28-8-2016 DOMINGO XXII TIEMPO ORDINARIO (C)
Terminamos
hoy con las homilías sobre las obras de misericordia:
5.6.-
Consolar al triste
- Hay un texto precioso del profeta
Isaías, que a mí me lo descubrió un P. dominico (Julio Figar) ya en 1987. Él lo
empleaba mucho y se sentía llamado por Dios a llevarlo a cabo en su vida y de
modo constante. Dice así el texto: “Consolad, consolad a mi pueblo, dice
vuestro Dios. Habladle al corazón” (Is. 40, 1-2).
Jesús es la imagen perfecta del que
consuela. Así es reconocido al inicio de su vida: Él es el “consuelo de Israel” (Lc. 2, 25); Él proclama “bienaventurados a los que lloran, porque ellos serán consolados”
(Mt. 5, 5); Él da coraje a los abrumados por sus pecados (como al paralítico
[Mt. 9, 2[1]])
o por sus enfermedades (como a la mujer que padecía hemorragias [Mt. 9, 22[2]]);
Él ofrece alivio a todos los que están cansados y agobiados (Mt. 11, 28-30[3]).
- Pero, ¿qué significa consolar?
Consolar no significa quitar los problemas o solucionar los problemas de los
demás. Consolar significa sobre todo dar sentido a lo que vivimos y a lo que
experimentamos y dar esperanza.
¿Qué
significa dar sentido a los ‘tristes’? Resumiendo mucho, dar sentido a la vida
y a los acontecimientos de los ‘tristes’ significa aportarles un ‘por qué y un
para qué’ de ello. Es decir, por qué han llegado a esa situación, qué pueden
hacer con ella, si pueden cambiarla o modificarla, cómo pueden asumirla, cómo
pueden aceptar lo que no pueden cambiar…
Entiendo que es importante, a la
hora de dar sentido a la vida y a los acontecimientos que están
pasando-viviendo-experimentando-sufriendo los ‘tristes’, ponerles como un
espejo ante su propia realidad sin maquillársela, ni escondérsela, ni
disimulársela: ‘Tú estás en esta situación por estas actuaciones, palabras, u
omisiones tuyas previas’. Por ejemplo, ¿por qué ha fracasado tu matrimonio? No
solamente hay que echar la culpa al otro, hay que descubrir la parte de culpa
que uno tiene, y asumirlo. Lo mismo se puede decir con los ejemplos de no tener
amistades, de tener deudas, de malas relaciones familiares… Sí, dar sentido a
los ‘tristes’ es ayudarles a mirar de frente su vida, sus errores, sus fallos,
porque, quien no ve su vida como es en realidad, vive en la mentira y en el
autoengaño, y nunca podrá salir de ahí.
Una vez que se ha ayudado a los
‘tristes’ a ver su vida es cuando se puede dar el paso siguiente. ‘Tú eres
éste, tú estás aquí. ¿Puedes salir de ahí? ¡Vamos a intentarlo!’ A partir de
aquí, consolar a los ‘tristes’ es ayudar a estas personas a ir reconstruyendo
sus vidas; no simplemente lo que les rodea, sino a ellos mismos primeramente.
Si ellos no están reconstruidos interiormente, lo que quieran conseguir en lo
que les rodea estará destinado al
fracaso nuevamente. Por ejemplo, si uno fracasó en una relación sentimental y
rompe con su novio/a-pareja, esposo/a…, pero no cambia, cuando empiece otra
relación, si no cambió lo que estaba mal en él, volverá a repetir los mismos
errores y fracasará de nuevo. Por eso, consolar a los ‘tristes’ conlleva el
ayudarles a que puedan cambiar, madurar, mejorar, transformar su personalidad
en algo mejor.
¿Qué significa dar
esperanza a los ‘tristes’? La ESPERANZA nos empuja a actuar, nos ayuda a tomar
decisiones y nos mantiene motivados y en marcha. Las personas con más ESPERANZA sienten menos estrés
ante los obstáculos, se ven más capaces de superarlos y se plantean más metas y
objetivos por alcanzar. Esto hace que sus vidas se enriquezcan y sean más
completas. La falta de ESPERANZA empobrece la vida de las personas, porque
intentan realizar menos cosas y tienen menos experiencias, llevando vidas más
vacías.
