caravana del desierto. Éste le preguntó: ‘¿A dónde vas con
tanta prisa?’ ‘A Damasco, a cobrarme un millar de vidas’. De regreso de Damasco
la Peste encontró de nuevo al jefe de la caravana y éste le dijo: ‘¡Ya sé que
te cobraste 50.000 vidas y no mil como habías dicho!’ ‘No, yo sólo me he
cobrado mil vidas. El resto se los ha llevado el Miedo’, respondió la Peste.
Sí, nos dice Dios: ‘Talitha qumi’. Levántate,
no tengas miedo. No estés lleno de complejos, de temores al qué dirán, al qué
pensarán, al se van a reír, a qué me pasará… Jesús te levanta de tu postración,
de tu cama, de tu habitación-refugio, de tu egoísmo, de tu ira, de tu
mediocridad, de tu mal pensar siempre de los demás, del destino…
Dos ángeles que
viajaban pararon a pasar la noche en el hogar de una familia rica.
La familia era grosera y rechazó la estancia de
los ángeles en el cuarto de huéspedes de la mansión.
En su lugar los huéspedes fueron hospedados en un
espacio frío del sótano. Hicieron su cama en el suelo puro;
entonces, el ángel más viejo vio un agujero en la pared y lo
reparó. Cuando el ángel más joven le
preguntó por qué lo hizo, el ángel viejo le contestó: “Las cosas no son siempre
lo que parecen”.
La noche siguiente,
los ángeles se hospedaron en un hogar muy pobre, pero el granjero y su esposa
eran muy hospitalarios. Después de compartir el poco alimento que tenían, los
esposos dejaron dormir a los ángeles en la cama de ellos para que estuvieran
cómodos el resto de la noche. Cuando el sol salió a la mañana siguiente los
ángeles encontraron al granjero y a su esposa llorando desconsolados: su única
vaca, de la cual obtenían dinero por su leche, estaba muerta en el campo.
El ángel joven se
enfureció y le preguntó al ángel viejo por qué permitió que esto sucediera. “El primer hombre tenía todo y le ayudaste
tapando el hueco de su pared; la segunda familia tenía muy poco y estaban
dispuestos a compartir todo y dejaste morir a su única vaca”. “Las cosas no siempre son lo que aparentan”,
le contestó el viejo ángel. “Cuando
permanecíamos en el sótano de la mansión, noté que había oro en ese agujero de
la pared. Puesto que el propietario era tan avaro y poco dispuesto a compartir
su buena fortuna, sellé la pared para que él jamás lo encuentre. Sin embargo,
ayer en la noche cuando nos dormimos en la cama de los granjeros, el ángel de
la muerte vino por su esposa. Y le di la vaca en lugar de ella”.
Efectivamente, “las cosas no son siempre lo que parecen”.
Esto es a veces exactamente lo que sucede cuando las cosas no resultan de la
manera que esperamos. Si tienes fe, necesitas confiar en ese resultado y
ésta será tu única ventaja. Puede ser que no lo sepas hasta tiempo más
adelante.
Piensa esto: Si te es
difícil conseguir dormir esta noche, recuerda a la familia sin hogar que
no tiene ni una cama para dormir.
Si
tienes un mal día en el trabajo, piensa en el hombre que lleva tres meses
buscando trabajo.
Si te desesperas por
lo mal que te ha ido con tu cónyuge, piensa en la persona que nunca ha conocido
el amor.
Si te afliges porque
se acabó ya el fin de semana, piensa en la persona que está trabajando
doce horas al día, siete días a la semana por 50 euros semanales para alimentar
a su familia.
Si tu coche te deja
tirado a unos kilómetros de la ciudad, piensa en el paralítico que amaría
la oportunidad de darse esa caminata.
Si notas un pelo gris
nuevo en el espejo, piensa en el paciente con cáncer que desea tener pelo.
Si te encuentras
perdido en tu vida y preguntándote cuál es tu propósito, sé agradecido.
Hay gente que no vivió lo suficiente para conseguir esa oportunidad.
Pensar de esta manera
es ‘Talitha qumi’. Es levantarse, que no te aplaste el mal humor, el mal
pensar, el pecado, la desidia, la desgana, los múltiples fracasos de tu vida,
la falta de fe, la poca fe, el ambiente hostil a tu alrededor... Sí, Dios nos dice a todos y a cada uno de
nosotros en el día de hoy y cada día de nuestra existencia: ‘Contigo hablo,
levántate’ ‘Talitha qumi’.
Cuanta verdad,contigo hablo levántate. Todos los días nos lo dice a nosotr@s,que tienes?,de que te quejas?.Porque estaba triste,porque no tenía zapatos,hasta que en la calle vi, un hombre que no tenía pies.Y el Señor nos dice,y te das cuenta ahora,con las oportunidades que tuviste en la vida.¿Por qué,tu herman@ no se queja y no tiene pies y está feliz?.Pero no te das cuenta,que hay much@s herman@s nuestr@s,que
ResponderEliminarvienen en pateras y tú,tienes un velero o un yate.
No te das cuenta,que tú,haces las tres comidas reglamentarias al día,y tus herman@s se mueren de hambre.No os dais cuenta que vuestro cristianismo es solo un espejismo en el desierto. El señor no puede juzgarnos a todos por un igual.Pero yo me juzgo a mi misma,y me siento mal.¿Por que realmente que hago Señor,callar y consentir.Hoy estoy así,de esta manera.Espero que mañana cuando salga el sol,al amanecer, vea las cosas de otra manera, ver un nuevo horizonte.Un abrazo.