Acabo de oír las homilías semanales y me apena lo que cuentas de esos jóvenes del Instituto de Cudillero, tanto las blasfemias como las respuestas a las preguntas que como profesor les planteas. Presiento que la pena es compartida por muchos mas que piensan igual que yo. Yo creo que es una forma de llamar la atención, una forma de decirte ¡ei, que existo, que estoy aquí, mírame!. Es como un hacerse notar y no saben otra forma más que la blasfemia y la provocación. No quiero imaginar qué ambiente tendrán en sus casas y qué malos rollos estarán viviendo. No te desanimes y aguanta el tirón pues sólo buscan una mirada. Una mirada serena y conciliadora que no les rete ni les devuelva el agravio,ya verás como antes de Navidad contarás cosas mucho más positivas de esos chavales. Andrés, rezo por ti pero también por esos críos que es lo que son al fin y al cabo, unos pobres chavales.
ResponderEliminarAcabo de oír las homilías semanales y me apena lo que cuentas de esos jóvenes del Instituto de Cudillero, tanto las blasfemias como las respuestas a las preguntas que como profesor les planteas. Presiento que la pena es compartida por muchos mas que piensan igual que yo.
Yo creo que es una forma de llamar la atención, una forma de decirte ¡ei, que existo, que estoy aquí, mírame!. Es como un hacerse notar y no saben otra forma más que la blasfemia y la provocación. No quiero imaginar qué ambiente tendrán en sus casas y qué malos rollos estarán viviendo.
No te desanimes y aguanta el tirón pues sólo buscan una mirada.
Una mirada serena y conciliadora que no les rete ni les devuelva el agravio,ya verás como antes de Navidad contarás cosas mucho más positivas de esos chavales.
Andrés, rezo por ti pero también por esos críos que es lo que son al fin y al cabo, unos pobres chavales.
Un abrazo grande y mucho ánimo.