La ESPERANZA está formada por varios
componentes: 1) Las metas. Si no tienes ESPERANZA creerás que no vale la pena
intentar nada y no te plantearás ninguna meta, de modo que ni siquiera lo
intentarás. 2) Las rutas. En
segundo lugar, las personas idean los modos de alcanzar dichas metas. Es decir,
las “rutas” que les conducirán hacia sus objetivos. Las personas con niveles
altos de ESPERANZA no solo son más capaces de idear dichas rutas, sino que
también son más capaces de idear rutas alternativas cuando las iniciales
fracasan. En cambio, la falta de ESPERANZA hace que seas menos capaz de pensar
modos de alcanzar tus metas y aumenta la probabilidad de que abandones al menor
obstáculo. La ESPERANZA nos ayuda a perseverar ante los obstáculos. 3)
Confianza en la propia capacidad y en la ayuda de Dios.
5.7.- Rezar a Dios por los vivos y
por los difuntos
- Esta obra de misericordia pone de
relieve la ‘comunión de los santos’ en la Iglesia, tanto de los que peregrinan
aún en la tierra, como de los que ya han fallecido. En efecto, los discípulos de Jesús, “unos
peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; otros, finalmente,
gozan de la gloria, contemplando ‘claramente a Dios mismo, Uno y Trino, tal
como es’; mas todos, en forma y grado diverso, vivimos unidos en una misma
caridad para con Dios y para con el prójimo y cantamos idéntico himno de gloria
a nuestro Dios. Pues todos los que son de Cristo por poseer su Espíritu,
constituyen una misma Iglesia y mutuamente se unen en Él. La unión de los
viadores con los hermanos que se durmieron en la paz de Cristo, de ninguna
manera se interrumpe, antes bien, según la constante fe de la Iglesia, se
robustece con la comunicación de bienes espirituales” (L.G. 49). En esta
comunión de la Iglesia, es decir, de todos los discípulos de Cristo acontece lo
que san Pablo nos decía en su primera carta a los corintios: “¿Un miembro
sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los
demás participan de su alegría” (1 Co. 12, 26).
- Y es en este
contexto en donde surge la oración por los vivos y por los difuntos, lo cual
implica poner a los hermanos bajo la mirada amorosa y providente de Dios. Con
esto no se quiere decir que Dios tiene que hacer necesariamente lo que nosotros
pedimos. No. La oración del cristiano tiene la perspectiva que Jesús nos enseñó
en el Padrenuestro: “Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo” (Mt. 6, 10), o también “Abba –Padre– todo
te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la
tuya” (Mc. 14, 36). Sí, el cristiano que ora no quiere ‘teledirigir’
a Dios. El cristiano confía y acepta la voluntad de Dios, ya que “en esto consiste la confianza que tenemos
en Él: en que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha” (1 Jn. 5,
14).
- Por otro lado,
la biblia nos habla igualmente de la oración por los difuntos basándose en la
fe en la resurrección, ya que “si no
hubiera esperado la resurrección de los caídos, habría sido inútil y ridículo
rezar por los muertos” (2 Mac. 12, 44).
[1] “Jesús dijo al paralítico: ‘Ten confianza, hijo, tus pecados te son
perdonados’”.
[2] “Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: ‘Ten confianza, hija, tu fe
te ha salvado’”.
[3]
“Venid a mí todos los que estáis
afligidos y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad sobre vosotros mi yugo y
aprended de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontraréis
alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.
En la vida siempre hay momentos duros,momentos de tristeza,de soledad,de duda,pero lo más grande es tener a alguien de confianza que te apoye que te escuche,una palabra de aliento,eso lo vale todo.Y sobre todo tener a Jesús muy cerca para contarle alguna pena que tengo hoy.Como no,al padre Andrés y a todos vosotros,porque nos une el mismo Padre.Un abrazo y bendito sea Dios. Dios
ResponderEliminarPdre Andrés :que bien nos ha ido mostrando el significado de las obras de misericordia.Me siento afortunada de poder ir escucharlo domingo a domingo de como se deben de practicar,ahora me queda el reflexionar y pedirle al Señor su ayuda para actuar.La de hoy me gustó mucho, pues el consolar saber hacerlo y tambien que te consuelen en los momentos duros es una bendición .que Dios nos bendiga a todos
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