4-12-2016 2º
DOMINGO ADVIENTO (A)
En
este segundo domingo de Adviento se nos presenta en el Evangelio la figura de Juan Bautista. Él fue quien mejor,
junto con la Virgen María, preparó la venida del Hijo de Dios, de la segunda
persona de la Santísima Trinidad. Fijémonos en él para que nos sirva de modelo
para este Adviento.
Los
judíos acudían de toda Judea a verlo y a escucharlo. Vayamos nosotros también
al río Jordán en donde Juan bautiza y predica. Fijémonos bien en lo que vemos y
oímos, puesto que después tendremos que contarlo a otros.
- ¿Qué vemos? Nos dice el Evangelio que “Juan llevaba un vestido de piel de camello,
con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel
silvestre”. Para seguir a Jesús tal y como Él quiere de nosotros tendríamos
que vivir únicamente con lo necesario, es decir, con austeridad, pero… ¡estamos
llenos de tantos “cacharritos” [1]! Que
si esta prenda debe conjuntar con esta otra, que si a este traje le viene bien
estos complementos, que si hay que probar la comida en este restaurante o hay
que tener en casa esta comida o bebida… Nos llenamos de mil preocupaciones y
necesidades que nos quitan tiempo y energía para lo fundamental. Y hemos de recordar
las palabras de S. Pablo: “teniendo qué
comer o con qué vestirnos, ya nos es suficiente” (1ª Tim. 6, 8). Por lo
tanto, lo primero que hemos de fijarnos
y procurar imitar de Juan Bautista es la austeridad de vida. Sólo el austero
posee la libertad para escuchar al Señor y le será más fácil seguirlo. Sino
recordad al joven rico, el cual no pudo, ni quiso seguir a Jesús, porque tenía
que dejar muchas cosas. A estas alturas de su vida, ¿para qué narices le sirvió
y sirve todo lo que tenía? Muchas veces nos parecemos a los faraones de Egipto,
que amontonaban víveres y joyas para llevárselo a la tumba para después de
muertos. Y cuando se abrieron las tumbas… allí estaba todo, sin usar, salvo las
tumbas que habían sido saqueadas por los ladrones de todos los tiempos[2].
-
Ahora vamos a escuchar lo que nos dice
Juan: “Convertíos, porque está cerca
el Reino de los cielos […] Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”.
La palabra “conversión” es muy rica en significados. Supone un cambio de
mentalidad, de corazón, del centro de nuestras decisiones e implica tres
aspectos: pasado, presente y futuro.
* Pasado. Hay tres errores muy comunes
respecto a posicionarnos con nuestro
pasado: 1) Hacer como que nuestro pasado nunca existió, y negarlo sistemáticamente.
2) Anclarse en el pasado y nunca salir de ahí. 3) Echar la culpa a los otros
(padres, hermanos, compañeros de clase, profesores, jefes, novios/as…) de todo
el mal que nos sucede y de nuestra
situación actual. ¿Cuál ha de ser la
postura correcta ante nuestro pasado? No tengamos miedo de ver nuestros errores
y pecados, nuestra historia y nuestra familia, quizás no tan ideal. Algo nos
dice que no podremos cambiar, que todo seguirá igual, pero no es cierto. Dios
nos enseña a mirar sin acritud ni miedo nuestro pasado y a aceptarlo con paz,
pidiendo perdón por nuestros errores y dando gracias por lo bueno que
encontremos en él.
* Presente. Seamos conscientes que
tenemos la edad que tenemos, la historia, la familia, el trabajo, la jubilación
y la salud o la enfermedad que tenemos, y creer realmente que es posible el
cambio. Para ello hemos de tener la libertad de despojarnos de las cosas que
poseemos y tenemos en nuestras manos, pero más aún de lo que está agarrado a
nuestro corazón; tenemos que hacer un vacío interior para que sólo Dios pueda
llenarlo. Hemos de desear más a Dios que al oro, al euro, a la salud, al éxito
profesional, que a la persona amada. Hemos de desear a Dios más que a todo. Que
Dios sea nuestro centro y que lo ocupe todo, y sólo así las personas que nos
rodean y las cosas que usamos estarán en su justo puesto.
* Futuro. Todo esto que acabamos de decir sólo tiene sentido si es
para recibir al Señor, para que habite en nosotros el Reino de Dios. Dios da
sentido a nuestra existencia.
Un hombre convertido es un hombre distinto.
Se vuelca y se dirige sólo a Dios. Lo otro no le importa. Es un hombre libre
y por eso puede decir, como Juan Bautista, a los ricos e importantes de su
tiempo: “Raza de víboras, ¿quién os ha
enseñado a escapar de la ira inminente? Dad el fruto que pide la conversión”.
-
Sólo el hombre austero, convertido a
Dios y libre, como Juan Bautista, está en la disposición correcta para recibir
a Jesús en este Adviento, en esta Navidad y siempre.
[1] Caso de chico que fue de peregrinación a Santiago de
Compostela en el Año Santo Jacobeo de 1993 y llevaba consigo muchas cosas al
inicio de su caminar, pero las fue dejando (las tuvo que ir dejando), ya que le
pesaban, le estorbaban y le impedían caminar con soltura y comprometían su
llegada a Santiago. Al final de la peregrinación se dio cuenta de una cosa
sorprendente: ¡Con qué poco se puede vivir!
[2] Resulta muy curioso el fenómeno
vivido en estos días del “Black Friday” (‘viernes negro’), que, “aunque nació en Estados Unidos y España se
sumó a la moda hace sólo cuatro años, en nuestro país el viernes negro de
descuentos ya casi se celebra con más ímpetu que en su lugar de origen. Esta jornada se ha
convertido en una especie de Día Mundial del Consumo y ya es el segundo día de más compras
del año, compitiendo con Reyes y por delante de Papá Noel. El furor consumista se
clausurará este lunes con el llamado ‘Cyber Monday’, día
pensado en origen para las rebajas en el comercio online” (El Mundo
26-11-2016).
Doy gracias a Dios porque Vd con sus palabras,claras y sencillas,nos van abriendo el camino para conocer mejor al Señor e intentar vivir como nos muestra el Evangelio,porque tiene razon,nada de lo que acumulamos aqui lo llevamos a la otra vida,a veces hasta nos complican aqui abajo la existencia,gracias
ResponderEliminarBuenos días ...migrarías x guiarnos en estos días yo personalmente en este segundo domingo de aviento pediré a María que su mano me guíe !
ResponderEliminarESPERAR CONTIGO
Que este tiempo de Adviento
seas Tú María
mi mejor compañía.
Acompañarte quiero
en el silencio y la escucha,
de la Voluntad de mi Dios
que quiere reinar en mi vida.
Yo , quiero proponerme esta Navidad,Vivir más intensamente el nacimiento del Salvador.Quiero dejar las cosas que me paralizan,las preocupaciones vanas,ejemplo, lo de las comidas y cenas,parece que no,pero son un lastre.Y encima gastar muchas veces lo que uno no tiene.Si quitásemos todos esos problemas,nuestro camino,estaría mucho más libre y limpio para estás fiestas.Y mirando para los lados si alguién necesita alguna de las cosas que yo voy a ahorrar.Así,que voy ir preparándome,que para eso es el tiempo de Adviento. Un abrazo.
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